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Paliar el hambre de los barrios de Madrid con el rescate de alimentos
Paliar el hambre de los barrios de Madrid con el rescate de alimentos
Sputnik Mundo
Refood es uno de los proyectos que lucha contra el hambre en el madrileño distrito de Tetuán. Para ello, rescatan alimentos en buen estado que restaurantes... 07.04.2021, Sputnik Mundo
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Como tantos otros estudiantes, Alfonso Puras decidió irse de Erasmus. Dejó atrás Madrid para vivir una temporada en Lisboa. La arquitectura y vida cultural de la capital portuguesa seducen a los visitantes que se aventuran en su laberinto urbano. Sin embargo, a él no fue lo único que le llamó la atención. En los carteles del barrio en el que se alojaba se anunciaba un proyecto social llamado Refood. Acostumbrado a participar en distintas iniciativas sociales, Puras no dudó en apuntarse. Y le gustó."A veces, a Portugal no le hacemos mucho caso y eso que es nuestro vecino", comenta el joven a Sputnik Mundo. Hace referencia al trabajo de Refood Portugal. Se trata de una red que recolecta de alimentos sobrantes en restaurantes o comercios que luego se reparten entre población desfavorecida. Una organización popular que se encuentra entre las siete primeras asociaciones de rescate de comestibles en el país. En cinco años, se ha expandido por todo el territorio luso y cuenta con más de 50 centros y 7.000 voluntarios. Su trabajo da de comer a 200 personas por cada local. "Es una acción directa sobre el barrio y junta a todos los perfiles que lo conforman: mayores, jóvenes e inmigrantes", señala Puras.Al regresar de Lisboa, vino con una idea: replicar el modelo de Refood Portugal en España. Con la ayuda de amigos y familiares y el consejo e información de la organización portuguesa, Puras fundó Refood España. Tras varias asambleas semanales y la creación de un grupo de gestores, el proyecto social comenzaba a andar en 2019. En otoño, se realizaron los primeros rescates de excedente alimentario. En un principio, recogían los alimentos de los donantes y los llevaban domicilio a domicilio a las familias. Tras la pandemia, un vecino les cedió un espacio para poder operar. "Tenemos neveras y todos los utensilios para poder manipular la comida", puntualiza Puras, coordinador de Refood España.El distrito de Tetuán es su campo de actuación. Allí, el 20% de los hogares están en riesgo de exclusión social. El 5% de sus más de 150.000 vecinos viven en situación de pobreza extrema. Entre el 20% y el 44% de sus habitantes, en función de la sección censal, nació fuera de la Unión Europea. Lugar en el que los rascacielos del complejo de AZCA contrastan con las casas de una sola planta. En su callejero laboran los 70 voluntarios de Refood. Suelen ser jóvenes, aunque también hay jubilados y personas de mediana edad, tanto españoles como extranjeros. Al otro lado de la puerta, 40 personas beneficiarias esperan que toquen su timbre. Rutas contra el hambreEn la Unión Europea se desperdician al año unas 87 millones toneladas de alimentos, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En España se tiran 7,7 millones de toneladas de comestibles anualmente, una cifra que supone entre el 30% y el 50% de la comida. La misión de Refood es dar una salida digna a todas las viandas en buen estado que de otra manera acabarían en el contenedor de la basura. Para ello, la organización firma acuerdos de colaboración con distintos donantes del distrito. De momento, 17 establecimientos se han apuntado al proyecto. Una lista que incluye restaurantes, fruterías o panaderías. Pero también instituciones como residencias universitarias. "Contamos con tres colegios mayores que, por las cantidades de comida que manejan, son de nuestros principales donantes", destaca Puras. Cualquier negocio que tenga un excedente alimentario tiene la opción de unirse. "La idea es crear una red de barrio", recalca el coordinador de la iniciativa.Entre las 20:00 y las 20:45 se acercan los voluntarios a los negocios. Acuden con bolsas térmicas y carritos de la compra. En la franquicia Levaduramadre de la calle Francos Rodríguez recolectan barras de pan o pasteles. En la misma vía, las fruterías Ignacio o Valencia les surten de verduras y fruta fresca. Tal vez no son los productos más atractivos a la vista, pero están en perfectas condiciones. Su paseo los lleva por bares como La Pampa y la Unión. Raciones sobrantes y restos del menú del día son introducidos en táperes. Lentejas, cocido o empanadas pesan en el fondo de los carritos. En los colegios mayores, como el Vedruna, pueden llegar a rescatar hasta 50 raciones de pescado, carne, vegetales o legumbres. En función del número de donantes, se organizan tres o cuatro rutas de recolecta. Cada una alcanza tres establecimientos. La cantidad de comida depende del día. "Hay días que se rescata más y días que se rescata menos", asevera Puras. Acabado el recorrido, los voluntarios suben la carga al local de operaciones, donde un equipo registra y organiza el material. Distribuyen el alimento entre las familias apuntadas al programa. Se tienen en cuenta las intolerancias y alergias, al igual que sus creencias. Una familia musulmana nunca recibirá cerdo. El objetivo es crear menús equilibrados y aptos para cada hogar. El último paso es la entrega. El alimento llega a 12 familias en riesgo de exclusión de entre dos y seis personas. Desearían ayudar a más personas, pero su capacidad logística es limitada. "Tenemos un local de 20 metros cuadrados para almacenar los víveres. No podemos guardar más comida", lamenta Puras. Según estimaciones de Refood se reparten unas 1.200 raciones cada 15 días.Su trabajo salva más de 20 kilogramos de alimentos al día. Productos que acaban en un plato y no en un vertedero. Además de una vertiente social, también tiene un lado medioambiental. "Tanto derroche alimentario genera una cantidad ingente de residuos, plásticos y emisiones por transporte. Nosotros colaboramos para que no haya más desperdicios. Además, casi siempre nuestras rutas son a pie o en transporte público. Solo si es muy pesada la carga vamos en coche. No dejamos huella de carbono prácticamente", recuerda el coordinador de Refood España.Expansión futura"Cada vez nos conoce más gente en el barrio. Sin duda, la respuesta de los vecinos ha sido muy positiva. El proyecto se está consolidando poco a poco", dice positivo Puras. Trabajan con otras tres fundaciones en Tetuán. Además, han participado en la Mesa contra la exclusión social del barrio y la Mesa de la alimentación, organizada por la Junta del distrito.Un camino ascendente que frenó momentáneamente la pandemia. Durante los meses de confinamiento se suspendieron las rutas, ya que los comercios que donaban alimentos bajaron la persiana. Hasta mayo de 2020 no pudieron volver a rescatar alimentos. "Al no poder operar, pusimos en conocimiento de los servicios sociales todas las familias que nos pedían ayuda", detalla el coordinador del proyecto.En septiembre, retomaron la actividad con "normalidad". La mascarilla y el gel hidroalcohólico forman parte de sus caminatas por el noroeste de Madrid. Por otro lado, se sigue con la búsqueda de un segundo local para almacenar una mayor cantidad de alimentos. Espacio necesario en caso de salir adelante una posible colaboración con la cadena de supermercados Alcampo, como sucede en Portugal. Vías que incrementarían el número de familias abastecidas por Refood España.Puras anima a la gente a que se anime a participar. Incluso, a montar una estructura similar a la del distrito de Tetuán. Personas de Salamanca, Sevilla o Getafe se han interesado por el funcionamiento de la asociación. "A las personas que son de fuera de Madrid u otros barrios, yo les doy toda la información para que esto tenga la opción de expandirse. Refood es una herramienta de lucha social. No es un proyecto para nosotros, sino un proyecto para los barrios", sentencia su coordinador en España. Como tantos otros estudiantes, Puras trajo recuerdos de su ciudad de Erasmus. De Lisboa, pudieron ser gallos de cerámica o pasteles de Belém. En su caso, un proyecto para paliar el hambre. Una iniciativa que cruzó la frontera en la mochila de un estudiante de Derecho y Ciencias Políticas.
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Paliar el hambre de los barrios de Madrid con el rescate de alimentos
14:00 GMT 07.04.2021 (actualizado: 12:07 GMT 08.07.2021) Alejandro Cuevas Vidal
Corresponsal en España
Refood es uno de los proyectos que lucha contra el hambre en el madrileño distrito de Tetuán. Para ello, rescatan alimentos en buen estado que restaurantes, tiendas o residencias universitarias van a tirar a la basura. Una idea portuguesa que llegó a lomos de un estudiante Erasmus.
Como tantos otros estudiantes, Alfonso Puras decidió irse de Erasmus. Dejó atrás Madrid para vivir una temporada en Lisboa. La arquitectura y vida cultural de la capital portuguesa seducen a los visitantes que se aventuran en su laberinto urbano. Sin embargo, a él no fue lo único que le llamó la atención. En los carteles del barrio en el que se alojaba se anunciaba un proyecto social llamado Refood. Acostumbrado a participar en distintas iniciativas sociales, Puras no dudó en apuntarse. Y le gustó.
"A veces, a Portugal no le hacemos mucho caso y eso que es nuestro vecino", comenta el joven a Sputnik Mundo. Hace referencia al trabajo de Refood Portugal. Se trata de una red que recolecta de alimentos sobrantes en restaurantes o comercios que luego se reparten entre población desfavorecida. Una organización popular que se encuentra entre las siete primeras asociaciones de rescate de comestibles en el país. En cinco años, se ha expandido por todo el territorio luso y cuenta con más de 50 centros y 7.000 voluntarios. Su trabajo da de comer a 200 personas por cada local. "Es una acción directa sobre el barrio y junta a todos los perfiles que lo conforman: mayores, jóvenes e inmigrantes", señala Puras.
4 de marzo 2021, 11:41 GMT
Al regresar de Lisboa, vino con una idea: replicar el modelo de Refood Portugal en España. Con la ayuda de amigos y familiares y el consejo e información de la organización portuguesa, Puras fundó Refood España. Tras varias asambleas semanales y la creación de un grupo de gestores, el proyecto social comenzaba a andar en 2019. En otoño, se realizaron los primeros rescates de excedente alimentario. En un principio, recogían los alimentos de los donantes y los llevaban domicilio a domicilio a las familias. Tras la pandemia, un vecino les cedió un espacio para poder operar. "Tenemos neveras y todos los utensilios para poder manipular la comida", puntualiza Puras, coordinador de Refood España.
El distrito de Tetuán es su campo de actuación. Allí, el 20% de los hogares están en riesgo de exclusión social. El 5% de sus más de 150.000 vecinos viven en
situación de pobreza extrema. Entre el 20% y el 44% de sus habitantes, en función de la sección censal, nació fuera de la Unión Europea. Lugar en el que los rascacielos del complejo de AZCA contrastan con las casas de una sola planta. En su callejero laboran los
70 voluntarios de Refood. Suelen ser jóvenes, aunque también hay jubilados y personas de mediana edad, tanto españoles como extranjeros. Al otro lado de la puerta,
40 personas beneficiarias esperan que toquen su timbre.
En la Unión Europea se desperdician al año unas 87 millones toneladas de alimentos, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En España se tiran 7,7 millones de toneladas de comestibles anualmente, una cifra que supone entre el 30% y el 50% de la comida. La misión de Refood es dar una salida digna a todas las viandas en buen estado que de otra manera acabarían en el contenedor de la basura.
Para ello, la organización firma acuerdos de colaboración con distintos donantes del distrito. De momento, 17 establecimientos se han apuntado al proyecto. Una lista que incluye restaurantes, fruterías o panaderías. Pero también instituciones como residencias universitarias. "Contamos con tres colegios mayores que, por las cantidades de comida que manejan, son de nuestros principales donantes", destaca Puras. Cualquier negocio que tenga un excedente alimentario tiene la opción de unirse. "La idea es crear una red de barrio", recalca el coordinador de la iniciativa.
Entre las 20:00 y las 20:45 se acercan los voluntarios a los negocios. Acuden con bolsas térmicas y carritos de la compra. En la franquicia Levaduramadre de la calle Francos Rodríguez recolectan barras de pan o pasteles. En la misma vía, las fruterías Ignacio o Valencia les surten de verduras y fruta fresca. Tal vez
no son los productos más atractivos a la vista, pero están en perfectas condiciones. Su paseo los lleva por bares como La Pampa y la Unión. Raciones sobrantes y restos del menú del día son introducidos en táperes. Lentejas, cocido o empanadas pesan en el fondo de los carritos. En los colegios mayores, como el Vedruna, pueden llegar a rescatar hasta 50 raciones de pescado, carne, vegetales o legumbres.
En función del número de donantes, se organizan tres o cuatro rutas de recolecta. Cada una alcanza tres establecimientos. La cantidad de comida depende del día. "Hay días que se rescata más y días que se rescata menos", asevera Puras. Acabado el recorrido, los voluntarios suben la carga al local de operaciones, donde un equipo registra y organiza el material. Distribuyen el alimento entre las familias apuntadas al programa. Se tienen en cuenta las intolerancias y alergias, al igual que sus creencias. Una familia musulmana nunca recibirá cerdo. El objetivo es crear menús equilibrados y aptos para cada hogar.
El último paso es la entrega. El alimento llega a 12 familias en riesgo de exclusión de entre dos y seis personas. Desearían ayudar a más personas, pero su capacidad logística es limitada. "Tenemos un local de 20 metros cuadrados para almacenar los víveres. No podemos guardar más comida", lamenta Puras. Según estimaciones de Refood se reparten unas 1.200 raciones cada 15 días.
Su trabajo salva más de 20 kilogramos de alimentos al día. Productos que acaban en un plato y no en un vertedero. Además de una vertiente social, también tiene un lado medioambiental. "Tanto derroche alimentario genera una cantidad ingente de residuos, plásticos y emisiones por transporte. Nosotros colaboramos para que no haya más desperdicios. Además, casi siempre nuestras rutas son a pie o en transporte público. Solo si es muy pesada la carga vamos en coche. No dejamos huella de carbono prácticamente", recuerda el coordinador de Refood España.
"Cada vez nos conoce más gente en el barrio. Sin duda, la respuesta de los vecinos ha sido muy positiva. El proyecto se está consolidando poco a poco", dice positivo Puras. Trabajan con otras tres fundaciones en Tetuán. Además, han participado en la Mesa contra la exclusión social del barrio y la Mesa de la alimentación, organizada por la Junta del distrito.
Un camino ascendente que frenó momentáneamente la pandemia. Durante los meses de confinamiento se suspendieron las rutas, ya que los comercios que donaban alimentos bajaron la persiana. Hasta mayo de 2020 no pudieron volver a rescatar alimentos. "Al no poder operar, pusimos en conocimiento de los servicios sociales todas las familias que nos pedían ayuda", detalla el coordinador del proyecto.
En septiembre, retomaron la actividad con "normalidad". La mascarilla y el gel hidroalcohólico forman parte de sus caminatas por el noroeste de Madrid. Por otro lado, se sigue con la búsqueda de un segundo local para almacenar una mayor cantidad de alimentos. Espacio necesario en caso de salir adelante una posible colaboración con la cadena de supermercados Alcampo, como sucede en Portugal. Vías que incrementarían el número de familias abastecidas por Refood España.
Puras anima a la gente a que se anime a participar. Incluso, a montar una estructura similar a la del distrito de Tetuán. Personas de Salamanca, Sevilla o Getafe se han interesado por el funcionamiento de la asociación. "A las personas que son de fuera de Madrid u otros barrios, yo les doy toda la información para que esto tenga la opción de expandirse. Refood es una herramienta de lucha social. No es un proyecto para nosotros, sino un proyecto para los barrios", sentencia su coordinador en España.
Como tantos otros estudiantes, Puras trajo recuerdos de su ciudad de Erasmus. De Lisboa, pudieron ser gallos de cerámica o pasteles de Belém. En su caso, un proyecto para paliar el hambre. Una iniciativa que cruzó la frontera en la mochila de un estudiante de Derecho y Ciencias Políticas.