Ajuste récord, control de inflación y Congreso "domado": el primer año de Milei como presidente
Ajuste récord, control de inflación y Congreso "domado": el primer año de Milei como presidente
Sputnik Mundo
El mandatario argentino Javier Milei celebró su primer año de Gobierno con aires triunfalistas, en medio de una frágil situación social. "El principal éxito de... 11.12.2024, Sputnik Mundo
El primer año de Javier Milei en la presidencia insertó a la Argentina en los rieles de una verdadera montaña rusa, política y social. El líder libertario que prometió el "ajuste más grande de la humanidad" y un combate sin cuartel contra la "casta" llegó a su primer aniversario al frente de una gestión atravesada por luces y sombras."El mejor Gobierno de la historia" —tal como lo definió el Ejecutivo en un video publicado en redes— exhibe en su vitrina su principal trofeo alcanzado en los primeros 12 meses de gestión: la reducción de la inflación. El indicador, que cerró el 2023 en el inflamable 211,4% anual, fue reduciéndose paulatinamente: desde el alarmante 25,5% mensual registrado en diciembre —tras la megadevaluación instrumentada por Milei apenas asumió— cayó al 2,5% en octubre último, el valor más bajo en tres años.Con el combate a la inflación como bandera, Milei blandió una verdadera motosierra sobre el gasto público, con sus inevitables consecuencias sociales. Desde su asunción, el Ejecutivo cerró 13 ministerios, despidió a 30.000 empleados públicos y ajustó más del 50% en términos reales los recursos destinados al pago de jubilaciones, educación, ciencia y cultura, carteras que —junto a la parálisis en la obra pública—, absorbieron la mayor parte del ajuste.La contracara está a la vista: cinco millones de personas pasaron a vivir en la pobreza. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), entre el segundo semestre de 2023 y el primero de 2024 el indicador saltó del 41,7% al 52,9%, valor más alto en dos décadas. No obstante, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina precisó que la pobreza en octubre había disminuido levemente hasta el 49,9%.La lectura del escenario halla matices entre los expertos. Consultado por Sputnik, el analista Sebastián Lacunza consideró que "hay que ser prudente con este triunfalismo: estamos ante una clara caída del salario real, de los indicadores económicos y de la actividad. Este es un problema y desafío al Gobierno, porque aún no está clara la sostenibilidad del programa económico".Si bien el capítulo financiero refleja un escenario por demás favorable —con la recuperación de bonos argentinos, la caída del Riesgo País y el derrumbe de la brecha cambiaria (la diferencia entre la cotización del dólar oficial y del paralelo ilegal)—, la economía real aún no ve la luz al final del túnel. Indicadores como el consumo, la industria y la construcción aún continúan por debajo de los valores previos a la asunción de la Administración libertaria.El sueño de la "casta" propiaSi bien el presidente se jactó en sus redes de haber desplegado durante su primer año de mandato una "guerra a todo o nada con la maldita casta", lo cierto es que el Congreso le ha dado un llamativo respaldo. Pese a que La Libertad Avanza llegó al poder con una flagrante debilidad de origen —sin gobernadores provinciales propios, con apenas 37 de los 257 y 7 de los 72 senadores—, pudo ejecutar sus principales iniciativas sin mayores dificultades.Los constantes descalificativos de "ratas" y "corruptos" vertidos sobre los legisladores desde la cúspide del Ejecutivo no impidieron la aprobación de piezas claves de la carta magna libertaria tales como la Ley Ómnibus —con más de 257 artículos— y el Paquete Fiscal —centrado en la consolidación del ajuste draconiano desplegado—, ni el sostenimiento parlamentario del veto presidencial al aumento de las jubilaciones y del presupuesto universitario.Según Marangoni, "Milei revirtió la fragilidad legislativa gracias a su pragmatismo: hay un claro contraste en el discurso antipolítica y la práctica efectiva del oficialismo, que negoció con gobernadores y bloques opositores dialoguistas la aprobación de sus leyes a cambio de fondos para las provincias".El Palacio y la calleDurante el primer semestre de 2024 se hizo tangible un creciente contraste entre el acompañamiento del Congreso —a excepción de la oposición peronista y de la izquierda— y la resistencia vertida por los sindicatos y movimientos estudiantiles frente al ajuste.De este modo, ante la amenaza de cierre de las universidades públicas por la falta de recursos, el país se vio paralizado con la primera Marcha Federal en defensa de la educación pública realizada en abril, que sería replicada en octubre. De igual modo, la Confederación General del Trabajo (CGT) impulsó nada menos que dos huelgas generales en menos de seis meses, constituyendo las medidas de fuerza más tempranamente ejecutadas contra un Gobierno recién asumido.Sin embargo, con el correr del tiempo la tensión en las calles fue cediendo lugar a una llamativa calma frente al ajuste desplegado. Según Lacunza, "Milei acertó con su lectura sobre cuánto aguantaría el ajuste la sociedad. El Gobierno logró apaciguar a los sindicatos sin pagar costo político, a pesar de que hay peores condiciones laborales y menores salarios".En diálogo con Sputnik, el politólogo Pablo Romá destacó que parte de la pasividad se explica por la crisis que atraviesa la oposición encarnada en el peronismo, que aún procesa la derrota electoral del año pasado, tras un Gobierno de Alberto Fernández (2019-2023) criticado incluso por sus propios exfuncionarios.Una diplomacia erráticaSi puertas adentro el Ejecutivo ha avanzado con puño de hierro, no puede decirse lo mismo del frente externo. El primer año de gestión diplomática de la Cancillería libertaria estuvo signado por llamativas idas y vueltas en torno a temas centrales como la relación con los principales socios comerciales del país.El mismo Gobierno que comenzó su gestión rechazando la invitación a formar parte de los BRICS, y que vertió graves descalificativos hacia el presidente chino Xi Jinping de Brasil, —denunciando que "no haría negocios con comunistas"—, terminó cediendo en pos de proteger a su segundo socio comercial, al cual terminó de describir como "muy interesante".Las tensiones bilaterales fueron una constante de la administración Milei en su primer año de mandato. El presidente libertario ha montado conflictos con su par colombiano Gustavo Petro y con el español Pedro Sánchez —quienes retiraron a sus respectivos embajadores en Buenos Aires—, pero también con el expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) y con el venezolano Nicolás Maduro.El desgaste del Ministerio de Relaciones Exteriores se cobró el puesto de su titular, Diana Mondino, quien en noviembre fue reemplazada por Gerardo Werthein, otrora embajador en Washington. Según Romá, "los vaivenes en política exterior explican la renuncia de la canciller". "Hay una política internacional demasiado errática, donde solo se busca polarizar con enemigos ficticios. La marcha atrás respecto a los dichos de China refleja la debilidad de esta posición", agregó el analista.Sin embargo, el derrotero de la retórica diplomática libertaria ha tenido un insoslayable común denominador: el acérrimo alineamiento detrás de Estados Unidos e Israel. "No cabe duda de que Milei está absolutamente alineado detrás de Washington y Tel Aviv, y que eso responde más a una cuestión ideológica del presidente que a los intereses del país", destacó Romá.
El mandatario argentino Javier Milei celebró su primer año de Gobierno con aires triunfalistas, en medio de una frágil situación social. "El principal éxito de Milei es el control de la inflación, sin importar el costo", dijo a Sputnik el analista Gustavo Marangoni. "La fragmentación opositora explica el avance del oficialismo", agregó.
El primer año de Javier Milei en la presidencia insertó a la Argentina en los rieles de una verdadera montaña rusa, política y social. El líder libertario que prometió el "ajuste más grande de la humanidad" y un combate sin cuartel contra la "casta" llegó a su primer aniversario al frente de una gestión atravesada por luces y sombras.
"El mejor Gobierno de la historia" —tal como lo definió el Ejecutivo en un video publicado en redes— exhibe en su vitrina su principal trofeo alcanzado en los primeros 12 meses de gestión: la reducción de la inflación. El indicador, que cerró el 2023 en el inflamable 211,4% anual, fue reduciéndose paulatinamente: desde el alarmante 25,5% mensual registrado en diciembre —tras la megadevaluación instrumentada por Milei apenas asumió— cayó al 2,5% en octubre último, el valor más bajo en tres años.
Con el combate a la inflación como bandera, Milei blandió una verdadera motosierra sobre el gasto público, con sus inevitables consecuencias sociales. Desde su asunción, el Ejecutivo cerró 13 ministerios, despidió a 30.000 empleados públicos y ajustó más del 50% en términos reales los recursos destinados al pago de jubilaciones, educación, ciencia y cultura, carteras que —junto a la parálisis en la obra pública—, absorbieron la mayor parte del ajuste.
La contracara está a la vista: cinco millones de personas pasaron a vivir en la pobreza. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), entre el segundo semestre de 2023 y el primero de 2024 el indicador saltó del 41,7% al 52,9%, valor más alto en dos décadas. No obstante, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina precisó que la pobreza en octubre había disminuido levemente hasta el 49,9%.
"El principal éxito del Gobierno es el control de la inflación. Este ha sido un problema muy angustiante en los últimos años, y Milei lo plantea como el principal enemigo a combatir sin importar el costo social, claramente absorbido por los sectores más vulnerables y los trabajadores", dijo a Sputnik el politólogo Gustavo Marangoni.
La lectura del escenario halla matices entre los expertos. Consultado por Sputnik, el analista Sebastián Lacunza consideró que "hay que ser prudente con este triunfalismo: estamos ante una clara caída del salario real, de los indicadores económicos y de la actividad. Este es un problema y desafío al Gobierno, porque aún no está clara la sostenibilidad del programa económico".
Si bien el capítulo financiero refleja un escenario por demás favorable —con la recuperación de bonos argentinos, la caída del Riesgo País y el derrumbe de la brecha cambiaria (la diferencia entre la cotización del dólar oficial y del paralelo ilegal)—, la economía real aún no ve la luz al final del túnel. Indicadores como el consumo, la industria y la construcción aún continúan por debajo de los valores previos a la asunción de la Administración libertaria.
Si bien el presidente se jactó en sus redes de haber desplegado durante su primer año de mandato una "guerra a todo o nada con la maldita casta", lo cierto es que el Congreso le ha dado un llamativo respaldo. Pese a que La Libertad Avanza llegó al poder con una flagrante debilidad de origen —sin gobernadores provinciales propios, con apenas 37 de los 257 y 7 de los 72 senadores—, pudo ejecutar sus principales iniciativas sin mayores dificultades.
Los constantes descalificativos de "ratas" y "corruptos" vertidos sobre los legisladores desde la cúspide del Ejecutivo no impidieron la aprobación de piezas claves de la carta magna libertaria tales como la Ley Ómnibus —con más de 257 artículos— y el Paquete Fiscal —centrado en la consolidación del ajuste draconiano desplegado—, ni el sostenimiento parlamentario del veto presidencial al aumento de las jubilaciones y del presupuesto universitario.
Según Marangoni, "Milei revirtió la fragilidad legislativa gracias a su pragmatismo: hay un claro contraste en el discurso antipolítica y la práctica efectiva del oficialismo, que negoció con gobernadores y bloques opositores dialoguistas la aprobación de sus leyes a cambio de fondos para las provincias".
"Milei descubrió que había una necesidad de ejercer la jefatura en un Gobierno casi sin resortes parlamentarios: logró revertir la debilidad de origen compensándola con un fortalecimiento del Poder Ejecutivo. El presidente asumió de espaldas al Congreso, pero rápidamente descubrió la necesidad de negociación, sin ceder en la retórica anti casta", remarcó el consultor.
Durante el primer semestre de 2024 se hizo tangible un creciente contraste entre el acompañamiento del Congreso —a excepción de la oposición peronista y de la izquierda— y la resistencia vertida por los sindicatos y movimientos estudiantiles frente al ajuste.
De este modo, ante la amenaza de cierre de las universidades públicas por la falta de recursos, el país se vio paralizado con la primera Marcha Federal en defensa de la educación pública realizada en abril, que sería replicada en octubre. De igual modo, la Confederación General del Trabajo (CGT) impulsó nada menos que dos huelgas generales en menos de seis meses, constituyendo las medidas de fuerza más tempranamente ejecutadas contra un Gobierno recién asumido.
Sin embargo, con el correr del tiempo la tensión en las calles fue cediendo lugar a una llamativa calma frente al ajuste desplegado. Según Lacunza, "Milei acertó con su lectura sobre cuánto aguantaría el ajuste la sociedad. El Gobierno logró apaciguar a los sindicatos sin pagar costo político, a pesar de que hay peores condiciones laborales y menores salarios".
En diálogo con Sputnik, el politólogo Pablo Romá destacó que parte de la pasividad se explica por la crisis que atraviesa la oposición encarnada en el peronismo, que aún procesa la derrota electoral del año pasado, tras un Gobierno de Alberto Fernández (2019-2023) criticado incluso por sus propios exfuncionarios.
"La fragmentación política en la oposición explica el avance del oficialismo. Esa crisis puertas adentro del peronismo es un factor indispensable para entender el estado de gracia del Gobierno", agregó Marangoni.
Si puertas adentro el Ejecutivo ha avanzado con puño de hierro, no puede decirse lo mismo del frente externo. El primer año de gestión diplomática de la Cancillería libertaria estuvo signado por llamativas idas y vueltas en torno a temas centrales como la relación con los principales socios comerciales del país.
El mismo Gobierno que comenzó su gestión rechazando la invitación a formar parte de los BRICS, y que vertió graves descalificativos hacia el presidente chino Xi Jinping de Brasil, —denunciando que "no haría negocios con comunistas"—, terminó cediendo en pos de proteger a su segundo socio comercial, al cual terminó de describir como "muy interesante".
Las tensiones bilaterales fueron una constante de la administración Milei en su primer año de mandato. El presidente libertario ha montado conflictos con su par colombiano Gustavo Petro y con el español Pedro Sánchez —quienes retiraron a sus respectivos embajadores en Buenos Aires—, pero también con el expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) y con el venezolano Nicolás Maduro.
El desgaste del Ministerio de Relaciones Exteriores se cobró el puesto de su titular, Diana Mondino, quien en noviembre fue reemplazada por Gerardo Werthein, otrora embajador en Washington. Según Romá, "los vaivenes en política exterior explican la renuncia de la canciller". "Hay una política internacional demasiado errática, donde solo se busca polarizar con enemigos ficticios. La marcha atrás respecto a los dichos de China refleja la debilidad de esta posición", agregó el analista.
Sin embargo, el derrotero de la retórica diplomática libertaria ha tenido un insoslayable común denominador: el acérrimo alineamiento detrás de Estados Unidos e Israel. "No cabe duda de que Milei está absolutamente alineado detrás de Washington y Tel Aviv, y que eso responde más a una cuestión ideológica del presidente que a los intereses del país", destacó Romá.
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