Occidente violó sus propias normas por las "tentaciones del poder"
Occidente violó sus propias normas por las "tentaciones del poder"
Sputnik Mundo
El conflicto que se libra en Oriente Medio puede ser una oportunidad para que Occidente deje de lado sus "normas globales" basadas en una ilusión liberal y en... 21.11.2023, Sputnik Mundo
Desde el fin de la Guerra Fría, los países occidentales se hicieron a la idea de que podrían transferir su ideal del Estado de derecho al ámbito internacional y que este "podría controlar la guerra, defender la soberanía y proteger los derechos humanos", según un análisis publicado por ambos expertos en la revista estadounidense Foreign Policy. Algunas potencias de Occidente invadieron países cuando sintieron la necesidad, como en el caso de Estados Unidos y el Reino Unido en Irak; contrataron un sofisticado cuerpo legal para eximirse de las leyes que esperaban que otros siguieran, como en Kosovo, y predicaron los derechos humanos mientras cerraban acuerdos con regímenes autoritarios, como el de Arabia Saudita, señala el artículo. Los autores también recuerdan que "los países occidentales crearon un Tribunal Penal Internacional para juzgar a dirigentes africanos (incluidos los de Sudán) mientras se negaban a reconocer su jurisdicción sobre ellos mismos (Estados Unidos). Pero al menos desde la crisis financiera del 2008-2009, las potencias en ascenso del Sur Global han expresado cada vez más su frustración por las políticas y las acciones de Occidente, y se han negado a la exigencia de sacrificar sus intereses fundamentales en defensa de un supuesto orden mundial liderado por Washington. Ejemplo de ello, apuntan los especialistas, es la situación en Ucrania y el conflicto en Oriente Medio entre Israel y el grupo palestino Hamás.
El conflicto que se libra en Oriente Medio puede ser una oportunidad para que Occidente deje de lado sus "normas globales" basadas en una ilusión liberal y en unas reglas que ni ellos mismos obedecen, aseguran Julien Barnes-Dacey y Jeremy Shapiro, dos altos funcionarios del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Desde el fin de la Guerra Fría, los países occidentales se hicieron a la idea de que podrían transferir su ideal del Estado de derecho al ámbito internacional y que este "podría controlar la guerra, defender la soberanía y proteger los derechos humanos", según un análisis publicado por ambos expertos en la revista estadounidense Foreign Policy.
"Fue una visión maravillosa, pero nunca tuvo una oportunidad. Las tentaciones del poder hicieron que Occidente violara repetidamente sus propias reglas", observan.
Algunas potencias de Occidente invadieron países cuando sintieron la necesidad, como en el caso de Estados Unidos y el Reino Unido en Irak; contrataron un sofisticado cuerpo legal para eximirse de las leyes que esperaban que otros siguieran, como en Kosovo, y predicaron los derechos humanos mientras cerraban acuerdos con regímenes autoritarios, como el de Arabia Saudita, señala el artículo.
Los autores también recuerdan que "los países occidentales crearon un Tribunal Penal Internacional para juzgar a dirigentes africanos (incluidos los de Sudán) mientras se negaban a reconocer su jurisdicción sobre ellos mismos (Estados Unidos).
"Para los países menos poderosos. el orden basado en reglas siempre fue poco más que hipocresía a escala global", se lee en el texto.
Pero al menos desde la crisis financiera del 2008-2009, las potencias en ascenso del Sur Global han expresado cada vez más su frustración por las políticas y las acciones de Occidente, y se han negado a la exigencia de sacrificar sus intereses fundamentales en defensa de un supuesto orden mundial liderado por Washington. Ejemplo de ello, apuntan los especialistas, es la situación en Ucrania y el conflicto en Oriente Medio entre Israel y el grupo palestino Hamás.
"Las súplicas de Estados Unidos y Europa para que los países corten sus vínculos financieros y energéticos con Rusia [por el conflicto en Ucrania] han caído en oídos sordos, mientras que los intentos occidentales de conseguir apoyo internacional detrás de Israel han fracasado", concluyen Barnes-Dacey y Jeremy Shapiro.
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