Los detectores de la radiación de rayos X, que operan en la órbita, registraron la erupción el pasado 29 de noviembre. El nivel de potencia de la fulguración solar fue de M4.4, el cuarto más alto de los cinco posibles. La última vez que se registró una erupción solar tan potente fue en 2017.
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Al mismo tiempo, los científicos no descartan que la erupción fuera aún mayor, de la clase X, la más potente posible, dado que se produjo en el lado oscuro de la estrella y los aparatos detectaron solo los flujos de radiación que se habían extendido a la parte visible del Sol desde la Tierra.
No obstante, los científicos advierten que la rotación del Sol hace que los epicentros se muevan de izquierda a derecha. Por esta razón, el epicentro activo que generó la reciente erupción, se desplazará dentro de un día al lado visible de la estrella. Y en una semana, entre el 6 y el 7 de diciembre, se posicionará justo en la línea Sol-Tierra. Sin embargo, es difícil pronosticar si la actividad de las erupciones solares continuará hasta entonces.
Este noviembre aumentaron drásticamente las fulguraciones solares. Solo en los primeros ocho días de mes, nuestro astro produjo más erupciones que en todo el período anterior de 2020, constató el laboratorio en su web.