Ahora, la pandemia golpea de nuevo con fuerza: aumenta la tasa de contagio y las internaciones en hospitales. Muchas ciudades ya están al límite.
Para especialistas como el profesor Domingos Alves, del Laboratorio de Inteligencia en Salud (LIS) de la Universidad de São Paulo (USP), no se puede negar que el país está de lleno en una segunda ola: "No sólo son indicios: efectivamente estamos dentro de una segunda ola, muy similar a lo que ocurrió en EEUU. Y probablemente estamos viendo tan sólo la punta del iceberg, la situación real debe ser mucho peor", comentó en una entrevista con Sputnik.
La lógica dice que a menos test realizados, menos contagios deberían salir a la luz, pero aún así las cifras son incontestables. La semana pasada, la media de nuevos casos diarios fue de más de 34.700, un 21 por ciento más que dos semanas atrás. La semana pasada, la tasa de contagio (rt) era superior a 1 (lo que indica que la pandemia está avanzando) en 23 de los 27 estados brasileños. El número de contagios está aumentando en todo el país desde el 7 de noviembre.
En ciudades como Río de Janeiro, las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) están llenas y los pacientes de COVID-19 empiezan a ser derivados a otras localidades. Río, igual que muchas otras capitales, desmontó la mayoría de sus hospitales de campaña hace meses, pensando que lo peor había pasado.
Apagón informativo
Alves asegura que en los últimos meses hubo un "apagón" informativo por parte de las autoridades, que maquillaron los números para afianzar la idea de que el país había superado la pandemia: "Ya estamos viendo las consecuencias de algo que nos escondieron en los últimos meses", dice, y pone como ejemplo la cifra de muertos por COVID-19, que en su opinión es mucho mayor a la oficial.
Parte de la falta de transparencia sobre la verdadera dimensión del problema tiene que ver con las elecciones municipales que se celebraron este mes de noviembre. La mayoría de candidatos en campaña quisieron lanzar el mensaje de que la situación estaba bajo control y descartaban alarmar a la población con un posible "lockdown" que podría restarles popularidad.
En el estado de São Paulo, por ejemplo, el más afectado del país, las autoridades regionales esperaron a que terminara el primer turno electoral, el 15 de noviembre, para alertar de que la situación estaba empeorando. Un día después de que el alcalde, Bruno Covas, se asegurara pasar al balotaje, el gobierno regional informó que las internaciones de pacientes con COVID-19 habían aumentado un 18 por ciento.
La tormenta perfecta
Según el especialista, los próximos días serán decisivos: "Hay dos opciones. Si los alcaldes asumen la gravedad de la situación y empiezan a testar en masa quizá no haga falta tomar medidas más drásticas. Pero si se llenan las camas no habrá más remedio (que implantar restricciones), si no, tendrán que asumir un absoluto genocidio".