"No quiero que mis ojos no tengan bosque": indígenas de Bolivia defienden sus tierras
"No quiero que mis ojos no tengan bosque": indígenas de Bolivia defienden sus tierras
Sputnik Mundo
Miembros de comunidades de todo el país se reunieron en la ciudad amazónica de Rurrenabaque para compartir experiencias y propuestas dirigidas a hacer respetar... 01.07.2023, Sputnik Mundo
Durante el Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas, celebrado el 26 y 27 de junio pasado en la ciudad amazónica de Rurrenabaque, más de un centenar de representantes de pueblos originarios de toda Bolivia se reunieron para compartir opiniones y experiencias sobre varias problemáticas que afectan a las comunidades donde viven, en selvas y áreas rurales.Dos de las participantes compartieron a Sputnik las decisiones que tomaron al finalizar el debate. Son Ailin Vaca Díez, del pueblo chiquitano, y Zoila Monasterio, del pueblo guaraní.Ambas integran la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (CNAMIB), organización que reúne a miembros de comunidades de todo el país, fundamentalmente de las tierras bajas.Lomerío, un territorio amenazadoAilin Vaca Díez vive en el Territorio Comunitario de Origen (TCO) Lomerío, de 260.000 hectáreas, con un título colectivo a nombre del pueblo chiquitano situado en el departamento de Santa Cruz."En Lomerío tenemos la amenaza del modelo económico extractivista, así como de la agroindustria con la invasión de gente de municipios colindantes que tumban los árboles", relató a Sputnik.Los químicos usados en la agroindustria contaminan el río Zapocó, que pasa por el TCO. Pero no es el único peligro que debe enfrentar la comunidad."Otra amenaza que tenemos es el cambio climático, que se profundiza día tras día. En nuestro territorio tenemos heladas, sequías e inundaciones", explicó la cacique de Género de la Central Indígena de Comunidades Originarias de Lomerío (CICOL), que integra a las 29 comunidades del TCO.La dirigenta se mostró preocupada por la pérdida de hablantes de bésiro, idioma del pueblo chiquitano. "Hay jóvenes que están migrando a las ciudades y así se pierde nuestra lengua materna, nuestra cultura", lamentó.Como dirigenta de Género, impulso con las mujeres chiquitanas "proyectos alternativos que vayan acordes a la naturaleza para apuntar a la autonomía económica desde la perspectiva indígena". Muchas mujeres de esta y otras organizaciones fabrican artesanías con diseños y materiales ancestrales que comercializan en ferias y espacios similares."Quiero que mis hijos disfruten de lo que yo estoy disfrutando como anteriormente lo hicieron mis padres".Azúcar guaraníZoila Monasterio integra el directorio de la CNAMIB, en la cartera de Relaciones Internacionales y Comunicación."He nacido en una comunidad guaraní, mis padres son guaraníes", contó. Zoila vive en el norte del departamento de Santa Cruz, en el municipio de Colpa Bélgica. Si bien no es territorio ancestral de su pueblo, allí se instaló su familia para trabajar en la cosecha de caña de azúcar.Sostuvo que en la actualidad la mitad de la población de Colpa Bélgica es del pueblo guaraní. Según el censo de 2001 eran en total 6.273 habitantes.Monasterio aseguró que en esta población las familias indígenas viven peor que en las comunidades porque no tienen provisión continua de agua corriente, además que les cortan la energía eléctrica si no pagan más de un mes.Allí padecen la discriminación de una parte de la población, lamentó Monasterio, así como la contaminación de un ingenio azucarero.Estas y otras injusticias que presenció Monasterio la motivaron a convertirse en líder del pueblo guaraní: "Eso nos ha llevado en la CNAMIB a trabajar, especialmente a mí".Los repetidos casos de violencia de género también la movilizan como dirigenta indígena. "Nosotras por ocupar espacios de dirigencia o por ser mujeres somos asesinadas. No somos enemigas de los hombres. Si nos unimos podemos hacer grandes cosas", reflexionó.Un encuentro fructíferoEl Encuentro de Mujeres Indígenas representa un espacio único, en el cual se reúnen dirigentes e integrantes de organizaciones de todo el país, quienes de otra manera no tendrían forma de compartir durante dos días sus miradas y propuestas sobre la situación de los 36 pueblos indígenas del Estado Plurinacional.Los pasados 26 y 27 de junio debatieron "porque nosotras tenemos propuestas y nuestra agenda. Tenemos nuestra visión para proponer leyes y políticas públicas que respeten nuestros derechos", afirmó.Entre sus resoluciones, las mujeres exigieron que se respeten los límites de sus territorios indígenas de modo que no sufran la invasión de personas ajenas a sus pueblos. También se manifestaron contra la contaminación que generan los químicos empleados en la agroindustria.Pidieron al Gobierno acelerar la titulación de varios territorios, así como la legislación necesaria para el desarrollo del autogobierno en las comunidades como establece la Constitución.Vaca Díez, la única mujer en el directorio de la CICOL, pidió unirse "a más hermanos de otros países para cuidar la Amazonía, nuestro territorio, nuestra lengua materna y nuestra cultura porque sin cultura no hay pueblos indígenas".
Miembros de comunidades de todo el país se reunieron en la ciudad amazónica de Rurrenabaque para compartir experiencias y propuestas dirigidas a hacer respetar sus derechos. Las líderes indígenas de las tierras bajas contaron a Sputnik sus vivencias y motivos para estar en la dirigencia.
Durante el Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas, celebrado el 26 y 27 de junio pasado en la ciudad amazónica de Rurrenabaque, más de un centenar de representantes de pueblos originarios de toda Bolivia se reunieron para compartir opiniones y experiencias sobre varias problemáticas que afectan a las comunidades donde viven, en selvas y áreas rurales.
Dos de las participantes compartieron a Sputnik las decisiones que tomaron al finalizar el debate. Son Ailin Vaca Díez, del pueblo chiquitano, y Zoila Monasterio, del pueblo guaraní.
Ambas integran la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (CNAMIB), organización que reúne a miembros de comunidades de todo el país, fundamentalmente de las tierras bajas.
Mujeres indígenas durante su encuentro nacional en Bolivia
Lomerío, un territorio amenazado
Ailin Vaca Díez vive en el Territorio Comunitario de Origen (TCO) Lomerío, de 260.000 hectáreas, con un título colectivo a nombre del pueblo chiquitano situado en el departamento de Santa Cruz.
"En Lomerío tenemos la amenaza del modelo económico extractivista, así como de la agroindustria con la invasión de gente de municipios colindantes que tumban los árboles", relató a Sputnik.
Los químicos usados en la agroindustria contaminan el río Zapocó, que pasa por el TCO. Pero no es el único peligro que debe enfrentar la comunidad.
"Otra amenaza que tenemos es el cambio climático, que se profundiza día tras día. En nuestro territorio tenemos heladas, sequías e inundaciones", explicó la cacique de Género de la Central Indígena de Comunidades Originarias de Lomerío (CICOL), que integra a las 29 comunidades del TCO.
La dirigenta se mostró preocupada por la pérdida de hablantes de bésiro, idioma del pueblo chiquitano. "Hay jóvenes que están migrando a las ciudades y así se pierde nuestra lengua materna, nuestra cultura", lamentó.
Vaca Díez explicó los motivos que la llevaron a integrar la dirigencia de la CICOL: "No tuve oportunidad de estudiar en la universidad, pero la universidad de la vida me ha enseñado que tenemos que defender y apoyar a las hermanas que sufren vulneraciones".
Como dirigenta de Género, impulso con las mujeres chiquitanas "proyectos alternativos que vayan acordes a la naturaleza para apuntar a la autonomía económica desde la perspectiva indígena". Muchas mujeres de esta y otras organizaciones fabrican artesanías con diseños y materiales ancestrales que comercializan en ferias y espacios similares.
"No quiero que mis ojos no tengan bosque, no tengan flora, fauna, ni agua en el territorio que es nuestra casa grande. Eso me motiva a seguir apoyando a mi comunidad", dijo.
"Quiero que mis hijos disfruten de lo que yo estoy disfrutando como anteriormente lo hicieron mis padres".
Azúcar guaraní
Zoila Monasterio integra el directorio de la CNAMIB, en la cartera de Relaciones Internacionales y Comunicación.
"He nacido en una comunidad guaraní, mis padres son guaraníes", contó. Zoila vive en el norte del departamento de Santa Cruz, en el municipio de Colpa Bélgica. Si bien no es territorio ancestral de su pueblo, allí se instaló su familia para trabajar en la cosecha de caña de azúcar.
Sostuvo que en la actualidad la mitad de la población de Colpa Bélgica es del pueblo guaraní. Según el censo de 2001 eran en total 6.273 habitantes.
Monasterio aseguró que en esta población las familias indígenas viven peor que en las comunidades porque no tienen provisión continua de agua corriente, además que les cortan la energía eléctrica si no pagan más de un mes.
Allí padecen la discriminación de una parte de la población, lamentó Monasterio, así como la contaminación de un ingenio azucarero.
"Se hace riego con aguas servidas, que despiden un olor sumamente insoportable. Y cuando se hace la quema de la caña sale un bagacillo negro que penetra y lastima los ojos. Eso absorben los niños y les hace daño", describió.
Estas y otras injusticias que presenció Monasterio la motivaron a convertirse en líder del pueblo guaraní: "Eso nos ha llevado en la CNAMIB a trabajar, especialmente a mí".
Los repetidos casos de violencia de género también la movilizan como dirigenta indígena. "Nosotras por ocupar espacios de dirigencia o por ser mujeres somos asesinadas. No somos enemigas de los hombres. Si nos unimos podemos hacer grandes cosas", reflexionó.
El Encuentro de Mujeres Indígenas representa un espacio único, en el cual se reúnen dirigentes e integrantes de organizaciones de todo el país, quienes de otra manera no tendrían forma de compartir durante dos días sus miradas y propuestas sobre la situación de los 36 pueblos indígenas del Estado Plurinacional.
"El encuentro ha sido muy fructífero y muy acertado porque estuvimos presentes las mujeres que defienden el territorio y defienden la naturaleza. Queremos vivir en un ambiente sano y libre de contaminación. No queremos extractivismo ni minería", dijo Monasterio a Sputnik.
Los pasados 26 y 27 de junio debatieron "porque nosotras tenemos propuestas y nuestra agenda. Tenemos nuestra visión para proponer leyes y políticas públicas que respeten nuestros derechos", afirmó.
Entre sus resoluciones, las mujeres exigieron que se respeten los límites de sus territorios indígenas de modo que no sufran la invasión de personas ajenas a sus pueblos. También se manifestaron contra la contaminación que generan los químicos empleados en la agroindustria.
Pidieron al Gobierno acelerar la titulación de varios territorios, así como la legislación necesaria para el desarrollo del autogobierno en las comunidades como establece la Constitución.
Vaca Díez, la única mujer en el directorio de la CICOL, pidió unirse "a más hermanos de otros países para cuidar la Amazonía, nuestro territorio, nuestra lengua materna y nuestra cultura porque sin cultura no hay pueblos indígenas".
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