El subsidio a los combustibles no deja de drenar las arcas bolivianas: ¿es hora de parar?
El subsidio a los combustibles no deja de drenar las arcas bolivianas: ¿es hora de parar?
Sputnik Mundo
El Estado plurinacional gastó más de 3.000 millones de dólares en importar carburantes y destinó otros 1.800 millones para subvencionarlos. Ante la caída de... 09.01.2024, Sputnik Mundo
A pesar de que el país sudamericano posee gas y petróleo, no tiene la capacidad suficiente para refinar la cantidad necesaria de combustible para atender a la demanda interna. Por eso cada año el Gobierno boliviano debe importar carburantes.En 2022, el Gobierno gastó 3.000 millones de dólares para la importación de combustibles; esa cifra habría sido superada en 2023, al tiempo que el presupuesto 2024 prevé una cifra cercana a los 3.600 millones de la divisa estadounidense para ese propósito.A ello se suma la subvención de los combustibles que dispone el Poder Ejecutivo. El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, indicó que durante 2023 se gastó el equivalente a 1.838 millones de dólares para que la población boliviana acceda a gasolina y diésel a precios bajos.Desde hace más de 10 años, el litro de gasolina se mantiene en Bolivia a 3,74 pesos bolivianos, unos 54 centavos de dólar. Es el segundo precio más bajo de Sudamérica, solamente superado por Venezuela (0,035 centavos de dólar).Jorge Gutiérrez es presidente de la Cámara de Transporte de Oruro, que aglutina a camioneros quienes permanentemente viajan por los países de la región. En consonancia con varios legisladores y gobernadores del oficialismo, evaluó que se deben analizar alternativas para dejar atrás este costoso subsidio.El 26 de diciembre de 2010, el Gobierno de Evo Morales (2006-2019) había anunciado que se quitaban los subsidios a los carburantes, por lo cual el precio de la gasolina aumentó en un 82%, lo que se denominó como el gasolinazo. Al día siguiente, todo el país estaba parado: las principales carreteras bloqueadas y manifestaciones en todas las ciudades. El presidente Morales tuvo que dar marcha atrás con la medida.En la actualidad, la cifra destinada a la subvención de hidrocarburos es una cantidad más que significativa, si se considera que las actuales reservas internacionales netas llegan a los 1.709 millones de dólares, según oficializó el Banco Central de Bolivia (BCB)."En las arcas del Estado boliviano ya no hay dinero. Entonces nomás la ciudadanía tiene que entender [que es difícil seguir subvencionando los combustibles], como ya se dieron cuenta muchos sectores sociales", agregó el representante del sector transportista.Gutiérrez consideró asimismo que esta política de ayuda económica no sirve porque gran parte de los combustibles se va del país por contrabando, como reconoció Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB)."La demanda de volúmenes de diésel y gasolina se incrementó esta gestión en comparación a la anterior y esto se debe al contrabando, robo y temas políticos de boicot contra el Gobierno nacional", afirmó YPFB a través de un comunicado en diciembre pasado, luego de varios días de falta de combustible que provocaron largas filas ante las estaciones de servicio de todo el país.Para el dirigente de los transportistas internacionales, "la subvención no está siendo bien aplicada en nuestro país. El combustible se va de contrabando, también es consumido por los autos indocumentados [ingresados irregularmente a Bolivia], que no aportan nada al Estado, porque no están ni registrados", dijo.Y sostuvo: "Me atrevo a decir que un 40% de los carburantes se van por ese lado".Más de lo calculadoEl Ministerio de Economía informó que en 2023 se gastaron Bs. 12.678 millones, un 65,8% más de lo proyectado en el Presupuesto General del Estado. En dólares serían 1.838 millones. Más de los 1.700 millones abonados en 2022.Sin embargo, en el presupuesto 2024 la cifra prevista es menor: Bs. 9.803 millones, unos 1.406 millones de dólares.El Gobierno de Luis Arce tiene en marcha tres plantas productoras de biocombustibles. Cuando puedan proveer al mercado boliviano, finalmente disminuirían las importaciones de carburantes.La primera de estas plantas, en Santa Cruz (este), se pondrá en funcionamiento a partir de marzo, ya que las obras que demanda su ejecución alcanzaron un avance del 80%, según comunicó a la prensa el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina. Cuando las tres plantas entren en funcionamiento se proyecta una producción de "12.000 barriles de biodiésel", indicó.Asimismo, YPFB informó que en 2024 invertirá 400 millones de dólares en la exploración de nuevos pozos petroleros. En 2014, la producción petrolera llegaba a 63.000 barriles por día. Para 2023, la cifra se redujo a 33.000 barriles, según datos oficiales.En cuanto al gas, en 2014 Bolivia extraía 60 millones de metros cúbicos diarios, pero en 2023 alcanza a 40 millones de metros cúbicos diarios.Por su parte, en conferencia de prensa, el ministro Montenegro justificó que en 2024 seguirán los subsidios: "El Gobierno nacional siempre prioriza la política social y, a pesar de todos los problemas internos y externos, la política social sigue vigente".Defendió la subvención a los combustibles, los alimentos, así como la política de bonos reflejada en el Juana Azurduy, el Juancito Pinto y la Renta Dignidad.
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El subsidio a los combustibles no deja de drenar las arcas bolivianas: ¿es hora de parar?
El Estado plurinacional gastó más de 3.000 millones de dólares en importar carburantes y destinó otros 1.800 millones para subvencionarlos. Ante la caída de reservas internacionales netas, ¿cómo saldrá el presidente Luis Arce de esta encrucijada en 2024?
A pesar de que el país sudamericano posee gas y petróleo, no tiene la capacidad suficiente para refinar la cantidad necesaria de combustible para atender a la demanda interna. Por eso cada año el Gobierno boliviano debe importar carburantes.
En 2022, el Gobierno gastó3.000 millones de dólares para la importación de combustibles; esa cifra habría sido superada en 2023, al tiempo que el presupuesto 2024 prevé una cifra cercana a los 3.600 millones de la divisa estadounidense para ese propósito.
A ello se suma la subvención de los combustibles que dispone el Poder Ejecutivo. El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, indicó que durante 2023 se gastó el equivalente a 1.838 millones de dólares para que la población boliviana acceda a gasolina y diésel a precios bajos.
Desde hace más de 10 años, el litro de gasolina se mantiene en Bolivia a 3,74 pesos bolivianos, unos 54 centavos de dólar. Es el segundo precio más bajo de Sudamérica, solamente superado por Venezuela (0,035 centavos de dólar).
Jorge Gutiérrez es presidente de la Cámara de Transporte de Oruro, que aglutina a camioneros quienes permanentemente viajan por los países de la región. En consonancia con varios legisladores y gobernadores del oficialismo, evaluó que se deben analizar alternativas para dejar atrás este costoso subsidio.
"Hemos propuesto al Gobierno nacional que se quite la subvención paulatinamente, no totalmente de la noche a la mañana", como se hizo en el recordado "gasolinazo" de 2010, relató Gutiérrez a Sputnik.
El 26 de diciembre de 2010, el Gobierno de Evo Morales (2006-2019) había anunciado que se quitaban los subsidios a los carburantes, por lo cual el precio de la gasolina aumentó en un 82%, lo que se denominó como el gasolinazo. Al día siguiente, todo el país estaba parado: las principales carreteras bloqueadas y manifestaciones en todas las ciudades. El presidente Morales tuvo que dar marcha atrás con la medida.
"En las arcas del Estado boliviano ya no hay dinero. Entonces nomás la ciudadanía tiene que entender [que es difícil seguir subvencionando los combustibles], como ya se dieron cuenta muchos sectores sociales", agregó el representante del sector transportista.
Gutiérrez consideró asimismo que esta política de ayuda económica no sirve porque gran parte de los combustibles se va del país por contrabando, como reconoció Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB).
"La demanda de volúmenes de diésel y gasolina se incrementó esta gestión en comparación a la anterior y esto se debe al contrabando, robo y temas políticos de boicot contra el Gobierno nacional", afirmó YPFB a través de un comunicado en diciembre pasado, luego de varios días de falta de combustible que provocaron largas filas ante las estaciones de servicio de todo el país.
Para el dirigente de los transportistas internacionales, "la subvención no está siendo bien aplicada en nuestro país. El combustible se va de contrabando, también es consumido por los autos indocumentados [ingresados irregularmente a Bolivia], que no aportan nada al Estado, porque no están ni registrados", dijo.
Y sostuvo: "Me atrevo a decir que un 40% de los carburantes se van por ese lado".
Más de lo calculado
El Ministerio de Economía informó que en 2023 se gastaron Bs. 12.678 millones, un 65,8% más de lo proyectado en el Presupuesto General del Estado. En dólares serían 1.838 millones. Más de los 1.700 millones abonados en 2022.
Sin embargo, en el presupuesto 2024 la cifra prevista es menor: Bs. 9.803 millones, unos 1.406 millones de dólares.
La primera de estas plantas, en Santa Cruz (este), se pondrá en funcionamiento a partir de marzo, ya que las obras que demanda su ejecución alcanzaron un avance del 80%, según comunicó a la prensa el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina. Cuando las tres plantas entren en funcionamiento se proyecta una producción de "12.000 barriles de biodiésel", indicó.
Asimismo, YPFB informó que en 2024 invertirá 400 millones de dólares en la exploración de nuevos pozos petroleros. En 2014, la producción petrolera llegaba a 63.000 barriles por día. Para 2023, la cifra se redujo a 33.000 barriles, según datos oficiales.
En cuanto al gas, en 2014 Bolivia extraía 60 millones de metros cúbicos diarios, pero en 2023 alcanza a 40 millones de metros cúbicos diarios.
Por su parte, en conferencia de prensa, el ministro Montenegro justificó que en 2024 seguirán los subsidios: "El Gobierno nacional siempre prioriza la política social y, a pesar de todos los problemas internos y externos, la política social sigue vigente".
Defendió la subvención a los combustibles, los alimentos, así como la política de bonos reflejada en el Juana Azurduy, el Juancito Pinto y la Renta Dignidad.
Para el ministro, este apoyo "ha sido importante. Le ha permitido al sector productivo y a las familias tener la seguridad de que en 2023 los precios no se dispararían, como ha ocurrido en otras economías" de la región.
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