El Instituto de Epidemiología de Rospotrebndzor, junto con la división local de la Coalición Internacional de Preparación para el Tratamiento (ITPC) y con el apoyo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA), entrevistó a 931 personas, tanto portadoras del VIH como seronegativas. La encuesta se llevó a cabo en julio pasado en 68 de las 85 regiones de Rusia.
"De acuerdo con el estudio, el número de las personas con los marcadores detectados del COVID-19 resultó cuatro veces superior entre aquellas que viven con el VIH que entre las seronegativas", señala Rospotrebnadzor en un comunicado.
Estas personas, según la nota, se hacían el test del COVID-19 con una frecuencia dos veces inferior a la que se registró en el subgrupo seronegativo y solicitaban asistencia médica en menos ocasiones, incluso cuando presentaban síntomas de infección por el coronavirus.
Las comorbilidades como tuberculosis, hepatitis viral y otras enfermedades crónicas (hepáticas, renales, pulmonares y gastrointestinales) podían haber complicado tanto el diagnóstico como la evolución del COVID-19 entre los entrevistados que viven con el VIH, constata Rospotrebnadzor.
Aunque las mujeres representan el 67,6% entre los que aceptaron responder al cuestionario, la mayoría de los entrevistados que se definen como seropositivos y dicen haberse contagiado del COVID-19 son hombres que llevan más de 10 años viviendo con el VIH. Casi todos ellos (94,9%) reciben terapia antirretroviral, principalmente a base de dolutegravir y el tenofovir.