Ernesto Samper: "El papel de nosotros los expresidentes es el de no estorbar"
Ernesto Samper: "El papel de nosotros los expresidentes es el de no estorbar"
Sputnik Mundo
El expresidente colombiano habló con Sputnik de varios temas, entre ellos, las próximas elecciones presidenciales, que tienen a Gustavo Petro como el principal... 18.05.2022, Sputnik Mundo
A diferencia de otros personajes, que suelen ser estrictos con los espacios, pues les generan tranquilidad para hablar, Ernesto Samper (Bogotá, 1950) no tiene problema en que el periodista sea quien elija el lugar de la entrevista, claro, en su amplia oficina en el piso 27 de un edificio en el centro de Bogotá."Usted me dirá dónde ubicamos al presidente. ¿En su despacho?, ¿En la sala de juntas?", pregunta una de sus asistentes.Samper, presidente de Colombia entre 1994 y 1998, demuestra sus buenas maneras, se pone de pie para saludar, aprieta la mano con firmeza y se sienta en un escritorio que a sus espaldas tiene un ventanal y una gran panorámica de la ciudad. Junto a él está su hijo, Miguel Samper Strouss, quien en las pasadas elecciones parlamentarias fue candidato al Senado —no logró un escaño—."Si citaste a esas personas, tienes que atenderlas, por favor", le dice Samper a su hijo, que con humor le responde: "Sabes que me gusta quedarme en las entrevistas para que no cometas errores".Así comienza una charla que dura poco más de 20 minutos y en la que Samper hace un panorama —su panorama— de lo que puede suceder en los comicios presidenciales —la primera vuelta será el próximo 29 de mayo—, además de referirse a los nuevos vientos que soplan en la política regional.—¿Cree que hay garantías electorales para todas las candidaturas?—Desde que estoy haciendo política en este país, nunca había visto tan amenazadas las elecciones como las estoy viendo ahora. Y no es solamente el tema de orden público, pues siempre hemos tenido dificultades de este tipo.¿Cuándo habíamos visto al presidente participando activamente como interlocutor del candidato del partido de Gobierno o al comandante del Ejército expresando sus opiniones sobre afirmaciones del candidato de oposición [Gustavo Petro]?Sumado a eso, la eliminación de la ley de garantías, que evitaba el manejo indebido de recursos públicos para favorecer a campañas amigas del Gobierno y mandatarios locales y regionales, fue una vergüenza. Esas son muestras de la falta de garantías y de una inédita intervención de funcionarios del Gobierno en el proceso electoral.—¿Ve la posibilidad de que esta contienda electoral termine el próximo 29 de mayo con un triunfo de Gutavo Petro en primera vuelta?—Son especulaciones. Lo que veo claro es que estas elecciones serán históricas porque por primera vez estarán votando sectores que nunca fueron reconocidos ni tenidos en cuenta. Hay un país que se quiere mantener, que está alineado para quedarse en la derecha, y hay otro que quiere llegar y está alineado al cambio con la izquierda.Y eso es gracias al Acuerdo de Paz [firmado entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC en 2016], que de alguna manera permitió que sectores que tenían sintonía con la izquierda institucional pudieran expresarse libremente sin ser señalados como pasó durante los últimos 30 años.—De ganar Petro, ¿cuál cree que será el primer obstáculo que tendrá que sortear?—Va a tener dificultades legítimas de gobernabilidad, no tanto porque no pueda articular a las mayorías en el Congreso, que no es lo más difícil, sino porque llega un nuevo equipo y llega con nuevos funcionarios, personas que se asomarán al poder por primera vez.Pero de eso se trata el cambio. Ganar las elecciones para gobernar con los mismos sería imperdonable desde el punto de vista histórico. El país deberá tener paciencia mientras que se estructura todo. Petro llega con las mayorías, sí, pero deberá gobernar para todos por el beneficio del país.—Usted habla mucho de que hay que tumbar los miedos infundados sobre Petro…—Es que la estrategia de la derecha, en todas partes del mundo, es sembrar miedo para que la gente vote con miedo y por miedo. En esos son expertos los gringos porque allá la gente vota contra el terrorismo, contra los comunistas, contra los narcotraficantes, contra las abejas africanas, etc. Cada día se inventan un miedo distinto para tener a la gente votando y acompañando al sistema.Y acá la derecha hace lo mismo: el miedo de que Petro vaya a expropiar, de que haya un golpe militar, y tantos otros que al final son artificiales. Petro sabe que entra a un ring de boxeo en el cual el cuadrilátero es la Constitución. Y sé que la va a respetar.—¿Cree que a Federico Gutiérrez, candidato de la derecha, le bastará con el apoyo del Partido Liberal para ser presidente?—Tiene de su lado a los partidos de derecha. Lo que registro con asombro es que todos los continuistas, los que quieren seguir gobernando este país y los que no quieren el cambio, se alinearon con él, pero como que no les está saliendo bien la cosa.—¿Qué opina del candidato Rodolfo Hernández?—Me parece una figura atractiva. Es el antipolítico por excelencia y una persona que tiene la posibilidad de emitir opiniones desde afuera. Y eso también cuenta en política, alguien que esté mirando los toros desde la barrera. Sin embargo, creo que el país necesita un liderazgo muy claro para poder solventar tres temas importantes: continuar con la implementación del Acuerdo de Paz, reactivar las conversaciones con el ELN (Ejército de Liberación Nacional) y que haya un ajuste al modelo económico que se tenía antes de la pandemia para poder crecer.—Los expresidentes César Gaviria (1990-1994) y Álvaro Uribe (2002-2010) han sonado mucho en estas elecciones, opinando y demás. ¿Cuál cree que debe ser el papel de ustedes los expresidentes?—El de no estorbar. No andar tirando piedras como los gamines, compitiendo con la gente nueva, disparando a la intemperie. El papel de los expresidentes es estar ahí, para lo que podamos ser útiles, y de alguna manera ofrecer orientaciones políticas, pero en ningún caso hacer proselitismo. Eso es mezquino con las nuevas generaciones que tienen el mismo derecho que tuvimos nosotros en nuestro momento de ocupar estos espacios y llegar al Gobierno.—En su libro Grito Latinoamericano usted hace referencia a un cambio enorme en el continente…—En la región están soplando vientos progresistas. Eso lo pueden ver claramente con la elección de Biden en Estados Unidos, la de López Obrador en México, Fernández en Argentina, Boric en Chile y Castillo en Perú. Esa racha se va a confirmar en Colombia con la llegada de Petro al poder y muy seguramente con la de Lula en Brasil.En ese momento la región tendrá un proyecto político progresista y pensará en crecimiento económico, pero sin dejar de lado la igualdad, algo que no han hecho los Gobiernos de derecha. Jóvenes de diferentes países salieron a protestar y eso puede ser interpretado como una primavera latinoamericana, un grito al cambio, a las mejoras en la calidad de vida. El GPS para los nuevos gobernantes.—¿Qué ha sido lo más crítico de este gobierno en el manejo de las relaciones internacionales?—Lo más peligroso, quizá, la identificación con la campaña de Donald Trump en las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos. En su momento, el Gobierno de Duque tomó partido de una manera muy fuerte y eso aplazó la integración de Latinoamérica para fortalecer una alianza estratégica con un candidato que, al final de cuentas, no quedó.
El expresidente colombiano habló con Sputnik de varios temas, entre ellos, las próximas elecciones presidenciales, que tienen a Gustavo Petro como el principal favorito para llegar a la Casa de Nariño.
A diferencia de otros personajes, que suelen ser estrictos con los espacios, pues les generan tranquilidad para hablar, Ernesto Samper (Bogotá, 1950) no tiene problema en que el periodista sea quien elija el lugar de la entrevista, claro, en su amplia oficina en el piso 27 de un edificio en el centro de Bogotá.
"Usted me dirá dónde ubicamos al presidente. ¿En su despacho?, ¿En la sala de juntas?", pregunta una de sus asistentes.
Samper, presidente de Colombia entre 1994 y 1998, demuestra sus buenas maneras, se pone de pie para saludar, aprieta la mano con firmeza y se sienta en un escritorio que a sus espaldas tiene un ventanal y una gran panorámica de la ciudad. Junto a él está su hijo, Miguel Samper Strouss, quien en las pasadas elecciones parlamentarias fue candidato al Senado —no logró un escaño—.
"Si citaste a esas personas, tienes que atenderlas, por favor", le dice Samper a su hijo, que con humor le responde: "Sabes que me gusta quedarme en las entrevistas para que no cometas errores".
Así comienza una charla que dura poco más de 20 minutos y en la que Samper hace un panorama —su panorama— de lo que puede suceder en los comicios presidenciales —la primera vuelta será el próximo 29 de mayo—, además de referirse a los nuevos vientos que soplan en la política regional.
—¿Cree que hay garantías electorales para todas las candidaturas?
—Desde que estoy haciendo política en este país, nunca había visto tan amenazadas las elecciones como las estoy viendo ahora. Y no es solamente el tema de orden público, pues siempre hemos tenido dificultades de este tipo.
¿Cuándo habíamos visto al presidente participando activamente como interlocutor del candidato del partido de Gobierno o al comandante del Ejército expresando sus opiniones sobre afirmaciones del candidato de oposición [Gustavo Petro]?
Sumado a eso, la eliminación de la ley de garantías, que evitaba el manejo indebido de recursos públicos para favorecer a campañas amigas del Gobierno y mandatarios locales y regionales, fue una vergüenza. Esas son muestras de la falta de garantías y de una inédita intervención de funcionarios del Gobierno en el proceso electoral.
—¿Ve la posibilidad de que esta contienda electoral termine el próximo 29 de mayo con un triunfo de Gutavo Petro en primera vuelta?
—Son especulaciones. Lo que veo claro es que estas elecciones serán históricas porque por primera vez estarán votando sectores que nunca fueron reconocidos ni tenidos en cuenta. Hay un país que se quiere mantener, que está alineado para quedarse en la derecha, y hay otro que quiere llegar y está alineado al cambio con la izquierda.
Y eso es gracias al Acuerdo de Paz [firmado entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC en 2016], que de alguna manera permitió que sectores que tenían sintonía con la izquierda institucional pudieran expresarse libremente sin ser señalados como pasó durante los últimos 30 años.
—De ganar Petro, ¿cuál cree que será el primer obstáculo que tendrá que sortear?
—Va a tener dificultades legítimas de gobernabilidad, no tanto porque no pueda articular a las mayorías en el Congreso, que no es lo más difícil, sino porque llega un nuevo equipo y llega con nuevos funcionarios, personas que se asomarán al poder por primera vez.
Pero de eso se trata el cambio. Ganar las elecciones para gobernar con los mismos sería imperdonable desde el punto de vista histórico. El país deberá tener paciencia mientras que se estructura todo. Petro llega con las mayorías, sí, pero deberá gobernar para todos por el beneficio del país.
—Usted habla mucho de que hay que tumbar los miedos infundados sobre Petro…
—Es que la estrategia de la derecha, en todas partes del mundo, es sembrar miedo para que la gente vote con miedo y por miedo. En esos son expertos los gringos porque allá la gente vota contra el terrorismo, contra los comunistas, contra los narcotraficantes, contra las abejas africanas, etc. Cada día se inventan un miedo distinto para tener a la gente votando y acompañando al sistema.
Y acá la derecha hace lo mismo: el miedo de que Petro vaya a expropiar, de que haya un golpe militar, y tantos otros que al final son artificiales. Petro sabe que entra a un ring de boxeo en el cual el cuadrilátero es la Constitución. Y sé que la va a respetar.
—¿Cree que a Federico Gutiérrez, candidato de la derecha, le bastará con el apoyo del Partido Liberal para ser presidente?
—Tiene de su lado a los partidos de derecha. Lo que registro con asombro es que todos los continuistas, los que quieren seguir gobernando este país y los que no quieren el cambio, se alinearon con él, pero como que no les está saliendo bien la cosa.
—¿Qué opina del candidato Rodolfo Hernández?
—Me parece una figura atractiva. Es el antipolítico por excelencia y una persona que tiene la posibilidad de emitir opiniones desde afuera. Y eso también cuenta en política, alguien que esté mirando los toros desde la barrera. Sin embargo, creo que el país necesita un liderazgo muy claro para poder solventar tres temas importantes: continuar con la implementación del Acuerdo de Paz, reactivar las conversaciones con el ELN (Ejército de Liberación Nacional) y que haya un ajuste al modelo económico que se tenía antes de la pandemia para poder crecer.
—Los expresidentes César Gaviria (1990-1994) y Álvaro Uribe (2002-2010) han sonado mucho en estas elecciones, opinando y demás. ¿Cuál cree que debe ser el papel de ustedes los expresidentes?
—El de no estorbar. No andar tirando piedras como los gamines, compitiendo con la gente nueva, disparando a la intemperie. El papel de los expresidentes es estar ahí, para lo que podamos ser útiles, y de alguna manera ofrecer orientaciones políticas, pero en ningún caso hacer proselitismo. Eso es mezquino con las nuevas generaciones que tienen el mismo derecho que tuvimos nosotros en nuestro momento de ocupar estos espacios y llegar al Gobierno.
—En su libro Grito Latinoamericano usted hace referencia a un cambio enorme en el continente…
—En la región están soplando vientos progresistas. Eso lo pueden ver claramente con la elección de Biden en Estados Unidos, la de López Obrador en México, Fernández en Argentina, Boric en Chile y Castillo en Perú. Esa racha se va a confirmar en Colombia con la llegada de Petro al poder y muy seguramente con la de Lula en Brasil.
En ese momento la región tendrá un proyecto político progresista y pensará en crecimiento económico, pero sin dejar de lado la igualdad, algo que no han hecho los Gobiernos de derecha. Jóvenes de diferentes países salieron a protestar y eso puede ser interpretado como una primavera latinoamericana, un grito al cambio, a las mejoras en la calidad de vida. El GPS para los nuevos gobernantes.
—¿Qué ha sido lo más crítico de este gobierno en el manejo de las relaciones internacionales?
—Lo más peligroso, quizá, la identificación con la campaña de Donald Trump en las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos. En su momento, el Gobierno de Duque tomó partido de una manera muy fuerte y eso aplazó la integración de Latinoamérica para fortalecer una alianza estratégica con un candidato que, al final de cuentas, no quedó.
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