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Los implicados en los disturbios del 8 de enero en Brasil "vivían en una realidad paralela"
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Los actos antidemocráticos de Brasilia, de los que este 8 de enero se cumple un año, han minado la base de apoyo más radical del exmandatario del país, Jair... 08.01.2024, Sputnik Mundo
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El ataque a la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia cumple un año este 8 de enero. Hace exactamente 12 meses, la población brasileña vio como una multitud descontenta con el resultado de las elecciones presidenciales invadía y destruía los edificios del Palacio de Planalto, del Supremo Tribunal Federal (STF) y del Congreso Nacional.El episodio marcó la historia del país. Las imágenes de los partidarios del expresidente Jair Bolsonaro destruyendo símbolos de la República fueron noticia en Brasil y en todo el mundo. Las mismas llevaron a reflexionar sobre la importancia de la democracia y el trabajo de las instituciones democráticas para evitar nuevos actos de violencia como este.El último informe del STF sobre el caso indicó que al día siguiente de las invasiones, 1.927 personas que estaban acampadas frente a cuarteles en Brasilia fueron enviadas a prisión, 775 de las cuales quedaron luego en libertad. Entre el 11 y el 17 de enero se celebraron 1.397 audiencias de custodia, que dieron lugar a la puesta en libertad provisional con medidas cautelares de 459 personas y a la conversión de 938 casos flagrantes en prisión preventiva.En la actualidad, 66 personas implicadas en los hechos siguen en prisión preventiva, acusadas de delitos como asociación ilícita, abolición violenta del Estado democrático de derecho, intento de golpe de Estado y daños contra el patrimonio. Del total, 33 han sido procesados como autores de los delitos cometidos —dos de los cuales han sido trasladados a hospitales psiquiátricos—, 25 siguen en prisión a la espera de que concluyan las investigaciones —investigados por financiar o incitar a los delitos cometidos—, y ocho ya han sido condenados.Varios expertos hacen un balance de lo ocurrido un año después de los actos de depredación y analizan el impacto que el episodio tuvo, y aún puede tener, en la política brasileña, tanto en los partidos de oposición como en la coyuntura.El coordinador del curso de Ciencias Políticas de la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE) Ernani Carvalho afirmó al respecto a Sputnik que el primer gran impacto que el 8 de enero trajo a la política fue la concentración de fuerzas en torno al presidente Luiz Inacio Lula da Silva."Si echamos la vista atrás, a los resultados electorales (...) nos damos cuenta de que el resultado de las elecciones fue un país extremadamente dividido. La victoria [de Lula] fue por un porcentaje muy pequeño. Y justo después de los atentados perpetrados el 8 de enero en Brasilia, con toda aquella destrucción, destrucción de bienes públicos, vandalismo, invasiones, esto creó un clima favorable para unir a las fuerzas que, en cierto sentido, frenaban el apoyo al Gobierno", explica el politólogo.Carvalho recuerda que los presidentes de las cámaras legislativas, así como todo el poder judicial, se posicionaron inmediatamente contra los ataques, al igual que los gobernadores que apoyaron a Bolsonaro en las elecciones de 2022."Incluso el propio expresidente Bolsonaro se ha posicionado en contra de los ataques, aunque un poco tarde", comenta.¿Qué pasa con la CPI del 8 de enero?En cuanto a los resultados presentados por la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) creada para investigar los actos de vandalismo en Brasilia, Carvalho considera poco probable que el trabajo de la comisión evolucione en el sentido de presentar instrumentos jurídicos capaces de culpar a los principales responsables, ya sean individuos o instituciones. Según sus palabras, esto se debe a la forma en que se llevan a cabo estos organismos en el país.Para el politólogo, el STF ha hecho un trabajo más estructurado "no solo desde el punto de vista de actuar como una institución que, de alguna manera, salvaguardó el proceso democrático, sino también al culpar, procesar y encarcelar a varios de los participantes en los disturbios del 8 de enero".La desconexión con la realidad alimentó a los extremistasCarvalho también señala que los incidentes del 8 de enero arrojan luz sobre la desconexión de ciertos grupos con la realidad, una tendencia que, en sus palabras, comenzó años antes de que Bolsonaro llegara al poder y que tuvo en las redes sociales una de sus principales herramientas."Estos grupos radicales se han ido autoaislando en el ámbito del propio proceso democrático brasileño, desde la redemocratización. Si lo pensamos bien, los radicales que estaban en la izquierda acabaron aislándose en partidos más pequeños, y se convirtieron en personas casi insignificantes desde el punto de vista de la viabilidad pública y política de sus visiones. Ahora, en el caso de la derecha, lo que vimos fue lo contrario", explica Carvalho.El analista cree que son grupos alimentados y retroalimentados por diversos segmentos de la derecha. "Así que es ese grupo el que ha ido creciendo, creando una realidad paralela. Si observan de cerca a estos grupos, hubo una inmersión en las discusiones [en las redes sociales], los grupos que movilizaban a esta extrema derecha, y pueden ver claramente que es una realidad completamente distorsionada, completamente por debajo de la racionalidad mínima que una persona puede tener de la realidad", añade.¿Qué papel desempeñaron las redes sociales?El doctor y máster en sociología y derecho, abogado penalista y profesor de práctica jurídica en la Universidad Federal Fluminense (UFF) Fernando Henrique Cardoso, preguntado sobre si el uso de las redes sociales hizo posible los atentados del 8 de enero, recuerda el escenario vivido en el país diez años antes, en 2013, cuando salieron a la calle las protestas contra el Gobierno de la exmandataria brasileña Dilma Rousseff.En sus palabras, en aquel momento, muchos de los que salieron a la calle se enteraron de las protestas a través de las redes sociales."Creo que hay algo hoy, desde hace un tiempo, por lo menos, que es incluso previo a la toma de decisiones y pasa precisamente por nuestra relación con las redes sociales, con el tipo de subjetividad con la que nos bombardean todos los días y construimos, en esta doble vía, precisamente con estos dispositivos", indica.El experto subraya la necesidad de desarrollar un debate sobre la regulación de las redes y afirma que las grandes tecnológicas están ahora "esencialmente dominando el mundo", por lo que no se puede permitir que los movimientos tengan lugar dentro de estas plataformas "sin ninguna regulación, o al menos sin pensar en la regulación". "Cualquiera que quiera convertir este debate [sobre la regulación] en un debate sobre la libertad de expresión solo está tratando de cubrirse con una cortina de humo", concluye el experto.
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Los implicados en los disturbios del 8 de enero en Brasil "vivían en una realidad paralela"
Los actos antidemocráticos de Brasilia, de los que este 8 de enero se cumple un año, han minado la base de apoyo más radical del exmandatario del país, Jair Bolsonaro, formada por grupos que vivían una "realidad paralela" y que fueron reprendidos por el propio expresidente, afirman a Sputnik varios expertos.
El ataque a la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia
cumple un año este 8 de enero. Hace exactamente 12 meses, la población brasileña vio como una multitud descontenta con el resultado de
las elecciones presidenciales invadía y
destruía los edificios del Palacio de Planalto, del Supremo Tribunal Federal (STF) y del Congreso Nacional.
El episodio marcó la historia del país. Las imágenes de los partidarios del expresidente Jair Bolsonaro destruyendo símbolos de la República fueron noticia en Brasil y en todo el mundo. Las mismas llevaron a reflexionar sobre la importancia de la democracia y el trabajo de las instituciones democráticas para evitar nuevos actos de violencia como este.
El último informe del STF sobre el caso indicó que al día siguiente de las invasiones, 1.927 personas que estaban acampadas frente a cuarteles en Brasilia fueron enviadas a prisión, 775 de las cuales quedaron luego en libertad. Entre el 11 y el 17 de enero se celebraron 1.397 audiencias de custodia, que dieron lugar a la puesta en libertad provisional con medidas cautelares de 459 personas y a la conversión de 938 casos flagrantes en prisión preventiva.
En la actualidad, 66 personas implicadas en los hechos siguen en prisión preventiva, acusadas de delitos como asociación ilícita, abolición violenta del Estado democrático de derecho, intento de golpe de Estado y daños contra el patrimonio. Del total, 33 han sido procesados como autores de los delitos cometidos —dos de los cuales han sido trasladados a hospitales psiquiátricos—, 25 siguen en prisión a la espera de que concluyan las investigaciones —investigados por financiar o incitar a los delitos cometidos—, y ocho ya han sido condenados.
Varios expertos hacen un balance de lo ocurrido un año después de los actos de depredación y analizan el impacto que el episodio tuvo, y aún puede tener, en la política brasileña, tanto en los partidos de oposición como en la coyuntura.
27 de diciembre 2023, 22:00 GMT
El coordinador del curso de Ciencias Políticas de la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE) Ernani Carvalho afirmó al respecto a Sputnik que el primer gran impacto que el 8 de enero trajo a la política fue la concentración de fuerzas en torno al presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
"Si echamos la vista atrás, a los resultados electorales (...) nos damos cuenta de que el resultado de las elecciones fue un país extremadamente dividido. La victoria [de Lula] fue por un porcentaje muy pequeño. Y justo después de los atentados perpetrados el 8 de enero en Brasilia, con toda aquella destrucción, destrucción de bienes públicos, vandalismo, invasiones, esto creó un clima favorable para unir a las fuerzas que, en cierto sentido, frenaban el apoyo al Gobierno", explica el politólogo.
Carvalho recuerda que los presidentes de las cámaras legislativas, así como todo el poder judicial, se posicionaron inmediatamente contra los ataques, al igual que los gobernadores que apoyaron a Bolsonaro en las elecciones de 2022.
"Incluso el propio expresidente Bolsonaro se ha posicionado en contra de los ataques, aunque un poco tarde", comenta.
¿Qué pasa con la CPI del 8 de enero?
En cuanto a los resultados presentados por la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) creada para investigar los actos de vandalismo en Brasilia, Carvalho considera poco probable que el trabajo de la comisión evolucione en el sentido de presentar instrumentos jurídicos capaces de culpar a los principales responsables, ya sean individuos o instituciones. Según sus palabras, esto se debe a la forma en que se llevan a cabo estos organismos en el país.
"La CPI (...) se convierte en un teatro político, donde las facciones se disputan su versión de la verdad y prestan poca atención a los hechos jurídicos, a las cuestiones reales que pueden aportar más verdad, culpabilidad, generar pruebas", prosigue el experto.
Para el politólogo, el STF ha hecho un trabajo más estructurado "no solo desde el punto de vista de actuar como una institución que, de alguna manera, salvaguardó el proceso democrático, sino también al culpar, procesar y encarcelar a varios de los participantes en los disturbios del 8 de enero".
La desconexión con la realidad alimentó a los extremistas
Carvalho también señala que los incidentes del 8 de enero arrojan luz sobre
la desconexión de ciertos grupos con la realidad, una tendencia que, en sus palabras, comenzó años antes de que
Bolsonaro llegara al poder y que tuvo en las redes sociales una de sus principales herramientas.
"Estos grupos radicales se han ido autoaislando en el ámbito del propio proceso democrático brasileño, desde la redemocratización. Si lo pensamos bien, los radicales que estaban en la izquierda acabaron aislándose en partidos más pequeños, y se convirtieron en personas casi insignificantes desde el punto de vista de la viabilidad pública y política de sus visiones. Ahora, en el caso de la derecha, lo que vimos fue lo contrario", explica Carvalho.
El analista cree que son grupos alimentados y retroalimentados por diversos segmentos de la derecha.
"Así que es ese grupo el que ha ido creciendo, creando una realidad paralela. Si observan de cerca a estos grupos, hubo una inmersión en las discusiones [en las redes sociales], los grupos que movilizaban a esta extrema derecha, y pueden ver claramente que es una realidad completamente distorsionada, completamente por debajo de la racionalidad mínima que una persona puede tener de la realidad", añade.
¿Qué papel desempeñaron las redes sociales?
El doctor y máster en sociología y derecho, abogado penalista y profesor de práctica jurídica en la Universidad Federal Fluminense (UFF) Fernando Henrique Cardoso, preguntado sobre si el uso de las redes sociales hizo posible los atentados del 8 de enero, recuerda el escenario vivido en el país diez años antes, en 2013, cuando salieron a la calle las protestas contra el Gobierno de la exmandataria brasileña Dilma Rousseff.
En sus palabras, en aquel momento, muchos de los que salieron a la calle se enteraron de las protestas a través de las redes sociales.
"Creo que hay algo hoy, desde hace un tiempo, por lo menos, que es incluso previo a la toma de decisiones y pasa precisamente por nuestra relación con las redes sociales, con el tipo de subjetividad con la que nos bombardean todos los días y construimos, en esta doble vía, precisamente con estos dispositivos", indica.
El experto subraya la necesidad de desarrollar un debate sobre la regulación de las redes y afirma que las grandes tecnológicas están ahora "esencialmente dominando el mundo", por lo que no se puede permitir que los movimientos tengan lugar dentro de estas plataformas "sin ninguna regulación, o al menos sin pensar en la regulación".
"Cualquiera que quiera convertir este debate [sobre la regulación] en un debate sobre la libertad de expresión solo está tratando de cubrirse con una cortina de humo", concluye el experto.
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