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El desafío de aprender ruso en una escuela pública de Río de Janeiro

© Sputnik / Joan RoyoEl colegio intercultural Tenente Otavio Pinheiro, la primera escuela pública que imparte clases de lengua y cultura rusa en Brasil
El colegio intercultural Tenente Otavio Pinheiro, la primera escuela pública que imparte clases de lengua y cultura rusa en Brasil - Sputnik Mundo, 1920, 16.06.2025
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A priori, la ciudad de Belford Roxo, en la periferia norte de Río de Janeiro, está en las antípodas de Rusia, pero entre las calles destartaladas de sus barrios reluce un colegio repleto de banderas rusas, matrioskas, osos y soldados bailarines.
Se trata del colegio intercultural Tenente Otavio Pinheiro, la primera escuela pública que imparte clases de lengua y cultura rusa en Brasil.
Esta escuela de educación secundaria, con casi 200 alumnos de 14 a 18 años, está integrada dentro de un proyecto del Gobierno del Estado de Río que forjó alianzas con varios países: aquí, con ayuda pedagógica del Consulado de Rusia en Río de Janeiro, se ha establecido un puntal de la cultura rusa en Brasil, lo que ha convertido al colegio en uno de los más disputados de la zona.
Lo explica a Sputnik su directora, Denize Alves da Silva: "Para un alumno que está aquí que viene de una familia humilde, poder, a través del estudio de la lengua rusa, viajar hacia allá es una gran conquista. Este año creemos que puede que algún alumno use el estudio de la lengua como facilitador para tener esa oportunidad [de estudiar en Rusia]", afirmó.
© Sputnik / Joan RoyoDenize Alves da Silva, directora del colegio intercultural Brasil-Rusia de Belford Roxo
Denize Alves da Silva, directora del colegio intercultural Brasil-Rusia de Belford Roxo - Sputnik Mundo, 1920, 16.06.2025
Denize Alves da Silva, directora del colegio intercultural Brasil-Rusia de Belford Roxo
El colegio está en las afueras de la ciudad, en una barriada tranquila con vistas a la sierra, y no es muy diferente de otros institutos públicos: aulas, comedor y un patio cubierto para jugar al fútbol o baloncesto. Pero al entrar, es posible ver un cartel que da la bienvenida en ruso y en portugués. Es la primera señal de que se trata de una escuela diferente.
El centro tiene las mismas asignaturas que el resto de centros públicos, pero adicionalmente, cada semana los alumnos tienen entre 10 y 15 horas de ruso. Además de las clases presenciales, siempre hay una sesión semanal de videoconferencia con profesores de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos (RUDN), que colabora en este proyecto.
© Sputnik / Joan RoyoProfesoras y algunos alumnos del colegio
Profesoras y algunos alumnos del colegio - Sputnik Mundo, 1920, 16.06.2025
Profesoras y algunos alumnos del colegio

Un idioma diferente

En el día a día, la gran mayoría de horas de clase de ruso las imparte la profesora Luciana Vianna do Nascimento, una brasileña que a través de los libros de Aleksandr Solzhenitsyn y Fiódor Dostoiévski se enamoró de la cultura rusa y decidió dedicarle su vida profesional. Nunca ha pisado Rusia, pero sueña con hacerlo algún día.
Confiesa que, al principio, muchos alumnos se preguntan por qué estudiar ruso, un idioma que no suele estar en los planes de los adolescentes que buscan aprender una segunda lengua. "Yo siempre les digo que para ellos será muy bueno tener un idioma diferente en el currículum. El inglés y el español es algo que todo el mundo tiene", comenta.
© Sputnik / Joan RoyoLuciana Vianna do Nascimento, profesora de ruso
Luciana Vianna do Nascimento, profesora de ruso - Sputnik Mundo, 1920, 16.06.2025
Luciana Vianna do Nascimento, profesora de ruso
Una vez vencidas esas reticencias, el gran problema es el alfabeto: acostumbrarse a un mundo de grafías nuevas no es fácil. Tampoco lo es la falta de material académico en ruso, lo que llevó a Vianna y a otras profesoras a compartir documentos que encuentran en Internet. La RUDN también colabora de vez en cuando enviando material, así como el consulado.
El instituto se financia exclusivamente con fondos públicos del Gobierno del estado de Río, aunque de vez en cuando recibe donaciones del consulado de Rusia. La colaboración de la RUDN también es clave. Hace poco, una representante de la universidad rusa pasó por el colegio para dar una charla a los padres de los alumnos acerca de las posibilidades de que sus hijos estudiaran en Rusia. Para las familias, la mayoría vecinos de Belford Roxo, de baja renta, esta escuela abre un mundo de posibilidades hasta ahora impensable.
La directora del centro cree que el hecho de que se enseñe lengua y cultura rusa ha generado un clima positivo en el instituto. Muchos de sus alumnos acuden aquí porque es el centro que les corresponde en función de su domicilio, pero otros llegan aquí en busca de buenos resultados, como reconoce la directora: "Aquí tenemos bastante éxito en la aprobación de los exámenes de acceso a la universidad, la escuela está muy bien vista en la comunidad escolar", resume.
La profesora Vianna se muestra satisfecha de que con este proyecto el ruso llegue a un perfil de estudiantes que difícilmente tendría acceso: "Algunos idiomas solo están disponibles para personas que solo tienen una determinada posición socioeconómica, porque no son cursos baratos", dice. El problema precisamente es que, por proceder de familias con dificultades económicas, algunos de estos adolescentes no terminan los estudios porque tienen que dedicarse a trabajar para ayudar a sus familias.

Entusiasmo

De momento, alumnas como Yasmine Mendonca, que estudia ruso desde hace tres años, están entusiasmadas: "Es muy interesante, es algo muy diferente de nuestro día a día. Y además es muy difícil que alguien en Brasil sepa hablar ruso. Seguro que nos abrirá muchas puertas, porque destaca", comenta. Lo cuenta junto a una matrioska gigante de cartón piedra situada en la sala donde se realizan las clases de arte y tecnología. La popular figurita rusa es el resultado del trabajo que alumnos del año pasado realizaron para representar a este colegio en el encuentro anual de escuelas interculturales de Río.
La sonriente matrioska de ojos azules es un recordatorio de que la presencia de Rusia en este colegio, a 40 kilómetros del centro de Río, no se da solo en las clases de gramática: la cultura del país impregna también el resto de asignaturas. En la clase de artes, por ejemplo, están pintando acuarelas inspiradas por un libro sobre las iglesias ortodoxas rusas y en la clase de historia, recientemente trataron el tema del Día de la Victoria.
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La profesora de Arte, Marcela Rubert, muestra su proyecto de ilustraciones de iglesias ortodoxas.

Los pasillos del centro están repletos de imágenes históricas de la Gran Guerra Patriótica (donadas hace poco por el consulado) y un grupo de alumnos participó en el desfile del Regimiento Inmortal que tuvo lugar en el Monumento a los Caídos de la Segunda Guerra Mundial, en el centro de Río.
Ahora, las expectativas están puestas en la cumbre de los BRICS que la ciudad acogerá en julio. Los mejores estudiantes de esta escuela tendrán la oportunidad de trabajar como jóvenes aprendices de periodistas.
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