Racismo en el fútbol: el desafío de denunciar y romper los "códigos de cancha"
Racismo en el fútbol: el desafío de denunciar y romper los "códigos de cancha"
Sputnik Mundo
Los recientes casos de racismo denunciados por futbolistas sudamericanos evidencian una problemática arraigada en la sociedad. En diálogo con Sputnik, el... 27.05.2023, Sputnik Mundo
Luego de que el futbolista brasileño Vinicius Junior del Real Madrid fuera agredido con insultos racistas durante un partido de la liga española contra el Valencia, el jugador colombiano Hugo Rodallega denunció haber sido víctima de racismo durante un partido de su club Independiente Santa Fe por la Copa Sudamericana.Los casos generaron el repudio internacional. Deportistas, clubes e incluso Gobiernos se solidarizaron con los jugadores. El propio presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, condenó el ataque a Vinicius en la Cumbre de Líderes del G7 que se celebró en Japón.La situación no es nueva, a lo largo de los años se han dado varios casos de características similares: jugadores que son agredidos por su color de piel dentro y fuera de la cancha.Para Bruno, que integra el grupo de Estudios Sociales y Culturales del Deporte de la Universidad de la República, "los jugadores se están animando más a denunciar", algo que está acompañado por "un cambio de lógica" y una mayor "visibilización de lo que pasa dentro de la cancha y en el estadio".El especialista consideró que los jugadores pueden sentirse más apoyados al contar con un registro audiovisual frente a una situación de discriminación.En la misma línea, el periodista colombiano Andrés Hurtatiz, destacó que los jugadores no se quedaran callados y denunciaran los actos de racismo, aunque temió que no se tomen acciones en profundidad.Los medios de comunicación y las redes sociales toman un "rol protagónico", pero "son casos que van quedando en el olvido" con el paso de los días, señaló.El insulto y la impunidad de las hinchadasPara Bruno, quien ha investigado la discriminación racial en el fútbol uruguayo, este deporte tiene "códigos y moralidades" bastante extendidos en la región y en el mundo.En torno al fútbol se construye una masculinidad asociada a la virilidad del hombre. Por ese motivo, la denuncia suele ser muy cuestionada en el ambiente y se acusa a los jugadores que denuncian a otros futbolistas de "llorones" y de "traición" al "romper códigos de cancha", resaltó."Hay una construcción de un futbolista macho y aguantador" en la que el deportista "tiene que poner el cuerpo y callarse la boca", explicó Bruno. Sobre ellos incluso pesa un conflicto intergeneracional: algunos jugadores veteranos en actividad o retirados cuestionan a los más jóvenes por "ablandarse" y no tolerar ciertas situaciones."Los insultos tienen una dimensión instrumental, de amedrentar al rival", tanto si surgen de los rivales en el campo de juego como de las hinchadas en las tribunas.Por esa propia lógica a la interna del deporte, los ataques racistas tienden a diluirse hasta que aparece un nuevo caso y toma una mayor visibilidad, aseguró Bruno. Esto explica por qué "si bien muchos jugadores se sienten agredidos, no quieren romper esos códigos". Además, cuando algún futbolista con visibilidad dice no sentirse víctima de racismo, es tomado como ejemplo por parte de quienes profieren los ataques para justificarlos, apuntó el experto.¿Sanciones suficientes?Por el caso Vinicius, la Real Federación Española de Futbol sancionó inicialmente al Valencia con el cierre parcial de una grada durante cinco partidos y 45.000 euros de multa (48.000 dólares).Sin embargo, tras la apelación del club, se redujo el castigo a tres fechas con grada cerrada y 27.000 euros. En tanto, en el ámbito judicial, la Fiscalía Provincial de Valencia instruyó a un juzgado a que investigue los hechos.Para el caso de Rodallega, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) abrió una investigación y se prevé una sanción al club argentino Gimnasia y Esgrima de La Plata, de comprobarse que hubo cánticos racistas de los hinchas contra el deportista.Hurtatiz recordó que en el fútbol colombiano se impusieron sanciones por situaciones de este tipo. En 2012 la División Mayor del Fútbol Profesional Colombiano aplicó una inédita sanción económica de alrededor de 6.000 dólares al club local Pasto por actos discriminatorios y de racismo por parte de sus hinchas a los jugadores de La Equidad.El periodista afirmó que pese a este precedente no se han aplicado sanciones a todos los casos posteriores. "Se impulsan manuales, decálogos, campañas por parte de las entidades que rigen el fútbol, pero no hay hechos más allá. Se aplicó esa sanción, pero el tema quedó ahí", señaló.Las condenas "son insuficientes" aseguró Hurtaitz, para quien no hay un verdadero trabajo para combatir los discursos de odio, aunque el fútbol colombiano ha procurado detectar a los espectadores que en los estadios actúan con cierta "impunidad".Los clubes "se tiran la pelota y evaden responsabilidades en cuanto al control de las conductas indebidas dentro de los estadios", resumió Hurtaitz.Para Bruno, además de protocolos tiene que haber un trabajo diario que intente resolver el problema de forma estructural a través de políticas públicas enfocadas en la prevención y programas de clubes que trabajen en la formación del deportista y que tengan una responsabilidad también con su propio público.El antropólogo uruguayo remarcó que estas acciones deben desarrollarse en conjunto con otras organizaciones, porque el fútbol no es una dimensión aislada de la sociedad."El deporte en general tiene una dimensión que castiga las expresiones políticas y eso es algo que tiene que cambiar", concluyó.
Los recientes casos de racismo denunciados por futbolistas sudamericanos evidencian una problemática arraigada en la sociedad. En diálogo con Sputnik, el antropólogo Rafael Bruno aseguró que "la lógica del fútbol" tiende a situar estos casos como "un hecho aislado o ponerlo como parte de algo que el jugador tiene que soportar".
Luego de que el futbolista brasileño Vinicius Junior del Real Madrid fuera agredido con insultos racistas durante un partido de la liga española contra el Valencia, el jugador colombiano Hugo Rodallega denunció haber sido víctima de racismo durante un partido de su club Independiente Santa Fe por la Copa Sudamericana.
Los casos generaron el repudio internacional. Deportistas, clubes e incluso Gobiernos se solidarizaron con los jugadores. El propio presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, condenó el ataque a Vinicius en la Cumbre de Líderes del G7 que se celebró en Japón.
La situación no es nueva, a lo largo de los años se han dado varios casos de características similares: jugadores que son agredidos por su color de piel dentro y fuera de la cancha.
"Estas denuncias toman mucha visibilidad por un tiempo determinado cuando hay un hecho que es bastante crudo", aunque luego "el tema se olvida por un tiempo", aseguró el antropólogo uruguayo Rafael Bruno en diálogo con Sputnik.
Para Bruno, que integra el grupo de Estudios Sociales y Culturales del Deporte de la Universidad de la República, "los jugadores se están animando más a denunciar", algo que está acompañado por "un cambio de lógica" y una mayor "visibilización de lo que pasa dentro de la cancha y en el estadio".
El especialista consideró que los jugadores pueden sentirse más apoyados al contar con un registro audiovisual frente a una situación de discriminación.
En la misma línea, el periodista colombiano Andrés Hurtatiz, destacó que los jugadores no se quedaran callados y denunciaran los actos de racismo, aunque temió que no se tomen acciones en profundidad.
Los medios de comunicación y las redes sociales toman un "rol protagónico", pero "son casos que van quedando en el olvido" con el paso de los días, señaló.
"Hay un mensaje muy llamativo [contra el racismo] que se apoya a nivel digital, que se empieza a apoyar en los estadios, que ayuda de cierta forma a tomar conciencia, pero puede ser visto como una conciencia temporal, que no tiene una trascendencia mayor con el pasar del tiempo", apuntó Hurtatiz.
El insulto y la impunidad de las hinchadas
Para Bruno, quien ha investigado la discriminación racial en el fútbol uruguayo, este deporte tiene "códigos y moralidades" bastante extendidos en la región y en el mundo.
En torno al fútbol se construye una masculinidad asociada a la virilidad del hombre. Por ese motivo, la denuncia suele ser muy cuestionada en el ambiente y se acusa a los jugadores que denuncian a otros futbolistas de "llorones" y de "traición" al "romper códigos de cancha", resaltó.
"Hay una construcción de un futbolista macho y aguantador" en la que el deportista "tiene que poner el cuerpo y callarse la boca", explicó Bruno. Sobre ellos incluso pesa un conflicto intergeneracional: algunos jugadores veteranos en actividad o retirados cuestionan a los más jóvenes por "ablandarse" y no tolerar ciertas situaciones.
"Los insultos tienen una dimensión instrumental, de amedrentar al rival", tanto si surgen de los rivales en el campo de juego como de las hinchadas en las tribunas.
Por esa propia lógica a la interna del deporte, los ataques racistas tienden a diluirse hasta que aparece un nuevo caso y toma una mayor visibilidad, aseguró Bruno.
"La lógica del fútbol tiende a cubrir ese insulto, a ponerlo lejos como un hecho aislado o como parte de algo que el jugador tiene que soportar", destacó.
Esto explica por qué "si bien muchos jugadores se sienten agredidos, no quieren romper esos códigos". Además, cuando algún futbolista con visibilidad dice no sentirse víctima de racismo, es tomado como ejemplo por parte de quienes profieren los ataques para justificarlos, apuntó el experto.
Sin embargo, tras la apelación del club, se redujo el castigo a tres fechas con grada cerrada y 27.000 euros. En tanto, en el ámbito judicial, la Fiscalía Provincial de Valencia instruyó a un juzgado a que investigue los hechos.
Para el caso de Rodallega, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) abrió una investigación y se prevé una sanción al club argentino Gimnasia y Esgrima de La Plata, de comprobarse que hubo cánticos racistas de los hinchas contra el deportista.
Hurtatiz recordó que en el fútbol colombiano se impusieron sanciones por situaciones de este tipo. En 2012 la División Mayor del Fútbol Profesional Colombiano aplicó una inédita sanción económica de alrededor de 6.000 dólares al club local Pasto por actos discriminatorios y de racismo por parte de sus hinchas a los jugadores de La Equidad.
¡Rechazamos cualquier manifestación de racismo y discriminación en el fútbol! #NoAlRacismo ✊🏿
Apoyamos a nuestros compañeros de @SantaFe y pedimos a la @CONMEBOL que investigue y sancione a quienes los agredieron con insultos racistas durante y después del partido de la Copa… pic.twitter.com/hdhJnk5h6I
El periodista afirmó que pese a este precedente no se han aplicado sanciones a todos los casos posteriores. "Se impulsan manuales, decálogos, campañas por parte de las entidades que rigen el fútbol, pero no hay hechos más allá. Se aplicó esa sanción, pero el tema quedó ahí", señaló.
Las condenas "son insuficientes" aseguró Hurtaitz, para quien no hay un verdadero trabajo para combatir los discursos de odio, aunque el fútbol colombiano ha procurado detectar a los espectadores que en los estadios actúan con cierta "impunidad".
"Se ha intentado identificar a los hinchas que cometen delitos, agresiones, o ejecuten discursos de odio, racistas o xenófobos en los estadios. Pero esto implica el uso de tecnología y la inversión de una buena suma de dinero, por lo que muchas veces los equipos o las alcaldías no pueden llevarlos a cabo", explicó.
Los clubes "se tiran la pelota y evaden responsabilidades en cuanto al control de las conductas indebidas dentro de los estadios", resumió Hurtaitz.
Para Bruno, además de protocolos tiene que haber un trabajo diario que intente resolver el problema de forma estructural a través de políticas públicas enfocadas en la prevención y programas de clubes que trabajen en la formación del deportista y que tengan una responsabilidad también con su propio público.
El antropólogo uruguayo remarcó que estas acciones deben desarrollarse en conjunto con otras organizaciones, porque el fútbol no es una dimensión aislada de la sociedad.
"Tanto los clubes como los jugadores tienen que empezar a reconocer y aceptar una dimensión política, porque el fútbol y el deporte en general, se reconoce como un ámbito de la neutralidad", consideró el experto.
"El deporte en general tiene una dimensión que castiga las expresiones políticas y eso es algo que tiene que cambiar", concluyó.
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