Un pueblo español asciende al segundo puesto en renta bruta por una 'trampa' de la estadística
11:00 GMT 24.01.2022 (actualizado: 20:17 GMT 02.05.2022)
© Sputnik / Alberto García PalomoVista panorámica de la localidad valenciana de Xeresa
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Xeresa, una pequeña localidad de Valencia, ha superado a otros municipios por la inversión de una multinacional, pero a sus ciudadanos no les ha afectado en nada.
Parece que el tiempo gira a pocas revoluciones. Es mediodía y ni en los bares de la calle Mayor ni en el paseo que va hacia la montaña se ve un alma. De vez en cuando, ese aspecto fantasmal se rompe por el ruido de una patrulla de Guardia Civil, que aparca con parsimonia al lado del Ayuntamiento. Más que una jornada invernal, en Xeresa da la sensación de un adormilado día primaveral. Esta localidad valenciana, con unos 1.260 habitantes, se mueve a un ritmo pausado que solo se acelera al llegar hasta su actividad principal: los almacenes de cítricos.
Es en sus alrededores donde se observa cierto trajín. Los camiones repostan para el siguiente trayecto, algunos trabajadores apilan cajas y cuadrillas en uniforme comparten un café a la misma hora. El grueso de la actividad laboral en Xeresa se concentra en la temporada de naranjas, limones y pomelos. De octubre a abril, aproximadamente. Sus compañías entran en ebullición estos meses, rodeadas por los campos que las surten. Unas hectáreas que copan la mayor parte de la comarca, conocida como La Safor y encajonada entre el mar Mediterráneo y una cadena montañosa liderada por el Mondúver.
© Sputnik / Alberto García PalomoCampos de cítricos con la montaña de fondo en la localidad valenciana de Xeresa
Campos de cítricos con la montaña de fondo en la localidad valenciana de Xeresa
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Desde este pico, el más alto de la provincia, se puede ver Xeresa, que no destaca especialmente en la zona. Hay muchas puertas con cortinas para que corra el aire, un polideportivo con muchas instalaciones y hasta un restaurante con carne de potro. Pero no hay casas de diseño ni coches de lujo, no existen señales que presuman algo exclusivo ni se accede por una vía privada. Sin embargo, según el registro, en 2019 fue el segundo municipio con mayor renta bruta de España. Solo le superó Pozuelo, en Madrid, que incluye en su demarcación las viviendas de lujo de La Finca, propias de jugadores de fútbol o artistas. Superó a rivales de la capital como Alcobendas, ayuntamiento al que pertenece La Moraleja, o a Matadepera en Barcelona, otro clásico en este tipo de listas.
La renta media de Xeresa había pasado de 21.177 euros brutos al año a 69.313, más de un 200% de incremento. Mientras, la de Pozuelo crecía un 3,4% hasta los 82.188 euros. Y la nacional se encuentra en 28.384. Escalaba de esta forma al puesto número dos desde el 1.403. ¿Un milagro? No, una trampa de la estadística que poco tiene que ver con el progreso económico de su población. "Si fuera así, que me digan dónde está mi parte", pregunta con guasa una empleada pública que atiende en la recepción de un consistorio vacío.
© Sputnik / Alberto García PalomoAlmacén de naranjas en la localidad valenciana de Xeresa
Almacén de naranjas en la localidad valenciana de Xeresa
© Sputnik / Alberto García Palomo
"A nosotros no nos ha repercutido", avisa esta trabajadora, que opta por no dar su nombre. El anonimato se repite en el resto de declaraciones: casi todos se conocen en este pueblo, y prefieren no dar muchas pistas. La información "vuela", arguyen. También voló de boca a oreja este ranking de la Agencia Tributaria. "Aquí nos enteramos todos, incluso los que somos de fuera", comenta David Ortuño, que en realidad es de Xeraco, a unos kilómetros. Explica este joven de 24 años que el interrogante no tiene que ver con un cambio de vida de los residentes ni con un premio oculto, sino con un factor particular. "Ha sido por la compra de una empresa", dice, resolviendo este supuesto milagro.
Realmente, la historia posee algo más de relato, pero no va mal encaminada. Las cifras se refieren a la adquisición de una parte importante de Fruxeresa, empresa de cítricos en manos de la familia Castelló Naya, en 2019. Entonces, GPF Capital y Label Investments invirtieron en este almacén que se dedica a la producción, la manipulación y la distribución. Se sumaban a la fiebre del llamado agrobusiness, en el que están interesados actualmente algunos fondos de capital. En este caso, la empresa se unió a otros negocios de Murcia o Andalucía para formar The Natural Fruit y elevar la renta media del pueblo.
© Sputnik / Alberto García PalomoAlmacén de naranjas en la localidad valenciana de Xeresa
Almacén de naranjas en la localidad valenciana de Xeresa
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Ha ocurrido también con Guillem Export, otra de las cinco entidades del sector, pero en este caso sus responsables no están censados en el pueblo. Por eso se queda fuera del cómputo. Un "espejismo" en el que la alcaldesa no quiere extenderse. Anabel Peiró, del grupo Compromís, alega a través del teléfono de una amiga que es algo anecdótico. Lo fundamental de su legislatura está lejos del morbo: según varios medios locales, su labor está centrada en que Xeresa esté mejor comunicada. Ahora mismo, para llegar a su despacho hay que tomar una desviación de una carretera nacional en paralelo a la autopista que va por la costa. Además, muchos visitantes de la región eligen Gandía o Tavernes, dos localidades próximas, por sus playas.
Y dejan a Xeresa sin las tasas correspondientes a estas propiedades o sin una alternativa a la fruta en verano. "Esto no es un pueblo rico, pero hay faena", resume Pepe, jubilado de 78 años. Él ha estado "toda la vida" en la construcción, pero desde la crisis lamenta que el negocio se ha acabado. "Todo el mundo trabaja en el almacén o el campo. Y cuando no hay, se van a la hostelería, a las zonas de mar", detalla. En el departamento de estadística del Ayuntamiento le dan la razón, aunque no manejan números. "Es que ahora los que están censados no dicen ni la ocupación ni hay tablas con los sectores", justifica.
© Sputnik / Alberto García PalomoCamiones de transporte en la localidad valenciana de Xeresa
Camiones de transporte en la localidad valenciana de Xeresa
© Sputnik / Alberto García Palomo
No hace falta estudiar documentos para intuir el reparto sociológico ni el doble significado de la encuesta. Basta con dar un paseo. En las cantinas de los almacenes se arremolinan transportistas y mozos. Uno de ellos, que está a punto de incorporarse, dice que le esperan unas ocho horas. "Depende del tiempo que le eches y de si eres fijo o temporal puedes ganar de 600 a 2.000 euros", aclara en el quicio de un garaje. Se prepara con talco en los pies y un mono de tela gruesa. "Yo tengo 32 años y llevo desde los 20. Y me ha dado para comprarme un monopatín", sonríe.
"Si fuera verdad, no tendría este Corsa de hace dos décadas", añade un "encargado" que sentencia el asunto con una tautología. "Los millonarios son los millonarios. El resto, nada". En el caso de Xeresa, a quien alude es a los mencionados Castelló Naya, cuatro hermanos que manejan el negocio y se mueven con discreción como una familia ilustre. Siguen en este pueblo. La gente sabe quiénes son, incluso pueden señalar más o menos su vivienda, pero –por si acaso- se cortan. "Generan mucho trabajo y aquí nadie habla de ellos", advierte una tendera, que acaba de abrir su propio local y lo muestra como ejemplo: "A nosotros no nos ha tocado nada".
© Sputnik / Alberto García PalomoRotonda de entrada a la localidad valenciana de Xeresa
Rotonda de entrada a la localidad valenciana de Xeresa
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Cierto que, por lo general, se respira humildad. En las calles céntricas hay carteles de "Se vende", una sucursal bancaria y los edificios institucionales, que se amplían un poco más allá con un club social, el centro médico y un colegio de infantil y primaria. Pero también hay alguna manzana con chalets y puntualmente asoman vehículos de marca. Hasta se ve un Tesla, el coche autodirigido diseñado por Elon Musk, al lado de un aparcamiento frente a la sede de Fruxeresa. Lo difícil es que alguien indique si es de "los jefes". Y ni en persona ni por correo electrónico han respondido a Sputnik.
Queda, por tanto, encontrar la solución en las palabras de la gente. La mayoría coincide: hay que fijarse en los matices. Por mucho que una lista haga una catalogación, siempre es necesario mirar el porqué. La letra pequeña. "Es que no es lo mismo esto aquí que en Madrid. Allí se compra una empresa y ni se nota. Aquí sube la media, aunque sea por cuatro personas", apunta Pepi, de 57 años, desde la barra del Café Bar Joan. "Yo tengo esto desde hace 24 años. Primero de alquiler y luego propio. Me quedé viuda hace cuatro y decidí seguir adelante. Y una cosa está clara: si no trabajo, no como".
© Sputnik / Alberto García PalomoUn coche Tesla en la localidad valenciana de Xeresa
Un coche Tesla en la localidad valenciana de Xeresa
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