"Para la cultura contemporánea Diego Maradona fue como Aquiles o Héctor, un personaje de leyenda, cuyas historias se cuentan en torno al fuego y se transmiten a los hijos", destacó Macioce.
En sus palabras, un héroe no tiene que ser perfecto, se le admira con todos sus vicios y debilidades: "Nadie le pregunta a Aquiles si inhala cocaína".
"Con todas sus fragilidades, Maradona superó la dimensión del presente y vivió como un inmortal, algo que sintieron en Nápoles y en todo el mundo", acotó Macioce.
En cuanto a la relación del jugador con la ciudad italiana y su equipo, Macioce observó que, aun si antes de la llegada del argentino el club Napoli no había ganado nada, "tenía una magia y un corazón" y Maradona "lo escogió casi por instinto", sintiendo que se sentiría bien aquí.
De hecho, Maradona representó el orgullo de Nápoles, "encarnó su belleza y su maldición" y se convirtió en un símbolo de la ciudad, "igual que la pizza o el Vesubio".
Maradona jugó en el Napoli entre 1984 y 1991, conquistando "dos scudettos" (título de campeón de Italia) en 1987 y 1990 y convirtiéndose en un ídolo para la ciudad.