Portazo a Boric: la derecha exige al Gobierno que ceda protagonismo en el acuerdo constitucional
21:11 GMT 20.09.2022 (actualizado: 21:16 GMT 20.09.2022)
© Foto : Twitter / @GabrielBoricEl presidente de Chile, Gabriel Boric, en el puerto de Valparaíso.
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SANTIAGO (Sputnik) — En la derecha chilena no quieren que el Gobierno maneje la pauta del acuerdo que los partidos políticos están armando para comenzar un nuevo proceso constitucional. Algunos líderes le han pedido a Gabriel Boric mantenerse al margen y otros ni siquiera desean ver a los ministros sentados en la mesa de conversación.
"El Gobierno debe hacerse a un lado en este proceso porque no le corresponde participar. Yo le pediría al presidente Boric que se dedique más a gobernar, lo que no hizo durante todo el anterior proceso constituyente, cuando se dedicó a perder el tiempo metiéndose en la discusión constitucional", dijo en conversación con Sputnik el diputado del partido de oposición Renovación Nacional (centroderecha), Miguel Mellado.
Luego del plebiscito constitucional de salida del 4 de septiembre, donde la opción Rechazo a la propuesta de carta magna de la Convención Constitucional se impuso con 61% de los votos, frente al 38% del Apruebo, los líderes de los partidos políticos del oficialismo y la oposición con representación parlamentaria se juntaron en el Senado.
Un total de 40 políticos, de izquierda y de derecha, debatieron durante horas sobre las que deben ser las reglas, los límites y las condiciones para iniciar un nuevo proceso constitucional. Todos hablaron hasta que salió humo blanco: había acuerdo para redactar una Constitución con una nueva asamblea constituyente. Esto fue ratificado por los ministros presentes, que participaron como representantes del Ejecutivo.
"Como Gobierno estamos muy esperanzados del acuerdo entre oficialistas y oposición. Tendremos una nueva Constitución redactada por un órgano paritario, electo, acompañada de un comité de expertos, con participación de independientes y pueblos originarios", salió explicando la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, tras la cita.
Todo parecía ir viento en popa, pero algo salió mal. Los partidos de oposición criticaron a la ministra por sus declaraciones, argumentando que todos esos puntos eran parte de una etapa inicial de conversaciones y alegaron que aún no había nada definitivo que anunciar. Luego, todo se volvió confuso.
Los oficialistas aseguraron que aquellos puntos eran acuerdos transversales y la derecha emitió un comunicado. "No aceptaremos que el Gobierno pretenda imponer un curso de acción ni mucho menos torcer mezquinamente las conversaciones en marcha", afirmaron los líderes de la coalición derechista Chile Vamos a través del documento.
Lo que sería una ronda de conversaciones periódicas con un calendario definido, se truncó. Chile Vamos se bajó de los encuentros y pusieron como condición para retomar el debate que ningún representante de la administración de Boric esté en la mesa, o que si lo está, sea solo en un rol de acompañante silencioso.
"Cuando se llegó al primer acuerdo constitucional en noviembre de 2019, solo participaron las fuerzas políticas. El Gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera [2010-2014 y 2018-2022] se hizo a un lado para que los partidos encontráramos un camino, y así fue. En cambio, el Gobierno de Boric se casó con el Apruebo. Y más, encima perdió. Fue como ponerse una soga al cuello y tirarse al mar amarrado a una roca que lo hundió hasta el fondo", afirmó Mellado, en una oscura metáfora.
Crecen las dudas
La victoria de 61% que obtuvo el Rechazo en el plebiscito le otorgó a la derecha, cuyo sector apoyó esa opción, mucho campo para maniobrar. Esta ala política no solo ha marcado la pauta y trazado las condiciones de los encuentros para el acuerdo constitucional, sino que también ha planteado otras dudas que se suponían ya resueltas.
Entre ellas, surgió esta semana una propuesta para realizar un nuevo plebiscito de entrada, con el fin de volver a preguntar a los chilenos si desean reemplazar la actual carta fundamental redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) o solo reformarla. Esta iniciativa tuvo eco incluso entre algunos líderes de la centroizquierda, luego de que la encuestadora privada Cadem publicara este lunes que un 49% de los consultados está de acuerdo con realizar un nuevo plebiscito.
"Estamos revisando los estudios de opinión que han surgido en los últimos días. Son datos relevantes a tener en consideración a la hora de tomar decisiones, porque dan cuenta de lo que está pensando la gente. No hay que descartar ninguna posibilidad", dijo en conferencia de prensa el diputado del Partido por la Democracia (centroizquierda) Raúl Soto, presidente de la Cámara de Diputados.
El presidente Boric ha manifestado en reiteradas oportunidades su postura a favor de respetar el plebiscito constitucional de entrada realizado en 2020, donde votaron 7,5 millones de personas y un 78% se inclinó por empezar un proceso constituyente con una convención constitucional electa por la ciudadanía.
Pero hoy, ni eso es seguro.
"Los mecanismos para escribir una nueva Constitución pueden ser revisados. Algunos postulan que la mitad de los miembros de la asamblea deben ser electos y la otra mitad, abogados expertos constitucionalistas. Otros creen que debe haber apoyo de las universidades. Incluso yo me abro a preguntar a la gente, a través de un plebiscito, si es que quieren continuar con el proceso, porque muchos de ellos están chatos [cansados] y no quieren saber nada más de esto", agregó Mellado.
La revisión del proceso llegó a un punto en que hasta el nombre del órgano redactor se puso en duda. Debido a la deficiente evaluación ciudadana que logró la pasada Convención Constitucional, se comenzaron a barajar nuevas denominaciones como asamblea constituyente o comité constitucional. Sin ir más lejos, el expresidente Piñera metió la cuchara en el asunto y en entrevista con radio T13 postuló llamarlo "consejo ciudadano".
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