El 22 de noviembre las autoridades federales presentaron un ultimátum al FLPT, para que sus fuerzas se rindieran dentro del plazo de 72 horas.
"Aprovechando el período de 72 horas dado por el Gobierno, un número grande de milicianos de Tigray y combatientes de las fuerzas especiales se rinden. Muchos se rindieron en la región [vecina] de Afar, otros se rinden de manera pacífica", dice el comunicado del FLPT.
A la vez la agencia de noticias Reuters informó que un portavoz del FLPT anunció a una cadena local que las fuerzas regionales destruyeron la 21 división mecanizada del Ejército federal.
Las autoridades centrales decretaron el estado de emergencia en Tigray, por un plazo de seis meses, y establecieron un gobierno interino, con un jefe nombrado desde Adís Abeba.
El nuevo Ejecutivo sustituyó al gobierno regional, salido de las elecciones de septiembre pasado que, según Adís Abeba, fueron ilegítimas porque los comicios en el resto de Etiopía fueron aplazados debido a la pandemia de coronavirus.
El conflicto de Tigray ya provocó la huida de decenas de miles de civiles hacia el vecino Sudán.