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La letal epidemia de Barcelona que puede estar relacionada con México
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No fue la peste. La causante de la muerte de más de medio millar de soldados durante el sitio de Barcelona en 1652 fue una bacteria de la familia de la... 14.09.2021, Sputnik Mundo
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En 1652 los tambores sonaban a las puertas de Barcelona. Las tropas del rey Felipe IV se aposentaban ante los muros de la ciudad en posición de sitio. En la urbe, los rebeldes. Eran tiempos de la Guerra dels Segadors. Una revuelta de campesinos en la que el campo se levantó en armas contra el monarca español y se alió con el francés, Luis XIII. Las hoces entrechocaban contra las espadas en toda Cataluña y por ende en su capital. Más de un año tardó el ejército comandado por Juan José de Austria en entrar en Barcelona. El asedio se saldó con un reguero de víctimas a ambos lados de la muralla. No todos por la acción del acero.Casi un siglo después, las obras de la estación de AVE de La Sagrera descubrieron un cementerio de mediados del siglo XVII. Entonces, el actual barrio barcelonés era el poblado de Sant Martí de Provençals. Más de 500 cadáveres se acumulaban, algunos en pequeños huecos de cuatro o cinco personas, otros en fosas comunes de más de 70 individuos. La mayoría eran soldados de Felipe IV, participantes en el sitio de Barcelona. Sin embargo, los esqueletos no mostraban signos de violencia. Es más, yacían con sus uniformes, botas y decenas de monedas. Un panorama extraño en tiempos de escasez, en los que todo se reutilizaba. En el enterramiento se denotaba prisa en dar sepultura a los muertos. Según los cronistas de la época, una epidemia de peste afectó a la ciudad durante el asedio.Carles Lalueza-Fox está especializado en el estudio de la paleogenética, la disciplina que busca la recuperación y análisis de genomas antiguos. Entre sus intereses, los patógenos del pasado. "En 2016 publiqué el primer genoma del Plasmodium (causante de la malaria) europeo, erradicado hace medio siglo en el continente. Pero, este tipo de estudios tiene sus dificultades porque la mayoría de patógenos no dejan señales en el esqueleto y es como disparar en la oscuridad", señala el profesor de investigación del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona a Sputnik Mundo. Al conocer que la peste pudo acabar con la vida de los combatientes hallados en la Sagrera, el científico no dudó en analizar sus restos. "Arqueológicamente había evidencias de que habían muerto por una epidemia y esto no es fácil de encontrar", remarca.Antes de que irrumpiese el coronavirus, Lalueza-Fox se acercó al Museo de Historia de Barcelona, donde se guardan los esqueletos. Taladró sus dientes para estudiar su material genético. "Se extrae el ADN de las raíces dentarias y se secuencia de forma masiva, generando millones de resultados de cada resto. Después se identifican informáticamente las secuencias humanas y las que corresponden a patógenos", explica el investigador. Su equipo dispone de extractos de 20 cadáveres. Cinco ya han sido secuenciados. Dos de ellos son los protagonistas de un artículo publicado en la revista Science.Los resultados han revelado que uno de ellos era de origen sardo y el otro vasco. Sin embargo, lo relevante del análisis no es su lugar de nacimiento, sino la causa de la muerte. Ambos fueron víctimas de la enfermedad. Pero, no de la peste, sino de la fiebre paratifoidea. Un mal provocado por la bacteria Salmonella enterica serovar paratyphi C.Según el Instituto de Salud Carlos III, la fiebre paratifoidea necesita dos semanas de incubación. Entonces, produce síntomas como fiebre alta, malestar general, tos, erupción cutánea, diarrea ocasional y agrandamiento del bazo. Actualmente, este tipo de enfermedad afecta a 14 millones de personas y ocasiona 135.900 muertes anuales, especialmente en África subsahariana, sur de Asia y sudeste asiático. La bacteria del género de la salmonela que la desencadena suele hallarse en el agua. Probablemente, los bebederos de las tropas de Felipe IV pudieron ser origen de la epidemia. "Se sabe que el ejército tomaba el agua de unas balsas y fuentes cercanas, con lo cual es fácil que se convirtieran en un foco de transmisión", añade Lalueza-Fox. Las malas condiciones higiénicas hicieron el resto. "La escasa salubridad implicaba un gran riesgo para las concentraciones humanas. Era tan peligroso ser sitiador como sitiado", continúa.Un patógeno encontrado en MéxicoAl otro lado del océano Atlántico, una enfermedad conocida como cocoliztli hacía estragos. Un nombre dado por los mexicas, ya que este mal no tenía denominación ni en español ni en náhuatl. Ni la viruela, ni el sarampión, ni el tifus hicieron tanto daño a la población de Mesoamérica. Entre la mitad y el 90% de los indios murió a causa de esta infección. Su incidencia diezmó el número de habitantes de una cifra entre los 15 y 30 millones de habitantes en la zona a apenas dos millones.En 2018, un grupo de expertos alemanes localizó el causante del cocoliztli en los huesos del yacimiento de Yucundaa-Teposcolula, situado en la región mexicana de Oaxaca. Se trataría de la bacteria Salmonella enterica. La misma que acabó con la vida de los soldados del sitio de Barcelona en 1652. El temible cocoliztli podría ser la fiebre paratifoidea."Haciendo árboles genéticos con nuestro patógeno, vemos que es muy similar a los de México", afirma Lalueza-Fox. El investigador señala que la bacteria de la salmonela fue otra de las llevadas al continente americano por los colonizadores europeos, como el sarampión o la viruela. Incluso, no descarta que esta volviese años después desde México y matase a los soldados de Felipe IV que sitiaban Barcelona y posiblemente a centenares de segadors que la defendían. Y es que la variante hallada en La Sagrera guarda más semejanza con la de Yucundaa-Teposcolula que con las registradas en la Europa medieval.Los patógenos de ambos sitios arqueológicos son distintos a los linajes actuales de la fiebre paratifoidea. "Tal vez los actuales sean menos virulentos o contagiosos", hipotetiza el científico. Siglos atrás, sin la presencia de antibióticos, esta enfermedad era capaz de matar al 20% de los infectados, según detalla el estudio. Independientemente del lado del océano.
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La letal epidemia de Barcelona que puede estar relacionada con México
14:00 GMT 14.09.2021 (actualizado: 16:08 GMT 14.09.2021) Alejandro Cuevas Vidal
Corresponsal en España
No fue la peste. La causante de la muerte de más de medio millar de soldados durante el sitio de Barcelona en 1652 fue una bacteria de la familia de la salmonela. Un patógeno muy parecido al que arrasó a las poblaciones indígenas de Mesoamérica. Así lo refleja un estudio publicado en 'Science'.
En 1652 los tambores sonaban a las puertas de Barcelona. Las tropas del rey Felipe IV se aposentaban ante los muros de la ciudad en posición de sitio. En la urbe, los rebeldes. Eran tiempos de la Guerra dels Segadors. Una revuelta de campesinos en la que el campo se levantó en armas contra el monarca español y se alió con el francés, Luis XIII. Las hoces entrechocaban contra las espadas en toda Cataluña y por ende en su capital. Más de un año tardó el ejército comandado por Juan José de Austria en entrar en Barcelona. El asedio se saldó con un reguero de víctimas a ambos lados de la muralla. No todos por la acción del acero.
Casi un siglo después, las obras de la estación de AVE de La Sagrera descubrieron un cementerio de mediados del siglo XVII. Entonces, el actual barrio barcelonés era el poblado de Sant Martí de Provençals. Más de 500 cadáveres se acumulaban, algunos en pequeños huecos de cuatro o cinco personas, otros en fosas comunes de más de 70 individuos. La mayoría eran soldados de Felipe IV, participantes en el sitio de Barcelona. Sin embargo, los esqueletos no mostraban signos de violencia. Es más, yacían con sus uniformes, botas y decenas de monedas. Un panorama extraño en tiempos de escasez, en los que todo se reutilizaba. En el enterramiento se denotaba prisa en dar sepultura a los muertos. Según los cronistas de la época, una epidemia de peste afectó a la ciudad durante el asedio.
Carles Lalueza-Fox está especializado en el estudio de la paleogenética, la disciplina que busca la recuperación y análisis de genomas antiguos. Entre sus intereses, los patógenos del pasado. "En 2016 publiqué el primer genoma del Plasmodium (causante de la malaria) europeo, erradicado hace medio siglo en el continente. Pero, este tipo de estudios tiene sus dificultades porque la mayoría de patógenos no dejan señales en el esqueleto y es como disparar en la oscuridad", señala el profesor de investigación del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona a Sputnik Mundo. Al conocer que la peste pudo acabar con la vida de los combatientes hallados en la Sagrera, el científico no dudó en analizar sus restos. "Arqueológicamente había evidencias de que habían muerto por una epidemia y esto no es fácil de encontrar", remarca.
Antes de que irrumpiese el coronavirus, Lalueza-Fox se acercó al Museo de Historia de Barcelona, donde se guardan los esqueletos. Taladró sus dientes para estudiar su material genético. "Se extrae el ADN de las raíces dentarias y se
secuencia de forma masiva, generando millones de resultados de cada resto. Después se identifican informáticamente las secuencias humanas y las que corresponden a patógenos", explica el investigador. Su equipo dispone de extractos de 20 cadáveres. Cinco ya han sido secuenciados. Dos de ellos son los protagonistas de un artículo
publicado en la revista
Science.
Los resultados han revelado que uno de ellos era de origen sardo y el otro vasco. Sin embargo, lo relevante del análisis no es su lugar de nacimiento, sino la causa de la muerte. Ambos fueron víctimas de la enfermedad. Pero, no de la peste, sino de la fiebre paratifoidea. Un mal provocado por la bacteria Salmonella enterica serovar paratyphi C.
"Las crónicas de la época hablan de peste y pestilencia, pero este tipo de descripciones son poco fiables desde un punto de vista médico. No obstante, sí que pensaba que era peste. El hecho de que en los cerca de mil millones de secuencias que hemos generado siga sin aparecer la 'Yersinia pestis', que se conserva relativamente bien en los dientes, no descarta, pero hace difícil pensar que fuera peste, al menos el único causante de las bajas. En cambio, obtuvimos el genoma casi completo de 'Salmonella enterica serovar paratyphi C'. Fue una sorpresa, pero se inscribe en la constatación de que quizás era más frecuente en el pasado de lo que creíamos", indica Lalueza-Fox.
Según el Instituto de Salud Carlos III, la fiebre paratifoidea necesita dos semanas de incubación. Entonces, produce síntomas como fiebre alta, malestar general, tos, erupción cutánea, diarrea ocasional y agrandamiento del bazo. Actualmente, este tipo de enfermedad afecta a 14 millones de personas y ocasiona 135.900 muertes anuales, especialmente en África subsahariana, sur de Asia y sudeste asiático.
La bacteria del género de la salmonela que la desencadena suele hallarse en el agua. Probablemente, los bebederos de las tropas de Felipe IV pudieron ser origen de la epidemia. "Se sabe que el ejército tomaba el agua de unas balsas y fuentes cercanas, con lo cual es fácil que se convirtieran en un foco de transmisión", añade Lalueza-Fox. Las malas condiciones higiénicas hicieron el resto. "La escasa salubridad implicaba un gran riesgo para las concentraciones humanas. Era tan peligroso ser sitiador como sitiado", continúa.
Un patógeno encontrado en México
Al otro lado del océano Atlántico, una enfermedad conocida como cocoliztli hacía estragos. Un nombre dado por los mexicas, ya que este mal no tenía denominación ni en español ni en náhuatl. Ni la viruela, ni el sarampión, ni el tifus hicieron tanto daño a la población de Mesoamérica. Entre la mitad y el 90% de los indios murió a causa de esta infección. Su incidencia diezmó el número de habitantes de una cifra entre los 15 y 30 millones de habitantes en la zona a apenas dos millones.
En 2018, un grupo de expertos alemanes localizó el causante del cocoliztli en los huesos del yacimiento de Yucundaa-Teposcolula, situado en la región mexicana de Oaxaca. Se trataría de la bacteria Salmonella enterica. La misma que acabó con la vida de los soldados del sitio de Barcelona en 1652. El temible cocoliztli podría ser la fiebre paratifoidea.
7 de diciembre 2020, 21:36 GMT
"Haciendo árboles genéticos con nuestro patógeno, vemos que es muy similar a los de México", afirma Lalueza-Fox. El investigador señala que la bacteria de la salmonela fue otra de las llevadas al continente americano por los colonizadores europeos, como el sarampión o la viruela. Incluso, no descarta que esta volviese años después desde México y matase a los soldados de Felipe IV que sitiaban Barcelona y posiblemente a centenares de segadors que la defendían. Y es que la variante hallada en La Sagrera guarda más semejanza con la de Yucundaa-Teposcolula que con las registradas en la Europa medieval.
Los patógenos de ambos sitios arqueológicos son distintos a los linajes actuales de la fiebre paratifoidea. "Tal vez los actuales sean menos virulentos o contagiosos", hipotetiza el científico. Siglos atrás, sin la presencia de antibióticos, esta enfermedad era capaz de matar al 20% de los infectados, según detalla el estudio. Independientemente del lado del océano.