Sin agua, comida y gasolina: el infierno que vivieron los migrantes del cayuco de El Hierro
13:25 GMT 14.05.2021 (actualizado: 17:50 GMT 06.10.2024)
© Europa PressTrabajadores de la Cruz Roja trasladando los cuerpos de los 24 migrantes fallecidos
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Hace dos semanas que rescataron a los migrantes del cayuco localizado a kilómetros de la isla de El Hierro. Sus tres supervivientes han relatado lo que sucedió a bordo de la patera las casi tres semanas que estuvieron en ella. Lo definen con el término "infierno".
La noche del 28 de abril una embarcación de la guardia costera remolcó un pequeño cayuco pintado de azul y blanco hasta el puerto de Los Cristianos, situado al sur de la isla de Tenerife. En los últimos años, esta ocupación se ha convertido en una pesarosa rutina. En el interior de las barcazas, miradas perdidas y días de sal marina y sol penetrante. Es el drama de la inmigración. Triste realidad que alcanzó límites extremos en aquella patera que cruzaba las aguas de la bahía de Los Cristianos la última semana de abril.
El cayuco fue escenario de la peor tragedia conocida en la Ruta Canaria en lo que va de año. Los equipos del Servicio de Búsqueda y Rescate (SAR) hallaron la barca en medio del océano Atlántico por pura casualidad, ya que estaban realizando un entrenamiento fuera de las zonas habituales. Al descender desde el aire, los rescatadores se quedaron mudos. 24 cadáveres se hacinaban entre los travesaños de la patera. Tan solo tres personas seguían con vida. Dos hombres y una mujer que apenas podían moverse, afectados por la dura travesía. "Es la misión más dura que he tenido", confesó uno de los pilotos del helicóptero, el comandante Ignacio Crespo, a la Agencia Efe.
© Europa Press / Europa PressCayuco en el que viajaban los migrantes rescatados a su llegada al puerto de los Cristianos (Tenerife)
Cayuco en el que viajaban los migrantes rescatados a su llegada al puerto de los Cristianos (Tenerife)
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La visión era funesta. Los tres supervivientes relataron a los agentes de la Brigada Policial de Extranjería de Tenerife que el trayecto fue un infierno. Según recapitula el País, el cayuco partió el 4 de abril de la costa de Mauritania. Transportaba a más de 60 personas. 62 dice el que menos, 68 el que más. Pero, sí recuerdan un dato: viajaban con 42 litros de agua. Menos de un litro por cabeza. Los víveres eran los justos. Lo necesario para sobrevivir los cincos días de navegación que separan África de Gran Canaria. Al final, se prolongó casi tres semanas.
El cayuco se desvió de su ruta y poco a poco se adentró en el océano. El tercer día de viaje ya no había víveres. El cuarto se quedaron sin la gasolina con la que alimentar los tres motores de la barcaza. Los cuatro patrones (dos senegaleses, un gambiano y un guineano) optaron por tirar los motores por la borda para aligerar peso. La embarcación estaba a merced de las corrientes y el viento.
La desesperación fue en aumento. Varios pasajeros empezaron a beber agua del mar. El hambre y la sed empezaron a llevarse uno a uno a los embarcados. Los muertos eran arrojados al mar. Los vivos se hacían con sus ropas para soportar el frío de alta mar. Gélidas temperaturas que contrastan con las diurnas: el sol tan solo quemaba.
© Europa PressCayuco en el que viajaban los migrantes rescatados a 500 kilómetros del Hierro
Cayuco en el que viajaban los migrantes rescatados a 500 kilómetros del Hierro
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Con el paso de los días, los que todavía seguían con vida no tenían fuerzas para tirar los cuerpos de los fallecidos. De ahí que los supervivientes fuesen rescatados entre 24 cadáveres. Probablemente, el resto, más de 30 personas, reposen en el fondo del Atlántico. Entre los desaparecidos, alguno se lanzó al mar directamente, incapaz de soportar lo que sucedía en la patera.
Tan solo tres personas superaron el infierno allí vivido. El 26 de abril fue el último día de pesadilla en alta mar. Se encontraban 500 kilómetros al suroeste de la isla de El Hierro. Lejos del que tendría que haber sido su destino final.
Mientras, los cuerpos de sus compañeros fallecidos ocupan el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Santa Cruz de Tenerife. Son motivo de enfrentamiento entre los forenses y la justicia. Los primeros piden que sean enterrados de forma inmediata, la magistrada reclama más tiempo para identificarlos y localizar a sus familiares. No están en medio del mar, pero siguen a la deriva.