Mucho más que un ruido molesto: la contaminación acústica puede dañar tu salud
12:40 GMT 04.04.2023 (actualizado: 13:11 GMT 04.04.2023)
© Foto : PexelsLa contaminación auditiva afecta nuestra salud.
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Cada día es muy similar: mientras hacemos nuestra vida, tenemos como "música de fondo" los cláxones, las alarmas de los edificios, voces a un volumen muy alto en el transporte y hasta el eco de personas martillando o usando un taladro en su casa o trabajo.
Este conjunto de sonidos genera ruido y, debido a su incesante aparición, deriva en contaminación auditiva.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), este fenómeno causa anualmente al menos 12.000 fallecimientos prematuros en la Unión Europea y tiene consecuencias graves en uno de cada cinco ciudadanos de esa región.
La transformación sonora del mundo "inició desde la Revolución Industrial, pero un grupo importante empieza a notar ciertos cambios en, sobre todo, Nueva York, y alertar sobre esto en [la década] de 1920, es decir, durante la primera mitad del siglo XX. [Observan] que había cada vez más ruido", comenta la coordinadora institucional de Investigación de la Universidad Iberoamericana, Jimena de Gortari, en una entrevista para Sputnik.
La mayor parte de esta modificación se debe por la creación y rediseño de los medios de transporte, esto por el auge de la urbanización. "Se diseñan las ciudades a partir de los automóviles; eso está vinculado al desarrollo [de más ruido] y se empiezan a emitir alertas [por parte de especialistas]", dice la experta.
11 de marzo 2023, 16:30 GMT
Los sitios con más ruido
Según el informe Fronteras 2022: ruido, llamas y desequilibrios, elaborado por el PNUMA, algunas de las ciudades con sonidos arriba de los 80 decibeles (el límite oscila entre los 55 a 70) son:
De 80 a 90 decibeles
París, Francia (80)
Tirana, Albania (81)
Bogotá, Colombia (83)
Ahvaz, Irán (84)
Puerto Vallarta, México (85)
Londres, Inglaterra (86)
El Cairo, Egipto (88)
Kuala Lumpur, Malasia (89)
De 91 a 100 decibeles
Manila, Filipinas (92)
Damasco, Siria (94)
Nueva York, Estados Unidos (95)
Bangkok, Tailandia (99)
Argel, Argelia (100)
De 101 decibeles en adelante
Ibadán, Nigeria (101)
Ho Chin Minh, Vietnam (103)
Islamabad, Pakistán (105)
Moradabad, India (114)
Dacca, Bangladés (119)
No obstante, De Gortari señala que los parámetros varían en función de las actividades de cada localidad.
"Es muy complicado decir en realidad qué ciudad es más ruidosa que otra porque, en realidad, las fuentes acústicas son diversas. Tienen que ver con la actividad de la [localidad], el tamaño de la misma y la planeación, es decir, el tráfico rodado [causados por los vehículos automotores] y el aéreo. Por supuesto, también [entran en juego] la configuración urbana y qué hace la autoridad o qué leyes y normativas existen para combatir esa contaminación", detalla.
Factores que incrementan la contaminación
No solo la evolución y actividades en las ciudades son las causantes de la contaminación auditiva. Hay factores que vislumbramos en el día a día y en los que, en ocasiones, somos partícipes directos. Ejemplo de ello es escuchar la música en un volumen muy alto, ya sea en nuestros audífonos o en las bocinas de casa y automóviles.
"El sonido sale de tu control cuando algún ruido nuevo aparece en tu vida. Un caso es cuando un vecino se muda y, de repente, hace fiestas y no te deja dormir, pero antes vivías tranquilamente a pesar del tráfico y demás. Ya estabas habituado, a pesar de todo, así que el ajuste te afecta. También [repercute] cuando tienes una cuestión cardiovascular", abunda la experta.
7 de marzo 2023, 12:22 GMT
Consecuencias para la salud
La Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que la contaminación auditiva es la segunda causa de enfermedades por motivos medioambientales, solo detrás de la polución atmosférica. Las secuelas pueden ser auditivas y no auditivas. En el primer caso, el daño se refleja en la pérdida de la audición. En el segundo rubro, entre las dolencias más frecuentes derivadas de un nivel elevado de ruido son padecimientos cardiacos, diabetes, problemas auditivos y trastornos de salud mental.
"Ocurren muchos cambios físicos que tienen que ver con la falta de descanso que, evidentemente, generan muchísimas cuestiones, no solo el cansancio al día siguiente, sino sensaciones de angustia, depresión. Hay una parte emocional muy fuerte y también te sube la presión arterial. [El exceso de ruido] también deriva en estrés, por supuesto. Se sabe, por estudios científicos que además, hay una elevación de cortisol", pondera De Gortari.
El PNUMA enumera más secuelas para nuestra salud.
"En cuanto a los efectos físicos, la cercanía a sonidos muy fuertes y repentinos, como un disparo de más de 140 decibeles, puede provocar la rotura de la membrana timpánica y una pérdida auditiva instantánea. Escuchar música con auriculares a máximo volumen (entre 90 y 100 decibeles en la membrana timpánica) puede empezar a provocar daños auditivos con solo 15 minutos al día", agrega en el estudio Fronteras 2022: ruido, llamas y desequilibrios.
Los grupos más afectados
Entre las personas más afectadas por la contaminación auditiva están los niños, los adultos mayores y las comunidades que viven cerca de carreteras o zonas industriales. "Es en esas zonas donde la planeación es más deficiente o ni siquiera existe. Ahí hay un elemento extra a considerar: la segregación en la ciudad también afecta a ciertos grupos de distinta manera en términos sociales", afirma De Gortari.
¿Qué podemos hacer ante el exceso de ruido?
A nivel gubernamental, el PNUMA sugiere las siguientes medidas para mitigar la contaminación auditiva:
Planificación adecuada de los paisajes sonoros: es decir, mejorar la manera en la que la población percibe y experimenta el sonido, con el propósito de generar entornos acústicos agradables.
Incremento de las zonas verdes: la vegetación absorbe la energía acústica, disipa el ruido y reduce el eco del sonido muy alto en las calles. Por ello, arbustos, cortinas de árboles, muros y azoteas verdes son ideales para las ciudades.
Fomento de los vehículos eléctricos: estos emiten ruido solamente cuando rebasan los 50 kilómetros por hora. La organización propone que, para reducirlo, se puede cambiar el asfalto por uno de superficie porosa.
Mejores vistas: la sensación física y mental para "digerir" el ruido va de la mano con lo que vemos en las calles; ambos elementos completan la percepción del entorno. Por eso es importante contar con áreas verdes y espacios para el descanso.
Barreras acústicas: estas pueden ser con o sin cubierta vegetal. Se pueden construir con fibra de vidrio, plástico o neumáticos reciclados, entre otros. Disminuyen entre seis y 12 decibeles el nivel de ruido.
La coordinadora institucional de Investigación de la Universidad Iberoamericana propone el Decálogo contra el ruido, donde promueve, entre algunos temas, la sensibilización sobre las secuelas del sonido en altos decibeles y que las políticas públicas incluyan a las fuentes carentes de regulación en materia de ruido, como obras y ambulantaje.
"El sonido debería de estudiarse transversalmente frente a cualquier tema de planeación. Creo que, justamente, una de las cosas que nos falla es pensar que se transforma sonoramente en los espacios a partir de cualquier intervención que hagamos. Yo soy arquitecta, por lo que cualquier elemento nuevo arquitectónico que hagamos transforma de alguna manera ese espacio sonoro, entonces ese entorno habría que pensarlo. También necesitamos zonas sensibles [de ruido]", ahonda la especialista.
A nivel personal, De Gortari menciona algunas estrategias para lidiar con las consecuencias de la contaminación auditiva como usar tapones para los oídos, tratar de estar en completo silencio durante al menos 30 minutos o visitar bosques o sitios naturales y denunciar cada vez que los vecinos o alguna persona está alterando las reglas de una zona respecto al ruido.
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