La fuga de radiación de los satélites Starlink podría perjudicar la radioastronomía
CC BY 4.0 / Roger Wesson / World Traveller Photography / A bright artificial satellite flare is visible above the Unit Telescopes of the VLTUn destello de un satélite artificial brillante
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Desde los componentes electrónicos a bordo de los satélites de Internet Starlink pertenecientes a SpaceX se están "filtrando" ondas de radio de baja frecuencia fuera de sus bandas asignadas, lo que podría afectar nuestras capacidades en el ámbito de la astronomía, revela una nueva investigación.
El informe, publicado en la revista Astronomia & Astrophysics, "representa el último esfuerzo para comprender mejor el impacto de las constelaciones de satélites en la radioastronomía", afirma el ingeniero Federico Di Vruno, del Observatorio SKA y de la Unión Astronómica Internacional, subrayando que "en anteriores trabajos se teorizó sobre esta radiación, nuestras observaciones confirman que es medible".
A medida que los cielos de la Tierra están más saturados, crece la preocupación por el impacto de los satélites en nuestra exploración espacial. Actualmente, SpaceX tiene unos 4.365 de sus pequeños satélites de internet en órbita terrestre, con miles más previstos. Y no son la única empresa. OneWeb cuenta con más de 600, mientras que Amazon planea lanzar miles de estos dispositivos a partir de 2024.
Los satélites utilizan las frecuencias de radio comprendidas entre 10,7 y 12,7 gigahercios para las comunicaciones descendentes, pero los científicos pensaron que estos aparatos espaciales podrían estar emitiendo ondas de radio no intencionadas fuera de ese rango. Esto es lo que Di Vruno y sus colegas trataron de investigar.
Para ello, los especialistas utilizaron el LOFAR —acrónimo del inglés: Low Frequency ARray; o Matriz de baja frecuencia en español—: una red distribuida de sensores multipropósito que comprende unas 20.000 antenas de radio ubicadas en 52 lugares. Con este nivel de sensibilidad, observaron 68 satélites pertenecientes a Starlink y, efectivamente, captaron fugas electromagnéticas.
"Con LOFAR, detectamos una radiación entre 110 y 188 MHz procedente de 47 de los 68 satélites observados", afirmó el astrónomo Cees Bassa, de ASTRON, el Instituto Holandés de Radioastronomía.
Según el analista, "este rango de frecuencias incluye un intervalo protegido entre 150,05 y 153 MHz asignado específicamente a la radioastronomía por la Unión Internacional de Telecomunicaciones".
CC BY 4.0 / Mike Lewinski / Timelapse of recently deployed satellitesLos satélites de Starlink cruzan el cielo cerca del bosque nacional Carson, Nuevo México, fotografiados poco después de su lanzamiento.
Los satélites de Starlink cruzan el cielo cerca del bosque nacional Carson, Nuevo México, fotografiados poco después de su lanzamiento.
CC BY-SA 3.0 / Www.sportstatistieken.nl / Zernikeborg is het ICT-infrastructureel knooppunt van Noord-NederlandCentro de supercomputación de la Universidad de Groningen donde se encuentra el superordenador Blue Gene de LOFAR.
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Centro de supercomputación de la Universidad de Groningen donde se encuentra el superordenador Blue Gene de LOFAR.
Los satélites de Starlink cruzan el cielo cerca del bosque nacional Carson, Nuevo México, fotografiados poco después de su lanzamiento.
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Centro de supercomputación de la Universidad de Groningen donde se encuentra el superordenador Blue Gene de LOFAR.
Esta emisión parece no ser intencionada y procede de los componentes electrónicos de los satélites. Aunque no infringe ninguna norma y el efecto producido sigue siendo relativamente pequeño, no siempre será así, señalan los investigadores. Cuantos más satélites haya ahí arriba emitiendo esta señal de radio involuntaria, más intensa será.
No obstante, ya existe una solución en marcha. Los investigadores se pusieron en contacto con SpaceX, que está trabajando para de reducir o eliminar esta fuga no deseada. Y aunque ya hay miles de aparatos en órbita, en realidad solo estamos al principio del camino de la tecnología de constelaciones de satélites.
De acuerdo con las palabras de Michael Kramer, astrónomo del Instituto Max Planck, Alemania, el presente estudio pone de relieve "un ejemplo de cómo los avances tecnológicos pueden tener efectos secundarios imprevistos para la astronomía".
"Con SpaceX como ejemplo, ahora esperamos el amplio apoyo de toda la industria de satélites y de los reguladores", concluyó el científico alemán.
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