Caída de reservas y presión sobre el dólar: adverso inicio del 2023 para la economía argentina
Caída de reservas y presión sobre el dólar: adverso inicio del 2023 para la economía argentina
Sputnik Mundo
La sequía que afecta a la producción agropecuaria, la especulación en torno a un nuevo dólar diferencial para exportadores y el pago de intereses de la deuda... 03.02.2023, Sputnik Mundo
Argentina es un país acostumbrado a la inestabilidad económica. Pero el cisne negro de la grave sequía que afecta a toda la región solo profundiza un problema central: la falta de divisas y la presión sobre el dólar oficial. El saldo del primer mes del año en este frente no despeja la incertidumbre de cara a un año que estará signado por la necesidad de reforzar las reservas.Navegar la tempestadEn lo que va de 2023, el Banco Central vio caer sus reservas en 3.200 millones de dólares, lo cual se explica por el pago al Fondo Monetario Internacional (FMI) pautado en el acuerdo de refinanciamiento de la deuda con el organismo. En segundo lugar, el saldo negativo en el mercado de cambios, donde se vendieron más de 337 millones de dólares para abastecer la demanda, en su peor desempeño desde 2014.Este segundo caso es el más preocupante porque ilustra las presiones de devaluación del tipo de cambio. Mientras el dólar oficial se ubica en $194,70, la divisa paralela (dólar blue) trepó en enero hasta los $386, rompiendo su récord nominal histórico, para luego retroceder hasta los $377. El alivio de su caída es relativo: la brecha con el dólar oficial sigue superando el 93%.El factor climático explica parte del problema. Los brutales efectos de la sequía para el país se traducen en números. Según la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA), el sector agroexportador liquidó apenas 928 millones de dólares en enero: se trata del valor más bajo desde 2003, y representa una caída del 64% con respecto a 2022. Son divisas que el país necesita con urgencia."El año ya iba a tener dificultades incluso antes de la sequía: ahora se suma un nuevo dolor de cabeza. No nos vamos a salvar de la fuerte caída en las exportaciones", dice a Sputnik Pablo Goldín, economista y director de la consultora Macroview. "Lo bueno es que evitamos el peor escenario que había en enero, cuando se temía que no lloviera en absoluto", agrega.Las consecuencias de la inesperada complicación son irrefutables. "Se estiman pérdidas por 10.000 millones de dólares: la falta de divisas será el principal desafío", señala a Sputnik Celina Calore, economista del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz. La gravedad de los efectos ya fue advertida por el ministro de Economía, Sergio Massa, quien anunció una serie de medidas para compensar su impacto.La falta de dólares siempre puede aumentar la presión para devaluar la moneda. Pero 2023 no es un año más para el país austral: en las elecciones presidenciales, el Gobierno de Alberto Fernández y del Frente de Todos (centroizquierda) buscará ser reelecto, lo que implicaría revertir el duro revés de las legislativas del 2021, cuando perdió ante la alianza opositora de Juntos por el Cambio.Si devaluar afecta directamente el deteriorado poder adquisitivo de los salarios, el dilema es claro. "En un año electoral lo que menos se desea es llevar a cabo una devaluación brusca del tipo de cambio", apunta Calore. Goldín coincide con la lectura de su colega: "El Gobierno está tratando de eludir a toda costa una devaluación, por el impacto inflacionario que tendría principalmente sobre los ingresos".Idas y vueltasUn factor adicional a la sequía explica la escasa liquidación de exportaciones que tanto compromete las finanzas del país: la especulación de los productores agropecuarios ante un "dólar diferencial" favorable a sus productos.El denominado "dólar soja" consistió en un régimen cambiario especial que ofrece a los productores de este cultivo —los principales generadores de divisas— obtener más pesos por cada dólar que liquiden. En su primera edición, ofreció 230 pesos por cada dólar, a diferencia de los 174,25 pesos que valía la moneda en el mercado oficial. A través de este incentivo, en septiembre pasado ingresaron 8.000 millones de dólares a las arcas nacionales.Sin embargo, tras una segunda edición del mecanismo aplicada en diciembre, el Gobierno cerró el programa de beneficios adicionales. Para los analistas, haber "tentado" a los exportadores con un dólar diferencial se convirtió en un problema: "Cuando hay dólar soja, los exportadores venden y el Banco Central acumula reservas. Pero cuando no hay, nadie va a vender porque espera la nueva edición, por eso en enero casi no hubo liquidación de divisas", apunta Goldín.El problema central de prolongar la medida anida en el subsidio que supone para los productores: si el Estado compra los dólares a un precio mayor al oficial —al cual lo vende—, incurre en una pérdida de recursos. "Hacerlo el año pasado fue inteligente como incentivo, pero seguir con esta medida durante el 2023 implicaría caer en una pérdida que va a afectar a la economía", señala el consultor.Margen de maniobraAumentar las reservas es fundamental para cumplir con los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional: "Tenemos que acumular 3.000 millones de reservas para mitad de año, según las metas comprometidas. Incumplir significaría que dejemos de recibir los desembolsos, que son fundamentales: no tenemos margen", remarca Calore.Sin embargo, la economista destaca una alternativa que puede ayudar a salir del laberinto de la falta de dólares: recurrir a monedas alternativas a la divisa estadounidense para el comercio internacional. Según Calore: "Vías como los acuerdos bilaterales con China y como el celebrado con Brasil para no usar al dólar como moneda de intercambio son buenas estrategias. No gastar esas reservas es vital, porque son los principales socios comerciales del país".De la deuda externa a la deuda internaSi el cumplimiento del acuerdo con el FMI es una prioridad para el Gobierno, los analistas identifican un compromiso adicional que aún no fue satisfecho: "Recomponer el poder adquisitivo de los hogares es la gran deuda del Frente de Todos", apunta la consultora. Efectivamente, en 2022 los salarios formales cayeron por quinto año consecutivo, período que comprende también al gobierno del expresidente Mauricio Macri, entre 2015 y 2019.La dificultad de emprender un camino de recuperación de los ingresos choca de frente con la inflación, que en 2022 cerró por encima del 94% anual. Según Goldín, "si la inflación es moderada, los salarios pueden ganarle. Pero si superan el 80%, los sueldos corren por detrás y suelen perder rotundamente. El problema es que en estas condiciones va a ser muy difícil que la inflación baje del 5% mensual".
La sequía que afecta a la producción agropecuaria, la especulación en torno a un nuevo dólar diferencial para exportadores y el pago de intereses de la deuda con el FMI deterioran a las frágiles arcas del Banco Central. Estabilizar la economía en un año electoral que exige recuperar los ingresos: el principal desafío del Gobierno.
En lo que va de 2023, el Banco Central vio caer sus reservas en 3.200 millones de dólares, lo cual se explica por el pago al Fondo Monetario Internacional (FMI) pautado en el acuerdo de refinanciamiento de la deuda con el organismo. En segundo lugar, el saldo negativo en el mercado de cambios, donde se vendieron más de 337 millones de dólares para abastecer la demanda, en su peor desempeño desde 2014.
Este segundo caso es el más preocupante porque ilustra las presiones de devaluación del tipo de cambio. Mientras el dólar oficial se ubica en $194,70, la divisa paralela (dólar blue) trepó en enero hasta los $386, rompiendo su récord nominal histórico, para luego retroceder hasta los $377. El alivio de su caída es relativo: la brecha con el dólar oficial sigue superando el 93%.
El factor climático explica parte del problema. Los brutales efectos de la sequía para el país se traducen en números. Según la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA), el sector agroexportador liquidó apenas 928 millones de dólares en enero: se trata del valor más bajo desde 2003, y representa una caída del 64% con respecto a 2022. Son divisas que el país necesita con urgencia.
"El año ya iba a tener dificultades incluso antes de la sequía: ahora se suma un nuevo dolor de cabeza. No nos vamos a salvar de la fuerte caída en las exportaciones", dice a Sputnik Pablo Goldín, economista y director de la consultora Macroview. "Lo bueno es que evitamos el peor escenario que había en enero, cuando se temía que no lloviera en absoluto", agrega.
Las consecuencias de la inesperada complicación son irrefutables. "Se estiman pérdidas por 10.000 millones de dólares: la falta de divisas será el principal desafío", señala a Sputnik Celina Calore, economista del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz. La gravedad de los efectos ya fue advertida por el ministro de Economía, Sergio Massa, quien anunció una serie de medidas para compensar su impacto.
La falta de dólares siempre puede aumentar la presión para devaluar la moneda. Pero 2023 no es un año más para el país austral: en las elecciones presidenciales, el Gobierno de Alberto Fernández y del Frente de Todos (centroizquierda) buscará ser reelecto, lo que implicaría revertir el duro revés de las legislativas del 2021, cuando perdió ante la alianza opositora de Juntos por el Cambio.
Si devaluar afecta directamente el deteriorado poder adquisitivo de los salarios, el dilema es claro. "En un año electoral lo que menos se desea es llevar a cabo una devaluación brusca del tipo de cambio", apunta Calore. Goldín coincide con la lectura de su colega: "El Gobierno está tratando de eludir a toda costa una devaluación, por el impacto inflacionario que tendría principalmente sobre los ingresos".
Idas y vueltas
Un factor adicional a la sequía explica la escasa liquidación de exportaciones que tanto compromete las finanzas del país: la especulación de los productores agropecuarios ante un "dólar diferencial" favorable a sus productos.
Sin embargo, tras una segunda edición del mecanismo aplicada en diciembre, el Gobierno cerró el programa de beneficios adicionales. Para los analistas, haber "tentado" a los exportadores con un dólar diferencial se convirtió en un problema: "Cuando hay dólar soja, los exportadores venden y el Banco Central acumula reservas. Pero cuando no hay, nadie va a vender porque espera la nueva edición, por eso en enero casi no hubo liquidación de divisas", apunta Goldín.
"Es imposible salir del dólar soja, y este es el desafío del Gobierno", agrega.
El problema central de prolongar la medida anida en el subsidio que supone para los productores: si el Estado compra los dólares a un precio mayor al oficial —al cual lo vende—, incurre en una pérdida de recursos. "Hacerlo el año pasado fue inteligente como incentivo, pero seguir con esta medida durante el 2023 implicaría caer en una pérdida que va a afectar a la economía", señala el consultor.
Aumentar las reservas es fundamental para cumplir con los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional: "Tenemos que acumular 3.000 millones de reservas para mitad de año, según las metas comprometidas. Incumplir significaría que dejemos de recibir los desembolsos, que son fundamentales: no tenemos margen", remarca Calore.
Según la investigadora, la necesidad de acatar los lineamientos condicionará el devenir económico del último año de mandato de Fernández: "El acuerdo alcanzado con el FMI va a atar de manos a la política en un año electoral, cuando busca recomponerse el poder adquisitivo de los trabajadores".
Sin embargo, la economista destaca una alternativa que puede ayudar a salir del laberinto de la falta de dólares: recurrir a monedas alternativas a la divisa estadounidense para el comercio internacional. Según Calore: "Vías como los acuerdos bilaterales con China y como el celebrado con Brasil para no usar al dólar como moneda de intercambio son buenas estrategias. No gastar esas reservas es vital, porque son los principales socios comerciales del país".
De la deuda externa a la deuda interna
Si el cumplimiento del acuerdo con el FMI es una prioridad para el Gobierno, los analistas identifican un compromiso adicional que aún no fue satisfecho: "Recomponer el poder adquisitivo de los hogares es la gran deuda del Frente de Todos", apunta la consultora. Efectivamente, en 2022 los salarios formales cayeron por quinto año consecutivo, período que comprende también al gobierno del expresidente Mauricio Macri, entre 2015 y 2019.
La dificultad de emprender un camino de recuperación de los ingresos choca de frente con la inflación, que en 2022 cerró por encima del 94% anual. Según Goldín, "si la inflación es moderada, los salarios pueden ganarle. Pero si superan el 80%, los sueldos corren por detrás y suelen perder rotundamente. El problema es que en estas condiciones va a ser muy difícil que la inflación baje del 5% mensual".
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