Siembra de nubes: ¿cómo funciona esta posibilidad ante la falta de agua en Uruguay?
Siembra de nubes: ¿cómo funciona esta posibilidad ante la falta de agua en Uruguay?
Sputnik Mundo
Estimular las lluvias aplicando yoduro de plata en las nubes comienza a verse como una posibilidad en Uruguay, donde la sequía lleva al límite la escasez de... 06.07.2023, Sputnik Mundo
La sequía que afecta a Uruguay desde hace meses, y que tiene a las zonas más pobladas de ese país al borde de quedarse sin agua potable, amerita el análisis de algunas alternativas hasta ahora poco ensayadas en el país suramericano. Entre ellas está la posibilidad de apelar a la siembra de nubes, un método ya utilizado en otros países y que podría facilitar la llegada de precipitaciones.La invención de la siembra de nubes se le atribuye al químico y meteorólogo estadounidense Joseph Schaefer, que en 1946 hizo experimentos para conseguir que una nube produjera nieve en pleno verano boreal. El científico aplicó bolitas de hielo seco y consiguió generar pequeños cristales de nieve. En ese proceso, el científico descubrió que también podía fomentar la generación de precipitaciones.Si bien el descubrimiento es de mediados del siglo XX, el procedimiento tuvo un gran desarrollo hasta la actualidad y es utilizado de forma habitual en varios países. Sin ir más lejos, la Secretaría de Agricultura del Gobierno mexicano anunció en marzo de 2023 que apelaría a este procedimiento en los estados de Tamaulipas y Baja California, afectados por una persistente sequía.En un diálogo con Sputnik, el meteorólogo uruguayo Juan Luis Pérez destacó que el conocimiento actual sobre la siembra de nubes "es muchísimo mayor al que se tenía en la década de 1950". Una de las muestras de ese avance es que la siembra ya no se realiza con hielo seco —partículas de dióxido de carbono (CO2)— sino con yoduro de plata, una sal que también tiene algunos usos en medicina y en fotografía.Pérez explicó que, al ser aplicado sobre una nube, el yoduro de plata actúa como un núcleo de condensación, es decir, "una sustancia capaz de aglutinar todo lo que está a su alrededor". El resto es gravedad pura: al congregar a las micropartículas que tiene cerca en la nube, aumenta su peso y facilita que se precipiten en forma de lluvia. Pero para que este mecanismo funcione tiene que haber nubes en el cielo. ¿Cómo se siembran las nubes?La experiencia internacional indica que el yoduro de plata puede llegar a las nubes de dos formas diferentes: o rociando a través de aviones fumigadores que se ubican por encima de las nubes —a unos 4.000 o 4.500 metros—y aplican desde allí el yoduro de plata, o utilizando estaciones terrestres desde las que se "dispara" el compuesto hacia el cielo.Pérez indicó que, en el caso de las estaciones, se colocan "microcañones que lanzan chorros de ese polvo semisublimado de yoduro de plata y que por su baja densidad sube hasta la alta atmósfera y llega a hacer contacto con la nube".El proceso es, apuntó el meteorólogo, prácticamente instantáneo: aplicado en las dosis necesarias y sobre las nubes correctas, las precipitaciones pueden registrarse apenas en cuestión de "segundos o minutos".Según el experto uruguayo, la evidencia indica que la siembra de nubes tiene "una efectividad bastante alta" y consigue aumentar la precipitación entre un 35% y 45%. "Si la precipitación iba a ser de 10 milímetros sin siembra, puede pasar a 15 o 20 milímetros con la siembra. Eso va aumentando exponencialmente, por lo que una precipitación de 40 milímetros puede pasar a 70 u 80 milímetros", estimó.A pesar de que ya se ha utilizado en varios países, el uso de yoduro de plata suele encontrar reticencia por los posibles efectos tóxicos del compuesto. Es que, de hecho, hay estudios que sugieren que podría tener efectos cancerígenos o afectar negativamente la vida terrestre o en los cursos de agua que puedan resultar contaminados.Pérez, en cambio, defiende que la siembra de nubes resulta "inocua" porque, si bien utiliza el yoduro de plata, lo hace en "cantidades ínfimas". En ese sentido, señaló que se aplica una concentración de 0,1 partes por millón del compuesto, cuando la ciencia considera que comienza a ser tóxico para el humano a partir de 50 partes por millón.En la misma línea, el meteorólogo aseguró que el yoduro de plata no afecta a la lluvia que se genera, ya que permanece en el agua en cantidades casi indetectables. "Al estudiar el agua solo se han encontrado trazas, es decir, cantidades menores a la mínima expresión de lectura de los instrumentos", acotó.¿Puede utilizarse en Uruguay?Ahora bien, la incógnita que se les presenta a los uruguayos es saber si el mecanismo de la siembra de nubes puede ser útil para aliviar los efectos de la sequía en las fuentes de agua dulce que el país utiliza para suministrar agua potable a la capital, Montevideo, y su zona metropolitana, donde se concentra cerca del 60% de la población.Para Pérez, uno de los factores que facilitaría la aplicación del mecanismo en Uruguay es la baja cantidad de yoduro de plata que se necesita, lo que lo haría un procedimiento relativamente económico. El experto indicó que la siembra podría hacerse con un gasto total de entre 600.000 y un millón de dólares, dependiendo de la cantidad de estaciones de bombardeo de nubes que se instalen.La cifra parece bastante menor a la que debieron pagar otros países latinoamericanos como México, que en 2022 invirtió 70 millones de dólares para sembrar 300 litros de yoduro de plata sobre ocho municipios del estado de Nuevo León.Una de las claves para aterrizar la siembra de nubes al caso uruguayo es definir en qué zonas específicas deberían promoverse las precipitaciones. La cuenca del Río Santa Lucía aparece en primer lugar en esa lista, ya que es la principal fuente de agua potable del país y la que abastece fundamentalmente a la zona metropolitana.Pérez transmitió que, de acuerdo a un estudio privado adaptado a la situación actual de Uruguay, la sequía que afecta a la cuenca del Santa Lucía podría ser solucionada instalando 19 estaciones de bombardeo de nubes.Para el meteorólogo, la cuenca podría ser rellenada "varias veces" con "tres o cuatro episodios importantes" de lluvias, ya que cada bombardeo de nube contribuye, a su vez, a que se generen nuevas precipitaciones de modo natural. Es que, explicó, la siembra de nubes no solo facilita la lluvia, sino que asegura que la precipitación llegue "a su fase final" y complete el ciclo del agua.Las estaciones previstas para la siembra tampoco ameritarían grandes obras de infraestructura, según el meteorólogo, que explicó que además de alimentarse con energía solar, son portátiles, por lo que su ubicación puede ajustarse dependiendo de las necesidades hídricas en cada momento.
Estimular las lluvias aplicando yoduro de plata en las nubes comienza a verse como una posibilidad en Uruguay, donde la sequía lleva al límite la escasez de agua potable. El meteorólogo Juan Luis Pérez dijo a Sputnik que el mecanismo es "inocuo" y podría mitigar el problema en la fuente de agua dulce más importante del país.
La invención de la siembra de nubes se le atribuye al químico y meteorólogo estadounidense Joseph Schaefer, que en 1946 hizo experimentos para conseguir que una nube produjera nieve en pleno verano boreal. El científico aplicó bolitas de hielo seco y consiguió generar pequeños cristales de nieve. En ese proceso, el científico descubrió que también podía fomentar la generación de precipitaciones.
Si bien el descubrimiento es de mediados del siglo XX, el procedimiento tuvo un gran desarrollo hasta la actualidad y es utilizado de forma habitual en varios países. Sin ir más lejos, la Secretaría de Agricultura del Gobierno mexicano anunció en marzo de 2023 que apelaría a este procedimiento en los estados de Tamaulipas y Baja California, afectados por una persistente sequía.
En un diálogo con Sputnik, el meteorólogo uruguayo Juan Luis Pérez destacó que el conocimiento actual sobre la siembra de nubes "es muchísimo mayor al que se tenía en la década de 1950". Una de las muestras de ese avance es que la siembra ya no se realiza con hielo seco —partículas de dióxido de carbono (CO2)— sino con yoduro de plata, una sal que también tiene algunos usos en medicina y en fotografía.
Pérez explicó que, al ser aplicado sobre una nube, el yoduro de plata actúa como un núcleo de condensación, es decir, "una sustancia capaz de aglutinar todo lo que está a su alrededor". El resto es gravedad pura: al congregar a las micropartículas que tiene cerca en la nube, aumenta su peso y facilita que se precipiten en forma de lluvia. Pero para que este mecanismo funcione tiene que haber nubes en el cielo.
"La siembra de nubes no inventa nubes. Debe haber nubosidad y además cierto tipo de nubes. Se necesita que haya mucha agua precipitable en la atmósfera en la forma de alguna de las variedades de cúmulus", aclaró el experto.
¿Cómo se siembran las nubes?
La experiencia internacional indica que el yoduro de plata puede llegar a las nubes de dos formas diferentes: o rociando a través de aviones fumigadores que se ubican por encima de las nubes —a unos 4.000 o 4.500 metros—y aplican desde allí el yoduro de plata, o utilizando estaciones terrestres desde las que se "dispara" el compuesto hacia el cielo.
Pérez indicó que, en el caso de las estaciones, se colocan "microcañones que lanzan chorros de ese polvo semisublimado de yoduro de plata y que por su baja densidad sube hasta la alta atmósfera y llega a hacer contacto con la nube".
El proceso es, apuntó el meteorólogo, prácticamente instantáneo: aplicado en las dosis necesarias y sobre las nubes correctas, las precipitaciones pueden registrarse apenas en cuestión de "segundos o minutos".
Según el experto uruguayo, la evidencia indica que la siembra de nubes tiene "una efectividad bastante alta" y consigue aumentar la precipitación entre un 35% y 45%. "Si la precipitación iba a ser de 10 milímetros sin siembra, puede pasar a 15 o 20 milímetros con la siembra. Eso va aumentando exponencialmente, por lo que una precipitación de 40 milímetros puede pasar a 70 u 80 milímetros", estimó.
A pesar de que ya se ha utilizado en varios países, el uso de yoduro de plata suele encontrar reticencia por los posibles efectos tóxicos del compuesto. Es que, de hecho, hay estudios que sugieren que podría tener efectos cancerígenos o afectar negativamente la vida terrestre o en los cursos de agua que puedan resultar contaminados.
Pérez, en cambio, defiende que la siembra de nubes resulta "inocua" porque, si bien utiliza el yoduro de plata, lo hace en "cantidades ínfimas". En ese sentido, señaló que se aplica una concentración de 0,1 partes por millón del compuesto, cuando la ciencia considera que comienza a ser tóxico para el humano a partir de 50 partes por millón.
En la misma línea, el meteorólogo aseguró que el yoduro de plata no afecta a la lluvia que se genera, ya que permanece en el agua en cantidades casi indetectables. "Al estudiar el agua solo se han encontrado trazas, es decir, cantidades menores a la mínima expresión de lectura de los instrumentos", acotó.
¿Puede utilizarse en Uruguay?
Ahora bien, la incógnita que se les presenta a los uruguayos es saber si el mecanismo de la siembra de nubes puede ser útil para aliviar los efectos de la sequía en las fuentes de agua dulce que el país utiliza para suministrar agua potable a la capital, Montevideo, y su zona metropolitana, donde se concentra cerca del 60% de la población.
Para Pérez, uno de los factores que facilitaría la aplicación del mecanismo en Uruguay es la baja cantidad de yoduro de plata que se necesita, lo que lo haría un procedimiento relativamente económico. El experto indicó que la siembra podría hacerse con un gasto total de entre 600.000 y un millón de dólares, dependiendo de la cantidad de estaciones de bombardeo de nubes que se instalen.
La cifra parece bastante menor a la que debieron pagar otros países latinoamericanos como México, que en 2022 invirtió 70 millones de dólares para sembrar 300 litros de yoduro de plata sobre ocho municipios del estado de Nuevo León.
Una de las claves para aterrizar la siembra de nubes al caso uruguayo es definir en qué zonas específicas deberían promoverse las precipitaciones. La cuenca del Río Santa Lucía aparece en primer lugar en esa lista, ya que es la principal fuente de agua potable del país y la que abastece fundamentalmente a la zona metropolitana.
Pérez transmitió que, de acuerdo a un estudio privado adaptado a la situación actual de Uruguay, la sequía que afecta a la cuenca del Santa Lucía podría ser solucionada instalando 19 estaciones de bombardeo de nubes.
Para el meteorólogo, la cuenca podría ser rellenada "varias veces" con "tres o cuatro episodios importantes" de lluvias, ya que cada bombardeo de nube contribuye, a su vez, a que se generen nuevas precipitaciones de modo natural. Es que, explicó, la siembra de nubes no solo facilita la lluvia, sino que asegura que la precipitación llegue "a su fase final" y complete el ciclo del agua.
Las estaciones previstas para la siembra tampoco ameritarían grandes obras de infraestructura, según el meteorólogo, que explicó que además de alimentarse con energía solar, son portátiles, por lo que su ubicación puede ajustarse dependiendo de las necesidades hídricas en cada momento.
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