8M en Argentina: movilización, avances y muchas demandas
00:03 GMT 09.03.2022 (actualizado: 11:32 GMT 08.03.2023)
© Sputnik / Marco TeruggiFrente al Congreso de la Nación, en Buenos Aires
© Sputnik / Marco Teruggi
Síguenos en
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer o de "huelga feminista", como lo denomina el colectivo Ni Una Menos, fue nuevamente escenario de una gran movilización en Argentina. Entre las numerosas demandas una resaltó en particular: la deuda y sus impactos internos.
"La deuda es con nosotras y nosotres, que la paguen quienes la fugaron", dice una bandera grande que encabeza la movilización del 8 de marzo en Buenos Aires. La Plaza del Congreso se encuentra llena en una fecha que se ha convertido en una jornada multitudinaria año tras año en Argentina, con una participación muy grande de jóvenes, diversas organizaciones feministas, sociales, sindicales, barriales.
Movilización frente al Congreso en Buenos Aires por el #8M, el día internacional de la mujer. pic.twitter.com/mw1MTbm29k
— Sputnik Reporteros (@Sputnik_Report) March 8, 2022
Esa consigna escrita en la bandera es la que decidió para este año el colectivo Ni Una Menos, una de las principales organizaciones feministas del país. La movilización aparece nombrada en el "documento colectivo 8M", redactado por la organización, como el "día internacional de la huelga feminista", algo que, explica Verónica Gago, una de sus referentes, remite tanto a las memorias que se encuentran tras la fecha mundial, como a las acciones más recientes.
"Hay una discusión histórica acerca de a qué refiere específicamente la fecha del 8 de marzo, está la referencia a un incendio en una fábrica textil donde había obreras en Nueva York protestando por la reducción de su jornada laboral a 10 horas en 1908. Se dice que a ese hecho refiere cuando Clara Zetkin en 1910 declara o pide la declaración del día internacional de la mujer trabajadora en homenaje a esa huelga", explica.
También está "la referencia en 1912 a otra huelga también de mujeres conocida como Pan y Rosas en Estados Unidos (..) el 8 de marzo de 1917 de las mujeres rusas saliendo en Petrogrado a pedir pan y a luchar contra la guerra", así como "memorias vinculadas a luchas en nuestro continente".
"Lo que hace el movimiento feminista cuando se convierte en un movimiento masivo en estos últimos años, es recuperar, activar y actualizar el significado de esas memorias, pero también conjugarlo de una manera nueva, y esa me parece que es la particularidad", explica Gago.
Paros, masividad y resistencia al macrismo
© Sputnik / Marco Teruggi8 de marzo frente al Congreso en Buenos Aires
8 de marzo frente al Congreso en Buenos Aires
© Sputnik / Marco Teruggi
Una de las primeras acciones masivas, un paro contra el Gobierno del expresidente Mauricio Macri (2015-2019) ocurrió en octubre el 2016, menos de un año después de su toma de posesión. "En principio convocado como paro nacional de mujeres y lo que sucedió es que rápidamente se extendió, sobre todo a América Latina, y se convirtió sin querer en un paro internacional".
Esa convocatoria nació de un femicidio que tuvo mucho impacto nacional, el de la joven Lucía Pérez: "Hubo una gran conmoción y una gran furia, porque además veníamos de una jornada medio récord del Encuentro Nacional de Mujeres ahora renombrado Plurinacional", explica Verónica Gago. Al impacto de la noticia le siguió una asamblea, y "ahí surge la idea de parar todo, tenemos que llamar a paro, no solo hacer una manifestación, decir ya basta, tenemos que parar".
"Ese paro del 2016 configura un protagonismo del movimiento de mujeres, del movimiento feminista, que después va a ser clave en todos los años siguiente de resistencia al macrismo", explica. "De ahí surgió la fuerza para la convocatoria del 8 de marzo del 2017".
El dolor también hizo historia: tres femicidios que marcaron América Latina en los últimos tres años
24 de noviembre 2018, 22:46 GMT
"Lo que pasa del 2017 hasta ahora es que se anuda el llamado a la huelga, es decir poner en el centro de la convocatoria las condiciones de precariedad en los trabajos, pero también en la vida, y cómo se indistingue un poco hoy lo que significa trabajar y vivir, que es una cuestión clásica del feminismo, es decir qué tienen que ver las condiciones de reproducción con las condiciones de producción", explica Gago.
"Esa articulación después continuó, en el 2018 hicimos una articulación para discutir y finalmente dimos de baja el proyecto de reforma laboral que había mandado Macri al Congreso que decía que era con paridad de género, lo único que hacía era tener una especie de maquillaje de género con intentos de recortes del poder sindical".
El protagonismo del "feminismo en las calles" tuvo "un papel preponderante" dentro de las resistencias a las políticas del macrismo durante sus años de gobierno, afirma Gago. Su posterior derrota en las urnas, en el 2019, estuvo marcada también por la fuerza de ese movimiento.
Nuevos derechos y una gran deuda
© Sputnik / Marco TeruggiVerónica Gago, de rosa con la mano alzada, al frente de la bandera por el reclamo de la deuda
Verónica Gago, de rosa con la mano alzada, al frente de la bandera por el reclamo de la deuda
© Sputnik / Marco Teruggi
"La aprobación de la ley por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito es una victoria enorme, lo celebramos de modo muy contundente porque es un acumulado de muchos años de lucha, de mucha movilización, que la marea verde que se ha expresado en las calles y ha masificado el debate del aborto", cuenta Gago, en referencia a la aprobación en diciembre del 2020.
"Se sigue discutiendo cómo se realiza la efectiva implementación, cómo combatimos cierta resistencia al acceso a derechos que están poniendo algunos actores judiciales y de la corporación médica, pero claramente es un derecho que celebramos muchísimo, que está articulado con la producción pública de medicamentos para abortar, y eso está siendo un proceso muy concreto en los hospitales públicos y distintas instancias de salud pública".
Otro derecho largamente peleado y finalmente aprobada en el 2021 fue el "cupo laboral travesti trans, que fuera una de las consignas principales en la marcha de Ni Una Menos del 3 de junio del 2021, y que se logró, es algo de reparación histórica y al mismo tiempo hay reclamos de implementación efectiva en ciertos sectores".
En ese marco de avances existe un tema puesto en el centro de la movilización de este año: la deuda externa, principalmente con el Fondo Monetario Internacional tomada por el Gobierno de Macri en 2018, que se encuentra en proceso de debate en el Congreso previo a su votación.
"Ya en el paro del 2020 la consigna fue 'la deuda es con nosotras y nosotres' porque justamente lo que hacíamos era invertir quien tiene la carga de la deuda", explica Gago, que ha venido investigando acerca de, entre otras cosas, la relación entre deuda externa y hogares, y, por ejemplo, "cómo las políticas de austeridad a las que obliga el endeudamiento externo se traducen después en políticas de endeudamiento en los hogares".
© Sputnik / Marco Teruggi8 de marzo, en la plaza del Congreso, en Buenos Aires
8 de marzo, en la plaza del Congreso, en Buenos Aires
© Sputnik / Marco Teruggi
"Este año agregamos 'que la paguen los que la fugaron' porque estamos en esta coyuntura de negociación con el Fondo, que sabemos que implica una suerte de cogobierno, una restricción completa de la soberanía en decisiones estratégicas en un momento donde el 60% de las infancias son pobres. Hay que responsabilizar a quienes se fugaron ese dinero, tomaron la deuda", analiza Verónica Gago.
Violencias que no cesan
El conjunto de demandas del 8 de marzo se articula, a su vez, "con lo que son las violencias machistas", algo presente crónicamente en las noticias. Uno de los últimos casos ocurrió, por ejemplo, en días recientes con una violación grupal en una zona céntrica de Buenos Aires en horas de la tarde.
Un aspecto importante, señala Gago, es "conectar las condiciones laborales, las condiciones de vida y las violencias por razones de género". "La diferencia salarial tiene todo que ver con la cuestión de las restricciones a la autonomía económica reforzadas por mandato de género, los femicidios y travesticidios son el momento más brutal de esas violencias que no se explican como una cuestión de relaciones interpersonales, o meramente culturales, sino que expresan violencias sistémicas y estructurales".
En ese contexto "hablar de huelga" cobra un significado central: "Pone una posición de lucha, cuando lo que se intenta, sobre todo desde muchos medios hegemónicos, desde ciertas perspectivas hiperinstitucionalistas, es que cuando se habla del movimiento de mujeres, feminista, se habla en términos puramente de víctimas", explica.
Hablar de la violencia machista implica, a su vez, hablar de los hombres: "Una discusión muy importante es sobre los mandatos de masculinidad, qué significan los mandatos de masculinidad que para afirmarse tienen que hacer prácticas de abuso, de imposición de relaciones de poder".
"Muchas veces se habla de una cuestión cultural, y me parece que hay que pensarlo en términos de qué relaciones de poder se juegan ahí, y cuáles son las masculinidades que afirmarse tienen que acudir a prácticas de abuso, de sometimiento y de subordinación", explica Gago.