La sinagoga aparentemente estaba cerrada, pero al inspeccionar más de cerca, los agentes de Policía encontraron que albergaba a decenas de oradores cuando las regulaciones sólo permiten que hasta 10 personas recen juntas en el interior.
Según un comunicado de la Policía, los oficiales dispersaron al grupo, enfrentándose a empujones de los fieles que procedieron a lanzar piedras a los vehículos policiales.
El responsable de la reapertura de la sinagoga fue multado con NIS 5.000 (aproximadamente 1.500 dólares).
Desde el inicio de la pandemia, el culto en la sinagoga ha sido una de las actividades vinculadas a la propagación del virus, por lo que la participación de los fieles dentro de la misma se ha mantenido limitada.
Dentro del plan inicial de desescalada se suponía que las casas de culto debían permanecer cerradas hasta el 15 de noviembre, sin embargo, los ministros votaron para permitir su apertura el primer día del mes, con un límite de 10 devotos en el interior y 20 al aire libre.
Los autoridades sanitarias advierten que la desescalada no se está llevando a cabo de manera responsable y que un aumento en las infecciones forzará su reversión en dos o tres semanas, según informó el Canal 12.