De gran esperanza en México a partido en crisis: el por qué de la implosión de Movimiento Ciudadano
De gran esperanza en México a partido en crisis: el por qué de la implosión de Movimiento Ciudadano
Sputnik Mundo
Los enfrentamientos por la estrategia para las elecciones presidenciales del 2024 abrieron una profunda grieta en la formación naranja, que tras varios éxitos... 07.09.2023, Sputnik Mundo
Hace apenas unos meses, el futuro no podía pintar más promisorio para Movimiento Ciudadano: luego de unas exitosas elecciones de medio término en el 2021, donde no solo volvió a aumentar su representación en el Congreso de la Unión, sino que además se quedó con la gubernatura de Nuevo León, uno de los estados más ricos de México, la formación naranja parecía en condiciones inmejorables para posicionarse como una tercera vía atractiva en los comicios generales del 2024.Pero desde finales de este agosto, por una combinación de errores propios y cambios imprevisibles en la dinámica política mexicana, el partido fundado por el experimentado dirigente Dante Delgado se encuentra sumergido en su mayor crisis política de su breve historia, con peleas públicas entre sus principales dirigentes, dudas sobre su estrategia de cara a las elecciones presidenciales y crecientes evidencia de una inminente fractura, una cadena de problemas que podría condenar a la irrelevancia electoral a un partido que era hasta hace poco considerado la gran esperanza de la renovación en el poder.¿Cómo pudo pasar la prometedora formación, en apenas unos pocos años, de rozar el cielo de la intrincada política mexicana a estar parada frente al abismo?Recordemos que Movimiento Ciudadano, que nació formalmente en el 2011 como una continuación del partido Convergencia por la Democracia, fundado a finales de la década de 1990 por Dante Delgado, un antiguo dirigente priista, buscó desde el comienzo posicionarse como el partido de la izquierda moderna en México, combinando políticas socialdemócratas ligadas a la agenda de los progresismos globales, con una reverencia por el libre mercado y el espíritu económicamente aperturista más propio de la centroderecha.Parte del atractivo de la formación naranja, que le valió ganarse las gubernaturas no solo de Nuevo León sino también la de Jalisco, el tercer estado más populoso del país y el centro de poder real del partido, era pararse en medio de los dos grandes bloques de los últimos años, encarnados por el gobernante Morena y sus partidos satélites, ante la coalición opositora de los tradicionales PRI, PAN y PRD.Sin embargo, en los últimos meses, este perfil autónomo ha sido el detonante para una mediática rebelión en el partido, luego de que el gobernador jalisiense, Enrique Alfaro, y líder del Grupo Jalisco, una corriente de dirigentes de MC en el estado donde más peso político tienen, le ha cuestionado abiertamente la estrategia de Delgado para las elecciones presidenciales, amenazando con irse del partido y sumarse a la coalición Frente Amplio por México, que nuclea al PRI-PAN-PRD y apuntala a la aspirante Xóchitl Gálvez.Y es que durante el verano, la castigada oposición mexicana, que durante casi todo el sexenio de Andrés Manuel López Obrador sufrió la falta de un líder y exhibió bajos números de aprobación, encontró casi de la noche a la mañana en Gálvez no solo a su candidata presidencial para las elecciones del año próximo, sino un perfil fresco, con llegada popular, que se convirtió en un fenómeno mediático casi instantáneo, y con ella revitalizó las chances electorales de los detractores del oficialismo.Como si esto fuera poco, el partido Morena, adelantándose incluso todavía más que la coalición Frente Amplio (las precampañas electorales pueden empezar recién en noviembre, según la ley electoral), ya había dado la señal de largada hacía meses de su contienda interna para elegir al candidato presidencial, y la polarización entre oficialismo y oposición pasó a ocupar todo el espacio de la discusión política mexicana, dejando sin respiración a cualquier otro proyecto.De repente, la tercera vía de MC comenzaba a aparecer cada vez más angosta, provocando el nerviosismo entre sus dirigentes, que empezaron a mostrar de manera cada vez más pública su insatisfacción con la cúpula de partido por permitir que el llamado movimiento naranja quedara un paso detrás del resto de los partidos y no moviera ficha con respecto a las elecciones del 2024, las primeras en que esa fuerza política podría aparecer por sí sola en una boleta presidencial.Hasta que a finales del mes pasado, ese fastidio se cristalizó con unas explosivas declaraciones del gobernador Enrique Alfaro, quien le reclamó a Delgado no aceptar que el contexto había cambiado y que lo mejor para MC era unirse a la coalición opositora, encolumnándose detrás de la candidatura de Xóchitl Gálvez, quien si bien en ese momento no era la candidata oficial, ya era claro que las cúpulas y la militancia se decantarían en su favor.La respuesta de Delgado, que lleva las riendas del partido desde hace 24 años, no tardaría en llegar: le aclaró a Alfaro que MC no iría con ninguno de los dos bandos en el 2024, dedicándole párrafos especialmente duros a la alianza opositora, a la que comparó con el malogrado Titanic."No existe una sola razón para sumarnos a una alianza de impresentables y condenada al fracaso. No vamos a unirnos a los partidos que causaron la tragedia en la que está hundido el país. México luchó durante décadas para sacar al PRIAN, nosotros no les ayudaremos a regresar. La alianza de la vieja política está condenada al fracaso", dijo a través de un comunicado.Duelo de liderazgos y el factor EbrardPara el académico Harim Gutiérrez, analista y profesor de historia política de México en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la crisis en Movimiento Ciudadano tiene como origen la disputa por el liderazgo del partido, que enfrenta a la vieja guardia de Delgado, de 72 años, con el más joven, Alfaro, quien en 2024 deberá dejar la gubernatura deJalisco y tantea nuevos rumbos políticos.Para el especialista, si bien siete años —es decir las elecciones del 2030, cuando MC podría presentar candidatos fuertes, como el gobernador de Nuevo León, Samuel García, o el presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas— puede ser mucho tiempo, tiene sentido que para el 2024 Delgado se decante por ser un partido bisagra en el Congreso, teniendo un rol clave en la aprobación de leyes, en lugar de optar por intentar una fuerza más en una coalición que, más allá del impulso otorgado por Xóchitl, parte claramente en desventaja en relación con Morena."Si bien el Frente Amplio ha machacado mucho la teoría de que MC está jugando en favor de Morena, al no querer ser parte de la coalición, y que atomizará el voto opositor, lo cierto es que Delgado es básicamente un pragmáctico que va al lugar que más le conviene y se alía con quien le dé más oportunidades", valoró el académico. "Recordemos que si bien es un partido que ha navegado con banderas de izquierda mucho tiempo, y apoyó a López Obrador como candidato presidencial en el 2006 y 2012, en las elecciones del 2018 apoyó al derechista Ricardo Anaya", abundó Gutiérrez.Sin embargo, la posibilidad de que Alfaro, el líder territorial más grande de MC, parta al partido y se lleve sus votos hacia el Frente Amplio, podria provocar que la formacion naranja corra la misma suerte que el PRD, la otrora gran esperanza de la izquierda moderna mexicana desde inicios de la década de 1990 que, tras una serie de triunfos en varios estados importantes, entre ellos la capital mexicana, terminaría implosionando debido a las peleas intestinas y convirtiéndose en un partido zombie.Esta posible fractura del partido, observa el analista, ha hecho menos probable que el precandidato morenista Marcelo Ebrard, quien perdió la primaria de Morena ante Claudia Sheinbaum, salte a la formación naranja como su candidato presidencial, escenario con el que se ha especulado los últimos meses, mientras crecía la inconformidad del excanciller con el proceso interno del partido guinda."Si Alfaro no hubiese planteado esta escisión, que es muy posible que ocurra, sumarse a las filas de MC hubiese sido una salida muy atractiva para Ebrard. Pero ahora, sin la considerable cantidad de votos que se irían con Alfaro y de votantes de MC que optarían por el Frente Amplio, Ebrard tendría apenas una candidatura testimonial en un partido muy debilitado. ¿Está dispuesto a saltar de Morena solo para eso? No lo descarto, pero en este momento no sería tan conveniente para él", concluye el académico de la UAM.
Los enfrentamientos por la estrategia para las elecciones presidenciales del 2024 abrieron una profunda grieta en la formación naranja, que tras varios éxitos electorales consecutivos parecía lista para dar el gran salto el próximo año, en que México renovará la jefatura del ejecutivo.
Hace apenas unos meses, el futuro no podía pintar más promisorio para Movimiento Ciudadano: luego de unas exitosas elecciones de medio término en el 2021, donde no solo volvió a aumentar su representación en el Congreso de la Unión, sino que además se quedó con la gubernatura de Nuevo León, uno de los estados más ricos de México, la formación naranja parecía en condiciones inmejorables para posicionarse como una tercera vía atractiva en los comicios generales del 2024.
Pero desde finales de este agosto, por una combinación de errores propios y cambios imprevisibles en la dinámica política mexicana, el partido fundado por el experimentado dirigente Dante Delgado se encuentra sumergido en su mayor crisis política de su breve historia, con peleas públicas entre sus principales dirigentes, dudas sobre su estrategia de cara a las elecciones presidenciales y crecientes evidencia de una inminente fractura, una cadena de problemas que podría condenar a la irrelevancia electoral a un partido que era hasta hace poco considerado la gran esperanza de la renovación en el poder.
¿Cómo pudo pasar la prometedora formación, en apenas unos pocos años, de rozar el cielo de la intrincada política mexicana a estar parada frente al abismo?
Recordemos que Movimiento Ciudadano, que nació formalmente en el 2011 como una continuación del partido Convergencia por la Democracia, fundado a finales de la década de 1990 por Dante Delgado, un antiguo dirigente priista, buscó desde el comienzo posicionarse como el partido de la izquierda moderna en México, combinando políticas socialdemócratas ligadas a la agenda de los progresismos globales, con una reverencia por el libre mercado y el espíritu económicamente aperturista más propio de la centroderecha.
Parte del atractivo de la formación naranja, que le valió ganarse las gubernaturas no solo de Nuevo León sino también la de Jalisco, el tercer estado más populoso del país y el centro de poder real del partido, era pararse en medio de los dos grandes bloques de los últimos años, encarnados por el gobernante Morena y sus partidos satélites, ante la coalición opositora de los tradicionales PRI, PAN y PRD.
Sin embargo, en los últimos meses, este perfil autónomo ha sido el detonante para una mediática rebelión en el partido, luego de que el gobernador jalisiense, Enrique Alfaro, y líder del Grupo Jalisco, una corriente de dirigentes de MC en el estado donde más peso político tienen, le ha cuestionado abiertamente la estrategia de Delgado para las elecciones presidenciales, amenazando con irse del partido y sumarse a la coalición Frente Amplio por México, que nuclea al PRI-PAN-PRD y apuntala a la aspirante Xóchitl Gálvez.
Y es que durante el verano, la castigada oposición mexicana, que durante casi todo el sexenio de Andrés Manuel López Obrador sufrió la falta de un líder y exhibió bajos números de aprobación, encontró casi de la noche a la mañana en Gálvez no solo a su candidata presidencial para las elecciones del año próximo, sino un perfil fresco, con llegada popular, que se convirtió en un fenómeno mediático casi instantáneo, y con ella revitalizó las chances electorales de los detractores del oficialismo.
Como si esto fuera poco, el partido Morena, adelantándose incluso todavía más que la coalición Frente Amplio (las precampañas electorales pueden empezar recién en noviembre, según la ley electoral), ya había dado la señal de largada hacía meses de su contienda interna para elegir al candidato presidencial, y la polarización entre oficialismo y oposición pasó a ocupar todo el espacio de la discusión política mexicana, dejando sin respiración a cualquier otro proyecto.
De repente, la tercera vía de MC comenzaba a aparecer cada vez más angosta, provocando el nerviosismo entre sus dirigentes, que empezaron a mostrar de manera cada vez más pública su insatisfacción con la cúpula de partido por permitir que el llamado movimiento naranja quedara un paso detrás del resto de los partidos y no moviera ficha con respecto a las elecciones del 2024, las primeras en que esa fuerza política podría aparecer por sí sola en una boleta presidencial.
Hasta que a finales del mes pasado, ese fastidio se cristalizó con unas explosivas declaraciones del gobernador Enrique Alfaro, quien le reclamó a Delgado no aceptar que el contexto había cambiado y que lo mejor para MC era unirse a la coalición opositora, encolumnándose detrás de la candidatura de Xóchitl Gálvez, quien si bien en ese momento no era la candidata oficial, ya era claro que las cúpulas y la militancia se decantarían en su favor.
"No tengo interés de participar en un proyecto que ya no entiendo, que se construye de manera unilateral y que simple y sencillamente nos quiere someter a todos a la voluntad de quienes coordinan el partido a nivel nacional", disparó Alfaro antes la prensa, en la que sería la primera de sus amenazas, para luego reunirse con Gálvez, en fotos que se distribuyeron a la prensa desde la casa de Gobierno jalisciense.
La respuesta de Delgado, que lleva las riendas del partido desde hace 24 años, no tardaría en llegar: le aclaró a Alfaro que MC no iría con ninguno de los dos bandos en el 2024, dedicándole párrafos especialmente duros a la alianza opositora, a la que comparó con el malogrado Titanic.
"No existe una sola razón para sumarnos a una alianza de impresentables y condenada al fracaso. No vamos a unirnos a los partidos que causaron la tragedia en la que está hundido el país. México luchó durante décadas para sacar al PRIAN, nosotros no les ayudaremos a regresar. La alianza de la vieja política está condenada al fracaso", dijo a través de un comunicado.
Duelo de liderazgos y el factor Ebrard
Para el académico Harim Gutiérrez, analista y profesor de historia política de México en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la crisis en Movimiento Ciudadano tiene como origen la disputa por el liderazgo del partido, que enfrenta a la vieja guardia de Delgado, de 72 años, con el más joven, Alfaro, quien en 2024 deberá dejar la gubernatura deJalisco y tantea nuevos rumbos políticos.
"El problema es que al haber estado siempre bajo el control de Delgado, MC no es un partido que esté institucionalizado o que tenga una militancia fuerte y organizada. Entonces, no existen los canales para las tomas de decisiones, que caen únicamente en Delgado y sus intereses personales", explica el profesor.
Para el especialista, si bien siete años —es decir las elecciones del 2030, cuando MC podría presentar candidatos fuertes, como el gobernador de Nuevo León, Samuel García, o el presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas— puede ser mucho tiempo, tiene sentido que para el 2024 Delgado se decante por ser un partido bisagra en el Congreso, teniendo un rol clave en la aprobación de leyes, en lugar de optar por intentar una fuerza más en una coalición que, más allá del impulso otorgado por Xóchitl, parte claramente en desventaja en relación con Morena.
"Si bien el Frente Amplio ha machacado mucho la teoría de que MC está jugando en favor de Morena, al no querer ser parte de la coalición, y que atomizará el voto opositor, lo cierto es que Delgado es básicamente un pragmáctico que va al lugar que más le conviene y se alía con quien le dé más oportunidades", valoró el académico.
"Recordemos que si bien es un partido que ha navegado con banderas de izquierda mucho tiempo, y apoyó a López Obrador como candidato presidencial en el 2006 y 2012, en las elecciones del 2018 apoyó al derechista Ricardo Anaya", abundó Gutiérrez.
Sin embargo, la posibilidad de que Alfaro, el líder territorial más grande de MC, parta al partido y se lleve sus votos hacia el Frente Amplio, podria provocar que la formacion naranja corra la misma suerte que el PRD, la otrora gran esperanza de la izquierda moderna mexicana desde inicios de la década de 1990 que, tras una serie de triunfos en varios estados importantes, entre ellos la capital mexicana, terminaría implosionando debido a las peleas intestinas y convirtiéndose en un partido zombie.
Esta posible fractura del partido, observa el analista, ha hecho menos probable que el precandidato morenista Marcelo Ebrard, quien perdió la primaria de Morena ante Claudia Sheinbaum, salte a la formación naranja como su candidato presidencial, escenario con el que se ha especulado los últimos meses, mientras crecía la inconformidad del excanciller con el proceso interno del partido guinda.
"Si Alfaro no hubiese planteado esta escisión, que es muy posible que ocurra, sumarse a las filas de MC hubiese sido una salida muy atractiva para Ebrard. Pero ahora, sin la considerable cantidad de votos que se irían con Alfaro y de votantes de MC que optarían por el Frente Amplio, Ebrard tendría apenas una candidatura testimonial en un partido muy debilitado. ¿Está dispuesto a saltar de Morena solo para eso? No lo descarto, pero en este momento no sería tan conveniente para él", concluye el académico de la UAM.
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