Las huellas de la dictadura en las veredas de Buenos Aires
© Sputnik / Marco TeruggiLuz Martínez y Pablo Salazar en la Plaza por la Memoria en Pompeya
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Argentina tiene una marca profunda de la última dictadura en su sociedad. Las veredas de Buenos Aires reflejan esa memoria con baldosas que recuerdan los nombres y apellidos de quienes fueron detenidos, desaparecidos, asesinados entre 1976 y 1983.
Al caminar por Buenos Aires ocurre a menudo que una baldosa sea diferente a las demás. Es más grande, generalmente de color rojo, con adornos de colores en los bordes, y un texto que suele decir: "homenaje a", un nombre y apellido, "militante popular detenido desaparecido por el terrorismo de Estado". La firma es de Barrios por Memoria y Justicia.
Ocurre en numerosos barrios, como en Pompeya, en la zona sur de la capital argentina. Allí pueden verse varias baldosas que fueron colocadas Barrios por Memoria y Justicia Pompeya, durante los 16 años que llevan como organización.
"Surgimos en el 2006, ese año nos propusimos que los nombres de los compañeros detenidos-desaparecidos o asesinados por la dictadura militar tenían que estar en las calles", cuenta Luz Martínez, quien se encuentra en el local de la organización junto a Pablo Salazar. Muestra las próximas baldosas que colocarán en el ex Correo Argentino, ahora Centro Cultural Kirchner.
La primera iniciativa ocurrió el 23 de marzo de 2006, la noche anterior al aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. "Nos juntamos varias comisiones de los barrios de Memoria y decidimos hacer un ploteo [carteles] donde después pusimos las baldosas, el 23 a la noche salimos todos los barrios a pegar eso, en cada lugar donde vivió, trabajó o militó un compañero".
"Cada barrio conformó su comisión de memoria y comenzó a realizar, con un listado que nos brindó en ese momento la subsecretaría de Derechos Humanos, el listado de cada barrio de los compañeros detenidos desaparecidos, asesinados. Así que fuimos casa por casa, golpear, ver si ahí vivía, si había familiares, hicimos todo un trabajo de campo y después fuimos de a poco poniendo las baldosas".
Así comenzó lo que hoy es una marca en las calles de Buenos Aires, una organización que, dice Luz, es "una herramienta para que la huella de los compañeros pueda estar plasmada en todos lados".
La memoria colectiva
© Sputnik / Marco TeruggiLuz Martínez y Pablo Salazar en el local de Pompeya
Luz Martínez y Pablo Salazar en el local de Pompeya
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El trabajo de Barrios por la Memoria comenzó a hacerse conocido. "Nos empezaron a llamar escuelas, sindicatos, hospitales, un montón de entidades que se enteraron que fuimos haciendo baldosas, así que por boca a boca fue llevando y nos fueron llevando para hacer distintas baldosas", rememora Luz.
"La baldosa puede ir donde trabajaba, 'aquí trabajó'; donde vivía, 'aquí vivió'; o 'aquí militó', 'aquí fue secuestrado', depende lo que le toque en ese lugar al compañero. Lo que tratamos es de trabajar siempre con la familia o con los compañeros que estuvieron con la persona, y si no las hay nosotros la ponemos igual porque consideramos que los desaparecidos son de todos", detalla.
© Sputnik / Marco TeruggiBaldosa a Oshiro, militante desaparecido en el barrio de Pompeya
Baldosa a Oshiro, militante desaparecido en el barrio de Pompeya
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Las baldosas son artesanales, y todo el proceso es "a pulmón y a bolsillo nuestro, nadie vende una baldosa, cuando es un sindicato en general sí hay colaboración". El proceso es colectivo, se conversa con familiares de las víctimas, compañeros de militancia. "Hay actos que son emotivos, otros masivos y otros que hemos hecho en soledad, en total y absoluta soledad, porque no encontramos amigos, familiares, pero la pusimos igual", cuenta Pablo.
Recuerda uno, por ejemplo, donde "dos personas grandes de edad se ven, se van a abrazar y se quedan abrazados llorando los dos, ninguno de los había preguntado por el otro durante todos estos años porque estaba seguro que le iban a dar malas noticias, entonces durante todo ese tiempo estuvieron si preguntar por el otro porque no iban a poder con la ausencia, habían estado detenidos juntos".
Las baldosas llevan siempre la misma firma: Barrios por Memoria y Justicia. "Se habla de un militante popular, no se pone la identidad partidaria, después sí lo partidario va en los libros que hicimos donde contamos la historia de vida, y en el acto de colocación pueden llevar las banderas que quieran, pero las baldosas no dicen la pertenencia partidaria, tratamos de que sean todos militantes populares", explica Luz.
Ocupar el espacio público
© Sputnik / Marco TeruggiBaldosa en homenaje a los detenidos desaparecidos de Pompeya
Baldosa en homenaje a los detenidos desaparecidos de Pompeya
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"No pedimos permiso, lo que hacemos es informar al frentista, al que vive ahí, la vereda es pública, le informamos que ahí hubo un compañero en determinado momento, si no existe algún familiar, y le informamos que tal día vamos a realizar un acto en la puerta y le vamos a colocar la baldosa", aclara Luz.
Esa posibilidad de intervenir las veredas existe por la legitimidad lograda en el trabajo de memoria en Argentina, y, cuenta Luz, porque su "actividad y libros están declarados de interés de capital y del Gobierno Nacional, de alguna manera es un aval en nuestro trabajo de 16 años, eso nos permite algunas libertades porque está reconocido el trabajo, los libros, toda la actividad que venimos haciendo".
© Sputnik / Marco TeruggiBaldosa en homenaje a Leporace, en el barrio de Pompeya
Baldosa en homenaje a Leporace, en el barrio de Pompeya
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Ha ocurrido en algunos casos que las baldosas sean vandalizadas: "Hay una en San Cristóbal que la pusimos fácil cuatro veces, que es de una Madre de Plaza de Mayo de Lomas de Zamora, que quiso poner la baldosa ahí porque el hermano desapareció ahí, la pusimos y cuatro veces la violentaron con aerosol, la rompieron, la intentaron sacar, y cada vez la volvemos a poner".
Sin embargo, "es muy puntual, no es que todos los días encontramos algo así", explica Luz. Ocurre también, por ejemplo, con los pañuelos blancos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que han sido agredidos con pintadas en diferentes oportunidades. Ocurrió también que baldosas fueron retiradas por el Gobierno de la ciudad en una remodelación y luego no fueron repuestas: es lo que pasó con las que pondrán frente al Centro Cultural Kirchner.
© Sputnik / Marco TeruggiBaldosa que será colocada frente al Centro Cultural Kirchner
Baldosa que será colocada frente al Centro Cultural Kirchner
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Estar en el espacio público es central desde la concepción de Barrios por Memoria y Justicia. "La importancia es que esté en la calle, y que no sean 30.000 detenidos desaparecidos, sino que sea ‘Juan Pérez detenido desaparecido vivió acá en este barrio, que tengan nombre y apellido, no sean anónimo, tienen una historia de vida, un reconocimiento público", relata Luz.
"Nosotros queremos que las veredas hablen de ellos y de ellas. Si la escuela nos pide una baldosa y queda dentro cuando se cierra la puerta nadie sabe. Cuando la estamos colocando la gente que pasa pregunta, lee el día del acto, 'yo vi una baldosa en Barracas, podremos hacerla en otro lado'", dice, a su vez, Pablo.
De Buenos Aires al país
© Sputnik / Marco TeruggiHomenaje a los 121 detenidos desaparecidos del barrio de Parque Patricios
Homenaje a los 121 detenidos desaparecidos del barrio de Parque Patricios
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La iniciativa nacida en la capital del país se extendió a diferentes ciudades. Así como Luz afirma que "los desaparecidos son de todos, las calles son de todos", Pablo explica: "No nos sentimos los dueños de las baldosas".
"Más allá de que no tengan lo que nosotros queremos que se escriba, nos parece muy importante reivindicar la militancia de los compañeros y las compañeras de aquel momento". El último libro publicado por la organización se llama Baldosas sin frontera, en referencia al proceso de multiplicación de baldosas fuera de Buenos Aires. En el caso de Memoria y Justicia de Pompeya han viajado a diferentes provincias, Catamarca, La Rioja, Tucumán, a colocar baldosas.
No existe un número exacto de cuántas baldosas fueron colocadas en Buenos Aires y el país. Según la página del Espacio Memoria y Derechos Humanos son más de 1.200 en la capital. Una de las últimas, por ejemplo, fue colocada el pasado 23 de octubre frente a la casa donde vivió Alicia Eguren, en Almagro, barrio que, explica Luz, tiene "muchos desaparecidos".
En el caso de Pompeya son 20 detenidos desaparecidos; en el barrio lindero de Parque Patricios, 121. Aunque muchas historias aún se mantienen ocultas, como cuenta Luz: "En una calle, fuimos, salió una mujer, le dijimos que nosotros teníamos un listado, que había un muchacho desaparecido, cerró la puerta, nos atendió afuera, nos dijo 'miren lo único que les pido es que no me pongan la baldosa acá porque yo ahora me volví a casar y el marido con el que estoy ahora ni siquiera sabe que tengo un hijo desaparecido'".
En ese caso la baldosa fue colocada en la esquina. "Es muy difícil si tenés a la madre en contra poner la baldosa en la puerta". Esa historia forma parte del proceso permanente de reconstrucción de la memoria, de su apropiación colectiva que se expresa en las baldosas, o cada 24 de marzo en las movilizaciones que se realizan en todo el país en el aniversario del golpe de Estado, la dictadura que en sus casi ocho años al frente de un terrorismo de Estado asesinó 30.000 personas y abrió las puertas al modelo económico neoliberal.