La otra herida de la conquista: la lucha de México contra el saqueo internacional de plantas
La otra herida de la conquista: la lucha de México contra el saqueo internacional de plantas
Sputnik Mundo
Yinztli, un vivero en el corazón de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, es un bastión de biodiversidad y belleza, pero también de resistencia. Desde... 16.02.2023, Sputnik Mundo
Para conocer la forma en la que los productores se han organizado contra el robo de semillas y ejemplares, Sputnik conversó con Tonatiuh Arenas Jiménez, quien también es miembro de la Asociación de Productores de Cactáceas y Suculentas, que colabora con distintas universidades para concientizar sobre la importancia del cultivo y la conservación de estas plantas.Todo comenzó hace aproximadamente 10 años, cuenta el biólogo, cuando un grupo de productores decidió organizarse para hacer frente a la competencia desleal en los mercados locales. "En esos tiempos, los mercados estaban llenos de plantas, pero silvestres, entonces, tuvimos que pelear con eso, porque la planta silvestre grande costaba muy poquito y las plantas pequeñas nos tardan dos años en crecer, entonces, no se compara", apunta.Durante un tiempo, precisa Arenas, la situación se controló y dejó de haber presencia de estas plantas en los mercados. Sin embargo, las cosas volvieron a ser iguales y, en la actualidad, ese mercado negro todavía existe en el país. “Eso no termina porque es una manera fácil y porque la gente de las regiones es gente con muchas necesidades, entonces, se les hace fácil sacar las plantas de la región y venir a ofrecerlas a los mercados", narra.El saqueo se remonta a la ConquistaQuitando lo que pasa en lo local, Arenas explica que ese mercado ilegal de plantas está muy fuerte en la actualidad, especialmente el saqueo de ejemplares y material genético, algo que se remonta a los tiempos de la Conquista. En aquel entonces, narra don Tonatihu, los españoles empezaron a hacer los conteos de lo que había y, desde ese momento, empezaron a llevarse las plantas de México.Incluso, platica el experto, hay grusoniis, conocidas comúnmente como asiento de suegra, biznaga o bola de oro, en los jardines victorianos de Inglaterra, de muchos años de antigüedad. En ese sentido, señala, los europeos fueron los primeros que desarrollaron el cultivo de cactus, por lo que esta actividad se arraigó particularmente en países como Alemania, el Reino Unido, Italia y Países Bajos y, por lo mismo, su necesidad de material biológico para poder acrecentar la biodiversidad y los cultivos propició que empezaran a salir las plantas desde México, pero, sobre todo, semillas.A su vez, en Estados Unidos, particularmente en California, un solo vivero puede producir hasta 20 millones de plantas al año. "Estamos hablando de un mundo de plantas, nada que ver con México, en donde los viveros más grandes sacan una producción de 100.000 plantas al año, nada que ver con Europa, con California, donde están los viveros más grandes, entonces, ya no tienen necesidad de sacar planta para vender, pero siempre van a tener necesidad de sacar semilla, porque el material genético de la planta silvestre es invaluable para cualquier vivero", asegura el experto.¿Cuáles son las especies más buscadas?De acuerdo con un estudio de la Revista Mexicana de Biodiversidad, la familia Cactaceae es originaria del continente americano. Sin embargo, su mayor diversidad e importancia se encuentra en territorio mexicano, en donde existen cerca de 670 especies, la mayoría (80%) endémicas de México. Esto quiere decir que solo se encuentran en el país latinoamericano.Sin embargo, al extraer el material genético, en muchas ocasiones, la persona que realiza esa labor corta el centro de la planta, sobre todo cuando se trata de especies raras. Lamentablemente, en algunos casos, esa forma de sustraer la semilla mata al ejemplar y, aunque a veces logra retoñar, "ya cambió completamente la planta".Pero hay otro grupo de plantas, las columnares, comparte el biólogo. "En México hay bosques de columnares, si te vas por aquí, por Puebla, por Tehuacán, rumbo a Oaxaca, vas a encontrar un espectáculo, bosques de columnares de diferentes variedades", narra don Tonatiuh. Se trata de la Reserva de la Biósfera de Tehuacán-Cuicatlán (RBTC), conocida como la cuna de la agricultura en Mesoamérica, un área natural protegida que se localiza en el sureste mexicano. La RBTC, cuya extensión abarca 490.000 hectáreas, cuenta con una de las mayores concentraciones de cactus columnares en el mundo. De acuerdo con cifras del Gobierno mexicano, 45 de las 70 especies reportadas en el país se encuentran en la RBTC.De esta forma, las plantas y semillas que más sustraen los extranjeros son las de muy lento crecimiento y las columnares. Pero, señala el biólogo, hay una tercera variedad. "En México, por nuestra diversidad en orografía, en microhábitats, tenemos una gran diversidad y se siguen encontrando especies —hay algunas increíbles— prácticamente cada año, entonces, esas plantas atraen, son como un imán para todo el mundo", apunta don Tonatiuh."Yo creo que son los tres puntos más delicados de estas plantas: las de muy lento crecimiento, las y todas las especies nuevas que hay", resume.¿Cómo se dieron cuenta del saqueo?De acuerdo con Tonatiuh Arenas, los decomisos que realiza la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) funcionan como muestra de lo que está saliendo del país. "Algo que está impulsando mucho la salida es que se están desarrollando mercados nuevos en el mundo, en Estados Unidos sigue creciendo y, sobre todo, en Asia, en donde hay una explosión de cultivo de cactáceas", explica.Precisamente el saqueo de cactáceas por parte de personas procedentes de Japón, Corea y Tailandia fue denunciado en 2017 por académicos, investigadores y productores de la Universidad Autónoma de Chapingo. De acuerdo con los especialistas, el robo histórico se registró en 1982, cuando un grupo de japoneses sacó del país cerca de 500 toneladas de estas plantas desde Colima hacia el país asiático.¿Cómo luchan contra el saqueo y qué apoyo han recibido de las autoridades?La experiencia de 10 años de lucha contra el saqueo ha llevado a Tonatiuh Arenas a darse cuenta de que, así como el gremio de productores tiene problemáticas y necesidades conjuntas, también tiene deberes comunes.Sin embargo, hay un aspecto más: la difusión, que la Asociación de Productores de Cactáceas y Suculentas realiza mediante exposiciones y participando en congresos. "Es un arte de difusión, nosotros le llamamos a eso el circo de los cactus, ¿en qué consiste? Antes, los circos —ahorita ya cambió todo— iban de pueblo en pueblo y llevaban que el elefante, que el oso, que el tigre, entonces, los niños llegaban y veían y se sorprendían con algo que de otra forma no conocerían. Es lo que, de alguna forma, nosotros, al poder hacer estas exposiciones, con talleres, con conferencias, damos a conocer esto para la gente", agregó.El circo de los cactus, explica don Tonatiuh, funciona como un jardín botánico, pero itinerante. "Ese es un papel valioso y es el sentido que le hemos tratado de dar, de difusión de conocimiento, porque tú no puedes proteger lo que no sabes que existe, lo que no conoces", concluyó.
Yinztli, un vivero en el corazón de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, es un bastión de biodiversidad y belleza, pero también de resistencia. Desde hace años, el biólogo Tonatiuh Arenas, fundador del invernadero, denunció el saqueo de cactáceas y material genético, utilizado por extranjeros para reproducir los ejemplares fuera del país.
Para conocer la forma en la que los productores se han organizado contra el robo de semillas y ejemplares, Sputnik conversó con TonatiuhArenas Jiménez, quien también es miembro de la Asociación de Productores de Cactáceas y Suculentas, que colabora con distintas universidades para concientizar sobre la importancia del cultivo y la conservación de estas plantas.
Todo comenzó hace aproximadamente 10 años, cuenta el biólogo, cuando un grupo de productores decidió organizarse para hacer frente a la competencia desleal en los mercados locales. "En esos tiempos, los mercados estaban llenos de plantas, pero silvestres, entonces, tuvimos que pelear con eso, porque la planta silvestre grande costaba muy poquito y las plantas pequeñas nos tardan dos años en crecer, entonces, no se compara", apunta.
Durante un tiempo, precisa Arenas, la situación se controló y dejó de haber presencia de estas plantas en los mercados. Sin embargo, las cosas volvieron a ser iguales y, en la actualidad, ese mercado negro todavía existe en el país.
“Eso no termina porque es una manera fácil y porque la gente de las regiones es gente con muchas necesidades, entonces, se les hace fácil sacar las plantas de la región y venir a ofrecerlas a los mercados", narra.
El saqueo se remonta a la Conquista
Quitando lo que pasa en lo local, Arenas explica que ese mercado ilegal de plantas está muy fuerte en la actualidad, especialmente el saqueo de ejemplares y material genético, algo que se remonta a los tiempos de la Conquista. En aquel entonces, narra don Tonatihu, los españoles empezaron a hacer los conteos de lo que había y, desde ese momento, empezaron a llevarse las plantas de México.
Incluso, platica el experto, hay grusoniis, conocidas comúnmente como asiento de suegra, biznaga o bola de oro, en los jardines victorianos de Inglaterra, de muchos años de antigüedad. En ese sentido, señala, los europeos fueron los primeros que desarrollaron el cultivo de cactus, por lo que esta actividad se arraigó particularmente en países como Alemania, el Reino Unido, Italia y Países Bajos y, por lo mismo, su necesidad de material biológico para poder acrecentar la biodiversidad y los cultivos propició que empezaran a salir las plantas desde México, pero, sobre todo, semillas.
A su vez, en Estados Unidos, particularmente en California, un solo vivero puede producir hasta 20 millones de plantas al año.
"Estamos hablando de un mundo de plantas, nada que ver con México, en donde los viveros más grandes sacan una producción de 100.000 plantas al año, nada que ver con Europa, con California, donde están los viveros más grandes, entonces, ya no tienen necesidad de sacar planta para vender, pero siempre van a tener necesidad de sacar semilla, porque el material genético de la planta silvestre es invaluable para cualquier vivero", asegura el experto.
De acuerdo con un estudio de la Revista Mexicana de Biodiversidad, la familia Cactaceae es originaria del continente americano. Sin embargo, su mayor diversidad e importancia se encuentra en territorio mexicano, en donde existen cerca de 670 especies, la mayoría (80%) endémicas de México. Esto quiere decir que solo se encuentran en el país latinoamericano.
”Aquí se concentran ciertas variedades, ciertos grupos, que no vas a encontrar en otra parte del mundo. De esos grupos, los nopales son muy fáciles de cultivar, quitas un pedazo de nopal y ya tienes otro, incluso en lugares como Australia se convirtió en plaga. Pero hay otros cactus que no [son tan fáciles de cultivar], que son muy lentos en crecer, como es la serie estrombocacti, estrombocactus disciformis, aztekium, esos, aquí y en todos lados, causan problemas en la reproducción”, explica don Tonatiuh Arenas.
Sin embargo, al extraer el material genético, en muchas ocasiones, la persona que realiza esa labor corta el centro de la planta, sobre todo cuando se trata de especies raras. Lamentablemente, en algunos casos, esa forma de sustraer la semilla mata al ejemplar y, aunque a veces logra retoñar, "ya cambió completamente la planta".
Pero hay otro grupo de plantas, las columnares, comparte el biólogo. "En México hay bosques de columnares, si te vas por aquí, por Puebla, por Tehuacán, rumbo a Oaxaca, vas a encontrar un espectáculo, bosques de columnares de diferentes variedades", narra don Tonatiuh. Se trata de la Reserva de la Biósfera de Tehuacán-Cuicatlán (RBTC), conocida como la cuna de la agricultura en Mesoamérica, un área natural protegida que se localiza en el sureste mexicano. La RBTC, cuya extensión abarca 490.000 hectáreas, cuenta con una de las mayores concentraciones de cactus columnares en el mundo. De acuerdo con cifras del Gobierno mexicano, 45 de las 70 especies reportadas en el país se encuentran en la RBTC.
"Esos columnares, más o menos, tardan unos 20 años para dar flor y semilla. Tú no los puedes tener confinados, salvo en algunos casos, y obtener semilla de ahí, porque necesitarías un espacio muy grande, entonces, hay un mercado negro de semilla para el extranjero, porque no van a encontrar cultivo de planta madre prácticamente en ningún lado, necesitarían tener unas estructuras y unos tamaños y quién sabe si les dé semilla por allá", precisa.
De esta forma, las plantas y semillas que más sustraen los extranjeros son las de muy lento crecimiento y las columnares. Pero, señala el biólogo, hay una tercera variedad.
"En México, por nuestra diversidad en orografía, en microhábitats, tenemos una gran diversidad y se siguen encontrando especies —hay algunas increíbles— prácticamente cada año, entonces, esas plantas atraen, son como un imán para todo el mundo", apunta don Tonatiuh.
"Yo creo que son los tres puntos más delicados de estas plantas: las de muy lento crecimiento, las y todas las especies nuevas que hay", resume.
De acuerdo con Tonatiuh Arenas, los decomisos que realiza la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) funcionan como muestra de lo que está saliendo del país. "Algo que está impulsando mucho la salida es que se están desarrollando mercados nuevos en el mundo, en Estados Unidos sigue creciendo y, sobre todo, en Asia, en donde hay una explosión de cultivo de cactáceas", explica.
Precisamente el saqueo de cactáceas por parte de personas procedentes de Japón, Corea y Tailandia fue denunciado en 2017 por académicos, investigadores y productores de la Universidad Autónoma de Chapingo. De acuerdo con los especialistas, el robo histórico se registró en 1982, cuando un grupo de japoneses sacó del país cerca de 500 toneladas de estas plantas desde Colima hacia el país asiático.
"Acá en el vivero, han venido a buscar las suculentas nuevas, una vez llegaron buscando miles de grusoniis para Asia, pero las fueron a encontrar a California porque ahí sí tienen sembradíos enormes, aquí en México todos los viveros son relativamente pequeños, entonces no los encontraron aquí. Pero hay cosas que nunca las van a encontrar en cultivo, entonces las tienen que sacar del campo y siguen saliendo para todos estos mercados nuevos que se están abriendo en el mundo", detalla el biólogo.
¿Cómo luchan contra el saqueo y qué apoyo han recibido de las autoridades?
La experiencia de 10 años de lucha contra el saqueo ha llevado a Tonatiuh Arenas a darse cuenta de que, así como el gremio de productores tiene problemáticas y necesidades conjuntas, también tiene deberes comunes.
”Trabajamos con estas plantas, ya las apreciamos mucho, no se entiende el cultivo de estas plantas si no hay pasión, entonces, eso implica que tienes obligaciones también, ¿qué es lo que lo que hacemos? ¿Qué es lo mejor que podemos hacer para contribuir con la conservación? Propagar, ese es nuestro papel. Está considerado por muchos teóricos de la conservación que el cultivo artificial de las plantas es un mecanismo que inhibe el saqueo”, comparte el experto.
Sin embargo, hay un aspecto más: la difusión, que la Asociación de Productores de Cactáceas y Suculentas realiza mediante exposiciones y participando en congresos. "Es un arte de difusión, nosotros le llamamos a eso el circo de los cactus, ¿en qué consiste? Antes, los circos —ahorita ya cambió todo— iban de pueblo en pueblo y llevaban que el elefante, que el oso, que el tigre, entonces, los niños llegaban y veían y se sorprendían con algo que de otra forma no conocerían. Es lo que, de alguna forma, nosotros, al poder hacer estas exposiciones, con talleres, con conferencias, damos a conocer esto para la gente", agregó.
El circo de los cactus, explica don Tonatiuh, funciona como un jardín botánico, pero itinerante. "Ese es un papel valioso y es el sentido que le hemos tratado de dar, de difusión de conocimiento, porque tú no puedes proteger lo que no sabes que existe, lo que no conoces", concluyó.
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