"No entienden el sector nuclear": los riesgos de que Argentina privatice sus centrales nucleares
23:33 GMT 02.05.2024 (actualizado: 06:34 GMT 03.05.2024)
© Foto : Gentileza CNEAComplejo Nuclear Atucha
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Entre las privatizaciones promovidas por el Gobierno de Javier Milei está Nucleoeléctrica, una empresa estatal que gestiona las tres centrales nucleares del país. En diálogo con Sputnik, el experto Eduardo Gigante aseguró que la privatización es "ideológica" y que puede afectar la estrategia energética del país en un momento clave en el mundo.
La denominada ley bases del Gobierno de Javier Milei habilita la privatización total de empresas públicas como Aerolíneas Argentinas o la energética Enarsa, entre otras, pero también abre la puerta a privatizaciones parciales en varias compañías públicas, entre ellas una que inquieta a los expertos del sector: Nucleoeléctrica Argentina, encargada de gestionar las plantas nucleares del país.
La compañía, conocida por la sigla NASA, fue creada en 1994 y, si bien funciona como una sociedad anónima, todas sus acciones se distribuyen entre el Ministerio de Economía (79%), la Comisión Nacional de Energía Atómica (20%) y Enarsa (1%). El objetivo principal de la empresa es gestionar las tres centrales de energía nuclear que funcionan en el país: Atucha I, Atucha II y Embalse.
Si bien el Gobierno argentino buscaba habilitar su privatización total, las negociaciones con legisladores para asegurar la aprobación del proyecto modificó el texto, habilitando ahora una privatización parcial de la empresa. La nueva redacción de la Ley Bases establece, entonces, que se podrían vender acciones a privados "debiendo el Estado Nacional mantener el control o la participación mayoritaria en el capital social".
Pero, aun con una privatización parcial, allegados al sector de la energía nuclear advierten sobre que la introducción de privados en un sector tan sensible puede repercutir en la política energética de Argentina, en un contexto clave para el desarrollo de esa área.
"Sin dudas se trata de una de las empresas más importantes dentro de la estrategia de Argentina, más que nada en esta época de transición energética. Estamos en un mundo que está buscando energía por todos lados y que sea lo menos contaminante posible y, dentro de esas opciones, se encuentra la energía nuclear", destacó, en diálogo con Sputnik, el ingeniero y experto en energía Eduardo Gigante.
Para el especialista, en ese contexto se vuelve fundamental que el Estado argentino tenga "un pensamiento nacional sobre qué hacer con las centrales nucleares y cómo operarlas".
Gigante enfatizó que la decisión del Gobierno de Milei de privatizar la empresa solo puede explicarse como "una cuestión absolutamente dogmática e ideológica", ya que la empresa no padece problemas financieros y "no está perdiendo plata". De hecho, el analista consignó que la empresa invirtió recientemente unos 500 millones de dólares en obras que permitirán extender al menos 20 años más la vida útil de la central Atucha I, que acaba de cumplir 50 años de vida.
El experto mencionó que no solo el Gobierno no hizo un análisis financiero de Nucleoeléctrica sino que estaba decidido a privatizarla desde el inicio de la gestión, cuando ordenó que la compañía saliera de la órbita de la Secretaría de Energía para depender directamente del Ministerio de Economía. "Te das cuenta de que la cuestión no pasa por la soberanía energética sino por una cuestión económica", advirtió.
¿Quién toma las decisiones?
Para Gigante, la principal preocupación detrás de la privatización está en sobre quién recaerán las próximas decisiones estratégicas sobre energía nuclear en Argentina y en la operativa de las tres centrales nucleares en funcionamiento.
El experto celebró que el Gobierno haya accedido a que la privatización sea parcial y no total, pero recordó que, de aprobarse la Ley Bases, dará al presidente Milei "facultades extraordinarias" que, en la práctica, podrían retrotraer la situación a una privatización total.
Pero, además, la presencia de uno o varios accionistas privados podría modificar decisiones estratégicas como los proveedores de las centrales nucleares. Actualmente, Nucleoeléctrica abastece a sus plantas a partir de otras dos empresas estatales argentinas, Dioxitec y Conuar, que proveen el combustible nuclear necesario para la generación eléctrica.
"Puede ser que la participación privada cambie la estrategia y se decida comprar el combustible nuclear a otro país. Entonces no solo perjudicas a la estrategia energética sino también a toda la cadena de valor y se terminan eliminando desarrollos propios que se hicieron en el país", subrayó Gigante.
Para el analista, algo similar está sucediendo con los reactores CAREM-25 y RA-10, cuyas obras se mantienen paralizadas debido al recorte en la inversión pública, dejando más de un centenar de trabajadores desocupados y truncando proyectos de relevancia internacional que habían sido desarrollados por científicos argentinos.
Encontrar un socio privado no será sencillo
Gigante enfatizó que gran parte del problema está en que en el Gobierno de Milei "no entienden el sector nuclear y tampoco les interesa entenderlo", por lo que el oficialismo no valora la importancia de la generación propia de energía nuclear en el contexto actual. Asimismo, consideró que el Gobierno desconoce que en los países centrales, la generación de energía nuclear suele estar concentrada en manos estatales debido a su importancia estratégica y de seguridad.
"No comprenden hacia dónde se está dirigiendo el mundo en materia energética. Todos los países centrales están pensando en la energía nuclear como una respuesta para poder generar energía eléctrica sin emisión de gases de efecto invernadero y muchos de estos países tienen organismos estatales que gestionan estas cosas", explicó.
Para Gigante, la propia naturaleza del sector puede hacer que para el Estado argentino sea muy difícil encontrar un socio privado para Nucleoeléctrica. En ese sentido, el experto apuntó que el sector nuclear cuenta con "regulaciones muy fuertes por cuestiones de seguridad que hacen que sea bastante complejo ingresar al sector".
El analista aseguró que, por lo pronto, no existen empresas de América Latina capaces de participar de un proyecto de este estilo y puso en duda el interés de otras compañías de energía nuclear de tamaño internacional.
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