"No podemos tener nunca más policías que asuman acciones para ir en contra de un Gobierno democrático y legalmente constituido; eso no debe volver a ocurrir nunca más", dijo Arce tras juramentar a un nuevo comandante nacional de la policía, apenas horas después de relevar al alto mando militar.
El relevo en la cúpula policial era aguardado con gran expectativa dado el papel destacado que tuvieron varios destacamentos de la institución del orden en la crisis reciente, con motines y protestas que incluyeron la quema de la bandera indígena Wiphala.
"Motines"
El amotinamiento policial por supuestas demandas salariales, que dejó vía libre a las protestas alentadas por la derecha contra Morales tras las elecciones de octubre del año pasado, fue seguido por un pronunciamiento del mando militar que sugirió la renuncia del gobernante.
Esas protestas provocaron que, tras el golpe, los policías fueran rechazados frecuentemente, con el grito de "motines, motines", en protestas callejeras y hasta en espectáculos deportivos.
"No debemos tener una policía politizada ni tampoco una policía que sea instrumento de persecuciones al que piensa diferente, al que opina diferente, sino una policía institucionalizada", dijo Arce en el acto de relevo realizado en la Casa Grandel del Pueblo, la sede presidencial.
"Hoy comienza un nuevo ciclo de nuestra policía, un nuevo ciclo de re-institucionalización (…) No podemos tener nunca más policías que quemen los símbolos patrios", enfatizó el gobernante, desafiando a la institución del orden a recuperar la confianza de la ciudadanía.
Aguilera prometió disciplina y trabajo profesional.
El nuevo comandante, quien fue jefe de la unidad anticrimen en La Paz y Santa Cruz (este) hasta la crisis política, fue un colaborador cercano del exministro de Gobierno de Morales, Carlos Romero.
Aguilera, según fuentes policiales, había sido excluido de la lista de ascensos a generales aprobada preliminarmente por el Gobierno transitorio y estuvo sin mando efectivo durante el último año.