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Vulnerables y criminalizados: el cruce en Ceuta vuelve a sacudir a los menores extranjeros en España
Vulnerables y criminalizados: el cruce en Ceuta vuelve a sacudir a los menores extranjeros en España
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Las reacciones a la entrada de personas desde Marruecos sirven de nuevo como excusa para señalar a gente desprotegida que el Estado tiene que tutelar. 01.06.2021, Sputnik Mundo
2021-06-01T11:57+0000
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Por debajo de la política emergen las caras. El cruce de declaraciones gubernamentales se desarrolla en una esfera y la vida a pie de calle, en otra. Mientras los líderes califican la situación de "inaceptable" o se culpan mutuamente de lo ocurrido, los protagonistas del escándalo aguardan. La crisis desatada el 17 de mayo en Ceuta, con unas 10.000 personas cruzando a España en 48 horas sin control marroquí, ha resucitado el asunto de los menores no acompañados, sintetizados en la palabra mena. Su caso, con cerca de 1.000 repartidos en cuatro instalaciones de urgencia de la ciudad autónoma —según datos policiales publicados en varios medios, que se suman a los entre 700 y 1.000 marroquíes sin identificar— vuelve a agitarse y el colectivo regresa al foco mediático.En esta ocasión, como en las anteriores, hay quienes han desempolvado la palabra "invasión" y han subrayado el coste estatal de acoger a quienes entran sin mayoría de edad ni tutores al territorio español. También quienes han remarcado las tristes circunstancias en las que llegan o la falta de empatía hacia quien está desamparado en un lugar extraño. A las manifestaciones habituales, sin embargo, se han añadido otras poco comunes: varios grupos de exmenas han recogido ropa o alimentos para llevar a quienes están en una situación como la que pasaron ellos y han alzado la voz contra lo que es una "instrumentalización" de una tragedia como la emigración."Ante los graves acontecimientos que están teniendo lugar en la frontera española-marroquí de la ciudad de Ceuta", esgrimen desde Exmenas Madrid, y "siendo conscientes de la instrumentalización que se hace del drama migratorio como arma arrojadiza por parte de las autoridades políticas correspondientes", se hace "un llamamiento a las autoridades competentes" para "respetar los compromisos adquiridos con respecto a la extrema vulnerabilidad de los menores involucrados y se respeten sus derechos conforme a la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño".Defienden en este colectivo (como en otros similares de diferentes ciudades españolas) que lo de Ceuta no es una crisis migratoria, sino política. Y que "se lleva por delante la vida de los más vulnerables". "Instamos fehacientemente a los gobiernos de Marruecos y España a solucionar sus conflictos sin utilizar a la población civil y especialmente a los menores como arma geopolítica. También pedimos la persecución de los discursos de odio y racistas que se están dando en Ceuta y en todo el territorio estatal. Este conflicto solo se solucionará mediante la negociación y el trabajo bilateral de ambas partes, la población civil no es un arma, los menores no son un arma, son los principales afectados y víctimas de la incapacidad de los gobiernos", indican.Ya desde hace meses, la palabra mena se ha instalado en el vocabulario popular como un insulto. El partido político Vox comenzó ese ataque relacionándolos con la delincuencia callejera, con la supuesta inseguridad que reina en las calles (España lleva años entre los países más seguros del mundo, con índices de homicidios o episodios violentos en descenso). Además, ha hecho hincapié en diferentes sucesos de la nacionalidad de los atacantes, independientemente de la edad o de que muchos contaran con una cédula de identidad nacional.Tal publicidad ha provocado ataques puntuales a centros donde se encuentran los menores y la necesidad de puntualizar esas oraciones cargadas de tensión, algunas directamente erróneas. Durante los comicios madrileños, en los que se llegó a usar a un mena como reclamo electoral, los afectados lanzaron un comunicado en el que pedían respeto. "Los niños y niñas no pueden ser una estrategia política para ganar unos miserables votos. Desde mucho antes de la precampaña y campaña electoral se han venido dando unas afirmaciones que atentan contra los Derechos Fundamentales de la Infancia, señalando y criminalizando constantemente a los menores extranjeros no acompañados", protestaban. "La xenofobia y racismo es el discurso de odio, y se ha asentado en la sociedad por la cobertura que se hace a la extrema derecha", alegaban el grupo estatal de exmenas, rechazando la "indiferencia" de las instituciones. Y repetían: "Se hace necesario recordar, una vez más, que España, así como los gobiernos autonómicos que lo componen, debe velar obligatoriamente por la salud física y mental de estos menores, haciendo cumplir los compromisos adquiridos en el marco de la protección integral de los derechos de la infancia, ratificados en la Convención sobre los Derechos del Niño del año 1989".Gracias a estos llamamientos y a las actuaciones llevadas a cabo en terreno, pretenden dar una visión más completa de lo que significa ser un exmena. Quienes son tutelados en España hasta los 18 años son después trabajadores o estudiantes como cualquiera. Sin embargo, caminan señalados. "Es muy fácil echarles la culpa de todo lo que pasa porque para empezar se les ha quitado la categoría de niño", argumentaba Iman, una de las integrantes de la agrupación madrileña, en un vídeo del diario Público. Desde la Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes coinciden en que siempre se señala a los grupos vulnerables para culparles de algo. "Los inmigrantes suelen estar dentro de esos colectivos. Con Vox se ha hecho bandera contra los menas y ha provocado que estas personas sean el origen del mal, de la situación económica o social. Es una manipulación bastante grande que han manejado para demostrar que está en contra y tener un enemigo común", arguye Ahmed Khalifa, el presidente de la organización, a Sputnik.Ha "colado", sostiene Khalifa, nacido en Tetuán hace 42 años. "Aunque sea mentira, porque según los datos no son el principal foco de delincuencia", esgrime el presidente, cuyo organismo cuenta con el proyecto Jóvenes en Movimiento: Integración y Acceso a la Plena Ciudadanía de los Colectivos Mena y Jiex (Jóvenes Inmigrantes Extutelados), financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo. "En el fondo, no solo se les ataca, sino que se crea una división entre quienes son los buenos españoles y los malos inmigrantes", apunta Khalifa, refiriéndose al cartel del metro de Madrid durante las elecciones autonómicas, que comparaba sin detallar lo que ganaba una anciana con la pensión más baja y lo que se destinaba al mantenimiento de los llegados a España. Khalifa cree que reduciendo la existencia de estas personas en la palabra mena lo que se consigue es crear un enemigo fácil. Y que luce homogéneo, sin rostro. Eso es lo que han intentado: convertir casos personales muy distintos —y generalmente trágicos— en una masa sin líderes ni opinión, con pocas opciones de defensa. "Los menas son niños y niñas especialmente vulnerables. Son menores indefensos que están en una situación muy complicada y a los que encima se criminaliza", incide Jorge Serrano, coordinador general de Por un Mundo Más Justo.Este partido político, de hecho, ideó un cartel y una web que le daba la vuelta a "las mentiras" de Vox. Con el nombre de #protegealosmenores, querían "sanar las heridas que generan el miedo y la confusión", anota Serrano a Sputnik. "Hay que restituir la dignidad de los menas con historias reales. Historias de personas que son a la vez víctimas y héroes", comenta, desvelando que han contratado un año el espacio publicitario del suburbano madrileño para mostrar el reverso "real" de los menas. "Se ha creado una falsedad, pero la solidaridad española aflorará y dará la espalda a esos mensajes", cavila.Serrano cree que no solo se les estigmatiza con afirmaciones de odio o generalizaciones sino que se les trata como una pieza con un determinado gasto público. "¿Qué significan los euros que cuestan? Claro que se derivan euros a estas personas, porque hay que alimentarles, darles techo… Y, además, ¿cuál es el mensaje, que les echemos por ser un lastre?", se pregunta, tachando de "demagogia" estas conclusiones y detallando que la polémica se sustenta en unas cifras mucho menores que las de hace años: "De 2000 a 2007, en los años de mayor bonanza económica y con PP y PSOE en el Gobierno, llegaban a España 600.000 inmigrantes anuales y no había tanto revuelo", rememora, contando a quienes llegaban por avión o tierra.Por eso han decidido que Abderrahim Belghalia, Mohamed El Azzouzi, Abdelouadoud Abboute y Mohamed Lamine Kobele Keita planten cara a esos ataques. Los cuatro chicos, en torno a los 20 años, llegaron de Marruecos y Guinea Ecuatorial para alcanzar las oportunidades que les faltaban en sus países de origen. Querían "sumar y trabajar", según el rótulo del cartel. Y algunos lo han conseguido: El Azzouzi, por ejemplo, tramita sus papeles en Granada para que le contraten en un taller de serigrafía. Y los cuatro han sido galardonados en la ONU por el cortometraje Las dos caras de la moneda. "Hay quien piensa que los jóvenes extutelados no hemos venido a España a integrarnos, pero no lo dejé todo para hacer eso: la sonrisa de mi madre, la mirada de mi padre, mis amigos y mis calles, los olores y sabores, jugándome la vida por un futuro mejor, cruzando un mar o escondido en un camión", dicen antes de mostrar sus rutinas y sus caras. Aquellas que quedan sepultadas por mensajes oficiales o discursos frívolos.
https://noticiaslatam.lat/20210525/rueda-de-prensa-posterior-al-consejo-de-ministros-1112526985.html
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Por debajo de la política emergen las caras. El cruce de declaraciones gubernamentales se desarrolla en una esfera y la vida a pie de calle, en otra. Mientras los líderes
califican la situación de "inaceptable" o
se culpan mutuamente de lo ocurrido, los protagonistas del escándalo aguardan. La
crisis desatada el 17 de mayo en Ceuta, con unas 10.000 personas cruzando a España en 48 horas sin control marroquí, ha resucitado el asunto de los menores no acompañados, sintetizados en la palabra mena. Su caso, con cerca de 1.000 repartidos en cuatro instalaciones de urgencia de la ciudad autónoma —según datos policiales publicados en varios medios, que se suman a los entre 700 y 1.000 marroquíes sin identificar— vuelve a agitarse y
el colectivo regresa al foco mediático.
En esta ocasión, como en las anteriores, hay quienes han desempolvado la palabra "invasión" y han subrayado el coste estatal de acoger a quienes entran sin mayoría de edad ni tutores al territorio español. También quienes han remarcado las tristes circunstancias en las que llegan o la falta de empatía hacia quien está desamparado en un lugar extraño. A las manifestaciones habituales, sin embargo, se han añadido otras poco comunes: varios grupos de exmenas han recogido ropa o alimentos para llevar a quienes están en una situación como la que pasaron ellos y han alzado la voz contra lo que es una "instrumentalización" de una tragedia como la emigración.
"Ante los graves acontecimientos que están teniendo lugar en la frontera española-marroquí de la ciudad de Ceuta", esgrimen desde Exmenas Madrid, y "siendo conscientes de
la instrumentalización que se hace del drama migratorio como arma arrojadiza por parte de las autoridades políticas correspondientes", se hace "un llamamiento a las autoridades competentes" para "respetar los compromisos adquiridos con respecto a la extrema vulnerabilidad de los menores involucrados y se respeten sus derechos conforme a la
Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño".
Defienden en este colectivo (como en otros similares de diferentes ciudades españolas) que lo de Ceuta no es una crisis migratoria, sino política. Y que "se lleva por delante la vida de los más vulnerables". "Instamos fehacientemente a los gobiernos de Marruecos y España a solucionar sus conflictos sin utilizar a la población civil y especialmente a los menores como arma geopolítica. También
pedimos la persecución de los discursos de odio y racistas que se están dando en Ceuta y en todo el territorio estatal. Este conflicto
solo se solucionará mediante la negociación y el trabajo bilateral de ambas partes, la población civil no es un arma, los menores no son un arma, son los principales afectados y víctimas de la incapacidad de los gobiernos", indican.
25 de mayo 2021, 11:28 GMT
Ya desde hace meses, la palabra mena se ha instalado en el vocabulario popular como un insulto. El partido político Vox comenzó ese ataque relacionándolos con la delincuencia callejera, con la supuesta inseguridad que reina en las calles (España lleva años entre los países más seguros del mundo, con índices de homicidios o episodios violentos en descenso). Además, ha hecho hincapié en diferentes sucesos de la nacionalidad de los atacantes, independientemente de la edad o de que muchos contaran con una cédula de identidad nacional.
Tal publicidad ha provocado ataques puntuales a centros donde se encuentran los menores y
la necesidad de puntualizar esas oraciones cargadas de tensión, algunas directamente erróneas. Durante los comicios madrileños, en los que se llegó a usar a un mena como reclamo electoral, los afectados lanzaron un comunicado en el que pedían respeto. "Los niños y niñas
no pueden ser una estrategia política para ganar unos miserables votos. Desde mucho antes de la precampaña y campaña electoral se han venido dando unas afirmaciones que atentan contra los Derechos Fundamentales de la Infancia, señalando y criminalizando constantemente a los menores extranjeros no acompañados", protestaban.
"La xenofobia y racismo es el discurso de odio, y se ha asentado en la sociedad por la cobertura que se hace a la extrema derecha", alegaban el grupo estatal de exmenas, rechazando la "indiferencia" de las instituciones.
Y repetían: "Se hace necesario recordar, una vez más, que España, así como los gobiernos autonómicos que lo componen, debe velar obligatoriamente por la salud física y mental de estos menores, haciendo cumplir los compromisos adquiridos en el marco de la protección integral de los derechos de la infancia, ratificados en la Convención sobre los Derechos del Niño del año 1989".
20 de mayo 2021, 14:47 GMT
Gracias a estos llamamientos y a las actuaciones llevadas a cabo en terreno, pretenden dar una visión más completa de lo que significa ser un exmena. Quienes son tutelados en España hasta los 18 años son después trabajadores o estudiantes como cualquiera. Sin embargo, caminan señalados. "Es muy fácil echarles la culpa de todo lo que pasa porque para empezar se les ha quitado la categoría de niño", argumentaba Iman, una de las integrantes de la agrupación madrileña, en un vídeo del diario Público.
"Con las exigencias, con las acusaciones, con las malas miradas, con todo, ya estamos dando la condición de delincuente a un futuro ‘mena’, que está aún en su casa de Marruecos", comentaba Ismael El Majdoubi, que llegó desde el país alauita con 16 años, vivió en la calle y ahora es mediador social: "Los menas son personas y estamos ayudando porque hay muchas barreras que superar".
Desde la Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes coinciden en que siempre se señala a los grupos vulnerables para culparles de algo. "Los inmigrantes suelen estar dentro de esos colectivos. Con Vox se ha hecho bandera contra los menas y ha provocado que estas personas sean el origen del mal, de la situación económica o social. Es una manipulación bastante grande que han manejado para demostrar que está en contra y tener un enemigo común", arguye Ahmed Khalifa, el presidente de la organización, a Sputnik.
2 de mayo 2021, 18:27 GMT
Ha "colado", sostiene Khalifa, nacido en Tetuán hace 42 años. "Aunque sea mentira, porque según los datos no son el principal foco de delincuencia", esgrime el presidente, cuyo organismo cuenta con el proyecto
Jóvenes en Movimiento: Integración y Acceso a la Plena Ciudadanía de los Colectivos Mena y Jiex (Jóvenes Inmigrantes Extutelados), financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo. "En el fondo, no solo se les ataca, sino que se crea una
división entre quienes son los buenos españoles y los malos inmigrantes", apunta Khalifa, refiriéndose al cartel del metro de Madrid durante las elecciones autonómicas, que comparaba sin detallar lo que ganaba una anciana con la pensión más baja y lo que se destinaba al mantenimiento de los llegados a España.
"Provocó que muchos protestaran por esa imagen de los menas", esgrime, pero también, con esa información errónea y parcial, "muchos otros se han creído ese mensaje". "Ha sido muy perjudicial, porque incluso hay menores que se estigmatizan a sí mismos. Para ellos es un reflejo negativo como personas y en su proceso de integración, porque dejan de valorarse o sienten el rechazo", sentencia.
Khalifa cree que reduciendo la existencia de estas personas en la palabra mena lo que se consigue es crear un enemigo fácil. Y que luce homogéneo, sin rostro. Eso es lo que han intentado: convertir casos personales muy distintos —y generalmente trágicos— en una masa sin líderes ni opinión, con pocas opciones de defensa. "Los menas son niños y niñas especialmente vulnerables. Son menores indefensos que están en una situación muy complicada y a los que encima se criminaliza", incide Jorge Serrano, coordinador general de Por un Mundo Más Justo.
21 de febrero 2020, 15:15 GMT
Este partido político, de hecho, ideó un cartel y una web que le daba la vuelta a "las mentiras" de Vox. Con el nombre de #protegealosmenores, querían "sanar las heridas que generan el miedo y la confusión", anota Serrano a Sputnik. "Hay que restituir la dignidad de los menas con historias reales. Historias de personas que son a la vez víctimas y héroes", comenta, desvelando que han contratado un año el espacio publicitario del suburbano madrileño para mostrar el reverso "real" de los menas. "Se ha creado una falsedad, pero la solidaridad española aflorará y dará la espalda a esos mensajes", cavila.
Serrano cree que no solo se les estigmatiza con afirmaciones de odio o generalizaciones sino que se les trata como una pieza con un determinado gasto público. "¿Qué significan los euros que cuestan? Claro que se derivan euros a estas personas, porque hay que alimentarles, darles techo… Y, además, ¿cuál es el mensaje, que les echemos por ser un lastre?", se pregunta, tachando de "demagogia" estas conclusiones y detallando que la polémica se sustenta en unas cifras mucho menores que las de hace años: "De 2000 a 2007, en los años de mayor bonanza económica y con PP y PSOE en el Gobierno, llegaban a España 600.000 inmigrantes anuales y no había tanto revuelo", rememora, contando a quienes llegaban por avión o tierra.
Por eso han decidido que Abderrahim Belghalia, Mohamed El Azzouzi, Abdelouadoud Abboute y Mohamed Lamine Kobele Keita planten cara a esos ataques. Los cuatro chicos, en torno a los 20 años, llegaron de Marruecos y Guinea Ecuatorial para alcanzar las oportunidades que les faltaban en sus países de origen. Querían "sumar y trabajar", según el rótulo del cartel. Y algunos lo han conseguido: El Azzouzi, por ejemplo, tramita sus papeles en Granada para que le contraten en un taller de serigrafía. Y los cuatro han sido galardonados en la ONU por el cortometraje Las dos caras de la moneda.
"Hay quien piensa que los jóvenes extutelados no hemos venido a España a integrarnos, pero no lo dejé todo para hacer eso: la sonrisa de mi madre, la mirada de mi padre, mis amigos y mis calles, los olores y sabores, jugándome la vida por un futuro mejor, cruzando un mar o escondido en un camión", dicen antes de mostrar sus rutinas y sus caras. Aquellas que quedan sepultadas por mensajes oficiales o discursos frívolos.