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"Tourists go home": el turismo en España no crece tanto, pero sigue siendo masivo y causa problemas
"Tourists go home": el turismo en España no crece tanto, pero sigue siendo masivo y causa problemas
Sputnik Mundo
La principal industria del país sigue mostrando una gran fortaleza, si bien ralentiza su crecimiento debido a la bajada de la demanda española. La... 18.07.2024, Sputnik Mundo
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La marcha del motor de la economía española continúa mostrando cifras récord. La novedad es que ya no muestra signos de aceleración como en los dos años precedentes. Aunque hay una afluencia de turistas extranjeros cada vez mayor, la demanda española, por el contrario, se frena."El PIB turístico ralentiza sus ritmos interanuales de crecimiento real hasta el +7,4% en este segundo trimestre de 2024, desde el +9,1% del primer trimestre, tendencia que los empresarios turísticos esperan se intensifique en verano", apunta en su informe de perspectivas turísticas Exceltur, la patronal del sector turístico que engloba a cadenas hoteleras y empresas de transporte de pasajeros. En comparación al mismo periodo de 2023, se consigna el aumento (+12,8%) de la demanda extranjera, calificada de "principal impulsor" de la actividad turística en España. Por contra, la demanda nacional experimenta una "notable desaceleración", pues apenas crece un +0,4%.Aunque el gasto medio por día de cada turista en España alcanzó los 262 euros, es un índice que cabe matizar, pues el consumo de los turistas nacionales apenas crece un 5,9% al tiempo que el de los foráneos lo hace un 19,5%. Tal diferencia se explica por la subida de precios y el mayor poder adquisitivo de los visitantes extranjeros, que, al soportar mejor la inflación, contribuyen decisivamente a establecer ese gasto medio por día de 262 euros.En otras palabras, llegan más turistas a España y gastan más, pero no sucede otro tanto con los españoles. Por otra parte, de acuerdo con los últimos datos disponibles publicados por el Instituto Nacional Estadística (INE), el Índice de Precios Hoteleros creció en mayo un 8,1% en tasa anual. El costo medio por habitación ocupada fue de 111,7 euros al día, un 9,2% más que el mismo mes del año anterior.Por mercados, se destaca la recuperación del turismo alemán (+15,8% en valor interanual) y del británico (+8,2%), con más de 2,6 millones de pernoctaciones más entre los dos. Porcentualmente, EEUU (+20,3%) y en particular China (80,2%) protagonizan los mayores incrementos.Un caballo de Troya en el modeloLa proliferación de viviendas de uso turístico, añade presión sobre los destinos, luego de haberse alojado en ellos un 24% más de turistas respecto al mismo periodo del año anterior y representar un tercio de las pernoctaciones totales.Este tipo de alojamiento se torna cada vez más problemático, una vez superado el parón que produjo la pandemia. Su impacto económico es menor, dado que el gasto diario medio por día de sus usuarios asciende solo a 152,5 euros, una cifra inferior a la que producen los turistas alojados en hoteles. Además, las viviendas turísticas tensionan muchos destinos, pues contribuyen poderosamente a su masificación y a la gentrificación de barrios enteros."El piso turístico no crea riqueza, no ofrece trabajo, es otro tipo de negocio. Y el hecho de que represente una oferta al margen de la regulación, no estructurada, es muy arriesgado", explica Tomás Mazón, profesor de Sociología del turismo en la Universidad de Alicante, que en conversación con Sputnik añade que la falta de un control sobre la identidad de los usuarios crea también potenciales problemas de seguridad "y situaciones de impunidad".A su juicio, el desfase entre la demanda "altísima" de alojamientos turísticos y la oferta insuficiente a precios moderados propicia que surjan soluciones "paralelas", una alternativa cuyas consecuencias provocan cambios en la estructura del turismo.Por otra parte, este docente universitario pone en cuestión la contabilización oficial de las cifras del número de turistas en España, que califica de "estadísticas poco fiables" de la que hacen uso los políticos para "satisfacer sus discursos" sobre la gran afluencia de visitantes."No son tantos como dicen. ¿Cómo se puede contabilizar que un madrileño venga a un apartamento en Alicante? Si yo voy con mis alumnos de fin de semana a Madrid y nos alojamos los 25 la primera noche en un hotel caro y la segunda en un hotel más barato, para las estadísticas somos 50, pero seguimos siendo 25", argumenta.Convivencia y trasladosLos cambios operados por la turistificación y gentrificación en determinados barrios de Madrid o Barcelona son plausibles desde hace años. El mercado inmobiliario se tensa y desplaza a los propios residentes, al no haber oferta de vivienda de uso cotidiano.El comercio de proximidad desaparece progresivamente e incluso la demografía de sus residentes se modifica (cada vez hay menos niños). Y la convivencia en los propios edificios, entre inquilinos y visitantes, incluso explota."Yo terminé por cambiarme de casa, no hizo falta que viniese un fondo de inversión amenazando con comprar el edificio entero para hacer viviendas turísticas, lo cual todavía puede suceder", cuenta a Sputnik Mercedes M. Sanz, propietaria de una vivienda en el madrileño barrio de Las Letras, donde las pescaderías, carnicerías e incluso ferreterías han ido desapareciendo a la par que surgían bazares y tiendas de souvenirs."En mi edificio, de cuatro plantas, solo había tres pisos turísticos, pero uno lo tenía enfrente de mi puerta. Cada día te encontrabas con personas diferentes en la escalera, porque no hay ascensor. Da un poco de miedo en el fondo, sobre todo por la noche, no digamos si eres mujer. Y los fines de semana el ruido está garantizado. Hay vecinos que no lo soportan. Y una no se atreve a quejarse ante desconocidos, la verdad", cuenta esta inquilina, que heredó el piso de sus padres y, al final, decidió "pasarse al enemigo".El caso de esta inquilina es sintomático. El fenómeno de la vivienda turística expulsa a los vecinos de los centros urbanos, que quedan reducidos al área de despliegue exclusivo de turistas. Además, se da la circunstancia de que las personas que se mudan lo hacen a zonas alejadas del centro, incluso a suburbios y ciudades dormitorio, donde las rentas medias y bajas distinguen a la población residente.Volumen económico y protestasLa dimensión del sector turístico en España es tan grande (casi un 14% del PIB), que no es probable que la ralentización de su ritmo de crecimiento erosione gravemente su estructura ni que se ejecuten planes para mitigar su dependencia. Simplemente, es imposible cambiar el principal motor económico de regiones enteras. En las islas Baleares, por ejemplo, el turismo supone hasta el 5% del PIB del archipiélago (según datos de 2022).Es un dilema. La masificación del turismo genera PIB y problemas, y es difícil disociar ambos elementos. Así lo cree el economista Santiago Niño-Becerra. "¿Se está dispuesto a renunciar a esa cantidad de PIB y, en su caso, se cuentan con herramientas y vías para generar ese PIB a través de otros procesos?", se pregunta en la red X. Es decir, combatir la masificación entraña en realidad renunciar a un bocado demasiado apetecible."El modelo lleva funcionando muchísimo tiempo y va a seguir funcionando", cree Mazón al respecto. Más allá de los vaivenes observados en su desarrollo, opina, lo que hay es una ciudadanía "más experta" y menos dada a consentir los "excesos" de un desarrollo turístico sin planificar. No obstante, este tipo de disfunciones y tensiones pueden provocar que, al final, el modelo "se vaya a pique".Aparte de manifestaciones, los actos de protestas suelen incluir el señalamiento de las viviendas turísticas e incluso de los propios turistas, a quienes en Barcelona se ha llegado a intimidar con pistolas de agua. Incluso aparecen pintadas en la vía pública: "Tourists go home". En las islas Canarias la legislación ya ha endurecido el acceso a este tipo de alojamiento, que el Ayuntamiento de la capital catalana incluso prohibirá: eliminará 10.000 pisos turísticos en el plazo de cinco años.A la pregunta de qué hará en el hipotético caso de que algún día Madrid secunde prohibiciones semejantes, Sanz lo tiene claro: "Entonces pondré mi piso en alquiler normal, a largo plazo", contesta sin dudar. "No lo hice antes porque en 2019 los precios de los alquileres no estaban tan disparados como ahora y como vivienda turística me rentaba más, yo tenía que mirar también por mis gastos, pero ahora la situación sería diferente", añade.Pero no todos los destinos adolecen de los problemas que generan estas viviendas. "En Alicante todavía no se ha llegado al umbral que molesta, porque aquí tenemos la playa de San Juan", asegura Mazón, que explica que en esa línea de costa de arena fina y 6,2 km de longitud solo hay unas 300 plazas hoteleras. "Pero hay alojamiento para casi 80.000 personas en apartamentos"en una zona donde la población residente fija es muy poca", concluye.
https://noticiaslatam.lat/20240420/cifras-record-pero-de-masificacion-y-protestas-es-sostenible-el-modelo-turistico-espanol-1149860647.html
https://noticiaslatam.lat/20240405/el-turismo-estadounidense-en-mexico-levanta-ampulas-en-ciertos-sectores-por-su-logica-colonialista-1149515685.html
https://noticiaslatam.lat/20240617/el-trastorno-bipolar-de-la-economia-espanola-lider-de-la-eurozona-en-crecimiento-y-en-pobreza-1155485392.html
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La marcha del motor de la economía española continúa mostrando cifras récord. La novedad es que ya no muestra signos de aceleración como en los dos años precedentes. Aunque hay una afluencia de turistas extranjeros cada vez mayor, la demanda española, por el contrario, se frena.
"El PIB turístico ralentiza sus ritmos interanuales de crecimiento real hasta el +7,4% en este segundo trimestre de 2024, desde el +9,1% del primer trimestre, tendencia que los empresarios turísticos esperan se intensifique en verano", apunta en su
informe de perspectivas turísticas
Exceltur, la patronal del sector turístico que engloba a cadenas hoteleras y empresas de transporte de pasajeros.
En comparación al mismo periodo de 2023, se consigna el aumento (+12,8%) de la demanda extranjera, calificada de "principal impulsor" de la actividad turística en España. Por contra, la demanda nacional experimenta una "notable desaceleración", pues apenas crece un +0,4%.
Aunque el gasto medio por día de cada turista en España alcanzó los
262 euros, es un índice que cabe matizar, pues el consumo de los turistas nacionales apenas crece un 5,9% al tiempo que el de los foráneos lo hace un 19,5%. Tal diferencia se explica
por la subida de precios y el mayor poder adquisitivo de los visitantes extranjeros, que, al soportar mejor la inflación, contribuyen decisivamente a establecer ese gasto medio por día de 262 euros.
En otras palabras, llegan más turistas a España y gastan más, pero no sucede otro tanto con los españoles. Por otra parte, de acuerdo con los últimos
datos disponibles publicados por el Instituto Nacional Estadística (INE), el Índice de Precios Hoteleros creció en mayo un 8,1% en tasa anual. El costo medio por habitación ocupada fue de 111,7 euros al día, un 9,2% más que el mismo mes del año anterior.
Según la estadística oficial de Turespaña, 85 millones de turistas visitaron España en 2023 y efectuaron un gasto total de 108.662 millones de euros (1.362 euros por viajero). Su estancia en hoteles se cuantificó en 17,9 millones de pernoctaciones.
Por mercados, se destaca la recuperación del turismo alemán (+15,8% en valor interanual) y del británico (+8,2%), con más de 2,6 millones de pernoctaciones más entre los dos. Porcentualmente, EEUU (+20,3%) y
en particular China (80,2%) protagonizan los mayores incrementos.
Un caballo de Troya en el modelo
La proliferación de viviendas de uso turístico, añade presión sobre los destinos, luego de haberse alojado en ellos un 24% más de turistas respecto al mismo periodo del año anterior y representar un tercio de las pernoctaciones totales.
Este tipo de alojamiento se torna cada vez más problemático, una vez superado
el parón que produjo la pandemia. Su impacto económico es menor, dado que el gasto diario medio por día de sus usuarios asciende
solo a 152,5 euros, una cifra inferior a la que producen los turistas alojados en hoteles. Además, las viviendas turísticas tensionan muchos destinos, pues contribuyen poderosamente a su masificación y a la gentrificación de barrios enteros.
"El piso turístico no crea riqueza, no ofrece trabajo, es otro tipo de negocio. Y el hecho de que represente una oferta al margen de la regulación, no estructurada, es muy arriesgado", explica Tomás Mazón, profesor de Sociología del turismo en la Universidad de Alicante, que en conversación con Sputnik añade que la falta de un control sobre la identidad de los usuarios crea también potenciales problemas de seguridad "y situaciones de impunidad".
A su juicio, el desfase entre la demanda "altísima" de alojamientos turísticos y la oferta insuficiente a precios moderados propicia que surjan soluciones "paralelas", una alternativa cuyas consecuencias provocan cambios en la estructura del turismo.
"Porque todo entra dentro en un bucle que al final se vuelve en contra de los intereses de la ciudadanía. Surgen alojamientos turísticos incontrolados, llegan turistas que solo pernoctan, no hacen uso del comercio local. Esto expulsa al turista más pudiente de esos lugares, que desaparece", asegura Mazón.
Por otra parte, este docente universitario pone en cuestión la contabilización oficial de las cifras del número de turistas en España, que califica de "estadísticas poco fiables" de la que hacen uso los políticos para "satisfacer sus discursos" sobre la
gran afluencia de visitantes.
"No son tantos como dicen. ¿Cómo se puede contabilizar que un madrileño venga a un apartamento en Alicante? Si yo voy con mis alumnos de fin de semana a Madrid y nos alojamos los 25 la primera noche en un hotel caro y la segunda en un hotel más barato, para las estadísticas somos 50, pero seguimos siendo 25", argumenta.
Los cambios operados por la turistificación y gentrificación en determinados barrios de Madrid o Barcelona son plausibles desde hace años. El mercado inmobiliario se tensa y desplaza a los propios residentes,
al no haber oferta de vivienda de uso cotidiano.
El comercio de proximidad desaparece progresivamente e incluso la demografía de sus residentes se modifica (cada vez hay menos niños). Y la convivencia en los propios edificios, entre inquilinos y visitantes, incluso explota.
"Yo terminé por cambiarme de casa, no hizo falta que viniese un fondo de inversión amenazando con comprar el edificio entero para hacer viviendas turísticas, lo cual todavía puede suceder", cuenta a Sputnik Mercedes M. Sanz, propietaria de una vivienda en el madrileño barrio de Las Letras, donde las pescaderías, carnicerías e incluso ferreterías han ido desapareciendo a la par que surgían bazares y tiendas de souvenirs.
"En mi edificio, de cuatro plantas, solo había tres pisos turísticos, pero uno lo tenía enfrente de mi puerta. Cada día te encontrabas con personas diferentes en la escalera, porque no hay ascensor. Da un poco de miedo en el fondo, sobre todo por la noche, no digamos si eres mujer. Y los fines de semana el ruido está garantizado. Hay vecinos que no lo soportan. Y una no se atreve a quejarse ante desconocidos, la verdad", cuenta esta inquilina, que heredó el piso de sus padres y, al final, decidió "pasarse al enemigo".
"Lo admito. En 2019, antes de la pandemia, puse mi piso en alquiler como vivienda turística y con esa renta voy pagando la hipoteca del que me compré, de obra nueva, en el Ensanche de Vallecas. Estoy lejos del centro, pero la casa es nueva y tiene garaje y piscina comunitaria, que ahora me da la vida. Porque eso es otra, en el centro de Madrid te achicharras de calor de junio a septiembre", afirma.
El caso de esta inquilina es
sintomático. El fenómeno de la vivienda turística expulsa a los vecinos de los centros urbanos, que quedan reducidos al área de
despliegue exclusivo de turistas. Además, se da la circunstancia de que las personas que se mudan lo hacen a zonas alejadas del centro, incluso a suburbios y ciudades dormitorio, donde las rentas medias y bajas distinguen a la población residente.
Volumen económico y protestas
La dimensión del sector turístico en España es tan grande (casi un 14% del PIB), que no es probable que la ralentización de su ritmo de crecimiento erosione gravemente su estructura ni que se ejecuten planes para mitigar su dependencia. Simplemente, es imposible cambiar el principal motor económico de regiones enteras. En las islas Baleares, por ejemplo, el turismo supone hasta el 5% del PIB del archipiélago (según datos de 2022).
Es un dilema. La masificación del turismo genera PIB y problemas, y es difícil disociar ambos elementos. Así lo cree el economista Santiago Niño-Becerra. "¿Se está dispuesto a renunciar a esa cantidad de PIB y, en su caso, se cuentan con herramientas y vías para generar ese PIB a través de otros procesos?", se pregunta en la red X. Es decir, combatir la masificación entraña en realidad renunciar a un bocado demasiado apetecible.
"El modelo lleva funcionando muchísimo tiempo y va a seguir funcionando", cree Mazón al respecto. Más allá de los vaivenes observados en su desarrollo, opina, lo que hay es una ciudadanía "más experta" y menos dada a consentir los "excesos" de un desarrollo turístico sin planificar. No obstante, este tipo de disfunciones y tensiones pueden provocar que, al final, el modelo "se vaya a pique".
"La ciudadanía en algunos puntos es más exigente y ya no tolera lo que en otros momentos se venía haciendo de forma impune", explica, en alusión a las recurrentes acciones de protesta contra "ciertos tipos de desarrollo turístico", como el turismo de masas y los pisos turísticos en lugares como Barcelona, Málaga o las islas Canarias.
Aparte de manifestaciones, los actos de protestas suelen incluir el señalamiento de las viviendas turísticas e incluso de los propios turistas, a quienes en Barcelona se ha llegado a intimidar con pistolas de agua. Incluso aparecen pintadas en la vía pública: "Tourists go home". En las islas Canarias la legislación ya ha endurecido el acceso a este tipo de alojamiento, que el Ayuntamiento de la capital catalana incluso prohibirá: eliminará 10.000 pisos turísticos en el plazo de cinco años.
A la pregunta de qué hará en el hipotético caso de que algún día Madrid secunde prohibiciones semejantes, Sanz lo tiene claro: "Entonces pondré mi piso en alquiler normal, a largo plazo", contesta sin dudar. "No lo hice antes porque en 2019 los precios de los alquileres no estaban
tan disparados como ahora y como vivienda turística me rentaba más, yo tenía que mirar también por mis gastos, pero ahora la situación sería diferente", añade.
Pero no todos los destinos adolecen de los problemas que generan estas viviendas. "En Alicante todavía no se ha llegado al umbral que molesta, porque aquí tenemos la playa de San Juan", asegura Mazón, que explica que en esa línea de costa de arena fina y 6,2 km de longitud solo hay unas 300 plazas hoteleras. "Pero hay alojamiento para casi 80.000 personas en apartamentos"en una zona donde la población residente fija es muy poca", concluye.
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