La conjura de los conspiranoicos
17:37 GMT 11.11.2021 (actualizado: 16:47 GMT 29.11.2021)
© Foto : Pixabay / blueberrykings111Un ojo (imagen referencial)
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Desde los que esperan la resurrección de John F. Kennedy Jr., a quienes se preparan para el gran apagón, pasando por terraplanistas o los negacionistas del COVID. Vivimos tiempos de euforias conspiracionistas, especialmente en Estados Unidos, azuzadas por algunos gobernantes. Es la posverdad que da preferencia a las emociones frente a la razón.
Gente que ha tenido ideas y teorías absurdas, que ha renegado del pensamiento racional o de la ciencia, que ha visto conspiraciones en cualquier lado, ha habido siempre. Mi abuela María, sin ir más lejos, nunca se creyó que el hombre hubiera llegado a la Luna. La diferencia con los tiempos actuales es que a mi abuela no le hacíamos caso ninguno, ni sus hijos ni sus nietos, y ahora los ocurrentes de ideas descabelladas acaban teniendo legiones de seguidores.
Resurreción de Kennedy
En los últimos días hemos asistido a dos fenómenos impensables hace unos años. El pasado dos de noviembre cientos de fanáticos del movimiento QAnon se reunieron en Dallas convencidos de que aparecería resucitado a la mañana siguiente John Fitzgerald Kennedy Jr, el hijo del presidente estadounidense asesinado en ese mismo lugar. Allí, el resucitado anunciaría su candidatura a las elecciones de 2024 como vicepresidente de Donald Trump.
There is currently a large crowd of what appears to be QAnon believers at the AT&T Discovery Plaza in downtown Dallas. A popular QAnon theory recently is that JFK Jr. of the Kennedy family will be making a big announcement at Dealey Plaza by the grassy knoll sometime tomorrow. pic.twitter.com/8L0Lw09wH7
— steven monacelli (@stevanzetti) November 2, 2021
Desde hace unas semanas ha cundido la idea de que sobrevendrá un gran apagón eléctrico que sumirá a Europa en el caos. Se ha disparado la venta de hornillos, velas, linternas y otros aparatos con sistema eléctrico autónomo hasta el punto de que las ferreterías han alertado de que se pueden quedar sin stock.
Todo empezó porque la ministra de Defensa de Austria, sin ningún dato ni información que los justificara, dijera que "La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo".
La ultraderecha y el gran apagón
El asunto fue explotado y magnificado en España por la ultraderecha de VOX. Su vicepresidente y eurodiputado, Jorge Buxadé, presentó en rueda de prensa un discurso de soberanía energética como el kit de supervivencia de VOX frente a la posibilidad de un apagón eléctrico. Según el partido, así se planta cara a los gobiernos europeos, que, en pleno siglo XXI, "y en plena revolución tecnológica, nos dicen que puede haber un apagón y que compremos mantas, hornillos y comida enlatada".
10 de septiembre 2021, 12:05 GMT
De nada sirvió que los expertos y directivos del sector eléctrico descartaran ese hipotético apagón y calificaran de "imposible", "terrorismo psicológico" o "un invento de novela de terror" la difusión de esa idea. La propia Red Eléctrica Española, el operador que asegura el correcto funcionamiento del sistema eléctrico y garantiza el suministro, emitió un comunicado para descartarlo.
A pesar de ello, VOX pidió en el Congreso español la comparecencia del director de Seguridad Nacional, para que informara sobre las medidas que tomará frente al riesgo de que España pueda sufrir un "gran apagón eléctrico".
Terraplanistas y dinonegacionistas
A estos grupos que esperan resurrecciones y apagones eléctricos negados por las empresas de suministro podemos ir sumando los terraplanistas, quienes consideran que la tierra es plana y que las fotos de globo terráqueo son falsas porque las agencias espaciales del mundo están involucradas en una conspiración internacional para engañar al público para lograr pingües ganancias.
Tampoco faltan los que, tras el estreno de la película Parque Jurásico, comenzaron a defender que los dinosaurios nunca habían existido. Son los dinonegacionistas. Desde 2015, una oleada de padres de familia atacó con reclamos agresivos al sistema educativo de Estados Unidos, denunciaban a los dinosaurios como un fraude, diciendo que el contenido relacionado con dinosaurios no era apto para la educación de sus hijos.
El fundamento detrás de esta negación se sostiene en la falsa premisa de que los fósiles de dinosaurios son falsos, y fueron creados "para socavar la fe cristiana". Lo que les relaciona con los creacionistas, los cristianos radicales estadounidenses que niegan la teoría de la evolución publicada por Darwin en 1859.
Los creacionistas se actualizan
A pesar del tiempo transcurrido y las evidencias científicas, los creacionistas siguen con su cruzada. En los años noventa apareció en Estados Unidos un nuevo movimiento, el Discovery Institute, a favor del diseño inteligente del universo. Argumenta que el modelo científico de la evolución por selección natural es insuficiente para explicar el origen, la complejidad y la diversidad de la vida. Por tanto, tiene que existir un creador inteligente.
Y en 2004 la junta directiva de una escuela de Dover, en Pensilvania, dictaminó que se pondría a los estudiantes al corriente "de los vacíos y problemas de la teoría de Darwin y de que hay otras teorías de la evolución, entre ellas el diseño inteligente, pero sin limitarse a él". Esta resolución provocó una importante confrontación en los tribunales del país entre evolución y creacionismo respecto a la enseñanza del diseño inteligente en las escuelas públicas.
En Brasil, Jair Bolsonaro nombró como máximo responsable de la agencia que dirige los estudios de posgrado al rector presbiteriano Benedito Guimarães Aguiar Neto, un conocido defensor del creacionismo.
Nievegacionistas y sus vídeos
El pasado invierno, una nueva teoría de conspiración inundó las redes. Se trataba de los nievegacionistas. Tiktok se vio inundada de vídeos de gente que afirmaba que la nieve que había caído sobre Estados Unidos era falsa. Decían demostrarlo acercando a un copo de nieve un mechero o encendedor de gas, se observa cómo la nieve se mancha de negro, un hecho que consideran argumento irrefutable para demostrar que no aparecía agua derretida porque está elaborada con plástico.
Sin embargo, este fenómeno también posee una explicación más sencilla y menos conspiranoica: el agua de la nieve pasa directamente a estado gaseoso y las manchas negras se deben a las partículas de hollín, que se forman cuando se genera el fuego a través de la combustión de una cerilla, encendedor o cualquier objeto combustible.
Las élites y los volcanes
En realidad no hay fenómeno natural que, cuando se convierte en actualidad, no dispare sus correspondientes seguidores de conspiranoicos que lo nieguen. Los últimos tras la erupción del volcán de la Palma, en las islas Canarias, que lleva semanas expulsando toneladas de lava que ha provocado la evacuación de miles de personas y cuantiosos daños, han surgido los negacionistas de los volcanes.
Soy una persona de mente abierta que ha visto casi de todo, pero los negacionistas de los volcanes me ha pillado por sorpresa😳😳😳 pic.twitter.com/6o7njeFn8E
— Larry Walters (@LarryWalters_) September 20, 2021
Según estos negacionistas, las élites han hecho uso de sus poderes mágicos para provocar la erupción y para que nos olvidemos de la pandemia o de las subidas históricas de la luz.
Y no debemos olvidar la conspiranoia que más daño y muertes está provocando, la de quienes niegan la existencia del COVID y, por supuesto, la eficacia de la vacuna, cuya inoculación, según ellos, obedece a oscuros motivos.
Los pájaros son drones
El panorama ha podido llegar a ser tan absurdo que algunos le han echado imaginación para rizar el rizo y han creado el movimiento Birds aren't real (Los pájaros no son reales). Según su explicación desarrollada en la página web el gobierno de los Estados Unidos cometió un genocidio aviar entre los años 1959 y 2001 ordenado por Eisenhower para reemplazar a todos esos pájaros, que fueron gaseados, por réplicas mecánicas que actúan como drones de videovigilancia.
Total, doce mil millones de palomas muertas para ser sustituidas por aparatos que vigilan nuestros movimientos. Se recargan cuando paran en los cables eléctricos y sus cacas encima de nuestros coches también son una tecnología de rastreo. Todo ello aderezado con supuestos informes confidenciales de la CIA y agentes secretos.
Para cualquier persona sensata que les lea es evidente que se trata de una broma, pero entre un periodismo que ya no sabe orientarse entre la verdad y la mentira, y unos ciudadanos estadounidenses que hace tiempo que perdieron el sentido de la realidad, el fundador del movimiento se está forrando con un merchandising online de camisetas y todo tipo de ropa y cientos de miles de seguidores en las redes.
La izquierda no se libra
Aunque es la ultraderecha estadounidense la que se lleva la palma en conspiraciones absurdas, también hay que decir que la izquierda ha perdido el tiempo en más de una ocasión. Desde años elucubrando sobre gobiernos en la sombra ordenados por el Club Bilderberg, pasando por una más que sospechosa muerte de Diana de Gales, o sumándose al convencimiento de que los atentados del 11S fueron tramados por el propio gobierno estadounidense o el israelí, y que nunca se estrelló un avión en el Pentágono y las imágenes que se emitieron eran falsas.
La pregunta inevitable es qué está sucediendo para que cientos de miles, millones de personas, abandonen la ciencia y la razón y se sumen a movimientos tan descabellados que harían sonrojarse a los habitantes de los tiempos más irracionales del medievo.
Posverdad que sustituye a la razón
Y aquí es donde entra el concepto de la posverdad, es decir, el abandono de los hechos objetivos para adherirse a teorías basadas en la emoción, la fe o creencias sin sustento racional. Ante la complejidad e incomprensión de los fenómenos o los procesos por parte de muchos ciudadanos, éstos optan no por un análisis de las pruebas o los hechos, sino por recurrir a algo más sencillo como son los sentimientos. Es evidente que a ello han colaborado otros elementos:
Liderazgos perniciosos
Algunos movimientos y liderazgos políticos, entre los que destacaría el movimiento a favor del Brexit británico o los expresidentes George Bush primero y Donald Trump después. Todos estos casos fundamentaron su discurso y lanzaron sus arengas a partir de falsedades. Era falso que el Reino Unido cediera tanto dinero a las arcas europeas, era falso que Irak tuviera armas de destrucción masiva y era falsa cualquiera de las afirmaciones de Trump durante toda su presidencia, desde las acusaciones contra China o Rusia, hasta la amenaza que suponían los emigrantes.
16 de octubre 2021, 18:34 GMT
La ceguera, o malicia, de estos líderes va unida a su soberbia y sentimiento de autoridad indiscutible. Para ellos, la prueba de su poder absoluto se muestra imponiendo su propia verdad sin permitir concesión alguna a la realidad si no conviene. Cuando en 2004 dejaron sin argumento al asesor de Bush junior, Karl Rove, él respondió con el siguiente argumento que consideraba irrebatible: "Nosotros somos el imperio, y cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad".
Igualmente, en 2017, cuando el periodista Michael Scherer desacredita algunas afirmaciones a Donald Trump, éste le responde: "No puedo estar haciéndolo tan mal porque yo soy Presidente y tú no".
Redes sociales
Sin duda las redes sociales, con su ausencia total de control de veracidad y la falta de preparación de la sociedad para contrastar los mensajes, ayudan a que una idea peregrina que antes se quedaba en un entorno limitado ahora llegue a todo el mundo.
Otra característica de estos movimientos e individuos es su incapacidad de ceder ante cualquier dato o prueba científica por contundente que sea. Se niegan a aceptar alguna posición diferente a la suya y ninguno de los mecanismos de la historia de la razón sirven para hacerles dudar.
Efecto Dunning-Kruger
Es un fenómeno de ilusión de superioridad similar al que sucede con la conducción de vehículos, en el que las encuestas señalan que ocho de cada diez conductores se consideran por encima de la media. Es el llamado efecto Dunning-Kruger, un sesgo cognitivo que consiste en que los individuos incompetentes tienden a sobreestimar su habilidad, mientras que los individuos altamente competentes tienden a subestimar su habilidad en relación con la de otros.
El académico de la lengua Darío Villanueva, señala en su libro Morderse la lengua, que se trata de "un sesgo de confirmación por el que renunciamos al razonamiento inductivo a favor de una tendencia cognitiva que favorece la interpretación de los hechos conforme a nuestras informaciones y suposiciones previas, imbuidas de nuestra emocionalidad. Seguimos así las pautas de un pensamiento ilusorio que nosotros mismos nos hemos dado y que concede prioridad absoluta a nuestras creencias personales frente a evidencias contrarias".
La conjura de los necios
Es decir, tipos que están empeñados en tener la razón por muy absurdas que sean sus afirmaciones y muy evidentes que resulten las pruebas científicas en su contra. O sea, lo que siempre hemos llamado un imbécil. Toda una conjura de los necios, aunque estos no sean tan inofensivos y entrañables como el de la novela de John Kennedy Toole. El problema moderno es cuando estos necios, o son muchos o gobiernan el mundo. Y parece que algo de las dos cosas está sucediendo.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK