"Cada carnaval tiene su impronta y sirve para rescatar cuestiones del patrimonio del país, más allá de la fiesta, el alcohol y el desenfreno, el carnaval es eso: la liberación, invertir los roles, que las clases sociales se mezclen, por eso me interesa el carnaval callejero, porque ahí son todos iguales", explicó el fotógrafo.
Piotrkowski comenzó a viajar por el mundo a los 18 años; esto lo llevó a querer contarlo en palabras y en imágenes, y así, desde hace más de una década, publica crónicas de viaje y fotografías en diversos medios de Argentina y el exterior y destaca que lo importante de los carnavales es preservar el "patrimonio cultural de los países".
A finales de 2003, decidió irse a vivir al país del carnaval, Brasil, a donde partió con 10 rollos fotográficos y se quedó cinco años.
"Estaba viviendo en un hotel espantoso de mala muerte en la peor rúa (calle) de Lapa, el barrio más bohemio de Río, donde terminaban todos borrachos y fisurados a última hora de la noche y a la mañana te levantabas y había un olor asqueroso, esta es la parte más divertida y a la vez más baja de Río", contó el fotoperiodista.
En aquel momento, si bien había publicado algunas fotos en revistas de viajes, se dedicaba a fotografiar a turistas que realizaban paseos en barco.
"Decidí salir a cubrir el carnaval de rúa, que es lo que más me interesa de los carnavales, la esencia, la calle, en río hay muchos "blocos" (grupos de gente organizada que desfila por los barrios) callejeros que son parte de la identidad carioca del carnaval", cuenta Piotrkowski.
"El sambódromo es mucho más marquetinero y para la televisión, más allá de que el trabajo que realizan las escolas de samba del sambódromo es increíble con músicos y bailarines geniales, el carnaval de rúa es algo más amateur, una cuestión de amigos, vecinos, intelectuales músicos, grupos que se arman más espontáneamente y luego salen todos los años por la ciudad", relató el crónista.
En las calles de Olinda en la danza y la música se mezclan tradiciones de la cultura portuguesa y africana.
En 2007 llegó a Montevideo para fotografiar el desfile de llamadas, una fiesta popular de candombe (ritmo de origen africano) que se realiza todos los febreros en Uruguay y que empieza este jueves en la capital uruguaya.
"Ahí hay un tema complicado, solo una persona que tiene el monopolio de las fotos del Teatro de Verano, la verdad que es rarísimo, porque que un evento tan hermoso como ese no esté abierto a la prensa es muy bizarro, muy raro y no entiendo cómo eso sigue sobreviviendo en un lugar donde el carnaval es tan importante y tan groso como en Montevideo", opinó el fotógrafo.
El norte
En 2009 Piotrkowski llegó a Tilcara y La Quebrada de Humahuaca (norte argentino), uno de los "carnavales más hermosos, auténticos y autóctonos de Argentina" que inicia con el "desentierro del Diablo" que es representado con un muñeco enterrado con el cierre de cada carnaval, al que llaman "Domingo de Tentación".
"En Tilcara hay comparsas barriales que tocan música norteña y van casa por casa donde se sirven tanques enormes de chicha y agua ardiente que hasta que no se termina no pueden salir, estás obligado a tomar sino no podés estar ahí y las comparsas van parando y tocando", relató el cronista.
Salvador
Luego en 2011 visitó el carnaval de Oruro en Bolivia, en donde por una calle muy larga desfilan las comparsas y las agrupaciones carnavaleras andinas, para llegar luego a Panamá, un carnaval de influencia gringa que no le despertó mucho interés.
Piotrkowski es autor del libro "Carnavaleando" publicado en 2015 donde recopila su trabajo sobre los carnavales latinoamericanos.