¿Quiénes son los centinelas del cambio climático en el fin del mundo?
¿Quiénes son los centinelas del cambio climático en el fin del mundo?
Sputnik Mundo
Un grupo de científicos estudia los efectos del cambio climático en los ecosistemas costeros subantárticos en la Región de Magallanes, extremo sur de Chile... 06.07.2023, Sputnik Mundo
Los científicos, pertenecientes a la Universidad de Magallanes, el Instituto Pesquero y otras universidades chilenas e internacionales, investigan en el sur del país qué sucede con la biodiversidad marina —y en especial con las algas— como consecuencia del derretimiento de los glaciares.Dirigidos por Andrés Mansilla, doctor en botánica, la labor es parte de la línea de investigación Centinelas del Cambio Climático, del Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CICH), un proyecto científico financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID).En conversación con Sputnik, el titular de la expedición explicó que llevan más de 20 años estudiando los sistemas subantárticos y en particular el impacto que el deshielo de los glaciares tiene sobre las especies hidrobiológicas.El académico destacó que debido a esta labor y sus aportes sobre "nuevas especies para la ciencia en temas de conservación, en 2005 se generó la Reserva de Biosfera Cabo de Hornos (RBCH)".La RBCH es un área geográfica protegida por el Estado chileno, ubicada a 2.410 kilómetros al sur de Santiago. Se extiende desde el canal Beagle —estrecho que conecta los océanos Pacífico y Atlántico— hasta el Cabo de Hornos, el punto más meridional de Sudamérica. Esta zona es de gran importancia para la ciencia y el estudio para el desarrollo sostenible.Asimismo, y gracias al trabajo de los investigadores, en 2019 se creó una nueva figura de conservación, el Parque Marino Islas Diego Ramírez, ubicado en dicho grupo insular al suroeste del Cabo de Hornos.El investigador destacó el "excelente nivel de predictibilidad" de estos ecosistemas marinos para determinar los efectos del cambio climático. Dichos ecosistemas "al mismo tiempo son sensibles" y esa sensibilidad les permite a los científicos analizar, informar qué es lo que está ocurriendo en ellos y tomar medidas de prevención.La investigación aborda distintos tipos de organismos marinos, pero tiene como eje principal las algas subantárticas y los bosques submarinos de grandes algas pardas.Las algas tienen una doble función: "por un lado de ingenieros ecosistémicos y por otro de secuestradores de carbono", proceso mediante el cual capturan y retrasan la emisión a la atmósfera del dióxido de carbono, "que produce el efecto invernadero", comentó el especialista.El estudio aborda varias líneas, como, por ejemplo, el comportamiento de las microalgas tóxicas que producen la marea roja y cómo se ven afectadas las comunas que viven de recursos marinos."Es un abanico de enfoques que aborda la sensibilidad de los ecosistemas marinos subantárticos al cambio climático", aclaró el universitario.El impacto del derretimiento de glaciaresEn Chile existen casi 24.000 glaciares, cantidad que constituye el 82% de estas grandes masas de hielo en América Latina, de acuerdo con datos de Greenpeace*. Se trata de un patrimonio natural fundamental, que juega un rol clave en el abastecimiento de agua, y una reserva estratégica para la sequía que afecta a gran parte de la región.No obstante, debido al cambio climático, muchos de estos cuerpos congelados se han derretido. Su agua dulce, al mezclarse con el agua salada del océano, impacta negativamente en los ecosistemas costeros.El investigador explicó que el agua dulce impacta negativamente en el metabolismo de los moluscos. "Cuando tienes una cantidad de moluscos que colectas o que compras en el mercado, se mantienen vivos mientras tienen agua de mar. Los mismos mercados tienen agua de mar, pero cuando llegas a tu casa y colocas esos moluscos en agua dulce, estos organismos sufren, se estresan y pueden morir", ejemplifica Mansilla."Esos nutrientes enturbian la columna de agua o la tornan de un tipo de un color tipo lechoso e impiden que la luz penetre con la intensidad que entra a la columna de agua en un lugar donde no hay glaciares", complementó MansillaELLa investigación liderada por el académico de la Universidad de Magallanes mide los parámetros de la columna de agua, cómo cambia la salinidad en la mañana, cuando no hay mucho calor y donde existe poco aporte de agua dulce por parte de los glaciares.El titular del grupo de investigadores explicó que a través de equipos científicos miden la capacidad fotosintética de las algas que están asociadas al retroceso glaciar y en zonas en las que no se ven afectadas."Con los años se han ido adaptando y eso significa que su código genético puede haber registrado algún tipo de mutación que les permite adaptarse. Entonces nosotros estamos estudiando las algas que están asociadas a glaciares y otras que no. Así vamos comparando genéticamente y fotosintéticamente", aclaró.El trabajo con la población localLa investigación desarrollada por el equipo liderado por Mansilla juega un papel fundamental para los pescadores artesanales, las poblaciones locales y para las distintas entidades del Gobierno regional.El académico comentó que se han reunido con los sindicatos de pescadores artesanales para conocer sus intereses y problemáticas, porque muchas veces ellos "no perciben que el cambio climático es algo real", sino que, más bien, lo ven "como noticias que aparecen en la tele"."Cuando uno está en Puerto Williams o en el canal Beagle vemos que en los veranos calurosos ha habido muchos derretimientos de glaciares, mucho aporte de agua dulce y ese aporte de agua dulce en el fondo está afectando las comunidades marinas. Y ahí es donde ellos sacan sus especies para comercializarlas", comentó el científico.El investigador puntualizó que concientizan a los pescadores sobre los efectos que tiene extraer especies como los bosques de huiro (un tipo de alga) de los lugares donde pescan, ya que su ausencia afecta a "los propios organismos que ellos utilizan para su comercialización y para su subsistencia".Pero no tan solo han trabajado con pescadores artesanales, sino también con el Gobierno Regional de Magallanes, el cual declaró a la región en emergencia climática en 2022. Lo que es celebrado por Mansilla, puesto que demuestra que "existe una preocupación por parte de las autoridades".No obstante, el académico destacó que aún hay mucho por estudiar, como "los bosques submarinos de algas pardas, que aquí en Magallanes están los bosques más importantes del mundo. Hay un discurso que habla de la economía azul, del secuestro de carbono, pero en realidad es un discurso"."Hay que ir a la acción a través de la investigación para saber efectivamente cuánto captura de carbono la región y cómo esta podría ser un ejemplo en Chile de lo que es el secuestro de carbono por parte de los bosques submarinos. Y cómo eso también se podría negociar en los mercados internacionales a través de los famosos bonos de carbono e invertir más en investigación, pero también en la conservación", finalizó Mansilla.*Organización declarada como indeseable para la Fiscalía General de Rusia.
Un grupo de científicos estudia los efectos del cambio climático en los ecosistemas costeros subantárticos en la Región de Magallanes, extremo sur de Chile. Sputnik conversó con el académico Andrés Mansilla, quien lidera el equipo de investigadores, para indagar en los detalles de su trabajo.
Los científicos, pertenecientes a la Universidad de Magallanes, el Instituto Pesquero y otras universidades chilenas e internacionales, investigan en el sur del país qué sucede con la biodiversidad marina —y en especial con las algas— como consecuencia del derretimiento de los glaciares.
Dirigidos por Andrés Mansilla, doctor en botánica, la labor es parte de la línea de investigación Centinelas del Cambio Climático, del Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CICH), un proyecto científico financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID).
En conversación con Sputnik, el titular de la expedición explicó que llevan más de 20 años estudiando los sistemas subantárticos y en particular el impacto que el deshielo de los glaciares tiene sobre las especies hidrobiológicas.
El académico destacó que debido a esta labor y sus aportes sobre "nuevas especies para la ciencia en temas de conservación, en 2005 se generó la Reserva de Biosfera Cabo de Hornos (RBCH)".
La RBCH es un área geográfica protegida por el Estado chileno, ubicada a 2.410 kilómetros al sur de Santiago. Se extiende desde el canal Beagle —estrecho que conecta los océanos Pacífico y Atlántico— hasta el Cabo de Hornos, el punto más meridional de Sudamérica. Esta zona es de gran importancia para la ciencia y el estudio para el desarrollo sostenible.
Asimismo, y gracias al trabajo de los investigadores, en 2019 se creó una nueva figura de conservación, el Parque Marino Islas Diego Ramírez, ubicado en dicho grupo insular al suroeste del Cabo de Hornos.
"Todo eso ha sido de gran importancia para el mundo, porque estos son laboratorios únicos para estudiar el cambio climático global en lugares que aún se encuentran en estado de relativamente buena conservación. Lugares prístinos que son como un farol en el mundo para estudiar los efectos de los cambios climáticos globales", explicó Mansilla
El investigador destacó el "excelente nivel de predictibilidad" de estos ecosistemas marinos para determinar los efectos del cambio climático. Dichos ecosistemas "al mismo tiempo son sensibles" y esa sensibilidad les permite a los científicos analizar, informar qué es lo que está ocurriendo en ellos y tomar medidas de prevención.
"Estos ecosistemas actúan como faros, como centinelas. Las especies que sufren estos estresores del cambio climático o se adaptan o desaparecen", enfatizó Mansilla.
La investigación aborda distintos tipos de organismos marinos, pero tiene como eje principal las algas subantárticas y los bosques submarinos de grandes algas pardas.
Las algas tienen una doble función: "por un lado de ingenieros ecosistémicos y por otro de secuestradores de carbono", proceso mediante el cual capturan y retrasan la emisión a la atmósfera del dióxido de carbono, "que produce el efecto invernadero", comentó el especialista.
El estudio aborda varias líneas, como, por ejemplo, el comportamiento de las microalgas tóxicas que producen la marea roja y cómo se ven afectadas las comunas que viven de recursos marinos.
"Es un abanico de enfoques que aborda la sensibilidad de los ecosistemas marinos subantárticos al cambio climático", aclaró el universitario.
En Chile existen casi 24.000 glaciares, cantidad que constituye el 82% de estas grandes masas de hielo en América Latina, de acuerdo con datos de Greenpeace*. Se trata de un patrimonio natural fundamental, que juega un rol clave en el abastecimiento de agua, y una reserva estratégica para la sequía que afecta a gran parte de la región.
No obstante, debido al cambio climático, muchos de estos cuerpos congelados se han derretido. Su agua dulce, al mezclarse con el agua salada del océano, impacta negativamente en los ecosistemas costeros.
El investigador explicó que el agua dulce impacta negativamente en el metabolismo de los moluscos. "Cuando tienes una cantidad de moluscos que colectas o que compras en el mercado, se mantienen vivos mientras tienen agua de mar. Los mismos mercados tienen agua de mar, pero cuando llegas a tu casa y colocas esos moluscos en agua dulce, estos organismos sufren, se estresan y pueden morir", ejemplifica Mansilla.
En el caso de las algas, el proceso de fotosíntesis de estas plantas marinas tambien se ve afectado por el agua de los glaciares, "que no viene sola, viene también con nutrientes", comentó el científico.
"Esos nutrientes enturbian la columna de agua o la tornan de un tipo de un color tipo lechoso e impiden que la luz penetre con la intensidad que entra a la columna de agua en un lugar donde no hay glaciares", complementó MansillaEL
La investigación liderada por el académico de la Universidad de Magallanes mide los parámetros de la columna de agua, cómo cambia la salinidad en la mañana, cuando no hay mucho calor y donde existe poco aporte de agua dulce por parte de los glaciares.
El titular del grupo de investigadores explicó que a través de equipos científicos miden la capacidad fotosintética de las algas que están asociadas al retroceso glaciar y en zonas en las que no se ven afectadas.
"Con los años se han ido adaptando y eso significa que su código genético puede haber registrado algún tipo de mutación que les permite adaptarse. Entonces nosotros estamos estudiando las algas que están asociadas a glaciares y otras que no. Así vamos comparando genéticamente y fotosintéticamente", aclaró.
"Existe algún cambio genético molecular en las algas, lo cual es un primer indicio de que se van adaptando. Pero también necesitamos saber si ese cambio genético tiene algún efecto en la síntesis de alguna proteína, enzima, etcétera, que le permita cambiar su metabolismo y vivir bien en lugares donde existen condiciones adversas producto del cambio climático", puntualizó.
El trabajo con la población local
La investigación desarrollada por el equipo liderado por Mansilla juega un papel fundamental para los pescadores artesanales, las poblaciones locales y para las distintas entidades del Gobierno regional.
El académico comentó que se han reunido con los sindicatos de pescadores artesanales para conocer sus intereses y problemáticas, porque muchas veces ellos "no perciben que el cambio climático es algo real", sino que, más bien, lo ven "como noticias que aparecen en la tele".
"Cuando uno está en Puerto Williams o en el canal Beagle vemos que en los veranos calurosos ha habido muchos derretimientos de glaciares, mucho aporte de agua dulce y ese aporte de agua dulce en el fondo está afectando las comunidades marinas. Y ahí es donde ellos sacan sus especies para comercializarlas", comentó el científico.
El investigador puntualizó que concientizan a los pescadores sobre los efectos que tiene extraer especies como los bosques de huiro (un tipo de alga) de los lugares donde pescan, ya que su ausencia afecta a "los propios organismos que ellos utilizan para su comercialización y para su subsistencia".
"Ahí los pescadores cambian su parecer, su percepción respecto al cambio climático", aseguró Mansilla.
Pero no tan solo han trabajado con pescadores artesanales, sino también con el Gobierno Regional de Magallanes, el cual declaró a la región en emergencia climática en 2022. Lo que es celebrado por Mansilla, puesto que demuestra que "existe una preocupación por parte de las autoridades".
No obstante, el académico destacó que aún hay mucho por estudiar, como "los bosques submarinos de algas pardas, que aquí en Magallanes están los bosques más importantes del mundo. Hay un discurso que habla de la economía azul, del secuestro de carbono, pero en realidad es un discurso".
"Hay que ir a la acción a través de la investigación para saber efectivamente cuánto captura de carbono la región y cómo esta podría ser un ejemplo en Chile de lo que es el secuestro de carbono por parte de los bosques submarinos. Y cómo eso también se podría negociar en los mercados internacionales a través de los famosos bonos de carbono e invertir más en investigación, pero también en la conservación", finalizó Mansilla.
*Organización declarada como indeseable para la Fiscalía General de Rusia.
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