La campaña comenzará en enero en la red de centros de salud pública, unos 13.000 en el conjunto de toda España. El plan consiste en vacunar a una parte importante de la población antes de que concluya el primer semestre de 2021, hasta un 70% de la misma (unos 30 millones de personas).
En rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha señalado que el suministro inicial de la vacuna entre enero y marzo de 2021 será muy limitado, y habrá de incrementarse progresivamente entre marzo y julio con tal de vacunar primero a los grupos prioritarios de población.
El Gobierno confía en el Sistema Nacional de Salud, que desde hace semanas está acometiendo la vacunación masiva frente a la gripe de los grupos de riesgo. En total, 14 millones de personas se han vacunado contra la gripe en apenas dos meses.
Estamos ante uno de los retos más importantes como país: reducir el impacto de la #COVID19 con una vacuna que proporcionará inmunidad y que salvará vidas. España es un país solidario, generoso, comprometido. Volveremos a demostrarlo con altas tasas de vacunación. #YoMeVacuno pic.twitter.com/Fz8fsZj9RO
— Salvador Illa Roca/❤️ (@salvadorilla) November 24, 2020
En principio, no obligatoria
Siguiendo el consejo de su comité de expertos, Salvador Illa descarta por el momento imponer la obligatoriedad de la vacuna. "Porque puede causar más rechazo que si se organiza de modo voluntario con una campaña de comunicación y formación de profesionales", explica a Sputnik Jaime Jesús Pérez Martín, médico especialista en salud pública.
"La gente se va a vacunar mayoritariamente, por eso no es necesario su obligatoriedad". Martín Pérez, que también es vocal en la junta directiva de la Asociación Española de Vacunología, subraya que España es un país "muy vacunador" y que su población suele vacunarse masivamente, en especial los niños, que cumplen a rajatabla el calendario de vacunación infantil.
Que dice el cuñado de Teo Juez que si una vacuna es obligatoria es más evidente que el Estado debe responder ante los posibles efectos secundarios que produzca. Y que por eso va a ser voluntaria...🤔
— Teo Juez👩⚖️⚖️ (@JuezTeo) November 22, 2020
No, si al final, no va a ser tan tonto el cuñado de Teo Juez.
No obstante, el Ejecutivo de Sánchez podría acudir a la base legal que al respecto puede otorgar la Constitución española para imponer la obligatoriedad atendiendo a razones de salud pública. Si el artículo 15 defiende "el derecho a la vida y a la integridad física y moral", el 43 reconoce "el derecho a la protección de la salud" y establece que "corresponde a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios".
"Pero hay que reforzar las plantillas, porque no podemos abandonar otras tareas mientras se procede a vacunar a los primeros grupos. Hay comunidades que sí han aumentado los recursos de enfermería, con ampliación de horarios y días. Con la vacunación contra el COVID-19 seguiríamos sobrecargados, pero se trata de no añadir un exceso de carga más".
Aunque España adquirirá varias vacunas, en el horizonte más próximo la de Pfizer-BioNTech tal vez se perfile con mayor claridad, pues en enero todavía no habrá muchas más opciones disponibles.
"Los problemas logísticos que plantea tienen solución", afirma Jaime Jesús Pérez. "El propio laboratorio va a preparar 'cajas-termo', no harán falta ultracongeladores. La caja aguantará hasta 15 días, básicamente cambiando el hielo seco. Y fuera de ahí, en los frigoríficos donde suelen estar las vacunas (entre +2 y +8 ºC) en los centros de salud, dura cinco días".
El recelo de la población
De acuerdo con la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el número de ciudadanos reacios a vacunarse contra el COVID-19 sigue aumentando y ya es mayoritario. Así se desprende del estudio de ámbito nacional realizado entre el 3 y el 12 de noviembre sobre una muestra de 3.853 entrevistas.
"Es un poco complicado responder a una pregunta sobre la que no tienes información", admite Jaime Jesús Pérez. "Es como si hubieran preguntado: '¿Te gusta el regalo que te voy a hacer en Navidad?' Es una cuestión voluntarista".
Yo también tengo reticencias hacia una vacuna desarrollada en medio de una pandemia y con tantos intereses de todo tipo 😬
— elenística (@ele_nistica) November 16, 2020
Otro dato intrigante es que tan solo el 1,4% de los encuestados afirma estar dispuesto a vacunarse una vez los preparados se hayan probado y haya garantías sobre su fiabilidad. Y esto sucede en un país que se distingue por sus altas tasas de vacunación.
Para Pérez Martín los recelos que el CIS registra atienden a un problema de comunicación que se resolverá cuando las asociaciones médicas y científicas informen adecuadamente a los profesionales sanitarios. "Es una cuestión de formación de los profesionales e información a la población". Y añade:
"Hay que tener en cuenta dónde se está informando ahora la gente, porque en las tertulias televisivas hay muchas personas opinando sobre vacunas que no tienen ni idea. Pero a la hora de la verdad, la gente se acaba informando mediante su médico o su enfermera".