¿Es ideológica o pragmática la decisión de Lula de importar energía de Venezuela?
© Foto : Dominio públicoLa planta central hidroeléctrica de Guri en Venezuela
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El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, decidió reanudar la compra de energía a Venezuela para abastecer la región norte de Brasil. Expertos explicaron a Sputnik si esta decisión es ideológica o realmente trae beneficios económicos al país.
El 4 de agosto, el mandatario brasileño y el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, emitieron un decreto para que el país vuelva a comprar energía generada en la central hidroeléctrica de Guri, en Venezuela. Ella volverá a desempeñar un papel importante para garantizar energía barata y sostenible para el estado de Roraima, apuntó Silveira.
La decisión amplía las posibilidades de compra de energía no solo desde Venezuela, sino de otros países fronterizos con Brasil.
"Brasil tiene interés en adquirir energía a bajo costo de sus vecinos, pues no buscamos la soberanía energética, sino la seguridad energética del país. Tenemos una historia de adquisición de energía de países como Paraguay, Argentina y, por supuesto, Venezuela", comentó en este contexto el profesor de Planificación Energética de la Universidad Federal de Ouro Preto, Gustavo Pinto de Moura.
El acuerdo para la construcción de la línea de transmisión de energía que conecta la planta venezolana de Guri al estado de Roraima fue sellado en la década de 1990 entre los presidentes Fernando Henrique Cardoso y Hugo Chávez.
El acuerdo para la construcción de la línea de transmisión de energía que conecta la planta venezolana de Guri al estado de Roraima fue sellado en la década de 1990 entre los presidentes Fernando Henrique Cardoso y Hugo Chávez.
10 de agosto 2023, 01:35 GMT
"Desde entonces, Venezuela ha enfrentado varias crisis y ahora no tenemos información sobre cuánta energía excedente genera Guri ni en qué meses del año estaría disponible", subrayó Pinto de Moura.
Venezuela sufre frecuentes apagones, "causados, ya sea por el aumento de la demanda de energía interna, bien por problemas de mantenimiento de la maquinaria de la central de Guri, o bien por actos de sabotaje contra el país, como sostiene el Gobierno venezolano".
"Aun así, Brasil no necesita una gran cantidad de energía de Venezuela, ya que el acuerdo es solo para abastecer al estado de Roraima, cuya capital, Boa Vista, es una de las más pequeñas del país", destacó el experto.
El estado de Roraima es el único de la Federación que no está conectado al Sistema Interconectado Nacional de Energía. En ausencia de energía importada desde Venezuela, la entidad territorial ha estado operando plantas termoeléctricas diesel altamente contaminantes.
"Este problema podría resolverse a medio o largo plazo construyendo una línea de transmisión que uniera Manaos con Boa Vista. Pero sería un proyecto muy caro, con intervenciones en tierras indígenas. Otra posibilidad es construir la central hidroeléctrica de Bem Querer. Pero también se ubicaría en tierras indígenas", resaltó Pinto de Moura.
20 de junio 2023, 15:11 GMT
En este sentido, el analista considera acertada la manifestación de la población de la región norte sobre la solución energética que considera más adecuada para el estado de Roraima a mediano y largo plazo.
"Pero a corto plazo, importar energía venezolana me parece ideal. La energía importada es sostenible, barata y, durante los años en que estuvieron en vigor los contratos bilaterales, Venezuela cumplió sus obligaciones contractuales sin mayores problemas", declaró.
Polarización energética
La decisión de dejar de comprar energía venezolana para el estado de Roraima fue tomada en 2019 por el Gobierno del entonces presidente Jair Bolsonaro.
"La decisión de Bolsonaro de dejar de comprar energía venezolana fue eminentemente política, porque el estado de Roraima se beneficiaba del acuerdo y necesita de esa energía. La política exterior de aquel momento estaba empeñada en aislar a Venezuela, con el objetivo de provocar la caída del Gobierno", afirmó a Sputnik el profesor de Historia de América en la Universidad Estatal de Río de Janeiro, Rafael Pinheiro de Araújo.
Según él, la política de aislar a Caracas —encabezada por el expresidente estadounidense Barack Obama y continuada por su sucesor, Donald Trump— no logró sus objetivos. Brasil, por su parte, comenzó a apoyar esta política durante el Gobierno de Michel Temer, agrega Araújo.
Para él, la iniciativa del Ministerio de Minas y Energía de Brasil es un retrato de la política brasileña de intentar reintegrar a Venezuela en la política suramericana.
"La medida es correcta no solo para el estado de Roraima, sino también para la política exterior brasileña, que apuesta por retomar la integración regional con la participación de Venezuela. No estoy de acuerdo con algunas exageraciones del actual presidente [brasileño] en relación con Venezuela, pero esta política es sensata desde el punto de vista diplomático, económico y comercial", opinó.
No obstante, el regreso de Caracas como proveedor energético clave para Brasil, no estará exento de críticas por parte de la oposición al actual Gobierno, que aún alberga reservas sobre el Gobierno de Nicolás Maduro.
"Hay oposición en la clase política brasileña al acercamiento con Venezuela, tanto de grupos asociados a Bolsonaro, que aún creen en la asfixia de ese país, como de aquellos que son críticos con Maduro y piden al Gobierno que vaya más despacio. Esta oposición seguramente criticará la reanudación de los acuerdos para adquirir energía de la planta de Guri, después de todo Venezuela está en boca de la gente y en la agenda política brasileña", detalló Araújo.
Sin embargo, esta oposición que se hace oír especialmente en el Congreso no podrá revertir una decisión gubernamental a favor de la compra de energía a la planta de Guri.
"Esta decisión es discrecional del poder ejecutivo. Así como Bolsonaro dejó de comprar energía, Lula puede reanudarlo. Hay, por supuesto, una serie de procedimientos burocráticos que cumplir, pero no pienso que la oposición pueda hacer inviable el proyecto", resumió el experto.
La central hidroeléctrica venezolana de Guri tiene unos 10.200 megavatios de potencia instalada y puede suministrar energía a Brasil por unos 100 reales (20 dólares) por megavatio-hora (MWh). Actualmente, Roraima paga cerca de 1.100 reales (unos 224 dólares) por megavatio-hora a las actuales centrales termoeléctricas que abastecen al estado, según datos de Alexandre Silveira.
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