El puerto colombiano donde se diluye la Paz Total de Gustavo Petro
El puerto colombiano donde se diluye la Paz Total de Gustavo Petro
Sputnik Mundo
En Buenaventura, principal puerto del Pacífico colombiano, la situación de órden público volvió a empeorar luego de meses en los que hubo una supuesta... 16.05.2023, Sputnik Mundo
A finales del año pasado, el presidente Gustavo Petro estuvo en Buenaventura, el puerto más grande de Colombia en la costa del Pacífico (suroccidente del país), reafirmando el compromiso del Gobierno por mantener el diálogo con las bandas criminales locales para lograr la paz en una población que, en palabras del presidente, es una de las más violentas del mundo.Ese mismo 7 de diciembre, el mandatario celebró los 85 días en los que no hubo homicidios en la ciudad e hizo un llamado a la población para que siguiera apoyando la Paz Total, iniciativa con la que se busca negociar con los grupos al margen de la ley a lo largo del territorio nacional.Sin embargo, cinco meses después, la iniciativa de que Buenaventura sea un laboratorio de paz no ha sido del todo efectiva. Si bien Los Espartanos y Los Shottas, los principales grupos ilegales de la ciudad —entre ambos, según la Fuerza Pública, suman 1.000 hombres— llegaron en su momento a una tregua para poder sentarse a negociar con el Gobierno, la violencia no cesó del todo y nuevamente se están presentando enfrentamientos entre estas dos bandas, cruces que ponen en riesgo a la población civil.Y eso no es todo. A finales del mes de abril, 266 personas llegaron al casco urbano de Buenaventura luego de los fuertes combates entre la estructura Jaime Martínez de las disidencias de las FARC y el ELN —Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional, respectivamente— por el control de las rutas del narcotráfico. Así las cosas, no hay seguridad en la zona rural, mucho menos en las calles de la ciudad.La entrevistada también hace énfasis en que se han presentado situaciones que los medios no registran y que involucran a menores de edad. En abril pasado, los niños de una institución educativa del barrio Miraflores tuvieron que arrojarse al piso por el ruido constante de unos disparos."Aumentaron las muertes, las extorsiones y el reclutamiento forzado. Por ejemplo, una de las principales fuentes de recurso es la pesca. Estamos cerca del mar y tenemos varios ríos que nos circundan. Pero la gente ya no puede comercializar lo que pesca porque tienen que pagar vacunas, varias, y si no lo hacen los amenazan de muerte", añade.En las últimas semanas, se han difundido comunicados a través de Whatsapp en los que las bandas en las que dejan claro cuáles son sus zonas de control. "Es cierto, ellos pararon por un tiempo, pero a falta de ingresos retomaron sus actividades. Además, he escuchado que las bandas empezaron con un plan limpieza y por eso han aumentado la desaparición de jóvenes", advierte la lideresa.Otro líder social consultado por Sputnik, que prefirió no ser nombrado, aseguró que en la Comuna 12, una de las más grandes de la ciudad (25 barrios), los menores de edad son utilizados para mover armamento y para avisar si hay policías a la redonda. Incluso, se han implementado toques de queda."Los Shottas están recuperando el terreno en el que se les metieron Los Espartanos. Y por eso los enfrentamientos constantes. Ha sido tanta la expansión que se dio durante la supuesta tregua, que en la Comuna 7 también hay disputas. Allá, de hecho, las fronteras invisibles son más claras para la población. Tú sabes por dónde no tienes que pasar porque te matan", expone.La lideresa ambiental entrevistada por Sputnik, que ha recibido amenazas por asesorar y acompañar a comunidades afro e indígenas, es consciente de que el Gobierno de Gustavo Petro no puede solucionar en ocho meses una problemática que lleva décadas en Buenaventura, una situación que parece repetirse, solo que con grupos al margen de la ley diferentes.Desde el puerto bonaverense se mueve una gran cantidad de mercancía, por lo que siempre ha sido un punto álgido para las finanzas de la nación. Con cualquier bloqueo que se presente, el centro de Colombia queda desabastecido. "Hace unos días se bloqueó la vía que comunica Buenaventura con el resto del país como una manera de ejercer presión por parte de la comunidad para pedir solución a sus problemas. La gente está cansada de que esto ya sea cíclico", dice la entrevistada.Ese bloqueo, que fue entre el 11 y 12 de mayo pasado, generó pérdidas cercanas a los 13.000 millones de pesos (2,8 millones de dólares), según el Gremio de Transportadores de Carga (Fedetranscol). Según datos del programa Buenaventura Cómo Vamos, el 82% de la población del distrito vive en pobreza extrema y 41% en condición de indigencia. En el puerto colombiano más grande del Pacífico no hay reportes de asesinatos, pero las balaceras son constantes, tampoco hay cifras de desaparecidos, pero sus gentes sabe que se han presentado casos que no se denuncian por temor a represalias. Y aunque se sigue hablando de la tregua, la población civil ya no cree en esta. Salir para no volver es el temor más grande.
En Buenaventura, principal puerto del Pacífico colombiano, la situación de órden público volvió a empeorar luego de meses en los que hubo una supuesta tranquilidad por la tregua entre bandas que se quieren acoger a la propuesta del Gobierno. Sputnik habló con líderes de la región para tener un panorama de lo que está sucediendo.
A finales del año pasado, el presidente Gustavo Petro estuvo en Buenaventura, el puerto más grande de Colombia en la costa del Pacífico (suroccidente del país), reafirmando el compromiso del Gobierno por mantener el diálogo con las bandas criminales locales para lograr la paz en una población que, en palabras del presidente, es una de las más violentas del mundo.
Ese mismo 7 de diciembre, el mandatario celebró los 85 días en los que no hubo homicidios en la ciudad e hizo un llamado a la población para que siguiera apoyando la Paz Total, iniciativa con la que se busca negociar con los grupos al margen de la ley a lo largo del territorio nacional.
Sin embargo, cinco meses después, la iniciativa de que Buenaventura sea un laboratorio de paz no ha sido del todo efectiva.
Si bien Los Espartanos y Los Shottas, los principales grupos ilegales de la ciudad —entre ambos, según la Fuerza Pública, suman 1.000 hombres— llegaron en su momento a una tregua para poder sentarse a negociar con el Gobierno, la violencia no cesó del todo y nuevamente se están presentando enfrentamientos entre estas dos bandas, cruces que ponen en riesgo a la población civil.
Y eso no es todo. A finales del mes de abril, 266 personas llegaron al casco urbano de Buenaventura luego de los fuertes combates entre la estructura Jaime Martínez de las disidencias de las FARC y el ELN —Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional, respectivamente— por el control de las rutas del narcotráfico.
Así las cosas, no hay seguridad en la zona rural, mucho menos en las calles de la ciudad.
"Mientras que la situación social y económica no mejore, es imposible terminar con esta guerra. La gente no puede suplir sus necesidades básicas insatisfechas, y así es complicado apostarle a la paz. Los negocios ilícitos lograron una ruptura del tejido social, y mientras las personas no tengan empleo y educación será complicado que los jóvenes no terminen en bandas criminales", comenta a Sputnik una lideresa regional que prefiere mantener el anonimato por su seguridad.
La entrevistada también hace énfasis en que se han presentado situaciones que los medios no registran y que involucran a menores de edad. En abril pasado, los niños de una institución educativa del barrio Miraflores tuvieron que arrojarse al piso por el ruido constante de unos disparos.
"Aumentaron las muertes, las extorsiones y el reclutamiento forzado. Por ejemplo, una de las principales fuentes de recurso es la pesca. Estamos cerca del mar y tenemos varios ríos que nos circundan. Pero la gente ya no puede comercializar lo que pesca porque tienen que pagar vacunas, varias, y si no lo hacen los amenazan de muerte", añade.
En las últimas semanas, se han difundido comunicados a través de Whatsapp en los que las bandas en las que dejan claro cuáles son sus zonas de control. "Es cierto, ellos pararon por un tiempo, pero a falta de ingresos retomaron sus actividades. Además, he escuchado que las bandas empezaron con un plan limpieza y por eso han aumentado la desaparición de jóvenes", advierte la lideresa.
"Hay incertidumbre en la población, se siente. Después de las seis de la tarde no es muy recomendable transitar por algunos sectores, incluso los comercios cierran apenas se va el Sol. Los barrios periféricos no son seguros", lamenta.
Otro líder social consultado por Sputnik, que prefirió no ser nombrado, aseguró que en la Comuna 12, una de las más grandes de la ciudad (25 barrios), los menores de edad son utilizados para mover armamento y para avisar si hay policías a la redonda. Incluso, se han implementado toques de queda.
"Los Shottas están recuperando el terreno en el que se les metieron Los Espartanos. Y por eso los enfrentamientos constantes. Ha sido tanta la expansión que se dio durante la supuesta tregua, que en la Comuna 7 también hay disputas. Allá, de hecho, las fronteras invisibles son más claras para la población. Tú sabes por dónde no tienes que pasar porque te matan", expone.
La lideresa ambiental entrevistada por Sputnik, que ha recibido amenazas por asesorar y acompañar a comunidades afro e indígenas, es consciente de que el Gobierno de Gustavo Petro no puede solucionar en ocho meses una problemática que lleva décadas en Buenaventura, una situación que parece repetirse, solo que con grupos al margen de la ley diferentes.
"La base de todos estos problemas es no tener un tejido social fuerte y ahí es donde le tiene que apostar el Estado. El resto de soluciones son temporales. Que haya un plan de acción que vaya más allá de generar esperanza, porque se necesitan acciones concretas", reitera.
Desde el puerto bonaverense se mueve una gran cantidad de mercancía, por lo que siempre ha sido un punto álgido para las finanzas de la nación. Con cualquier bloqueo que se presente, el centro de Colombia queda desabastecido.
"Hace unos días se bloqueó la vía que comunica Buenaventura con el resto del país como una manera de ejercer presión por parte de la comunidad para pedir solución a sus problemas. La gente está cansada de que esto ya sea cíclico", dice la entrevistada.
Ese bloqueo, que fue entre el 11 y 12 de mayo pasado, generó pérdidas cercanas a los 13.000 millones de pesos (2,8 millones de dólares), según el Gremio de Transportadores de Carga (Fedetranscol).
"El dinero pasa por Buenaventura, pero no se queda, va para los grandes empresarios de las grandes ciudades. Es triste ver, hoy en día, que hombres y mujeres mueren a los 80 años sin saber leer y escribir. Eso evidencia la problemática que tenemos acá: no hay inversión en educación, tampoco oportunidades laborales, y eso le facilita el trabajo a las bandas criminales", concluye la lideresa.
Según datos del programa Buenaventura Cómo Vamos, el 82% de la población del distrito vive en pobreza extrema y 41% en condición de indigencia. En el puerto colombiano más grande del Pacífico no hay reportes de asesinatos, pero las balaceras son constantes, tampoco hay cifras de desaparecidos, pero sus gentes sabe que se han presentado casos que no se denuncian por temor a represalias. Y aunque se sigue hablando de la tregua, la población civil ya no cree en esta. Salir para no volver es el temor más grande.
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