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Un Zelenski premio Nobel de la Paz, una traición a la paz y a la verdad

Un Zelenski premio Nobel de la Paz, una traición a la paz y a la verdad
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El prestigio del Premio Nobel de la Paz ya cayó por los suelos en el preciso momento en que esta distinción fue otorgada al señor Barack Obama, uno de los presidentes más sangrientos en la historia de EEUU. Ahora el prestigio de este premio puede caer incluso por debajo de los suelos.
Durante el mandato de Obama, el Estado norteamericano continuó sus guerras en Irak y Afganistán, así como agredió a Libia y Siria, además de imponer en Ucrania un Gobierno golpista que tomó el rumbo de su ingreso a la OTAN.
Ahora se propuso entregar el Nobel de la Paz al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, algo que sólo lo pueden apoyar, o las personas más cínicas, o las personas engañadas por los medios al servicio del Imperio de la Mentira, según calificó a Occidente el mandatario ruso, Vladímir Putin.
Sin duda alguna, quienes reclamaron el Nobel de la Paz para Zelenski pertenecen al primer bando, es decir, al de los cínicos. Se trata de un grupo de políticos de varios países europeos —entre ellos el Reino Unido, Alemania, Suecia, Estonia, Bulgaria, Rumanía y Eslovaquia— quienes resaltan en una carta abierta al Comité Nobel Noruego el supuesto "coraje" del líder ucraniano frente a lo que califican como la "guerra declarada por Rusia".
Días antes de esta misiva, salió una petición en Change.org para nominar al señor Zelenski al Nobel de la Paz, argumentándose que lo merece como “símbolo de resistencia, heroísmo y lucha por la paz, la libertad y la democracia de su nación: Ucrania”, y como “ejemplo para el mundo de cómo deberían de ser y actuar los líderes políticos”.
En realidad, el único ejemplo que constituye Mister Zelenski es el de traidor a su pueblo y a sus antepasados, y el de un servilismo total de EEUU.
Traicionó al pueblo de su país, incluso antes de llegar a ser presidente. Lo hizo en el mismo momento en el que calificó a la gente de Donbás como "basura". Pronunció estas palabras en 2014 en un concierto dirigido a las fuerzas ucranianas que participaban en la llamada operación aniterrorista en el Este de Ucrania, es decir, el genocidio que se saldó en los ocho años del conflicto con miles de muertos, entre los que se encontraban centenares de niños. De hecho, los conciertos de este cómico convertido en presidente abundaban en comentarios despectivos hacia Donbás.
No obstante, Zelenski logró ganarse los votos de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk en las presidenciales de 2019. Y es que prometía una solución pacífica al conflicto. Algo que acabó siendo una mentira.
La guerra en Donbás nunca se paró, y en febrero de este año el presidente ucraniano rechazó cumplir los acuerdos de Minsk para el arreglo de la crisis en el Este del país —argumentando que su implementación dejaría a Kiev en una "posición perdedora"— y optó por la vía militar.
La última ofensiva del régimen ucraniano contra Donbás provocó la huída a Rusia de más de 120.000 de sus habitantes, al tiempo que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk le pidieron ayuda a Rusia.
Además de haber traicionado a estas personas, Zelenskí también traicionó a sus raíces judías. Y es que siempre ha dado todo su apoyo a los ultranacionalistas y neonazis ucranianos, herederos de los colaboracionistas de las tropas fascistas durante la ocupación de Ucrania por la Alemania de Adolf Hitler, entre 1941 y 1944. En este período, fueron exterminados en los territorios ocupados más de un millón y medio de judíos, es decir, la cuarta parte de todas las víctimas del Holocausto.
¿Qué habría respondido Zelenski a sus antepasados, si le preguntaran del porqué de su coquetería con los nazis? Unos nazis que en estos momentos se esfuerzan al máximo para impedir que los civiles puedan abandonar las zonas de combate con militares rusos aprovechando los corredores humanitarios en los que insiste Moscú.
Están usando a la gente inocente como escudos humanos, al tiempo que se atrincheran en guarderías, escuelas y hospitales ante la ofensiva rusa, una táctica terrorista que le viene también a la prensa dominante, ansiosa de toda aquel imagen que pueda sustentar su mentira de que Rusia combate contra la población civil. De hecho, la actuación de la prensa dominante en este conflicto la convirtió en un auténtico terrorista, tal y como denunció Moscú.
Por último, Zelenski, propuesto para el Nobel de la Paz, no mueve ni un dedo para frenar el presente conflicto en Ucrania, donde, en vez de sentarse a negociar con la parte rusa, dedica horas y horas a conceder entrevistas a los medios dominantes, algo que hace con la teatralidad y el dramatismo típico de un actor.
Unas habilidades que exhibe también en sus continuas intervenciones en instancias como el Parlamento Europeo, el Bundestag alemán, o el Congreso norteamericano. Es muy ilustrativo, en este contexto, el comportamiento de la delegación negociadora de Kiev, que parece que se dedica únicamente a aplazar las fechas y a cambiar los lugares de sus citas con las contrapartes rusas.
En estas circunstancias, entregarle el Nobel de la Paz al señor al señor Zelenski constituiría una nueva traición: justamente, a la paz y a la verdad.
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