Ganadores del concurso fotográfico Wildlife Photographer of the Year People's Choice Award 2023
El ganador absoluto del concurso, basado en los resultados de la votación en línea, fue el fotógrafo aficionado del Reino Unido Nima Sarikhani con su foto Cama de hielo, en la que captó a un joven oso polar durmiendo sobre un iceberg a la deriva cerca del archipiélago noruego de Svalbard.
Poco antes de medianoche, el joven macho trepó a un pequeño iceberg y, con sus fuertes garras, lo arañó para hacerse una cama antes de dormirse.
En esta imagen Aurora Jellies del fotógrafo noruego Audun Rikardsen, las medusas luna parecen admirar la aurora boreal mientras nadan en las frías aguas de un fiordo noruego.
Protegiendo su equipo en una carcasa estanca fabricada por él mismo, Audun utilizó una sola exposición, así como su propio sistema para ajustar el enfoque y la apertura durante la exposición. Esto le permitió captar el reflejo de los colores del cielo en la superficie del agua y, al mismo tiempo, iluminar las medusas con flashes.
La fotografía Paternidad compartida del fotógrafo keniano Mark Boyd, que muestra a una pareja de leonas con uno de sus cinco cachorros, fue tomada en la reserva de Masái Mara, en el suroeste de Kenia.
La noche anterior habían salido a cazar, dejando a los cachorros escondidos entre densos arbustos. Al regresar de su misión infructuosa, llamaron a los cachorros a la pradera abierta. Las hembras crían a sus cachorros como si fueran suyos, compartiendo las tareas de crianza. Aquí el joven estaba claramente disfrutando del momento de afecto y atención.
En la imagen Murmuración de estorninos, del fotógrafo germano-rumano Daniel Dencescu, un enorme número de estorninos sobrevuela Roma formando la silueta de un pájaro gigante.
La obra La tortuga feliz, del fotógrafo israelí Tzahi Finkelstein, capta un momento de coexistencia pacífica entre una tortuga y una libélula en el valle israelí de Jezreel.
Tzahi sacaba fotos de aves costeras cuando vio una tortuga de estanque balcánica caminando por aguas poco profundas. Al principio no le interesó y siguió observando las aves. No fue hasta que una libélula pasó volando por delante de su objetivo en dirección a la tortuga que cambió su enfoque. La libélula se posó inesperadamente en el hocico de la tortuga, pero en lugar de comerse al insecto, la tortuga pareció experimentar placer por la interacción, ya que compartieron un momento de coexistencia pacífica en medio de las turbias aguas del pantano.
