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Lotería de Navidad en España: la ilusión de la gente que da el pistoletazo de salida a las fiestas
Lotería de Navidad en España: la ilusión de la gente que da el pistoletazo de salida a las fiestas
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El sorteo, con más de 200 años de tradición, reúne a gran parte de la sociedad frente a la televisión o la radio esperando un premio. Y forma parte... 22.12.2021, Sputnik Mundo
2021-12-22T08:30+0000
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Sería difícil encontrar a algún español, sobre todo si no pertenece a la era de los nativos digitales, que no supiera entonar el cántico de los niños de San Ildefonso. Ese soniquete ululado por los infantes de este colegio madrileño al sacar las bolas del bombo y apuntalar un número ganador resuena en pesetas o euros como parte indiscutible del acervo popular. La Lotería de la Navidad en España, basculando entre décimos, reintegros y series, es un acontecimiento mayoritario en el país, que concentra a miles de ciudadanos frente al televisor, la radio o, últimamente, el móvil y que, independientemente de la filiación por este tipo de sorteos, da el pistoletazo de salida de las fiestas invernales.Nada más típico de estas fechas que las colas en las administraciones de lotería, los boletos compartidos y la esperanza de un zarandeo económico para empezar un año de bienes. Ese anhelo se propaga a varios niveles sociales. Desde el deseo individual de mejorar el poder adquisitivo hasta los eslóganes en las calles, las ficciones que abordan un golpe del destino y el anuncio sobre la quiniela más esperada. Los días antes todos son porras, cálculos de probabilidades, manías sobre un número determinado o rezos íntimos. Existe incluso el miedo a quedarse fuera, a haber perdido la oportunidad de participar en ese cartón sagrado.Y llega el 22 de diciembre, día oficial de la celebración del sorteo (salvo algún caso especial). Los informativos se pueblan de imágenes con abrazos tumultuosos y brindis de champán frente al local afortunado. La suerte no tiene remilgos y lo mismo hay conexiones en el centro de una gran ciudad que en un apartado pueblo. Detrás de los rostros afloran las historias: a quien le toca en plena enfermedad, quien sacó el décimo de milagro, sin ninguna pretensión, o quien desaparece tras el reguero de ceros que acaba de ingresar en la cuenta.Premios y cantidades de la Lotería de NavidadLa lotería de Navidad, en cualquier caso, es una institución que tiene de propina la del Niño, convocada en enero. A esa prórroga se agarran los que no han ganado nada o los que ven esas ganancias como un aliciente para seguir invirtiendo. Sin embargo, detrás de las campanillas, los sofocos y los nombres de localidades aupados puntualmente a trending topic hay toda una serie de elementos que conforman el sorteo y sin los que no sería posible una liturgia de tal envergadura.Empecemos por el dinero. En 2021, se repartirán 2.408 millones de euros en 172 millones de cartillas (172 series de 100.000 billetes, con diez décimos cada número). El Gordo suma cuatro millones de euros (que se dividen en 400.000 euros por décimo) y el segundo premio es de 1.250.000 euros. Y el tercero, de 500.000. Le siguen los dos cuartos premios, de 200.000 euros por serie, y los ocho quintos, con 60.000 euros por serie. No se acaba ahí: a los grandes se le añade la pedrea, más común y que supone 1.000 euros por serie (100 por décimo y 5 por euro jugado).¿Cuál es el origen del sorteo de la Lotería de Navidad?Una tabla que varía según se indaga en las personas que comparten boleto y que se remonta a hace más de dos siglos. El origen de la lotería se marca el 18 de diciembre de 1812. Se llevó a cabo en Cádiz durante la ocupación francesa de España. La ciudad andaluza, la única que había resistido la invasión, promovió este sorteo para que el estado recaudara lo gastado en la Guerra de la Independencia. Poco a poco se extendió y en 1814 llegó a Madrid. Fue el 23 de diciembre de 1892 cuando se catalogó como Sorteo de Navidad y se anunciaba con la leyenda Próspero de premios. Como anecdotario de esta progresión ancestral resalta que las bolas se escrutan el día antes para que no haya trampa y que en la Guerra Civil no se detuvo: cada bando —nacionales y republicanos— tuvo la suya.Doña Manolita y demás administracionesImposible, además, separar este evento a sus protagonistas: las expendedurías. Las administraciones de lotería tienen un papel clave y sus nombres planean sobre el país a lo largo del año. La más conocida es Doña Manolita, situada al lado de la Puerta del Sol y acaparadora de las cámaras desde varias semanas antes de que se mueva el bombo. El registro oficial la contempla con el número 67 de Madrid, pero el nombre se ha propagado gracias a la mujer que la fundó, en 1904.Tenía 25 años y había nacido en Chamberí, un barrio cercano. Sin fortuna al principio, el rumbo cambió, supuestamente, tras una visita de Manuela de Pablos, como se llamaba, a la Virgen del Pilar. "Pues escuche usted ahora el verdadero secreto de mi buena mano. El año 1926, harta de que no correspondiese jamás a esta administración un premio que valiese la pena, hice cuatro viajes a Zaragoza. En los cuatro tuve la suerte de ver a la Pilarica con su manto rojo, que es signo infalible de fortuna", declaró al diario Crónica, según recoge un artículo de El Español.Hasta hoy duró su suerte, después de haber pasado por varias manos y haber sido carne de canciones para figuras como Joaquín Sabina o Concha Piquer. Su halo provoca que se acerque gente de toda España para comprar décimos y que la instantánea de esa calle céntrica sea similar a la de un hormigueo en busca de su alimento. Ocurre también en otras administraciones de renombre, como La Bruixa D’Or, en Gerona (Cataluña), Sagasta (Sevilla), la Lotería Ormaechea (Bilbao) y Caruana, la más antigua: se abrió el 12 de agosto de 1790 en la plaza Cronista Chabret de Sagunto, una localidad valenciana.¿Nos gastamos mucho?Tal y como expone la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado, cada español ha empeñado en 2021 una media de 66,60 euros en sus décimos, un euro más que el año pasado, 2020, cuando fue de 65,66 euros. Es decir, unos tres décimos por persona (a 20 euros). La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) lo rebaja a 61. El ranking de gasto lo encabeza Castilla y León, con 104,24 euros, y lo cierra Melilla, con 15,18.La pregunta principal es, no obstante, a qué se debe ese fervor si, generalmente, el resultado es nulo. Daniel Pérez Palau, doctor en Matemáticas y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja, hace un cálculo sencillo: para el Gordo hay una probabilidad entre 100.000; para que toque "algo", un 10% en reintegros y un poco más, como un 15%, en los demás. "Eso hace que tengamos una probabilidad más alta comparada con otros sorteos que no dividen tanto dinero en tanta gente. Es lo que hace especial la Lotería de Navidad", indica a Sputnik.¿Merece la pena? "No soy quien pueda decir nada. Cada uno que haga sus cálculos", responde el matemático, que sí ve cómo se juega más esta lotería quizás por tradición o por la época. En Navidades estamos más ilusionados y dispuestos a dejarnos llevar. "Aparte, hay mucha más publicidad y más gente que juega, en el trabajo u otros grupos, y también afecta", concede el experto. Para explicarlo desde el punto de vista sociológico está Roberto Garvía, catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid.España y su costumbre de compartir décimosAlegando llevar mucho tiempo sin estudiar el tema, Garvía remite a un artículo de 2006. En él recorre la trayectoria comunitaria de este acontecimiento: mientras que en otros países comprar entre varias personas es minoritario, en España es habitual. "Compartir un billete de lotería con amigos o compañeros de trabajo refleja un acto de confianza que, a veces, puede tener resultados desagradables, pues uno siempre corre el riesgo de que el amigo de toda la vida decida quedarse con todo el premio en lugar de repartirlo como se acordó en un principio", expone, "que a pesar de ello tanta gente prefiera compartir antes que comprarse su propio billete indica que en España la lotería es, además de un activo económico, un trozo de papel que sirve para simbolizar y reforzar lazos sociales y de confianza interpersonal".No solo se aspira a un premio, arguye, sino a "mostrar a los demás que uno es, o quiere seguir siendo, parte de la familia o del grupo de amigos". Además, es la lotería que iguala al comprador, porque se lanzan a por ella tanto ricos como pobres. Recauda impuestos casi sin acribillar al consumidor y goza de una leyenda de júbilo que en España se une a la comunión con el resto: "La costumbre de comprar e intercambiar participaciones de lotería, basada en lazos de confianza interpersonal, no habría podido extenderse si los jugadores no confiaran, a su vez, en la administración de lotería", apunta Garvía."Según la teoría económica, comprar un billete de lotería es irracional, pues equivale a comprar un activo económico de valor inferior a su precio", concluye el académico, "si fuera del todo irracional habríamos de concluir que los españoles, al menos a este respecto, hemos sido los sujetos más irracionales del mundo en el último siglo y medio. Pero ésta sería una conclusión apresurada. Antes que irracionales, parecemos empeñados en compartir juntos los caprichos del azar. Y si toca, mejor". Ya pueden, por fin, tararear la cancioncilla de ese tierno coro. Antes de que sean ellos los que lo hagan y, quién sabe, se le atragante la melodía como nuevo millonario.
https://noticiaslatam.lat/20211221/la-policia-espanola-interviene-el-sorteo-de-una-narcocesta-de-navidad-1119553254.html
https://noticiaslatam.lat/20211210/el-anuncio-de-campofrio-para-la-navidad-invita-a-los-espanoles-a-no-vivir-acojonados-1119184865.html
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Nada más típico de estas fechas que las colas en las administraciones de lotería, los boletos compartidos y la esperanza de un zarandeo económico para empezar un año de bienes. Ese anhelo se propaga a varios niveles sociales. Desde
el deseo individual de mejorar el poder adquisitivo hasta los eslóganes en las calles, las ficciones que abordan un golpe del destino y
el anuncio sobre la quiniela más esperada. Los días antes todos son porras, cálculos de probabilidades, manías sobre un número determinado o rezos íntimos. Existe incluso el miedo a quedarse fuera, a haber perdido la oportunidad de participar en ese cartón sagrado.
Y llega el 22 de diciembre, día oficial de la celebración del sorteo (salvo algún caso especial). Los informativos se pueblan de
imágenes con abrazos tumultuosos y brindis de champán frente al local afortunado. La suerte no tiene remilgos y lo mismo hay conexiones en el centro de una gran ciudad que en un apartado pueblo. Detrás de los rostros
afloran las historias: a quien le toca en plena enfermedad, quien sacó el décimo de milagro, sin ninguna pretensión, o quien desaparece tras el reguero de ceros que acaba de ingresar en la cuenta.
Premios y cantidades de la Lotería de Navidad
La lotería de Navidad, en cualquier caso, es una institución que tiene de propina la del Niño, convocada en enero. A esa prórroga se agarran los que no han ganado nada o los que ven esas ganancias como un aliciente para seguir invirtiendo. Sin embargo, detrás de las campanillas, los sofocos y los nombres de localidades aupados puntualmente a trending topic hay toda una serie de elementos que conforman el sorteo y sin los que no sería posible una liturgia de tal envergadura.
21 de diciembre 2021, 11:19 GMT
Empecemos por el dinero. En 2021, se repartirán 2.408 millones de euros en 172 millones de cartillas (172 series de 100.000 billetes, con diez décimos cada número). El Gordo suma cuatro millones de euros (que se dividen en 400.000 euros por décimo) y el segundo premio es de 1.250.000 euros. Y el tercero, de 500.000. Le siguen los dos cuartos premios, de 200.000 euros por serie, y los ocho quintos, con 60.000 euros por serie. No se acaba ahí: a los grandes se le añade la pedrea, más común y que supone 1.000 euros por serie (100 por décimo y 5 por euro jugado).
¿Cuál es el origen del sorteo de la Lotería de Navidad?
Una tabla que varía según se indaga en las personas que comparten boleto y que se remonta a hace más de dos siglos. El
origen de la lotería se marca el 18 de diciembre de 1812. Se llevó a cabo en Cádiz durante la ocupación francesa de España. La ciudad andaluza,
la única que había resistido la invasión, promovió este sorteo para que el estado recaudara lo gastado en la Guerra de la Independencia. Poco a poco se extendió y en 1814 llegó a Madrid.
Fue el 23 de diciembre de 1892 cuando se catalogó como
Sorteo de Navidad y se anunciaba con la leyenda
Próspero de premios. Como anecdotario de esta progresión ancestral resalta que
las bolas se escrutan el día antes para que no haya trampa y que
en la Guerra Civil no se detuvo: cada bando —nacionales y republicanos— tuvo la suya.
Doña Manolita y demás administraciones
Imposible, además, separar este evento a sus protagonistas: las expendedurías. Las administraciones de lotería tienen un papel clave y sus nombres planean sobre el país a lo largo del año. La más conocida es Doña Manolita, situada al lado de la Puerta del Sol y acaparadora de las cámaras desde varias semanas antes de que se mueva el bombo. El registro oficial la contempla con el número 67 de Madrid, pero el nombre se ha propagado gracias a la mujer que la fundó, en 1904.
10 de diciembre 2021, 13:35 GMT
Tenía 25 años y había nacido en Chamberí, un barrio cercano. Sin fortuna al principio, el rumbo cambió, supuestamente, tras una visita de Manuela de Pablos, como se llamaba, a la Virgen del Pilar. "Pues escuche usted ahora el verdadero secreto de mi buena mano. El año 1926, harta de que no correspondiese jamás a esta administración un premio que valiese la pena, hice cuatro viajes a Zaragoza. En los cuatro tuve la suerte de ver a la Pilarica con su manto rojo, que es signo infalible de fortuna", declaró al diario Crónica, según recoge un artículo de El Español.
Hasta hoy duró su suerte, después de haber pasado por varias manos y haber sido carne de canciones para figuras como
Joaquín Sabina o
Concha Piquer. Su halo provoca que se acerque gente de toda España para comprar décimos y que
la instantánea de esa calle céntrica sea similar a la de un hormigueo en busca de su alimento. Ocurre también en otras administraciones de renombre, como La Bruixa D’Or, en Gerona (Cataluña), Sagasta (Sevilla), la Lotería Ormaechea (Bilbao) y Caruana, la más antigua: se abrió el 12 de agosto de 1790 en la plaza Cronista Chabret de Sagunto, una localidad valenciana.
Tal y como expone la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado, cada español ha empeñado en 2021 una media de 66,60 euros en sus décimos, un euro más que el año pasado, 2020, cuando fue de 65,66 euros. Es decir, unos tres décimos por persona (a 20 euros). La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) lo rebaja a 61. El ranking de gasto lo encabeza Castilla y León, con 104,24 euros, y lo cierra Melilla, con 15,18.
La pregunta principal es, no obstante, a qué se debe ese fervor si, generalmente,
el resultado es nulo. Daniel Pérez Palau, doctor en Matemáticas y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja, hace un cálculo sencillo:
para el Gordo hay una probabilidad entre 100.000; para que toque "algo", un 10% en reintegros y un poco más, como un 15%, en los demás. "Eso hace que tengamos una probabilidad más alta comparada con otros sorteos que no dividen tanto dinero en tanta gente. Es lo que hace especial la Lotería de Navidad", indica a Sputnik.
¿Merece la pena? "No soy quien pueda decir nada. Cada uno que haga sus cálculos", responde el matemático, que sí ve cómo se juega más esta lotería quizás por tradición o por la época. En Navidades estamos más ilusionados y dispuestos a dejarnos llevar. "Aparte, hay mucha más publicidad y más gente que juega, en el trabajo u otros grupos, y también afecta", concede el experto. Para explicarlo desde el punto de vista sociológico está Roberto Garvía, catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid.
España y su costumbre de compartir décimos
Alegando llevar mucho tiempo sin estudiar el tema, Garvía remite a un artículo de 2006. En él
recorre la trayectoria comunitaria de este acontecimiento: mientras que en otros países comprar entre varias personas es minoritario, en España es habitual. "Compartir un billete de lotería con amigos o compañeros de trabajo refleja un acto de confianza que, a veces, puede tener resultados desagradables, pues
uno siempre corre el riesgo de que el amigo de toda la vida decida quedarse con todo el premio en lugar de repartirlo como se acordó en un principio", expone, "que a pesar de ello tanta gente prefiera compartir antes que comprarse su propio billete indica que en España la lotería es, además de un activo económico, un trozo de papel que sirve para simbolizar y reforzar lazos sociales y de confianza interpersonal".
No solo se aspira a un premio, arguye, sino a "mostrar a los demás que uno es, o quiere seguir siendo, parte de la familia o del grupo de amigos". Además, es la lotería que iguala al comprador, porque se lanzan a por ella tanto ricos como pobres.
Recauda impuestos casi sin acribillar al consumidor y
goza de una leyenda de júbilo que en España se une a la comunión con el resto: "La costumbre de comprar e intercambiar participaciones de lotería, basada en lazos de confianza interpersonal, no habría podido extenderse si los jugadores no confiaran, a su vez, en la administración de lotería", apunta Garvía.
"Según la teoría económica, comprar un billete de lotería es irracional, pues equivale a comprar un activo económico de valor inferior a su precio", concluye el académico, "si fuera del todo irracional habríamos de concluir que los españoles, al menos a este respecto, hemos sido los sujetos más irracionales del mundo en el último siglo y medio. Pero ésta sería una conclusión apresurada. Antes que irracionales, parecemos empeñados en compartir juntos los caprichos del azar. Y si toca, mejor". Ya pueden, por fin, tararear la cancioncilla de ese tierno coro. Antes de que sean ellos los que lo hagan y, quién sabe, se le atragante la melodía como nuevo millonario.