"Es un tema interno del gobierno norteamericano", expresó el ministro en rueda de prensa en el Palacio de Cobián, sede de los organismos de Interior.
El encargado de la política interna y de seguridad nacional dijo que "toda amistad y vecindad pasa por momentos buenos, momentos malos y momentos en que se tienen que replantear y aclarar cosas".
Navarrete comentó que a ambos países, que comparten una frontera terrestre de más de 3.200 kilómetros, en la cual ya existe una valla a lo largo de más de mil kilómetros de longitud, los unen "lazos muy profundos culturales, comerciales, turísticos, de seguridad hemisférica, y estos lazos todos debemos procurar fortalecerlos".
"Una embajada es mucho más que un edificio desde el que se despliega la actividad diplomática, es un enorme puente de amistad, es el punto de encuentro y espacio para el entendimiento y la cooperación de naciones soberanas", dijo Navarrete en un discurso.
La nueva sede reemplazará al emblemático edificio enclavado en el histórico Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, frente al obelisco coronado con el Ángel de la Independencia, donde ha estado durante más de medio siglo.
Sin embargo Trump ha calificado a los migrantes mexicanos que cruzan la frontera sin papeles como "criminales y violadores".
Para financiar el muro, cuyo costo se estima en unos 18.000 millones de dólares, el presidente estadounidense solicitó un presupuesto para 2019 de "1.600 millones de dólares para construir aproximadamente 65 millas (más de 100 kilómetros) de muro en el sur" del estado de Texas (sur), dice el texto oficial.
Trump insiste en que el Gobierno mexicano page los costos del muro, de alguna forma indirecta, y amenaza que de lo contrario frenará las negociaciones para un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el programa migratorio de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en inglés) que otorga residencia temporal a los llamados "soñadores", inmigrantes que llegaron a EEUU indocumentados siendo menores de edad.