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"Parecía el fin del mundo": las lluvias torrenciales arrasan parte de España | Vídeos
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La DANA causa estragos en la geografía española. Toledo, Castellón y Tarragona son las provincias más afectadas. El temporal ocasionó numerosas llamadas a... 02.09.2021, Sputnik Mundo
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Rosa María se encontraba en su domicilio cuando llegaron las nubes. Desde la ventana de su casa observaba como el negro teñía poco a poco el horizonte. Un cielo oscuro se mostraba amenazante a todos los vecinos de la localidad toledana de Cobisa. Sabía que las tormentas habían atizado con fuerza a Madrid. Precisamente, los bomberos habían realizado 110 intervenciones en la capital y alrededores, la mayoría por inundaciones. No obstante, la fuerza y violencia de la tempestad no se la esperaba."En mi vida he visto una tormenta así. Daba miedo. Venía aire, granizo y una especie de niebla blanca. Tengo una piscina y de la fuerza con la que caía la piedra se asemejaba a un jacuzzi. Fue tremendo, parecía el fin del mundo", comenta Rosa María, propietaria de la Casa Rural Flor de la Jara, a Sputnik Mundo. La depresión aislada en niveles altos, más conocida como DANA, tan solo descargó sobre Cobisa durante media hora. 30 minutos de precipitación torrencial traducidos en la crecida del arroyo de La Degollada. Una gran riada que arrasó el centro de la localidad.Las imágenes son dantescas. Los vehículos son arrastrados por la fuerza del agua, enturbiada por la tierra portada. "¡Socorro, socorro!", gritaba con pavor un vecino de Cobisa al ver como el muro que separa el jardín de su vivienda de la calle cedía ante el peso del torrente. Los destrozos se cuantifican por decenas, especialmente en el centro de Cobisa. El barro se ha adueñado de sus calles y de parte de las casas. Eso sí, de momento, no hay que lamentar víctimas mortales.Rosa María no padeció tampoco daños materiales. Residen en la parte alta del pueblo, por lo que el caudal corrió hacia abajo. A pesar de todo, su marido y ella tuvieron que abrir la puerta trasera de su parcela por la ingente cantidad de agua acumulada. "Si no llegamos, nos hubiera entrado hasta en la cocina", resalta la mujer. "En caso de haber continuado un par de minutos más, no sé que hubiese pasado con los tejados", continúa. Hasta 50 litros por metro cuadrado en una hora cayeron en algunos puntos de la provincia de Toledo. No se recuerda un episodio igual desde las lluvias torrenciales de 1982, según el registro histórico.Cobisa no es el único núcleo afectado por la DANA. Polán, Argés, Burguillos de Toledo, Guadamur o Toledo fueron zarandeadas por el temporal. La tromba de agua anegó las calles de la capital provincial y obligó a cortar el tráfico en distintos puntos. Varios conductores se vieron sorprendidos por la lluvia en la carretera N-400, entre Toledo y el barrio del Polígono. Las fuerzas de seguridad tuvieron que rescatar a los ocupantes de los automóviles, hundidos en la balsa formada en el asfalto. Además, el servicio de tren de alta velocidad que une la ciudad con Madrid se suspendió.En Guadamur el agua empezó a caer cerca las 15:30. Gema servía las últimas comidas del día en el bar El Practi, situado en la plaza de la Villa. De pronto, un torrente descendió por la calle principal de la localidad. El agua reventó la puerta del establecimiento y comenzó a entrar en el salón interior. "Menos mal que mi marido puedo echar el cierre para frenar el caudal, porque sino podría haber habido una desgracia", rememora la dueña del local con Sputnik Mundo. En cuestión de segundos medio metro de precipitación ocupó el negocio. Los clientes se subieron encima de la mesa y la barra. Los aparatos flotaban en medio del comedor.Comensales y trabajadores tuvieron que esperar tres horas para ser liberados. El fango se adueñó del local, a la vez que el patio trasero quedó anegado. Fuera la situación no era mejor. La terraza había desaparecido, arrastrada por el cauce torrencial. El asfalto de plaza y calle estaba levantado y no había ni rastro de los adoquines de las aceras. Las paredes de Guadamur lucen con tonalidades terrosas. Minutos antes el agua tapaba el pueblo.Hasta las 22:30 estuvieron Gema y su pareja despejando de barro y agua el bar. Su única arma contra los efectos de la DANA eran el cubo y la escoba. Además de la ayuda de los vecinos de Guadamur. "La gente ha sido muy solidaria. Y menos mal que a nosotros los destrozos nos los pagará el consorcio, porque sino se haría muy cuesta arriba. La pandemia debilitó la hostelería y nosotros como autónomos necesitamos abrir lo antes posible. Esperamos que suceda la próxima semana", indica Gema.La hostelera agradece que no haya que lamentar víctimas. "Ojalá esta tormenta quedé en una simple anécdota", asegura. Sin embargo, mira con preocupación a las nubes. Aunque nunca había llovido con tanta intensidad, no es la primera vez que Guadamur padece una riada. En el pueblo se concentran parte de las salidas de precipitación de la comarca en dirección al río Tajo y una central eléctrica. "Aquí se concentra toda el agua de los núcleos de alrededor. Deberían implementar alguna solución para este problema, porque lleva 1.000 años así", espeta Gema.A orillas del MediterráneoToledo es una de las provincias más castigadas por los fuertes aguaceros. Pero, la senda de destrucción diseñada por la primera DANA del mes de septiembre se expande por buena parte de España. Castilla y León, Aragón, La Rioja, Madrid, Navarra, Murcia, la Comunidad Valenciana, Cataluña y Baleares, además de Castilla-La Mancha, han sufrido las consecuencias de su paso.En Alcanar, vecinos y operarios se afanan en retirar el lodo y la vegetación caída. A la vera del Mediterráneo, esta población de la provincia de Tarragona registró 232 litros por metro cuadrado. De estos, 77 cayeron en tan solo media hora. Las calles del municipio se transformaron en feroces ríos de agua embarrada. Hubo coches que acabaron arrojados al mar. Los bajos y garajes se llenaron de precipitación y tierra. "Me entró agua en la tienda y bajó toda hasta el sótano. Tengo muchas cajas de mercancía mojadas. La situación genera mucha impotencia", apunta Provi, propietaria de la Zapatería Calçats Miquel, a Sputnik Mundo."Hace 48 años que regentamos esta tienda y nunca había visto algo así", continúa. Las lluvias torrenciales no son novedad en la zona del Delta del Ebro. Sí intensidad de la tempestad. Todavía 83 vecinos no han podido volver a sus hogares tras ser evacuados y permanecen en hoteles o instalaciones municipales. 77 provienen de Alcanar, localidad en la que se anotaron 475 de las 634 llamadas al teléfono de emergencias 112 recibidas en la comarca del Montsià.Los daños materiales son visibles en todo el sur de Cataluña. "Alcanar está destrozado. La gente está desesperada", lamenta Provi. No obstante, al igual que en Toledo, Tarragona no ha notificado ningún fallecido. La comerciante opina que la riada causa pavor, pero más estragos ocasiona la incertidumbre sobre el estado de familiares y amigos. Al principio, no sabía dónde estaba su hija, quien trabaja en las Casas de Alcanar. Un hermano no pudo acceder al núcleo urbano al estar cortadas las carreteras de entrada. "Hay que pasarlo para saber lo que es. Las cajas se pueden recuperar. La vida no", sentencia la mujer.Kilómetros al sur de Alcanar, la situación no mejora. La localidad castellonense de Vinaròs fue víctima de las inundaciones. Tanto el casco urbano como el campo. La Asociación Valenciana de Agricultores ha alertado de los graves daños que ha ocasionado el temporal en las plantaciones de la comarca del Baix Maestrat. En algunos casos, se habla de pérdidas del 100% de la cosecha de cítricos y hortalizas de temporada.En Valencia las rachas de viento y la lluvia intensa provocaron múltiples daños en las fallas. La plantà acabó con varios ninots en el suelo a causa de la tormenta. Dos personas fueron heridas de levedad al desplomarse uno de los monumentos. Pero, la celebración de esta fiesta, aplazada por la pandemia, no se va a detener. "No es la primera plantà donde llueve con intensidad en Valencia, pero hemos tenido la mala suerte de que, además del coronavirus, se nos ha añadido un temporal. Pero lo vamos a superar", destacó el alcalde de la capital del Turia, Joan Ribó.El municipio murciano de Águilas ha sido uno de los últimos damnificados por el temporal. A primera hora del día 2 de septiembre, el cielo se tornó gris para desencadenar un aguacero que desbordó las ramblas de la localidad. Tampoco se han registrado víctimas mortales. Hasta la fecha, la DANA solo ha segado la vida de dos jóvenes alemanas en Mallorca. Las turistas se zambulleron en el mar cuando arreciaba el vendaval.Las predicciones meteorológicas señalan que la inestabilidad remitirá a medida que se acerque el fin de semana. Es más, se prevé que sea caluroso. El negro del cielo será sustituido por el azul. Quitar el marrón de suelo y edificios será más complicado.
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15:04 GMT 02.09.2021 (actualizado: 09:40 GMT 03.09.2021) Alejandro Cuevas Vidal
Corresponsal en España
La DANA causa estragos en la geografía española. Toledo, Castellón y Tarragona son las provincias más afectadas. El temporal ocasionó numerosas llamadas a emergencias y situaciones de riesgo.
Rosa María se encontraba en su domicilio cuando llegaron las nubes. Desde la ventana de su casa observaba como el negro teñía poco a poco el horizonte. Un cielo oscuro se mostraba amenazante a todos los vecinos de la localidad toledana de Cobisa. Sabía que las tormentas habían atizado con fuerza a Madrid. Precisamente, los bomberos habían realizado 110 intervenciones en la capital y alrededores, la mayoría por inundaciones. No obstante, la fuerza y violencia de la tempestad no se la esperaba.
"En mi vida he visto una tormenta así. Daba miedo. Venía aire, granizo y una especie de niebla blanca. Tengo una piscina y de la fuerza con la que caía la piedra se asemejaba a un jacuzzi. Fue tremendo, parecía el fin del mundo", comenta Rosa María, propietaria de la Casa Rural Flor de la Jara, a Sputnik Mundo. La depresión aislada en niveles altos, más conocida como DANA, tan solo descargó sobre Cobisa durante media hora. 30 minutos de precipitación torrencial traducidos en la crecida del arroyo de La Degollada. Una gran riada que arrasó el centro de la localidad.
Las imágenes son dantescas. Los vehículos son arrastrados por la fuerza del agua, enturbiada por la tierra portada. "¡Socorro, socorro!", gritaba con pavor un vecino de Cobisa al ver como el muro que separa el jardín de su vivienda de la calle cedía ante el peso del torrente. Los destrozos se cuantifican por decenas, especialmente en el centro de Cobisa. El barro se ha adueñado de sus calles y de parte de las casas. Eso sí, de momento, no hay que lamentar víctimas mortales.
Rosa María no padeció tampoco daños materiales. Residen en la parte alta del pueblo, por lo que el caudal corrió hacia abajo. A pesar de todo, su marido y ella tuvieron que abrir la puerta trasera de su parcela por la ingente cantidad de agua acumulada. "Si no llegamos, nos hubiera entrado hasta en la cocina", resalta la mujer. "En caso de haber continuado un par de minutos más, no sé que hubiese pasado con los tejados", continúa. Hasta 50 litros por metro cuadrado en una hora cayeron en algunos puntos de la provincia de Toledo. No se recuerda un episodio igual desde las lluvias torrenciales de 1982, según el registro histórico.
Cobisa no es el único núcleo afectado por la DANA. Polán, Argés, Burguillos de Toledo, Guadamur o Toledo fueron zarandeadas por el temporal. La tromba de agua anegó las calles de la capital provincial y obligó a cortar el tráfico en distintos puntos. Varios conductores se vieron sorprendidos por la lluvia en la carretera N-400, entre Toledo y el barrio del Polígono. Las fuerzas de seguridad tuvieron que rescatar a los ocupantes de los automóviles, hundidos en la balsa formada en el asfalto. Además, el servicio de tren de alta velocidad que une la ciudad con Madrid se suspendió.
En Guadamur el agua empezó a caer cerca las 15:30. Gema servía las últimas comidas del día en el bar El Practi, situado en la plaza de la Villa. De pronto, un torrente descendió por la calle principal de la localidad. El agua reventó la puerta del establecimiento y comenzó a entrar en el salón interior. "Menos mal que mi marido puedo echar el cierre para frenar el caudal, porque sino podría haber habido una desgracia", rememora la dueña del local con Sputnik Mundo. En cuestión de segundos medio metro de precipitación ocupó el negocio. Los clientes se subieron encima de la mesa y la barra. Los aparatos flotaban en medio del comedor.
Comensales y trabajadores tuvieron que esperar tres horas para ser liberados. El fango se adueñó del local, a la vez que el patio trasero quedó anegado. Fuera la situación no era mejor. La terraza había desaparecido, arrastrada por el cauce torrencial. El asfalto de plaza y calle estaba levantado y no había ni rastro de los adoquines de las aceras. Las paredes de Guadamur lucen con tonalidades terrosas. Minutos antes el agua tapaba el pueblo.
Hasta las 22:30 estuvieron Gema y su pareja despejando de barro y agua el bar. Su única arma contra los efectos de la DANA eran el cubo y la escoba. Además de la ayuda de los vecinos de Guadamur. "La gente ha sido muy solidaria. Y menos mal que a nosotros los destrozos nos los pagará el consorcio, porque sino se haría muy cuesta arriba. La pandemia debilitó la hostelería y nosotros como autónomos necesitamos abrir lo antes posible. Esperamos que suceda la próxima semana", indica Gema.
La hostelera agradece que no haya que lamentar víctimas. "Ojalá esta tormenta quedé en una simple anécdota", asegura. Sin embargo, mira con preocupación a las nubes. Aunque nunca había llovido con tanta intensidad, no es la primera vez que Guadamur padece una riada. En el pueblo se concentran parte de las salidas de precipitación de la comarca en dirección al río Tajo y una central eléctrica. "Aquí se concentra toda el agua de los núcleos de alrededor. Deberían implementar alguna solución para este problema, porque lleva 1.000 años así", espeta Gema.
A orillas del Mediterráneo
Toledo es una de las provincias más castigadas por los fuertes aguaceros. Pero, la senda de destrucción diseñada por la primera DANA del mes de septiembre se expande por
buena parte de España. Castilla y León, Aragón, La Rioja, Madrid, Navarra, Murcia, la Comunidad Valenciana, Cataluña y Baleares, además de Castilla-La Mancha, han sufrido las consecuencias de su paso.
En Alcanar, vecinos y operarios se afanan en retirar el lodo y la vegetación caída. A la vera del Mediterráneo, esta población de la provincia de Tarragona registró 232 litros por metro cuadrado. De estos, 77 cayeron en tan solo media hora. Las calles del municipio se transformaron en feroces ríos de agua embarrada. Hubo coches que acabaron arrojados al mar. Los bajos y garajes se llenaron de precipitación y tierra. "Me entró agua en la tienda y bajó toda hasta el sótano. Tengo muchas cajas de mercancía mojadas. La situación genera mucha impotencia", apunta Provi, propietaria de la Zapatería Calçats Miquel, a Sputnik Mundo.
"Hace 48 años que regentamos esta tienda y nunca había visto algo así", continúa. Las lluvias torrenciales no son novedad en la zona del Delta del Ebro. Sí intensidad de la tempestad. Todavía 83 vecinos no han podido volver a sus hogares tras ser evacuados y permanecen en hoteles o instalaciones municipales. 77 provienen de Alcanar, localidad en la que se anotaron 475 de las 634 llamadas al teléfono de emergencias 112 recibidas en la comarca del Montsià.
Los daños materiales son visibles en todo el sur de Cataluña. "Alcanar está destrozado. La gente está desesperada", lamenta Provi. No obstante, al igual que en Toledo, Tarragona no ha notificado ningún fallecido. La comerciante opina que la riada causa pavor, pero más estragos ocasiona la incertidumbre sobre el estado de familiares y amigos. Al principio, no sabía dónde estaba su hija, quien trabaja en las Casas de Alcanar. Un hermano no pudo acceder al núcleo urbano al estar cortadas las carreteras de entrada. "Hay que pasarlo para saber lo que es. Las cajas se pueden recuperar. La vida no", sentencia la mujer.
Kilómetros al sur de Alcanar, la situación no mejora. La localidad castellonense de Vinaròs fue víctima de las inundaciones. Tanto el casco urbano como el campo. La Asociación Valenciana de Agricultores ha alertado de los graves daños que ha ocasionado el temporal en las plantaciones de la comarca del Baix Maestrat. En algunos casos, se habla de pérdidas del 100% de la cosecha de cítricos y hortalizas de temporada.
En Valencia las rachas de viento y la lluvia intensa provocaron
múltiples daños en las fallas. La
plantà acabó con varios ninots en el suelo a causa de la tormenta. Dos personas fueron heridas de levedad al desplomarse uno de los monumentos. Pero,
la celebración de esta fiesta, aplazada por la pandemia, no se va a detener. "No es la primera
plantà donde llueve con intensidad en Valencia, pero hemos tenido la mala suerte de que, además del coronavirus, se nos ha añadido un temporal. Pero lo vamos a superar", destacó el alcalde de la capital del Turia, Joan Ribó.
El
municipio murciano de Águilas ha sido uno de los últimos damnificados por el temporal. A primera hora del día 2 de septiembre, el cielo se tornó gris para desencadenar un aguacero que desbordó las ramblas de la localidad. Tampoco se han registrado víctimas mortales. Hasta la fecha, la DANA solo ha segado la vida de
dos jóvenes alemanas en Mallorca. Las turistas se zambulleron en el mar cuando arreciaba el vendaval.
Las predicciones meteorológicas señalan que la inestabilidad remitirá a medida que se acerque el fin de semana. Es más, se prevé que sea caluroso. El negro del cielo será sustituido por el azul. Quitar el marrón de suelo y edificios será más complicado.