'Consagrada': una obra sobre el costo de la gloria en el cuerpo y alma de una exgimnasta
22:44 GMT 19.07.2022 (actualizado: 18:22 GMT 20.07.2022)
© Sputnik / Ana Delicado PalaciosLa exgimnasta y actriz Gabi Parigi tras actuar en 'Consagrada'
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BUENOS AIRES (Sputnik) — Una joven adornada con trofeos y afectada con férulas y corsé ortopédicos recorre el proscenio con la ayuda de un bastón y se instala en el escenario. Tantea un plinto piramidal —aparato gimnástico rectangular y alargado con cajones superpuestos— y no sin aprietos logra encaramarse.
Desde su interior, aparece una espalda portentosa desembarazada de vendajes que cobra vida. Los músculos trapecios, en la parte superior, entran en sinuoso movimiento y tensan su anatomía. Aparece el prodigio físico de un cuerpo sometido a años de rigor y disciplina.
Esta es la descarnada escena con la que da comienzo Consagrada, una obra teatral de la directora argentina Flor Micha que se exhibe en el Galpón de Guevara, en el barrio de Chacarita de la ciudad de Buenos Aires, y que tiene por coautora e intérprete a Gabi Parigi, exgimnasta de la selección argentina durante 10 años.
Su aptitud para las destrezas físicas ya había cristalizado cuando tenía cuatro años. "Mis padres percibieron que tenía entre un don y algo que tenía que saber a manejar, porque me la pasaba golpeándome. Me había abierto ya dos veces la frente", cuenta Gabi a la Agencia Sputnik.
De la danza clásica saltó a la gimnasia artística, con entrenamientos y competiciones. Fue parte de la selección argentina durante 10 años. Pero cayó en la cuenta de que disfrutaba más del lucimiento de su destreza en exposiciones que pugnar por una medalla.
"En algún punto detecté que en las exhibiciones tenía una libertad, una soltura y una libertad de expresión que no tenía en competencias, porque en todo hay códigos y jueces que están evaluando, y lo importante es que salga bien la rutina, la puntuación, que no falles, no la humanidad calidez o la sensorialidad de lo que una está haciendo", reflexiona.
A los 19 años abandonó la alta competición, pero se graduó como entrenadora de gimnasia artística y, a la par, empezó a buscar el desarrollo de su costado artístico desde otras disciplinas. No terminaba de hallarse en los parámetros que le ofrecían el circo, la danza, la comedia musical. Eran mundos competitivos e individualistas, y ella anhelaba otro anclaje.
© Foto : Gentileza Equipo de 'Consagrada'Gabi Parigi, protagonista de 'Consagrada'
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Gabi Parigi, protagonista de 'Consagrada'
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La exgimnasta y actriz Gabi Parigi tras actuar en 'Consagrada'
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Gabi Parigi, protagonista de 'Consagrada'
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La exgimnasta y actriz Gabi Parigi tras actuar en 'Consagrada'
Era adolescente cuando asistió un día a una muestra de danza acrobática y teatral en la que se descubrió conmovida. "Me enamoré de lo que estaba viendo, era eso a lo que venía jugando y ese el lenguaje que me representaba y empatizaba".
Entonces estudió en la escuela de circo La Arena en la ciudad de Buenos Aires, y después en el Centro de Artes del Circo Le Lido, en Toulouse, Francia.
Dos mundos contrapuestos
A finales de 2019, le propuso a Flor Micha esbozar a través de la dramaturgia lo que luego tomaría forma en Consagrada. "Desde hace varios años tenía ganas de hacer el desafío de un unipersonal, por una cuestión interpretativa, de ponerme el desafío de estar una hora sola abarcando distintos personajes y climas de la escena", cuenta ahora esta mujer, de 38 años.
No se trataba de hacer una obra que girase en torno a sí misma. "Tenía temáticas claras de las que quería hablar, como la meritocracia, la individualidad, la lógica de los podios y la competencia en todo lo que hacíamos", expresa. "Eso está legitimado tanto en el deporte como en otras cosas que nos operan: el exitismo, el sacrificio con el cuerpo, la ofrenda de los rituales, lo bello y monstruoso, la lógica capitalista operando en todo, la religión".
Asomada a la dualidad de dos mundos distintos, Gabi abandonó la rigidez del deporte de alto rendimiento y discurrió hacia el ámbito artístico, "tierra fértil para desarrollar otras lógicas que no fomentaran la competencia y el ganar, sino que permitieran el despliegue de las inteligencias físicas y potenciales de cada una", sostiene.
La artista reconoce un disciplinamiento en la gimnasia de élite que conduce a la anulación de los síntomas, miedos y dolores. No hay lugar para la duda o la flaqueza. No hay espacio para sentir.
Ahora que es directora artística, comparte su conocimiento con una aproximación más afectuosa, menos opresiva. Pero con la impronta de lo que vivió en la década de los 90 y 2000, "con mucho abuso en cuestiones de violencia, de género, de cuerpo, de trato y de metódica", admite.
Un mes antes de estrenar Consagrada, la gimnasta olímpica estadounidense Simone Biles lanzó un poderoso mensaje en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 al retirarse de varias finales del torneo: la salud mental estaba primero.
"Fue un acto revolucionario, dentro de la gimnasia de alto rendimiento, poner de antemano su salud mental", afirma Gabi.
Con la obra, hoy la actriz vive un éxito más en el ecuador de una vida profesional, a 16 años de haber dejado la gimnasia artística que perfeccionó durante la misma cantidad de tiempo, y con la experiencia de una maternidad que enriquece una búsqueda que continúa. Lanza, desde el escenario, más interrogantes que respuestas sobre los valores que trata de legitimar el deporte competitivo, y que acaso se asemejan a los dictados imperantes del patriarcado y el capitalismo.
"Es mágico manifestar creativamente en una obra dos mundos", concluye. "Bello y una acción necesaria, urgente y evidente".
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