¿Por qué la figura del papa Francisco sobrevuela las elecciones en Argentina?
¿Por qué la figura del papa Francisco sobrevuela las elecciones en Argentina?
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El sumo pontífice ha sido objeto de discusiones de alto voltaje político en medio de la campaña presidencial en Argentina. Sputnik dialogó con expertos y... 11.10.2023, Sputnik Mundo
"La presencia de Francisco es central en toda la sociedad, pero sobre todo entre los más humildes". La frase con la que el filósofo José María Poirier —formado en la Pontificia Universidad Lateranense— sintetiza ante Sputnik el protagonismo del papa y explica el revuelo generado en torno a su figura durante los debates presidenciales.El 1 de octubre, en el primer encuentro cara a cara entre los candidatos, el oficialista Sergio Massa le espetó al libertario Javier Milei: "Argentina tiene millones de fieles católicos y ofendiste al jefe de la Iglesia. Quiero que aproveches (...) para pedirle perdón al papa, que es el argentino más importante de la historia".El ministro de Economía se refería a un agravio proferido por el economista outsider en 2018 durante una entrevista televisiva, cuando acusó al papa de ser "el representante del maligno en la Tierra".Más que tratarse de un hecho aislado, el encono del libertario con Francisco ha quedado de manifiesto en una sucesión de episodios. Uno de los más recientes tuvo lugar el pasado mes de septiembre, cuando afirmó ante el periodista estadounidense Tucker Carlson que "el papa avala el robo y tiene afinidad con los comunistas asesinos".La respuesta llegó de parte de los curas de barrios populares de todo el país, que organizaron una misa en desagravio a Francisco para condenar "el ataque contra las raíces de nuestra fe y del humanismo". El encuentro, presidido por el obispo Gustavo Carrara, expuso la sensibilidad de la fibra que tocó el libertario al denostar al líder de la Iglesia católica.Dado el volumen público que cobró la polémica, Sputnik habló con analistas e investigadores para intentar dilucidar el rol que la figura del papa Francisco desempeña en la vida cultural, sobre todo en los estratos más carenciados, ante una pobreza que afecta al 40,1% de la población.Construcción desde lo popularDe acuerdo con el especialista, "la simpatía y el apoyo que encuentra en sectores necesitados es muy importante, y en parte eso se debe a la acción de algunos representantes de la Iglesia que son muy fieles a ese acompañamiento: eso es central y meritorio, sin lugar a dudas"."Francisco viene remarcando mucho su visión humanista: en el caso de los inmigrantes ilegales, de los trabajadores sin derechos, de la explotación colonial o de las guerras… Son muchos puntos centrales", explica Mallimaci.La construcción de simbología es un común denominador que acompañó al líder religioso durante toda su carrera. Jorge Mario Bergoglio —nombre secular del sumo pontífice— no solamente es el primer papa formado en la Compañía de Jesús y el primero de América Latina: la propia decisión de llamarse Francisco en honor al santo de Asís, representante de la humildad y austeridad, supone un claro posicionamiento en cuanto al rol de la Iglesia.Bergoglio se formó en la opción preferencial por los pobres, ligada a la teología del pueblo, una versión argentina de la teología de la liberación latinoamericana nacida durante la década de 1960, que propone la defensa de lo popular y el rechazo hacia las oligarquías. Desde aquel lugar buscó construir el relato de un pastor sencillo y cercano a los fieles."Francisco se hizo famoso por su cercanía al mundo de los pobres: él nunca tuvo problema en visitar las villas de emergencia [asentamientos informales]. La gente puede decir 'estuvo acá, tomó mate conmigo'. Simbólicamente el mensaje que dejaba era: 'No solamente es uno de los nuestros, sino que vive como nosotros'", dice a Sputnik Eduardo de la Serna, cura en opción por los pobres.La raigambre popular del perfil delineado por el pontífice no es una excepción en el país. José María Poirier explica que "los curas de asentamientos populares desempeñan funciones sociales, educativas y hasta de justicia en algunos casos. Incluso, en temas sensibles como la drogadicción la Iglesia sirve como medio de contención y acompañamiento a las víctimas y sus familias"Religión y políticaAl igual que otros países latinoamericanos, en Argentina la expansión del catolicismo en los barrios más vulnerables revistió un carácter ideológico, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XX.De acuerdo con Mallimaci, "cuando se habla de la teología de la liberación como experiencia importante en los años 70, con los sacerdotes acompañando a la lucha popular, se refiere a la inserción católica en los barrios populares".En ese marco histórico se recorta la figura de Francisco, quien según los especialistas es un hábil dirigente dentro de la estructura eclesiástica. Mallimaci lo pone en palabras: "El papa aparece activo en política. Nombró al 90% de los obispos del país, es decir que tiene una fuerte presencia a nivel territorial. El conjunto de sacerdotes se sienten identificados totalmente con él, considerándose como los misioneros de Francisco".Sin embargo, movimientos del santo padre —e incluso de organizaciones referenciadas en él, como la de los citados curas villeros rechazando declaraciones de un candidato presidencial— son resistidos por parte de un sector.Según Poirier, "hay un aspecto político dentro de esas manifestaciones que no es correspondido por la mayoría de la feligresía católica. Es decir, la presencia de los curas villeros en muchos aspectos es altamente valorada y positiva, pero en otros es considerada como una presentación política de la vida de la Iglesia en la sociedad, y como tal, también muy cuestionada".Mallimaci da cuenta de la tensión registrada en dicha relación. "Hay cierta disparidad en la Iglesia argentina entre una mayoría bastante conservadora y otros referentes que no lo son. Los obispos que tienen que presentarse como compañeros de su hermano que está en Roma, prefieren cierto silencio ante los agravios: no meterse en la política para también intentar congraciarse con su feligresía".La disputa por la ideología de Francisco —a quien se la adjudica cierta afinidad con el movimiento peronista, de gravitante peso en la política argentina— es concebida por el sociólogo como una falsa lectura."No creo que el papa sea peronista. Al revés: creo que el peronismo es fruto de ese humanismo cristiano, del catolicismo nacionalista, y esa tercera posición, antiliberal y anticomunista, es típica y de larga data", explica Mallimaci.En el centro de aquella discusión se inscribe el interrogante en torno al hecho de que —habiendo transcurrido una década de su pontificado— el papa no haya visitado su Argentina natal. Las especulaciones apuntan a que la decisión responde a su objetivo de aparecer imparcial ante la escalada de confrontación política en el país, por lo cual ha prescindido de visitarlo durante uno u otro Gobierno.Desde el inicio de su papado en 2013, el país austral ha sido gobernado por Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), Mauricio Macri (2015-2019) y desde 2019 por Alberto Fernández, estando tanto el actual presidente como la exmandataria afiliados al peronismo.Si bien Francisco anunció su intención de viajar a Buenos Aires en 2024, después de las elecciones, las declaraciones de Milei habilitan la pregunta por la factibilidad de dicha gira en caso de que el libertario se imponga en las urnas."De haberse realizado la visita inmediatamente después de su convocatoria al pontificado hubiera tenido una significación muy importante para el país y para mucha gente de su filiación de credo. Pero pasados 10 años en los que no se entendió bien por qué no quería concretar esa visita, hoy esa posibilidad no alimenta tantas expectativas como antes", señala Poirier.
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¿Por qué la figura del papa Francisco sobrevuela las elecciones en Argentina?
El sumo pontífice ha sido objeto de discusiones de alto voltaje político en medio de la campaña presidencial en Argentina. Sputnik dialogó con expertos y religiosos para analizar la figura del papa Francisco, que trasciende las barreras de la religión.
"La presencia de Francisco es central en toda la sociedad, pero sobre todo entre los más humildes". La frase con la que el filósofo José María Poirier —formado en la Pontificia Universidad Lateranense— sintetiza ante Sputnik el protagonismo del papa y explica el revuelo generado en torno a su figura durante los debates presidenciales.
El 1 de octubre, en el primer encuentro cara a cara entre los candidatos, el oficialista Sergio Massa le espetó al libertario Javier Milei: "Argentina tiene millones de fieles católicos y ofendiste al jefe de la Iglesia. Quiero que aproveches (...) para pedirle perdón al papa, que es el argentino más importante de la historia".
El ministro de Economía se refería a un agravio proferido por el economista outsider en 2018 durante una entrevista televisiva, cuando acusó al papa de ser "el representante del maligno en la Tierra".
Milei reaccionó de inmediato y, frente a la mirada atenta de miles de argentinos que seguían el debate por televisión, respondió: "Ya había pedido perdón y lo volvería a hacer, porque no tengo problema en eso, porque si me equivoco, no tengo problema en repetir que estoy arrepentido por eso".
Más que tratarse de un hecho aislado, el encono del libertario con Francisco ha quedado de manifiesto en una sucesión de episodios. Uno de los más recientes tuvo lugar el pasado mes de septiembre, cuando afirmó ante el periodista estadounidense Tucker Carlson que "el papa avala el robo y tiene afinidad con los comunistas asesinos".
La respuesta llegó de parte de los curas de barrios populares de todo el país, que organizaron una misa en desagravio a Francisco para condenar "el ataque contra las raíces de nuestra fe y del humanismo". El encuentro, presidido por el obispo Gustavo Carrara, expuso la sensibilidad de la fibra que tocó el libertario al denostar al líder de la Iglesia católica.
Dado el volumen público que cobró la polémica, Sputnik habló con analistas e investigadores para intentar dilucidar el rol que la figura del papa Francisco desempeña en la vida cultural, sobre todo en los estratos más carenciados, ante una pobreza que afecta al 40,1% de la población.
Construcción desde lo popular
"La presencia de Francisco a nivel social es mucho más fuerte que la de otros papas. Su figura apunta más que nunca a acompañar a los más postergados, que pueden quedar huérfanos de liderazgos a nivel global", dice Fortunato Mallimaci, sociólogo e investigador especializado en religión.
De acuerdo con el especialista, "la simpatía y el apoyo que encuentra en sectores necesitados es muy importante, y en parte eso se debe a la acción de algunos representantes de la Iglesia que son muy fieles a ese acompañamiento: eso es central y meritorio, sin lugar a dudas".
"Francisco viene remarcando mucho su visión humanista: en el caso de los inmigrantes ilegales, de los trabajadores sin derechos, de la explotación colonial o de las guerras… Son muchos puntos centrales", explica Mallimaci.
La construcción de simbología es un común denominador que acompañó al líder religioso durante toda su carrera. Jorge Mario Bergoglio —nombre secular del sumo pontífice— no solamente es el primer papa formado en la Compañía de Jesús y el primero de América Latina: la propia decisión de llamarse Francisco en honor al santo de Asís, representante de la humildad y austeridad, supone un claro posicionamiento en cuanto al rol de la Iglesia.
Bergoglio se formó en la opción preferencial por los pobres, ligada a la teología del pueblo, una versión argentina de la teología de la liberación latinoamericana nacida durante la década de 1960, que propone la defensa de lo popular y el rechazo hacia las oligarquías. Desde aquel lugar buscó construir el relato de un pastor sencillo y cercano a los fieles.
"Francisco se hizo famoso por su cercanía al mundo de los pobres: él nunca tuvo problema en visitar las villas de emergencia [asentamientos informales]. La gente puede decir 'estuvo acá, tomó mate conmigo'. Simbólicamente el mensaje que dejaba era: 'No solamente es uno de los nuestros, sino que vive como nosotros'", dice a Sputnik Eduardo de la Serna, cura en opción por los pobres.
La raigambre popular del perfil delineado por el pontífice no es una excepción en el país. José María Poirier explica que "los curas de asentamientos populares desempeñan funciones sociales, educativas y hasta de justicia en algunos casos. Incluso, en temas sensibles como la drogadicción la Iglesia sirve como medio de contención y acompañamiento a las víctimas y sus familias"
"La mayoría de la gente tiene cercanía con el cura de su comunidad. Esa figura suele ser cercana, afable. En general, los curas en Argentina son pobres: todos los que estamos cerca de la gente tenemos un vínculo similar", grafica el sacerdote De la Serna.
Religión y política
Al igual que otros países latinoamericanos, en Argentina la expansión del catolicismo en los barrios más vulnerables revistió un carácter ideológico, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XX.
De acuerdo con Mallimaci, "cuando se habla de la teología de la liberación como experiencia importante en los años 70, con los sacerdotes acompañando a la lucha popular, se refiere a la inserción católica en los barrios populares".
"Durante la última dictadura militar en Argentina [1976-1983] fueron asesinados obispos, sacerdotes y miles de dirigentes católicos, cosa que no pasó en otros países de la región. El vínculo entre política y religión fue y sigue siendo muy fuerte", explica el sociólogo.
En ese marco histórico se recorta la figura de Francisco, quien según los especialistas es un hábil dirigente dentro de la estructura eclesiástica. Mallimaci lo pone en palabras: "El papa aparece activo en política. Nombró al 90% de los obispos del país, es decir que tiene una fuerte presencia a nivel territorial. El conjunto de sacerdotes se sienten identificados totalmente con él, considerándose como los misioneros de Francisco".
Sin embargo, movimientos del santo padre —e incluso de organizaciones referenciadas en él, como la de los citados curas villeros rechazando declaraciones de un candidato presidencial— son resistidos por parte de un sector.
Según Poirier, "hay un aspecto político dentro de esas manifestaciones que no es correspondido por la mayoría de la feligresía católica. Es decir, la presencia de los curas villeros en muchos aspectos es altamente valorada y positiva, pero en otros es considerada como una presentación política de la vida de la Iglesia en la sociedad, y como tal, también muy cuestionada".
"Por un lado, Roma dice que el papa no quiere intervenir en la política partidaria, pero por otro no ha hecho mucho por tomar distancia de esos sectores que siempre se han mostrado afines. Entonces, ese problema existe", apunta el filósofo.
Mallimaci da cuenta de la tensión registrada en dicha relación. "Hay cierta disparidad en la Iglesia argentina entre una mayoría bastante conservadora y otros referentes que no lo son. Los obispos que tienen que presentarse como compañeros de su hermano que está en Roma, prefieren cierto silencio ante los agravios: no meterse en la política para también intentar congraciarse con su feligresía".
"No creo que el papa sea peronista. Al revés: creo que el peronismo es fruto de ese humanismo cristiano, del catolicismo nacionalista, y esa tercera posición, antiliberal y anticomunista, es típica y de larga data", explica Mallimaci.
En el centro de aquella discusión se inscribe el interrogante en torno al hecho de que —habiendo transcurrido una década de su pontificado— el papa no haya visitado su Argentina natal. Las especulaciones apuntan a que la decisión responde a su objetivo de aparecer imparcial ante la escalada de confrontación política en el país, por lo cual ha prescindido de visitarlo durante uno u otro Gobierno.
Desde el inicio de su papado en 2013, el país austral ha sido gobernado por Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), Mauricio Macri (2015-2019) y desde 2019 por Alberto Fernández, estando tanto el actual presidente como la exmandataria afiliados al peronismo.
Si bien Francisco anunció su intención de viajar a Buenos Aires en 2024, después de las elecciones, las declaraciones de Milei habilitan la pregunta por la factibilidad de dicha gira en caso de que el libertario se imponga en las urnas.
"De haberse realizado la visita inmediatamente después de su convocatoria al pontificado hubiera tenido una significación muy importante para el país y para mucha gente de su filiación de credo. Pero pasados 10 años en los que no se entendió bien por qué no quería concretar esa visita, hoy esa posibilidad no alimenta tantas expectativas como antes", señala Poirier.
"El papa se ha manejado con criterio a la hora de decidir si ir o no ir a algún país como, por ejemplo, la Argentina. Creo que no es necesario que lo visite, ni especular al respecto", concluye el cura De la Serna.
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