Semana Santa católica en Cuba: sin perder la fe y la esperanza
Semana Santa católica en Cuba: sin perder la fe y la esperanza
Sputnik Mundo
LA HABANA (Sputnik) — "En tiempos de crisis, lo último que se puede perder es la fe y la esperanza", comentó a la Agencia Sputnik la cubana Angélica Zaldívar... 11.04.2022, Sputnik Mundo
El "guano bendito" (cruz hecha con hoja de palma real y que simboliza prosperidad) lo recogió un día antes en la iglesia próxima a su casa en la barriada de Santos Suárez, en La Habana, durante la misa del Domingo de Ramos que marca el inicio de la conmemoración cristiana, cuelga detrás de la puerta de entrada de su casa, para dar la "bienvenida" a la bienaventuranza.Angélica señaló que la celebración de la Semana Santa siempre ha sido una tradición en su familia, aunque ahora empieza a perder vigencia. "Lo aprendí de mis padres, de mis abuelos. Ellos siempre fueron fieles creyentes. Lástima que ahora mis hijos y mis nietos no sigan esta tradición tan linda y reconfortante", comentó afligida.Semana Santa en CubaComo todo territorio colonizado por España a partir de finales del siglo XV, Cuba tiene un fuerte componente de católicos en su tejido religioso que, a pesar de las crisis y las tensiones, jamás abandonaron los templos ni las prácticas litúrgicas.Después del triunfo de la Revolución cubana en 1959, y su posterior declaración como país socialista en 1961, se vivieron largos años de crisis entre la Iglesia Católica y el Estado cubano, como resultado de las presiones externas y el compromiso de importantes círculos de poder político y financieros con altas figuras del clero, para derrocar al Gobierno.Estas fricciones provocaron, por un lado, una distancia y un deterioro en la fe popular, inmersa en un proceso de radicalización revolucionaria para preservar la soberanía e independencia del país; y por el otro, una defensa de la religiosidad más allá de los entuertos ideológicos.La Semana Santa estuvo ausente por más de 40 años en los calendarios oficiales hasta que en el año 2013, y como resultado de la visita a Cuba del papa Benedicto XVI, se acordó restaurar como un día feriado nacional el Viernes Santo, sexto día en la tradicional conmemoración.Cinco años antes -en 1998- y como resultado de la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II- se recuperó el feriado del 25 de diciembre, durante las festividades navideñas.La tradición y el nuevo escenarioLa celebración eucarística y la bendición del guano el Domingo de Ramos, los oficios de Pasión y el Santo Viacrucis del Viernes Santo, el soliloquio a María en su soledad del sábado, y la solemne vigilia pascual del Domingo de Resurrección siguen presentes en los templos, aun cuando cada año vemos menos feligreses aparecer frente a los altares.El ateísmo que marcó significativamente a varias generaciones de isleños, la profusión de cultos de origen africano que han ganado terreno en la religiosidad de los cubanos en los últimos 40 años y el desinterés marcado de las generaciones más jóvenes que optan por el reguetón como opción frente al sermón, son algunas de las causas en la disminución de los fieles devotos.Pero, a pesar de eso, el espíritu de los católicos y cristianos de la isla se hace sentir en esta semana de abril, un momento crucial para abrir sus corazones y aferrarse a la fe, como el último asidero.
LA HABANA (Sputnik) — "En tiempos de crisis, lo último que se puede perder es la fe y la esperanza", comentó a la Agencia Sputnik la cubana Angélica Zaldívar, un devota cristiana que se alista a conmemorar la tradicional Semana Santa católica, que este año transcurre del 10 al 16 de abril.
"Esta es una semana especial, y daremos gracias a Dios por protegernos de los malos tiempos. A pesar de la pandemia del COVID-19 y de la crisis económica que no nos deja en paz, seguiremos orando por una vida mejor para todos", agregó esta habanera de 73 años, mientras colocaba flores junto a un cuadro de Sagrado Corazón de Jesús que cuelga en la sala de su casa.
El "guano bendito" (cruz hecha con hoja de palma real y que simboliza prosperidad) lo recogió un día antes en la iglesia próxima a su casa en la barriada de Santos Suárez, en La Habana, durante la misa del Domingo de Ramos que marca el inicio de la conmemoración cristiana, cuelga detrás de la puerta de entrada de su casa, para dar la "bienvenida" a la bienaventuranza.
Angélica señaló que la celebración de la Semana Santa siempre ha sido una tradición en su familia, aunque ahora empieza a perder vigencia. "Lo aprendí de mis padres, de mis abuelos. Ellos siempre fueron fieles creyentes. Lástima que ahora mis hijos y mis nietos no sigan esta tradición tan linda y reconfortante", comentó afligida.
Como todo territorio colonizado por España a partir de finales del siglo XV, Cuba tiene un fuerte componente de católicos en su tejido religioso que, a pesar de las crisis y las tensiones, jamás abandonaron los templos ni las prácticas litúrgicas.
Después del triunfo de la Revolución cubana en 1959, y su posterior declaración como país socialista en 1961, se vivieron largos años de crisis entre la Iglesia Católica y el Estado cubano, como resultado de las presiones externas y el compromiso de importantes círculos de poder político y financieros con altas figuras del clero, para derrocar al Gobierno.
Estas fricciones provocaron, por un lado, una distancia y un deterioro en la fe popular, inmersa en un proceso de radicalización revolucionaria para preservar la soberanía e independencia del país; y por el otro, una defensa de la religiosidad más allá de los entuertos ideológicos.
La Semana Santa estuvo ausente por más de 40 años en los calendarios oficiales hasta que en el año 2013, y como resultado de la visita a Cuba del papa Benedicto XVI, se acordó restaurar como un día feriado nacional el Viernes Santo, sexto día en la tradicional conmemoración.
Cinco años antes -en 1998- y como resultado de la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II- se recuperó el feriado del 25 de diciembre, durante las festividades navideñas.
La tradición y el nuevo escenario
La celebración eucarística y la bendición del guano el Domingo de Ramos, los oficios de Pasión y el Santo Viacrucis del Viernes Santo, el soliloquio a María en su soledad del sábado, y la solemne vigilia pascual del Domingo de Resurrección siguen presentes en los templos, aun cuando cada año vemos menos feligreses aparecer frente a los altares.
El ateísmo que marcó significativamente a varias generaciones de isleños, la profusión de cultos de origen africano que han ganado terreno en la religiosidad de los cubanos en los últimos 40 años y el desinterés marcado de las generaciones más jóvenes que optan por el reguetón como opción frente al sermón, son algunas de las causas en la disminución de los fieles devotos.
Pero, a pesar de eso, el espíritu de los católicos y cristianos de la isla se hace sentir en esta semana de abril, un momento crucial para abrir sus corazones y aferrarse a la fe, como el último asidero.
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