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El sorprendente viaje de un padre e hijo españoles en búsqueda de los grandes felinos
El sorprendente viaje de un padre e hijo españoles en búsqueda de los grandes felinos
Sputnik Mundo
El fotoperiodista Andoni Canela está tras el documental 'Panteras'. El navarro recorre el planeta junto a su hijo Unai para fotografiar leones, tigres o... 20.02.2022, Sputnik Mundo
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Se escuchan ligeros chasquidos al otro lado del auricular. Andoni Canela prepara sus cámaras fotográficas. Durante la mañana se dedica a poner las pilas que alimentarán a los aparatos, entre otros menesteres. "La preparación es importante y hoy estoy de mecánico", ríe el fotoperiodista, mientras coloca las baterías en su lugar. Al final, no todo es viajar.Canela nació en la localidad navarra de Tudela, pero su trabajo le ha llevado por todo el planeta. El fotógrafo ha pisado los seis continentes en búsqueda de las especies que habitan sus ecosistemas. Su modelo es la naturaleza, que posa para su objetivo desde la adolescencia. "Mis padres tenían una caseta cerca del Ebro y allí me interesé por la observación de aves e insectos. Fueron mis comienzos", señala a Sputnik Mundo. Con 17 años empezó a fotografiar y con 21 ya publicaba en distintos medios de comunicación. Para entonces, los márgenes del Ebro habían sido rebasados.Durante tres décadas, Canela ha seguido con sigilo las pisadas de la fauna salvaje. En España, ha ido tras el oso pardo, el lince ibérico, el águila imperial, el quebrantahuesos, el urogallo o el lobo, a quien más tiempo ha destinado. Fuera de las fronteras del país, el fotoperiodista ha tomado imágenes de osos pandas, osos polares, monos, canguros o ualabíes. Ha padecido la pesada humedad de las selvas tropicales, el fuerte sol de la sabana africana y el gélido viento del Ártico. Precisamente, este último es el enclave que más le ha impresionado. El blanco eterno, la menor presencia humana y las duras condiciones que soportan los animales han hecho que regrese en varias ocasiones. "Es un mundo aparte", describe.Viajes a los que acude con su equipo a la espalda y tesis de biología en la mente. "Es fundamental leer y conocer a las especies que voy a fotografiar. Si no tienes una base, te pierdes muchas cosas, especialmente en el caso de los animales más esquivos", puntualiza. En su última aventura, también tiene compañía. En concreto, la de su hijo Unai.No es la primera vez en la que el joven se embarca en uno de los proyectos de su padre. Participó en El viaje de Unai, documental candidato a los Premios Goya en 2017. En este, Canela viajaba con su compañera y sus dos hijos a través de todos los continentes para inmortalizar siete grandes animales: el lobo, el elefante, el puma, el bisonte, el pingüino, el cálao y el cocodrilo. "En el viaje anterior fue todo tan bien que decidí proponerle a mi compañera si Unai podía venir en el siguiente. Él estaba encantado, ya que la fotografía es uno de sus grandes intereses", señala Canela.Así, padre e hijo se unieron para grabar Panteras. Su misión era encontrar a los mayores felinos del planeta. "Era un reto, ya que hablamos de animales muy esquivos. Además, siempre me ha atraído su comportamiento y estética, unido a que son seres en peligro de extinción", asegura Canela. Un filme que resume cuatro años y medio de rodaje, distribuidos en 15 viajes, y uno más de posproducción. Cuenta la historia de ocho especies amenazadas por la actividad humana, pero también una personal: la evolución de Unai con el paso del tiempo.En búsqueda de los grandes felinosAndoni y Unai Canela sumaron decenas de kilómetros a sus piernas para lograr su propósito. Sobre sus hombros, trípodes, tres cámaras, prismáticos o un telescopio, además de la tienda de campaña o la comida. Un bulto que cargaron en las fangosas tierras del Mato Grosso brasileño o a 6.000 metros de altura en el Himalaya. "Íbamos con lo mínimo, ya que teníamos que llevar nuestro propio peso. No somos una producción del National Geographic", recuerda el fotoperiodista.Unas mochilas en la que todo estaba perfectamente organizado para sacar la cámara lo más rápido posible. Nunca se sabe cuando aparecerá la escena perfecta. "A veces estás un día o dos y no pasa nada y de pronto ocurre la acción. Tienes que tener unos buenos reflejos para capturar la instantánea en unos pocos segundos", alecciona Canela. La velocidad es clave, como también la paciencia. En Panteras, las secuencias se estiran durante varios minutos. Se trata de la espera que todo fotógrafo de naturaleza tiene que asumir. Calma y silencio para disparar la cámara en el momento adecuado.Método que les ha permitido retratar a las principales especies de felinos del planeta. Al sur de la Amazonia, en el Pantanal de Brasil, padre e hijo fotografiaron al jaguar tras 10 días rodeados de agua y mosquitos. En la Patagonia chilena, dentro del parque nacional de Torres del Paine, tomaron imágenes del puma. En África, sus objetivos eran el guepardo y el león. El primero apareció en las áridas tierras del desierto del Kalahari. "Vimos un ataque de cinco guepardos a un gato montés, que logró escapar", comenta Canela. El segundo deambulaba por las amplias sabanas de las reservas del Serengeti y Masai Mara. Allí, escucharon su rugido en la oscuridad, cuando se dirigían a la tienda de campaña. Y no solo leones. Una noche plantaron a 40 metros de una manada de elefantes.A pesar de su menor tamaño, el lince ibérico también entró en el documental como representante europeo de los felinos. Padre e hijo se ocultaron en un escondite hasta que detectaron a un ejemplar en Badajoz. Más grandes fueron los animales fotografiados en Asia. En las selvas de Yala (Sri Lanka), buscaron al leopardo. En las sabanas del norte y sur de la India al gigantesco tigre. En las alturas del Himalaya, al leopardo de las nieves, el más escurridizo de los mamíferos del documental. "Estuvimos a -20 grados en la cordillera. Las condiciones son duras, pero forma parte del día a día del animal. Es su historia y es lo que hay que mostrar. Para hacerlo, tuvimos que ir a zonas sin nieve, donde están sus presas. Pero también lo retratamos en la nieve, cuando caminaba entre montañas. Eran escenarios que preveíamos gracias al estudio de la especie", asevera Canela. El resultado es un ejemplar protegiendo el cuerpo de un íbice cazado horas antes.El documental no solo es una muestra de la belleza felina. También es un toque de atención sobre el estado de conservación de estos seres. "En algunas zonas están desapareciendo por la actuación del hombre, especialmente por la ganadería y la deforestación", lamenta el fotoperiodista. Según datos de WWF, quedan menos de 4.000 tigres en libertad. No más de 40.000 leones restan en el planeta, indica la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. La población del leopardo ha caído un 20% en los últimos años. "Nuestro reto es que aprendamos a vivir con todas las especies del planeta", continúa.Precisamente, este mensaje de preservación del medioambiente es transmitido por el fotoperiodista al espectador y también a su hijo. A lo largo del cortometraje, Unai cambia física y mentalmente. La grabación capta como pasa de ser un chico de 12 años a un adolescente de 18 años, absorto por el mundo de la fotografía y el cine. "Es algo que tiene ya metido y ha aprendido mucho sobre terreno. Se nota que tiene mucha más paciencia que antes", destaca Canela."Hemos tenido las típicas discusiones padre-hijo, pero nos hemos entendido bastante bien. Nos hemos compenetrado como compañeros de trabajo", resalta el fotoperiodista. Su experiencia da lugar a un documental que ya ha pisado las salas de cine. Varios colegios del país lo han incluido en su programa educativo. El relato de Andoni y Unai sirve para descubrir a los más jóvenes la importancia de proteger la biodiversidad.El fotoperiodista trabaja en sus cámaras con la vista puesta en el lobo. Su próximo trabajo estará relacionado con los cánidos. En esta ocasión sin compañía. No obstante, Unai, poco a poco, se adentra en la profesión de Andoni. "Ya ha realizado sus primeros documentales en solitario", advierte a la vez que toquetea botones y tapas. Como sucede en muchas especies que integran la fauna, los conocimientos se transmiten de padres a hijos. De la misma manera que en el ser humano. Al final, simplemente somos animales.
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El sorprendente viaje de un padre e hijo españoles en búsqueda de los grandes felinos
Alejandro Cuevas Vidal
Corresponsal en España
El fotoperiodista Andoni Canela está tras el documental 'Panteras'. El navarro recorre el planeta junto a su hijo Unai para fotografiar leones, tigres o leopardos, entre otros felinos del reino animal. Un proyecto que alerta sobre la importancia de proteger a unas especies que se encuentran en peligro de extinción.
Se escuchan ligeros chasquidos al otro lado del auricular. Andoni Canela prepara sus cámaras fotográficas. Durante la mañana se dedica a poner las pilas que alimentarán a los aparatos, entre otros menesteres. "La preparación es importante y hoy estoy de mecánico", ríe el fotoperiodista, mientras coloca las baterías en su lugar. Al final, no todo es viajar.
Canela nació en la localidad navarra de Tudela, pero su trabajo
le ha llevado por todo el planeta. El
fotógrafo ha pisado los seis continentes
en búsqueda de las especies que habitan sus ecosistemas. Su modelo es la naturaleza, que posa para su objetivo desde la adolescencia. "Mis padres tenían una caseta cerca del Ebro y allí me interesé por la observación de aves e insectos. Fueron mis comienzos", señala a Sputnik Mundo. Con 17 años empezó a fotografiar y con 21 ya publicaba en distintos medios de comunicación. Para entonces, los márgenes del Ebro habían sido rebasados.
Durante tres décadas, Canela ha seguido con sigilo
las pisadas de la fauna salvaje. En España, ha ido tras el oso pardo, el lince ibérico, el águila imperial, el quebrantahuesos, el urogallo o el lobo, a quien más tiempo ha destinado. Fuera de las fronteras del país, el fotoperiodista ha tomado imágenes de osos pandas, osos polares, monos, canguros o ualabíes. Ha padecido la pesada humedad de las selvas tropicales, el fuerte sol de la sabana africana y el gélido viento del Ártico. Precisamente, este último es el enclave que más le ha impresionado. El blanco eterno, la menor presencia humana y las duras condiciones que soportan
los animales han hecho que regrese en varias ocasiones. "Es un mundo aparte", describe.
Viajes a los que acude con su equipo a la espalda y tesis de biología en la mente. "Es fundamental leer y conocer a las especies que voy a fotografiar. Si no tienes una base, te pierdes muchas cosas, especialmente en el caso de los animales más esquivos", puntualiza. En su última aventura, también tiene compañía. En concreto, la de su hijo Unai.
No es la primera vez en la que el joven se embarca en uno de los proyectos de su padre. Participó en El viaje de Unai, documental candidato a los Premios Goya en 2017. En este, Canela viajaba con su compañera y sus dos hijos a través de todos los continentes para inmortalizar siete grandes animales: el lobo, el elefante, el puma, el bisonte, el pingüino, el cálao y el cocodrilo. "En el viaje anterior fue todo tan bien que decidí proponerle a mi compañera si Unai podía venir en el siguiente. Él estaba encantado, ya que la fotografía es uno de sus grandes intereses", señala Canela.
Así, padre e hijo se unieron para grabar Panteras. Su misión era encontrar a los mayores felinos del planeta. "Era un reto, ya que hablamos de animales muy esquivos. Además, siempre me ha atraído su comportamiento y estética, unido a que son seres en peligro de extinción", asegura Canela. Un filme que resume cuatro años y medio de rodaje, distribuidos en 15 viajes, y uno más de posproducción. Cuenta la historia de ocho especies amenazadas por la actividad humana, pero también una personal: la evolución de Unai con el paso del tiempo.
En búsqueda de los grandes felinos
Andoni y Unai Canela sumaron decenas de kilómetros a sus piernas para lograr su propósito. Sobre sus hombros, trípodes, tres cámaras, prismáticos o un telescopio, además de la tienda de campaña o la comida. Un bulto que cargaron en las fangosas tierras del Mato Grosso brasileño o a 6.000 metros de altura en el Himalaya. "Íbamos con lo mínimo, ya que teníamos que llevar nuestro propio peso. No somos una producción del National Geographic", recuerda el fotoperiodista.
Unas mochilas en la que todo estaba perfectamente organizado para sacar la cámara lo más rápido posible. Nunca se sabe cuando aparecerá la escena perfecta. "A veces estás un día o dos y no pasa nada y de pronto ocurre la acción. Tienes que tener unos buenos reflejos para capturar la instantánea en unos pocos segundos", alecciona Canela.
La velocidad es clave, como también la paciencia. En
Panteras, las secuencias se estiran durante varios minutos. Se trata de la espera que todo fotógrafo de naturaleza tiene que asumir. Calma y silencio para disparar la cámara en el momento adecuado.
Método que les ha permitido retratar a las principales especies de
felinos del planeta. Al sur de la Amazonia, en el Pantanal de Brasil, padre e hijo fotografiaron al
jaguar tras 10 días rodeados de agua y mosquitos. En la Patagonia chilena, dentro del parque nacional de Torres del Paine, tomaron
imágenes del
puma. En África, sus objetivos eran el
guepardo y el
león. El
primero apareció en las áridas tierras del desierto del Kalahari. "Vimos un ataque de cinco guepardos a un gato montés, que logró escapar", comenta Canela. El segundo deambulaba por las amplias sabanas de las reservas del Serengeti y Masai Mara. Allí, escucharon su rugido en la oscuridad, cuando se dirigían a la tienda de campaña. Y no solo leones. Una noche plantaron a 40 metros de una manada de elefantes.
A pesar de su menor tamaño, el lince ibérico también entró en el documental como representante europeo de los felinos. Padre e hijo se ocultaron en un escondite hasta que detectaron a un ejemplar en Badajoz. Más grandes fueron los animales fotografiados en Asia. En las selvas de Yala (Sri Lanka), buscaron al leopardo. En las sabanas del norte y sur de la India al gigantesco tigre. En las alturas del Himalaya, al leopardo de las nieves, el más escurridizo de los mamíferos del documental. "Estuvimos a -20 grados en la cordillera. Las condiciones son duras, pero forma parte del día a día del animal. Es su historia y es lo que hay que mostrar. Para hacerlo, tuvimos que ir a zonas sin nieve, donde están sus presas. Pero también lo retratamos en la nieve, cuando caminaba entre montañas. Eran escenarios que preveíamos gracias al estudio de la especie", asevera Canela. El resultado es un ejemplar protegiendo el cuerpo de un íbice cazado horas antes.
El documental no solo es una muestra de la belleza felina. También es
un toque de atención sobre el estado de conservación de estos seres. "En algunas zonas están desapareciendo por la actuación del hombre, especialmente por la ganadería y la deforestación", lamenta el fotoperiodista. Según datos de WWF, quedan menos de 4.000 tigres en libertad. No más de 40.000
leones restan en el planeta, indica la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. La población del
leopardo ha caído un 20% en los últimos años. "Nuestro reto es que aprendamos a vivir con todas las especies del planeta", continúa.
Precisamente, este mensaje de preservación del medioambiente es transmitido por el fotoperiodista al espectador y también a su hijo. A lo largo del cortometraje, Unai cambia física y mentalmente. La grabación capta como pasa de ser un chico de 12 años a un adolescente de 18 años, absorto por el mundo de la fotografía y el cine. "Es algo que tiene ya metido y ha aprendido mucho sobre terreno. Se nota que tiene mucha más paciencia que antes", destaca Canela.
"Hemos tenido las típicas discusiones padre-hijo, pero nos hemos entendido bastante bien. Nos hemos compenetrado como compañeros de trabajo", resalta el fotoperiodista. Su experiencia da lugar a un documental que ya ha pisado las salas de cine. Varios colegios del país lo han incluido en su programa educativo. El relato de Andoni y Unai sirve para descubrir a los más jóvenes la importancia de proteger la biodiversidad.
El fotoperiodista trabaja en sus cámaras con la vista puesta en el lobo. Su próximo trabajo estará relacionado con los cánidos. En esta ocasión sin compañía. No obstante, Unai, poco a poco, se adentra en la profesión de Andoni. "Ya ha realizado sus primeros documentales en solitario", advierte a la vez que toquetea botones y tapas. Como sucede en muchas especies que integran la fauna, los conocimientos se transmiten de padres a hijos. De la misma manera que en el ser humano. Al final, simplemente somos animales.