El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso afirmó en un comunicado que Moscú "mantiene su posición invariable para encontrar una solución en Siria; se basa en mantener la integridad territorial, respetar la soberanía de este país y buscar un acuerdo político a largo plazo".
"El suministro incontrolado del Pentágono de armas modernas a las fuerzas proestadounidenses en el norte de Siria, incluido, según la información disponible, sistemas de misiles antiaéreos portátiles, contribuyó a la rápida escalada de las tensiones en la región y condujo a la operación de las tropas turcas", explicaron desde el Ministerio de Defensa ruso.
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Según fuentes de Kommersant cercanas al Ministerio de Defensa ruso, en esta reunión Rusia estaba interesada en una demarcación clara del área de la operación militar turca. Según uno de los interlocutores del periódico ruso, el Gobierno turco designó a Afrín como "un objetivo último e inalterable", asegurando que su zona no se expandirá, ya que es allí donde las Fuerzas Armadas de Turquía podrán "tomar medidas enérgicas contra los terroristas kurdos".
Otro interlocutor militar de alto rango, que prefirió mantenerse en el anonimato, explicó a Kommersant que la posición rusa hacia las acciones de los militares turcos es una "posición de no interferencia": "Tenemos nuestros propios objetivos y tareas en Siria".
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Con respecto a la visita de los funcionarios turcos a Moscú, que precedió al comienzo de la ofensiva, el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, señaló: "Rusia no necesita oponerse a la operación en Afrín, incluso para evitar incidentes indeseables. Por el contrario, necesitamos coordinar estrechamente nuestras acciones, y especialmente el trabajo de la aviación".
"La operación turca en Afrín podría tener lugar únicamente como resultado de acuerdos con Moscú, especialmente teniendo en cuenta el uso del espacio aéreo sirio por parte de la Fuerza Aérea de Turquía. Para evitar incidentes, fue necesario obtener el consentimiento de Rusia para abrir el cielo", explicó Kirill Semenov, jefe del Centro de Estudios Islámicos del Instituto del Desarrollo Innovador de Rusia.
"Detrás de los kurdos se puede ver a Estados Unidos, mientras que para el presidente Erdogan la operación contra los kurdos es su batalla principal. Al mismo tiempo, las relaciones entre Turquía y Estados Unidos y Occidente en general son cada vez más hostiles. En esta situación, Rusia puede otorgar Afrín a Turquía a cambio de un mayor acercamiento con Ankara y para contar con su apoyo en la celebración del Congreso del Diálogo Nacional sirio", sostuvo Ruslan Pújov, director del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías de Rusia.
Oficialmente, la Operación Rama de Olivo comenzó el 20 de enero a las 17:00 hora de Moscú, pero para entonces, como señalan representantes del Ministerio de Defensa de Rusia a Kommersant, todo el grupo operativo del Centro Ruso para la Reconciliación de las partes beligerantes y la Policía militar rusa ya habían sido trasladados al área de Tell Adzhar "anticipando posibles provocaciones". Sin embargo, el Ministerio "realiza un monitoreo continuo de la zona de operaciones militares con la ayuda de medios técnicos y de inteligencia".
Finalmente, el hecho de que Ankara coordinara la operación con Moscú fue confirmado por el primer ministro turco, Binali Yildirim. "Rusia no tenía objeciones", afirmó en una entrevista televisiva.
Las acciones de Moscú, que prefirió no obstaculizar la ofensiva del Ejército turco, fueron tomadas de manera negativa por los kurdos. "Afrín forma parte de la zona de responsabilidad de Moscú. La luz verde dada a Ankara es un gran error. Rusia debe dejar a Turquía", señaló el representante del Kurdistán sirio en Moscú, Rodi Osman, a Kommersant.
"Rusia cree que es necesaria una solución al problema kurdo para un acuerdo en Siria. Un cierto grado de autonomía para los kurdos es parte del acuerdo sirio de posguerra", sostuvo el experto.
De acuerdo con Trenin, "aquí Moscú está lista, incluso contra los deseos de Ankara y Damasco, de involucrar a los kurdos en las negociaciones. Es importante determinar qué es del interés legítimo de Turquía, y cuáles son las ambiciones excesivas de Ankara y personales del presidente Erdogan".