El término superrayo se acuñó en un estudio llevado a cabo a finales de la década de 1970, pero desde entonces, los expertos han cuestionado si estos relámpagos realmente son más brillantes que la mayoría de los demás o si simplemente parecen serlo debido al ángulo en que se llevan a cabo las observaciones satelitales, explicó LiveScience.
Los investigadores también han descubierto que los superrayos tienen un origen distinto a los relámpagos convencionales. Los rayos se forman cuando las cargas eléctricas en las nubes y en el suelo interactúan. En la mayoría de los casos, las nubes tienen una carga negativa, pero en la formación de estos relámpagos superbrillantes, las nubes están cargadas positivamente, relataron los científicos.
Ambos estudios acerca de los legendarios superrayos se han publicado el pasado 12 de noviembre en la revista científica Journal of Geophysical Research: Atmospheres.
Una de las investigaciones analizó los relámpagos más brillantes que se han registrado sobre las Américas, entre 2018 y 2020, por un sensor llamado mapeador geoestacionario de rayos —GLM, por sus siglas en inglés—, montado en los GOES-R, unos satélites meteorológicos geoestacionarios de la NASA.
Los investigadores han descubierto, además, que estos rayos extremadamente brillantes tienden a agruparse en regiones geográficas donde grandes tormentas eléctricas son comunes.
Además, la apariencia de los superrayos se asoció con relámpagos horizontales que pueden extenderse por cientos de kilómetros, los cuales recientemente se han denominado "megadestellos".
Los científicos creen que los nuevos hallazgos podrían ayudar a comprender mejor los escenarios que pueden dar origen a estos rayos inusualmente poderosos.