Los cadáveres traídos por un río y adoptados por un pueblo en Colombia
22:30 GMT 25.01.2021 (actualizado: 14:38 GMT 03.06.2024)
© Foto : Pixabay/ MakaluRío Magdalena, Colombia
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Un angustioso fenómeno cambió la rutina del pueblo Puerto Berrío, en Antioquia, departamento del noroeste de Colombia a partir de 1990. Cada semana en el río Magadalena, entre 20 y 25 cuerpos alcanzaban sus orillas: pertenecían a los más de 80.000 desaparecidos que ha dejado el conflicto armado de más de 50 años en el país.
Unas 82.998 familias esperan encontrar a sus familiares desaparecidos en Colombia, según los datos que contabiliza el Centro de Memoria Histórica de Colombia sobre las desapariciones forzosas que dejó el conflicto armado en Colombia: un 62% se le atribuyen al paramilitarismo y 24% a la guerrilla.
El forense de Puerto Berrío Victor Hugo solía recibir múltiples llamadas de pescadores que atrapan en sus redes los cuerpos durante los años 90 y 2000, según contó a El Confidencial. Desde ese entonces, el río afluente que atraviesa al país se ganó el apodo "el mayor cementerio de Colombia".
"Bajaban entre 20 y 25 cuerpos por semana, la mayoría eran sólo huesos metidos en bolsas de plástico, lo que indica que llevaban semanas o meses en descomposición. Es decir, que venían de lejos", aseguró a dicho medio.
El marido de Dalgy, desaparecido el 1 de junio de 1992, es uno de todos esos casos. Habían salido esa fecha con tres compañeros en coche y nunca regresó. Al cabo de un par de semanas, un hombre del pueblo contó a Dalgy que la Policía había detenido a los tres hombres en un retén y los había entregado a Los Galvis, banda paramilitar que controlaba la zona.
20 de enero 2021, 08:21 GMT
"A menudo les abrían el estómago y les metían piedras y ladrillos para que se fueran al fondo. Era para no dejar huellas. Pero qué pesar que mi Dios es más grande y poderoso y no les funcionó, porque todo salió a la luz", dijo a El Confidencial. Bajo este mecanismo, los cuerpos no volvían, y los verdugos no pueden ser juzgados por delitos de lesa humanidad.
Según el registro de la Unidad de Víctimas de Puerto Berrío, en ese pueblo de 40.000 habitantes se han cometido 3.538 asesinatos selectivos y 1.750 desapariciones forzadas. El número era tal que no había tiempo suficiente para realizar todas las autopsias. Los cuerpos se empaquetaban en bolsas bajo la categoría NN (Ningún Nombre) hasta que hubiera espacio para su entierro.
La adopción de cuerpos ajenos
No se sabe si el marido de Dalgy fue uno de los cuerpos que volvió. Sin embargo, el 27 de abril de 2008, cuando sacaron del río a un hombre en condiciones muy trágicas, ella sintió que debía adoptarlo.
"El párroco nos habló del caso. No era la forma de venir a descansar. Terminó la misa y me dirigí al cementerio, cuando vi la tumba fresquita dije: 'Esta es'. De mí surgió ponerle el nombre a esta persona como si Dios me dijera que esa era mi misión. De ahí en adelante ese nombre quedó grabado para siempre", contó. Dalgy bautizó a ese cadáver desconocido con el nombre de su esposo: Miguel Andrés Duque.
Réquiem NN reune más de 400 fotografías de cadáveres de NN en Puerto Berrio, Colombia, en la obra audivisual de Juan Manuel Echavarría narró a los habitantes recuperando los cuerpos del río Magdalena. Esta obra hace un llamado a la reconciliación. pic.twitter.com/Fh1sP1Goq1
— Corporación Cultural Nuestra Gente (@cultural_gente) October 10, 2020
La mayoría de los cuerpos yacen en el 'Pabellón de los Pobres', como nombraron al área de los nichos que no cuentan con un ataúd, donde se entierra a los NN. La mayoría no tiene nombre, otros tienen debajo la marca de varias leyendas que los pueblerinos les pusieron a modo de bautismo: 'Gracias NN por tus favores'; 'No sé quién eres... pero sé que me cumpliste. Gracias NN (sic)'.
Otros habitantes, como Dalgy, le ponen a cuerpos ajenos el nombre de sus desaparecidos, junto con la fecha de adopción. "Uno no ha elaborado el duelo porque no ha podido dar cristiana sepultura a sus seres queridos. De ahí es donde uno entra en razón que estas personas que llegan de otros lugares tampoco tienen quién los vele. ¿Dónde estarán sus familiares? ¿Quiénes por otros lugares estarán haciendo lo mismo con nuestros familiares?", lo explica ella.
#RíosDeVidaYMuerte ll El cementerio de Puerto Berrío, #Antioquia, guarda los restos de cientos de NN que nadie ha reclamado. A estos muertos ajenos, los habitantes los escogen para bautizarlos con nombres imaginados o de sus propios desaparecidos.
— Rutas del Conflicto (@RutasConflicto) October 11, 2018
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Eventualmente, la Fiscalía prohibió la práctica de adopción de los difuntos, con el fin de evitar que los cuerpos pudieran ser eventualmente reconocidos por sus familias biológicas. Desde la desmovilización paramilitar en 2006, a través de la ley de Justicia y Paz, la Fiscalía logró recuperar 9.000 cuerpos de desaparecidos e identificar 4.300 a nivel nacional, aunque en Puerto Berrío, "de los 1.750 casos reportados, si se han investigado 15 casos han sido muchos", admite Kelly Moreno, portavoz del enlace municipal de la Unidad de Víctimas.
En el informe del Centro de Memoria Histórica de Colombia, su coordinador, Andrés Suárez, explica que "los grupos paramilitares, Grupos Armados Posdesmovilizacion y agentes del Estado realizaron acciones conjuntas para cometer desapariciones. De igual manera se debe entender que ‘guerrillas’ no es igual a FARC. Entre ellas están las FARC que registran 3.606 casos, el ELN con 622 y cerca de 6.000 casos no identifican a la guerrilla específica".