El 20 de mayo de 1902, tras casi 40 años de guerras independentistas, nacía en Cuba "una república mutilada", cuya constitución incluyó un elemento impuesto por EEUU: la Enmienda Platt, que limitaba la autonomía de la isla y le daba a Washington el derecho de intervenir si consideraba en peligro sus intereses.
"Como consecuencia de ese instrumento, la instalación y presencia de la base naval de Guantánamo determinó la realización de intervenciones militares en Cuba en 1906, 1912 y 1916. Igualmente, los ejecutivos de aquella época estaban apadrinados por cónsules proestadounidenses quienes, además, marcaban los destinos internos".
No obstante, cuando bajo la Administración Franklin D. Roosevelt desaparece la Enmienda Platt en la década de 1930, no termina el dominio, la presión y el poder ejercido desde la Casa Blanca sobre la mayor de las Antillas.
De hecho, cuando triunfa la Revolución cubana, el 1 de enero de 1959, el penúltimo embajador de Washington Earl E. T. Smith (1957-1959) aseguró que, hasta la llegada de Castro al poder, el diplomático estadounidense era la segunda persona en importancia en Cuba y, muchas veces, la primera.
A toda esta situación de imposición y dominación neocolonial con esencias económicas, culturales e ideológicas se suma la corruptela de los gobiernos y el golpe de Estado de Fulgencio Batista del 10 de marzo de 1952.
"Esto sorprende al país porque las fuerzas progresistas unidas al Partido Ortodoxo aspiraban, por la vía electoral, a la materialización de un cambio que acabara con todo el predominio de aquella corrupción fomentada por los distintos mandos dentro de la república y otros fenómenos como el pistolerismo y el gansterismo, especialmente, en La Habana".
A la situación imperante en la isla, con paupérrimas condiciones económicas y sociales, se opuso la denominada generación del centenario, conformada por jóvenes que con el espíritu del líder independentista cubano, José Martí, y a 100 años del nacimiento de ese intelectual y héroe Nacional, aspiraban a la libertad e independencia de Cuba.
Como consecuencia, en la madrugada del 26 de julio de 1953, un grupo de 135 jóvenes apertrechados en 16 automóviles y vestidos con uniformes del Ejército dictatorial protagonizaron el asalto al cuartel Moncada. Como parte del plan, diseñado por los líderes revolucionarios Fidel Castro y Abel Santamaría, el mismo día y a la misma hora otros 28 combatientes intentaron tomar el cuartel Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, Granma.
Asaltantes muertos en combate: seis. Torturados y asesinados después de las acciones: 55. El Boletín del Ejército, de fecha julio y agosto de 1953, reportaba oficialmente 15 muertos y 20 heridos por parte de las fuerzas del Ejército, y cuatro muertos y dos heridos por parte de la Policía Nacional.
"Desde el punto de vista militar no fue una acción exitosa, pues fracasó. Pero, desde el punto de vista político y moral, resultó una sacudida y un despertar de la conciencia nacional. El pueblo entendió que un sector de la sociedad cubana no estaba de brazos cruzados y estaban resueltos a cambiar definitivamente los destinos del país".
El fracaso del asalto desencadenó la decisión de asesinar a 10 atacantes por cada soldado batistiano muerto. Se inicia una feroz represión, allanamientos indiscriminados, detenciones arbitrarias por toda la isla.
Pocos días después del asalto, los hermanos Fidel y Raúl fueron hechos prisioneros, juzgados y sentenciados a condenas de 15 y 13 años de prisión.
Gracias al gran interés de la opinión pública hacia sus figuras, los Castro se libraron de los malos tratos del régimen. No obstante, sus compañeros de armas fueron sometidos a torturas, lo que dañó seriamente la imagen del régimen de Fulgencio Batista y multiplicó las simpatías por el movimiento revolucionario.
"Ese genocidio y baño de sangre, exacerbó el ánimo de justicia y de revolución, aquella acción continúa para nosotros como una fecha memorable, de estímulo, es el Día de la Rebeldía Nacional y demuestra que los reveses se pueden superar".
En el alegato final de su juicio, celebrado el 16 de octubre de 1953, Fidel Castro pronunció un discurso de autodefensa que pasaría a la historia bajo el título de La historia me absolverá, que trascendió como el programa político del proyecto revolucionario en construcción. En él, Fidel defendió sus acciones, enumerando los males que sufría entonces la inmensa mayoría de la población cubana, como la falta de atención sanitaria, la educación, la vivienda y la pobreza.
"Ningún arma, ninguna fuerza es capaz de vencer a un pueblo que se decide a luchar por sus derechos. Ejemplos históricos, pasados y presentes son incontables. Está bien reciente el caso de Bolivia, donde los mineros, con cartuchos de dinamita, derrotaron y aplastaron a los regimientos del Ejército regular"
Fidel Castro, durante su defensa
Los hermanos Castro, junto a varios de sus compañeros, fueron enviados a cumplir su sentencia en el Presidio Modelo, ubicado en la Isla de Pinos (actual Isla de la Juventud). Para la época, la prisión tenía fama de ser un verdadero antro de terror para los cubanos que expresaban abiertamente sus ideas en contra de la tiranía.
El célebre autor cubano Pablo de la Torriente Brau la llamaría La isla de los 500 asesinatos, haciendo referencia a los numerosos homicidios cometidos dentro de las paredes del Presidio Modelo.
"Resultó importante dentro de la consolidación simbólica del liderazgo de Fidel, que se convirtió en el actor fundamental de este bloque de oposición contra la tiranía".
Como resultado de una fuerte presión y campañas populares, Fidel y Raúl, junto a 29 moncadistas, son liberados el 15 de mayo de 1955 tras una amnistía general aprobada por Fulgencio Batista.
Tras su excarcelación, Fidel ofreció una entrevista a los medios en el viejo hotel Isla de Pinos y, al finalizar, entregó a la prensa el Manifiesto al pueblo de Cuba:
"Nuestra libertad no será de fiesta o descanso, sino de lucha y deber, de batallar sin tregua desde el primer día, de quehacer ardoroso por una patria sin despotismo, ni miseria, cuyo mejor destino nada ni nadie podrá cambiar (…) Los déspotas pasan, los pueblos perduran".
Fidel Castro, en Manifiesto al pueblo de Cuba
Actualmente, en las instalaciones de ese cuartel, tal como lo prometió Raúl Castro, funciona el centro escolar de educación primaria Ciudad Escolar 26 de Julio con capacidad para unos 2.000 alumnos.